AidanEstoy besando a Lois, pero se siente raro mientras Ezequiel la va besando también por el cuello. Ella sube más arriba y yo me deslizo entre sus piernas, deslizo mis brazos debajo de su espalda y la atraigo hacia mí, pero Ezequiel la retiene, no dejándome alejarla. Gruñe, quiero retroceder, pero Lois no me deja.Siento que esto no va a funcionar, no puede funcionar.—Somos uno —me dice Lois.Ezequiel la lleva de nuevo hacia él, pero yo no me acerco.Me detengo.—Lois… —digo, enojado. ¿Es tan malo quererla solo para mí?—Aidan, somos uno —me dice ella de nuevo, como si esas palabras tuvieran las fuerzas para convencerme. ¿La tienen?Vuelvo con ella y la beso con pasión sin importarme que Ezequiel también esté participando. La deseo con locura, mi mente y cuerpo arden con la necesidad de estar con ella. Siento la calidez de su piel, la suavidad de sus labios, y todo lo demás se desvanece.Nada más importa en este momento.Ezequiel sigue besando su cuello, sus manos recorren el cuer
EMMANUELAhora hay uno más. Un vampiro. El vínculo con Lois es compartido entre tres.Recuerdo a Aidan, la última vez que lo vi en la universidad, estábamos a punto de pelear por Lois. Siempre supe que había algo en él... algo que me inquietaba. Ahora sé que era un vampiro, oculto bajo esa apariencia, uno que... ahora está unido a mí por lo que sentimos por Lois, por el vínculo con Lois.Es normal estar unido a mi hermano Ezequiel; somos gemelos, nacimos juntos, siempre hemos estado juntos. Pero agregar a uno más... uno más es extraño.Mi pareja tiene dos lobos y un vampiro.Y ese vampiro... se ha unido a Lois.Cuando lo supe, pensé que me volvería loco, que perdería la cabeza, hasta que Lois abrió la conexión entre los tres, compartiendo lo mismo con nosotros. Siento a Lois diferente, pero sé que es mi Lois. Y frente a eso, por más que me resistiera, por más que quisiera acabar con ese vampiro, al final, el vínculo es lo que es.Acepté a Aidan, justo cuando estaba a punto de matarlo
El Alfa Thorne sabía que la única manera de presionar a Emmanuel era dando con Ezequiel y Lois. Por eso, la búsqueda se había intensificado, pero también estaba la búsqueda de aquel vampiro que podía desaparecer su presencia a su antojo. Lejos de todo el drama familiar del Alfa Thorne, también estaba el deber y su deber era dar con ese vampiro.Todos los alfas habían priorizado la búsqueda en sus territorios por si se podía sentir de nuevo la presencia de ese vampiro. Sin embargo, con el pasar de los días, Enzo no pudo contener su curiosidad y pidió una autorización al Alfa Thorne para que, cuando sintiera nuevamente a ese vampiro... pudiera darle caza.Thorne sabía que Enzo estaba inquieto, por más que quisiera ocultarlo, ambos se conocían muy bien y Enzo no era de los que se sentaba a esperar, por lo que el Alfa Thorne le dio la autorización de cruzar al territorio de lobos, siempre que fuera tras la presencia del dichoso vampiro.La idea de que otro vampiro existiera fuera de sus d
El Alfa Ryder, de la manada Luz Del Alba, la más cercana a la universidad Liberty, fue el encargado de apresar al padre de Aidan, una vez que se reveló la identidad del vampiro que merodeaba por sus tierras.El Alfa Thorne había sido avisado por Enzo de que ya tenía al vampiro, pero la sorpresa fue inmensa al descubrir de quién se trataba.No lo podía creer.Era un chico normal, lo era. Una persona normal, alguien entre los estudiantes, quizás más joven que sus hijos. No sabía qué esperar de quien fuera el vampiro, pero eso no se lo esperaba.¿Cómo había un joven vampiro entre ellos sin que nadie se diera cuenta?El mismo Alfa Thorne había visitado esa universidad un par de veces y jamás sintió nada.En aquel calabozo, había un lobo torturado, aprisionado, casi agonizando, mientras intentaban sacarle información sobre aquel vampiro al que él llamaba hijo y al que crio como a un lobo, entre los lobos, como un igual.Pero los golpes, cada tortura, no servía de nada para que explicara có
