El finalizar la jornada laboral, Trevor salió de la oficina dejando a Todd ocupándose de los últimos asuntos del día. Quería llegar temprano a casa para cenar con Brianna y hablar con ella sobre la situación de Connor.Al salir del ascensor y dirigirse a su vehículo se encontró con Rodríguez, un joven latino que unos meses atrás había comenzado a trabajar en el estacionamiento del edificio como personal de limpieza.—Señor Harmon, ¿cómo pasó su día? Dejé su auto tan brillante como un diamante —saludó el chico al verlo aparecer.—¿Le pasaste dos capas de cera como te dije?—Sí señor, por todos lados. Puede peinarse viéndose en la carrocería, quedó como un espejo.Trevor le agradeció con una sonrisa y caminaron juntos hacia el auto para evaluar el trabajo. Aunque él solía llevar a su vehículo cada cierto tiempo a un lavadero de autos, en ocasiones colaboraba con el hombre dejando que le diera una pulida.Rodríguez mantenía a su esposa y a sus tres hijos con un solo sueldo, que no le cub
Trevor llegó a la mansión como un toro embravecido. Brianna, al recibirlo, quedó impactada por el visible golpe que tenía en el rostro y por su actitud iracunda.—¿Qué sucedió?—Me atacaron en el estacionamiento del edificio.Ella se asustó por la noticia y lo acompañó al despacho. Virginia casi se infarta al verlo, pero Trevor la tranquilizó indicándole que tan solo era un golpe en la ceja y que no se le ocurriera decirle nada a su abuelo.—Sabes que el señor Albert tiene medios para enterarse de todo —le recordó Brianna al estar solos en el despacho.Virginia había ido a la cocina a buscarle unas compresas frías que, según ella, eran muy buenas para eliminar inflamaciones.—Hablaré con él mañana, ahora no puedo conservar la calma para explicarle lo ocurrido y evitar que se angustie.—Mi amor, tienes que calmarte igual. —Aquel «mi amor» estremeció a Trevor y lo paralizó al estar junto a su escritorio. Brianna no notó su reacción por culpa de la angustia—. Debemos ir al médico —asegur
Aquellos días se convirtieron en una locura para Trevor. Desvincularse de LeviRobotics no le estaba resultando nada sencillo, porque su dueño no deseaba soltarlo.Luego de varias difíciles reuniones, donde además tuvo que enfrentarse cara a cara con el rencoroso de Seth Levi, así como con sus tíos, que lo defendían frente a cualquier acusación, parecía que comenzaba a lograr su objetivo.Todd estuvo también tan asfixiado esos días que empezó a apoyar a su amigo en aquel duro proceso. Pronto entendió que era preferible quitarse a un cliente de mal carácter de encima que mantenerlo solo porque facturaba de forma generosa cada mes.Los problemas comenzaban a ser superiores a los beneficios, así que él, y el resto de los socios minoritarios de la firma, se hicieron uno alrededor de su presidente para enfrentar aquella embarazosa situación.Hasta Albert se puso de acuerdo con la estrategia y estuvo asesorándolo desde casa y moviendo sus contactos para que iniciara el proceso de cierre de e
Lynette le confesó todo a Brianna. No pudo alargar más aquel secreto. Su plan había sido contárselo antes de marcharse a Texas, porque sabía que la vergüenza no la dejaría en paz, pero le resultó inevitable.Lo poco que Brianna había escuchado la hizo darse cuenta de las mentiras de su amiga y no estaba dispuesta a dejarla marcharse de la mansión hasta que no le soltara todo.Ambas lloraron con desconsuelo mientras hablaban. De parte de Lynette, por el arrepentimiento y la pena, mientras que su amiga lo hacía por la amargura que la invadía.No podía creerse lo ciega que había sido por años.Ella tenía conocimiento del poderoso interés de Lynette por las parejas de sus allegadas. Varias veces fue testigo en la universidad de los líos en los que se metía su amiga por salir con hombres que ya estaban comprometidos.La adrenalina por lo prohibido era su favorita.Pero nunca pensó que lo haría también con ella. Habían logrado tal afinidad, que se sostenía de la idea de que con ella fuese d
