Finalizando una mañana muy intensa, ya era hora de darse un baño relajante, encendiendo sus teléfonos, cuyos aparatos empezaban a sonar sin parar de todos los mensajes que tenían. Éster ya había hablado con la familia de la chica de la supuesta extorsión, también con las chicas que la acusaban. Llegando así a un acuerdo bueno, solo debía reunirse nuevamente con su cliente y avisar a Killer. —El azul —eligió David al verla ver los vestidos, indecisa por cuál usar. —Resalta tus ojos y cuerpo —afirmó David, Ester sonrió y guardo el negro. —Mañana tenemos audiencia con el juez, —le recordó Ester. —Nena, yo creo que no podré estar, tengo que ir a la ciudad vecina a revisar las farmacias que tengo allá y poner a alguien de confianza a cargo, —confesó algo apenado. —No me hablaste de eso —reclamó Ester. —Lo siento, recién me llegó esa información, no puedo faltar, —se disculpó arreglando un mechón de cabello. —Bien, pondré a Carlos que redacte unos documentos, recuerda dejar t
—Cuídate mucho, no salgas sola —Le repetía David a Ester, antes de salir a la ciudad, donde debía ir urgentemente. —Ya lo sé, me lo dijiste toda la noche —replicó molesta ya, David la acercó, abrazándola por la cintura, besando sus labios repetidamente. —Te extrañaré —le susurró en su oído. —¿Acaso no volverás hoy? —Reclamó. —No te aseguro nada, nena. —Ester se cruzó de brazos, levantó una ceja y esperó que dijera otra cosa más, David se acercó y besó su frente. —Prometo que haré lo posible e imposible para llegar hoy —prometió David, sabiendo que era difícil eso. —Mejor no te vuelvas loco, vuelve cuando termines —lo tranquilizo Ester, David sonrió y beso sus labios. Éster lo vio subir en la camioneta donde iría con su chófer, de esa manera descansaba y repasaba con su secretaria lo que debía hacer. Mientras que Ester, ya se dirigía al juzgado, pero antes de llegar fue interceptada, sus guardaespaldas rápido llegaron a ella, cubriéndola de peligro, apuntando a quien se
Dos días después 📩 Sigo resolviendo unos problemas, preciosa, en cuando termine regreso. Espero estés bien. Era el mensaje que recibió Ester al día siguiente del viaje de David. 📩 Nena, aún estoy terminando otros asuntos, por favor cuídate y no salgas sola. Un segundo mensaje leía Ester, estresada de todo el trabajo que tenía y lo mucho que extrañaba a David. —Que pasa, no sueltes ese teléfono para nada —se burló Carlos de Ester. —Dos días y no llega, no sé qué tanto tiene que hacer, allá, se quejó Ester. —Sabes bien que ese hombre tiene muchos negocios un poco más pequeños, pero que ayudan a generar empleos, —le recordó Carlos. —Lo sé, es por eso que he decidido olvidar la venganza, pienso que es injusto acabar con su vida llena de paz y tranquilidad —Carlos abrió los ojos muy grandes, pero le dio mucha alegría. —Esa es una gran noticia —Celebró Carlos, Ester sonrió y pensó en lo que opinaba David de eso. Deseaba verlo llegar y darle esa noticia que seguro amaría
¿Es fácil odiar?, como terminas odiando tanto, a tal punto de no sentir miedo de morir en un intento de pagar con la misma moneda o peor, solo para buscar paz que igual sabes no sucederá haciendo tal cosa. Desear la destrucción del prójimo ocurre con una facilidad incomprensible considerando sus implicaciones; para David Carusso, era más que comprensible querer destruir a la persona que hizo y sigue haciendo daño a su familia sin remordimiento alguno. Acabando con la paz, el amor y la felicidad que estaba construyendo con su esposa. Aunque para él, matarlo le parece la mejor y más rápida solución, para su esposa no, en sus planes estaba algo mejor, una situación que lo dejara sin opción a nada, solo querer su muerte por sí mismo. —¡Nena, si lo metes a prisión se escapará! —Aseguró David, no de acuerdo con la idea de su esposa. —Cariño, haremos las cosas bien, —acarició Ester las mejillas de David, dejando un beso en sus labios. —Ester, aunque me muera por vengarme, también
