Emmanuel está confinado en una habitación, vigilado por la guardia directa del Alfa Thorne, su padre. Cuando las puertas se abren, una diminuta mujer camina a toda prisa, su corto cabello moviéndose sobre sus hombros con cada paso.Observa a su hijo tendido en la cama y se acerca a él, llevando sus manos a sus ojos para secarse las lágrimas al verlo en esa situación.No puede creer que él y Ezequiel se hayan rebelado contra su padre o que se atrevieran a enfrentarse a él.Cuando se acerca, Emmanuel abre los ojos y empieza de nuevo su pelea, su fuerte lucha por salir de allí, poder escapar, volver con Lois, con Ezequiel.Su madre llora al ver cómo Emmanuel lucha por liberarse, sin poder llegar a nada. Se hace daño, se lastima, sus manos sangran, pero él no deja de pelear.—Emmanuel, por favor, detente —suplicó su madre, su voz quebrada por la angustia.Pero Emmanuel no escuchaba. Su mente estaba enfocada únicamente en la libertad, en la necesidad de volver con las personas que amaba. C
El gran salón, lleno de murmullos y conversaciones en voz baja, se vuelve súbitamente silencioso cuando la puerta principal se abre de par en par.Entra Enzo, el vampiro más fuerte, capaz de caminar bajo el sol. Su presencia es imponente, dominando el espacio con una facilidad que parece sobrenatural.Enzo viste de blanco, con un traje de lino abierto en el pecho, dejando ver el collar que cuelga con una rara piedra que le permite caminar bajo el sol.Los murmullos aumentan y pocos se atreven a mirarlo a los ojos.A pesar de su aparente calma, infunde miedo entre los presentes con cada paso que da, no solo por ser un vampiro, sino por el peligro que representa.Su mirada, fría y calculadora, recorre la sala, observando a cada Alfa presente.Los conoce a todos, sabe que todos le temen.—Alfa Thorne —saluda Enzo con una voz profunda y serena que resuena en el silencio.Thorne, el único que no parece intimidado, asiente levemente en reconocimiento.Fuera de toda aquel circo, Enzo y Thorn
AidanEzequiel no me deja acercarme, pero Lois lleva horas en el mismo estado. Su fiebre es muy elevada, no ha comido nada en dos días y las marcas en su cuerpo no han desaparecido; son quemaduras, algo que Ezequiel no explica.—¡Tenemos que regresar! —le grito por quinta vez.Estoy cansado de hacer lo que él diga, estoy cansado de esperar, de sentarme a esperar que no nos encuentren. Este no debió ser mi problema, yo solo quería buscar a Lois, este no debió ser mi problema.Era encontrar a Lois. ¿Y qué más?Bueno, creo que mi plan era convencerla de que no se dejara llevar de Emmanuel.¿A quién engaño? Vine aquí sin un plan, solo con fuerte deseo de ir tras Lois.Misma razón por la que ya no me podía ir, ya no estaba en mi control.Si antes me resistía al deseo de estar cerca de ella… Ahora me sentía como algo anclado a ella, no lo entendía.Mi cabeza era un problema serio y estaba lleno de dudas que escapaban de mi entendimiento, tantos problemas, tantas preguntas.¿Qué era esto que
AidanEstoy besando a Lois, pero se siente raro mientras Ezequiel la va besando también por el cuello. Ella sube más arriba y yo me deslizo entre sus piernas, deslizo mis brazos debajo de su espalda y la atraigo hacia mí, pero Ezequiel la retiene, no dejándome alejarla. Gruñe, quiero retroceder, pero Lois no me deja.Siento que esto no va a funcionar, no puede funcionar.—Somos uno —me dice Lois.Ezequiel la lleva de nuevo hacia él, pero yo no me acerco.Me detengo.—Lois… —digo, enojado. ¿Es tan malo quererla solo para mí?—Aidan, somos uno —me dice ella de nuevo, como si esas palabras tuvieran las fuerzas para convencerme. ¿La tienen?Vuelvo con ella y la beso con pasión sin importarme que Ezequiel también esté participando. La deseo con locura, mi mente y cuerpo arden con la necesidad de estar con ella. Siento la calidez de su piel, la suavidad de sus labios, y todo lo demás se desvanece.Nada más importa en este momento.Ezequiel sigue besando su cuello, sus manos recorren el cuer