Brianna se había pasado todo ese día pensando en sus conflictos. Analizaba las maneras en que podía enfrentarlos de ahora en adelante sin depender tanto de otros.No solo volvió a discutir esa tarde con Lynette, echándola de casa, sino con su madre, por haberle ocultado por tanto tiempo lo sucedido con su amiga, y con Trevor, quien solo buscaba mediar en aquel conflicto.No podía permitir que todos siguieran tratándola con condescendencia, como si ella no fuese capaz de enfrentar sus propios problemas. Quería tener el control, porque si una vez más quedaba sola, no deseaba hacerlo sin tener las herramientas necesarias para subsistir, lamentándose siempre por sus pérdidas.Se sentía traicionada y burlada, no podía evitarlo. Estaba tan llena de emociones negativas que su hijo podía presentir su estado y ese día estuvo lloroso, quejándose de cualquier cosa.Virginia lo había sacado a pasear en la tarde a un parque cercano para distraerlo y alejarlo un poco de las discusiones, haciéndola
Esa noche, Trevor se sentía muy cansado. Además de todo el trabajo que tuvo que realizar ese día en relación a la firma, también tuvo que ocuparse del conflicto de Brianna con Lynette, de la salud de Kendra que quedó afectada por la discusión con su hija y del bienestar de George, que estuvo inquieto por todo lo que sucedía en casa.Había logrado gestionar cada una de las situaciones con efectividad, pero, en referencia a Brianna, había fallado estrepitosamente.Ella no quería nada con él esa noche y eso lo tenía entristecido. Quería estar a su lado, consolándola, porque sabía que había recibido ese día un trago muy amargo, pero la mujer lo rechazaba.Como todo un caballero, le concedió su espacio. Sin embargo, eso no evitaba que se sintiera decaído y confuso.Se dirigió a la habitación de su abuelo para hablar con él antes de encerrarse en la suya. Necesitaba descargar sus ansiedades.—Sabía que vendrías.—Se me olvidó que tú lo sabes todo.Albert sonrió con pereza.—Claro que lo sé
A la mañana siguiente, Brianna acompañó a Kendra al médico. Tuvo que llevar a George porque la niñera ese día no podía ir a cuidarlo. Tenía un compromiso de estudio.Estar con el niño le sirvió de excusa para marcharse de la clínica sin que nadie sospechara que se encontraría con Connor y con Naomi Morgan en un café.Acordó con su madre que iría a un parque cercano y luego pasaría a buscarla cuando terminara su consulta. Como Kendra sabía que a George lo ponían nervioso los centros de salud, no puso reparos en permitirlo.Al llegar al café, Brianna se impactó al encontrar a Connor sentado en una mesa junto a una mujer en silla de ruedas.Se trataba de una morena de piel acaramelada y de una larga cabellera azabache. Su rostro era precioso, de grandes ojos almendrados y labios carnosos.Su mirada fija y soberbia la hizo estremecer. A Brianna le recordó la de Trevor, cuando estaba determinado a alcanzar alguna meta sin importar las consecuencias.—Hola —la saludó Connor sonriente cuando
Brianna llegó a la casa hecha un manojo de nervios. Tuvo que hacer un gran esfuerzo para mantener calmado a George cuando fue a buscar a su madre. El niño quedó inquieto por la actitud desquiciada de Naomi.No quería que Kendra sospechara lo que había sucedido, así que tuvo que mentirle que el niño se había asustado en el parque con un perro para explicar su estado alterado.Al llegar a la mansión, se alegró al hallar a la niñera. Ella lo ayudó a darle un baño al niño para relajarlo y dormirlo, al tiempo que Brianna se ocupaba de su madre.Al tenerlos a los dos tranquilos en sus habitaciones, enseguida se dirigió al despacho de Trevor. Tenía atorados en la garganta varios reclamos para él.Como el despacho estaba abierto, aprovechó para entrar sin anunciarse. Él estaba de pie, de espaldas a ella. Miraba por uno de los ventanales hacia los jardines exteriores mientras hablaba por teléfono.—¿Y esa persona es de confianza?Se quedó muy quieta detrás de él a varios pasos de distancia y c