—Muchacho, mucho lo siento —expresó Heriberto con lágrimas en sus ojos, David no deseaba abrazar a ese hombre y mucho menos soltar la mano de su amada. Pero él no le dio tiempo de nada y solo seguía hablando estupideces que David no quería escuchar. —Estoy contigo para lo que necesites, empezando por buscar al culpable, —le hablo muy seguro de sus palabras. —Es muy fuerte, quiero ver qué hicieron con su cuerpo, en estos momentos no sé qué hacer. —Habló David, acercándose a Ester. Era muy difícil aguantar las ganas de decirle unas cuantas cosas o matarlo y acabar de una vez con todo. —Te entiendo hijo, estaré en mi mansión, avísame cualquier cosa, ¿Ella es tu esposa? —Pregunto para cambiar, ya, el tema. —Sí, señor, Ester Gavidia de Carusso. —Respondió Ester, extendiendo su mano con toda la arrogancia que podía transmitir ella. Su mirada fija en la de él demostrando que podía ser mucho más peligrosa que él. —Creo que te conozco de algún lado, —le dijo Heriberto al soltar su
Al día siguiente Las energías de ambos estaban renovadas, David aún sentía que algo no encajaba en la muerte de su padre, sabía cuánto amaba su madre a Vicente y que no apreciada en su muerte, no lo convencía del todo; él estaba seguro de que a ella no le importaría morir por verlo una última vez, su amor era eterno, tanto que lo seguía a todos lados sin importar el peligro. Éster por su parte había amanecido ordenando la mansión, poniendo reglas, su primera tarea era revisar cada parte del lugar y a cada persona que trabajaba ahí. Su talento de estudiar a las personas y tener a Ingrid a su lado, le ayudaría mucho a saber quién era de fiar y quién no; Ingrid se encargó de reunir al personal y luego mostrarle la mansión por completo. —Buenos días, no perderé mi tiempo y menos el de ustedes —hablo sin darle mucha vuelta al asunto. —Desde este momento, serán investigados... —Fuimos investigados antes de entrar, porque lo harán otra vez —interrumpió una joven arrogante; Ester v
No solo estaba la carta dentro de esos papeles, también estaba una lista de los socios de Vicente y los enemigos, con eso ambos tendrían una ventaja para saber qué paso dar en cualquier situación que se le presentara. No pasaron más de dos horas, cuando se dio aviso de la hora donde se reunirían las personas más peligrosas de ese país y otros, solo para darle el pésame a David y Ester, por supuesto que a muchas personas no les importaba la supuesta muerte de Vicente. —Se plantaron unas cámaras adicionales a las que ya tenía tu padre, despedí a varias personas que robaban y no hacían nada y tengo en mente otras cosas para nuestra seguridad —Explicaba Ester a David, quien solo observaba su cuerpo, su mente solo estaba en lo que podía hacerle. —¿Me estás escuchando? —Reclamó de brazos cruzados, Ester. —Perdón nena, es que estás tan... UFF, que mi mente se bloquea, —admitió David besando sus labios suaves. — ¡David! —Gimió al sentir su mano tocar sus pechos. —Solo un poco, falt
Estar en un lugar donde el peligro era el principal protagonista de ese momento. ¿Un poco de miedo? Sí, Ester y David sentían que se activaba su sistema nervioso simpático, ese que logra que el corazón bombee más deprisa, y así envía más sangre a las distintas partes de sus cuerpos que la podrían necesitar. Decir que estaba haciendo fácil meterse en esa situación peligrosa, donde sus vidas estaban en peligro cada segundo que pasaba. Eran muchos los pensamientos que tenían, tal vez una bomba o alguien que los intentara matar ahí dentro. Aún así debían dar su mejor cara presentarse con la mejor actitud y seguridad que les daría la ventaja para ganarse la confianza de muchos y usarlos a su favo Con mucha seguridad y por supuesto, arrogancia y buena presencia, ambos bajaban las escaleras, siendo observados por todos los presentes. Vestidos negros, bonitos y elegantes, usaba las esposas de esos hombres que asistían a la mansión Carusso; sin dejar atrás, los trajes más caros y únicos,