EMMANUELAhora hay uno más. Un vampiro. El vínculo con Lois es compartido entre tres.Recuerdo a Aidan, la última vez que lo vi en la universidad, estábamos a punto de pelear por Lois. Siempre supe que había algo en él... algo que me inquietaba. Ahora sé que era un vampiro, oculto bajo esa apariencia, uno que... ahora está unido a mí por lo que sentimos por Lois, por el vínculo con Lois.Es normal estar unido a mi hermano Ezequiel; somos gemelos, nacimos juntos, siempre hemos estado juntos. Pero agregar a uno más... uno más es extraño.Mi pareja tiene dos lobos y un vampiro.Y ese vampiro... se ha unido a Lois.Cuando lo supe, pensé que me volvería loco, que perdería la cabeza, hasta que Lois abrió la conexión entre los tres, compartiendo lo mismo con nosotros. Siento a Lois diferente, pero sé que es mi Lois. Y frente a eso, por más que me resistiera, por más que quisiera acabar con ese vampiro, al final, el vínculo es lo que es.Acepté a Aidan, justo cuando estaba a punto de matarlo
El Alfa Thorne sabía que la única manera de presionar a Emmanuel era dando con Ezequiel y Lois. Por eso, la búsqueda se había intensificado, pero también estaba la búsqueda de aquel vampiro que podía desaparecer su presencia a su antojo. Lejos de todo el drama familiar del Alfa Thorne, también estaba el deber y su deber era dar con ese vampiro.Todos los alfas habían priorizado la búsqueda en sus territorios por si se podía sentir de nuevo la presencia de ese vampiro. Sin embargo, con el pasar de los días, Enzo no pudo contener su curiosidad y pidió una autorización al Alfa Thorne para que, cuando sintiera nuevamente a ese vampiro... pudiera darle caza.Thorne sabía que Enzo estaba inquieto, por más que quisiera ocultarlo, ambos se conocían muy bien y Enzo no era de los que se sentaba a esperar, por lo que el Alfa Thorne le dio la autorización de cruzar al territorio de lobos, siempre que fuera tras la presencia del dichoso vampiro.La idea de que otro vampiro existiera fuera de sus d
El Alfa Ryder, de la manada Luz Del Alba, la más cercana a la universidad Liberty, fue el encargado de apresar al padre de Aidan, una vez que se reveló la identidad del vampiro que merodeaba por sus tierras.El Alfa Thorne había sido avisado por Enzo de que ya tenía al vampiro, pero la sorpresa fue inmensa al descubrir de quién se trataba.No lo podía creer.Era un chico normal, lo era. Una persona normal, alguien entre los estudiantes, quizás más joven que sus hijos. No sabía qué esperar de quien fuera el vampiro, pero eso no se lo esperaba.¿Cómo había un joven vampiro entre ellos sin que nadie se diera cuenta?El mismo Alfa Thorne había visitado esa universidad un par de veces y jamás sintió nada.En aquel calabozo, había un lobo torturado, aprisionado, casi agonizando, mientras intentaban sacarle información sobre aquel vampiro al que él llamaba hijo y al que crio como a un lobo, entre los lobos, como un igual.Pero los golpes, cada tortura, no servía de nada para que explicara có
EmmanuelHabía llegado con Lois y Ezequiel, pero ni siquiera podía decirle a Lois que todo iba a estar bien, que las cosas saldrían bien. Pensándolo bien... todo estaba mal.Ahora estábamos entrelazados con un vampiro que había sido secuestrado... que Enzo había secuestrado.Porque, para empezar, ¿qué hacía un vampiro del lado de los lobos? Había muchas preguntas importantes que me pasaban por la cabeza, y una de ellas era: ¿cuántos años tenía Aidan? ¿Era un joven, un adulto o un anciano? Esas eran las preguntas más simples. Luego estaba ese collar; sabía que me pareció raro desde el inicio y ahora entendía que ese collar tenía todo que ver. Lo convertía en lobo, pero no uno real, sino que alteraba la percepción, según lo explicó Lois.Lo bueno de todo esto es que ella estaba bien, lo que significaba que Aidan también. Me angustiaba demasiado su conexión con él y lo vulnerable que eso la hacía.Expuesta.La vi dormir y salí fuera con Ezequiel. Él estaba en la copa del árbol, sus ojos