EmmanuelHabía llegado con Lois y Ezequiel, pero ni siquiera podía decirle a Lois que todo iba a estar bien, que las cosas saldrían bien. Pensándolo bien... todo estaba mal.Ahora estábamos entrelazados con un vampiro que había sido secuestrado... que Enzo había secuestrado.Porque, para empezar, ¿qué hacía un vampiro del lado de los lobos? Había muchas preguntas importantes que me pasaban por la cabeza, y una de ellas era: ¿cuántos años tenía Aidan? ¿Era un joven, un adulto o un anciano? Esas eran las preguntas más simples. Luego estaba ese collar; sabía que me pareció raro desde el inicio y ahora entendía que ese collar tenía todo que ver. Lo convertía en lobo, pero no uno real, sino que alteraba la percepción, según lo explicó Lois.Lo bueno de todo esto es que ella estaba bien, lo que significaba que Aidan también. Me angustiaba demasiado su conexión con él y lo vulnerable que eso la hacía.Expuesta.La vi dormir y salí fuera con Ezequiel. Él estaba en la copa del árbol, sus ojos
LoisEl dolor en mi pecho es insoportable. Cada respiración es una batalla, una pelea constante entre lo que sé que debo hacer y lo que deseo con todo mi ser.No puedo dejar que ellos sientan esto, no puedo permitir que vean la tormenta que se desata en mi mente. No puedo compartir este dolor con Emmanuel y Ezequiel, o Aidan, que no sé qué está pasando con él.Así que cierro la conexión, los bloqueo, escondo mis pensamientos detrás de un muro que construyo apresuradamente.Sé que lo notarán, pero no puedo permitir que sepan lo que realmente estoy pensando.Todo esto es mi culpa. Aidan ha sido secuestrado, la pelea con el Alfa Thorne, y ahora... ahora los gemelos tienen a su propia familia en contra. Todo ha sido por mí. Porque soy débil, porque no soy una pareja digna de un Alfa como Emmanuel. Soy una simple omega, y no puedo cambiar lo que soy. No importa cuánto lo intente, no puedo luchar contra mi naturaleza que me condena a ser siempre... menos.Yo misma condené a Emmanuel a esto,
EnzoLa habitación está en completa oscuridad, el silencio solo es roto por mi respiración controlada. Pero dentro de mí, la frustración burbujea, una ola creciente de preguntas sin respuesta que me mantienen al borde.Pensé que iba a volverme loco cuando lo tomé en mi poder, pensé que iba a matarlo. Luego de la pelea en el bosque, aquello no me hizo ni cosquilla. ¡Y tenía ganas de pelea! ¡Demonios! No puedo calentar mi cuerpo, para luego llegar aquí y sentarme sin más y la idea de pelea, de pelear contra lobos, es tan dulce que aún me emociona.Maldito Thorne, debería de ser más agresivo conmigo, así, al menos, tendría en mis manos alguna excusa absurda para darle una paliza a sus hijos.Ezequiel aún es un niño, tan pequeño, tan indefenso, que no sabe nada.¿Y Emmanuel? Bueno… él sí que ha crecido. Cuando me reuní con Thorne y el resto de los alfas, sentí su poder. Estaba allí. Y era muy poderoso.Volviendo a Aidan, ni siquiera sé qué demonios hacía con Ezequiel o la maldita omega. T
Era una noche oscura en la que la luna apenas iluminaba el sendero. Teresa y Paolo, ambos omegas, caminaban con el peso de sus tareas diarias sobre sus hombros, el último eslabón en la jerarquía de la manada, siempre al servicio de los demás.La vida para ellos no había sido fácil; su existencia estaba marcada por la sumisión y el trabajo duro, un ciclo interminable de servidumbre que nunca parecía cambiar. Pero aquella noche sería diferente, aquella noche todo cambiaría.Teresa estaba exhausta, tanto física como emocionalmente. Un Beta, embriagado por la celebración de la manada, había intentado abusar de ella. Su piel aún ardía con el recuerdo de sus manos toscas, y su mente no podía dejar de revivir el horror de lo sucedido. Con el corazón palpitando de terror y repulsión, decidió huir, sin pensar en las consecuencias.Sabía que escapar de la manada, alejarse del territorio, la convertiría en una desertora, un destino peor que la muerte para cualquier lobo. Pero ya no podía soporta