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Para que él no viera la angustia en su rostro si acaso abría los ojos, Diana se inclinó y lo besó a través de la ropa, como si en vez de besarlo le estuviera diciendo algo que era muy importante para ella. Pero no contó con que él ya estaba en el límite.

Daniel gimió largamente, y se corrió vergonzosamente. Joder, no era un adolescente. ¿Qué le pasaba? Pero no pudo parar, puso su mano sobre la de ella usando un poco más de fuerza en su toque, y, sin poder detenerse, aunque eso le bajara de su categoría de amante atento, se ocupó de llegar al final.

Luego, cuando ya no hubo nada más que pudiera salir de él por dentro de sus pantalones, se tiró de espaldas sobre el colchón de la cama, poniendo ambos brazos sobre su rostro. Su respiración volvió a la normalidad poco a poco, y sintió a Diana acostarse a su lado.

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