No solo estaba la carta dentro de esos papeles, también estaba una lista de los socios de Vicente y los enemigos, con eso ambos tendrían una ventaja para saber qué paso dar en cualquier situación que se le presentara. No pasaron más de dos horas, cuando se dio aviso de la hora donde se reunirían las personas más peligrosas de ese país y otros, solo para darle el pésame a David y Ester, por supuesto que a muchas personas no les importaba la supuesta muerte de Vicente. —Se plantaron unas cámaras adicionales a las que ya tenía tu padre, despedí a varias personas que robaban y no hacían nada y tengo en mente otras cosas para nuestra seguridad —Explicaba Ester a David, quien solo observaba su cuerpo, su mente solo estaba en lo que podía hacerle. —¿Me estás escuchando? —Reclamó de brazos cruzados, Ester. —Perdón nena, es que estás tan... UFF, que mi mente se bloquea, —admitió David besando sus labios suaves. — ¡David! —Gimió al sentir su mano tocar sus pechos. —Solo un poco, falt
Estar en un lugar donde el peligro era el principal protagonista de ese momento. ¿Un poco de miedo? Sí, Ester y David sentían que se activaba su sistema nervioso simpático, ese que logra que el corazón bombee más deprisa, y así envía más sangre a las distintas partes de sus cuerpos que la podrían necesitar. Decir que estaba haciendo fácil meterse en esa situación peligrosa, donde sus vidas estaban en peligro cada segundo que pasaba. Eran muchos los pensamientos que tenían, tal vez una bomba o alguien que los intentara matar ahí dentro. Aún así debían dar su mejor cara presentarse con la mejor actitud y seguridad que les daría la ventaja para ganarse la confianza de muchos y usarlos a su favo Con mucha seguridad y por supuesto, arrogancia y buena presencia, ambos bajaban las escaleras, siendo observados por todos los presentes. Vestidos negros, bonitos y elegantes, usaba las esposas de esos hombres que asistían a la mansión Carusso; sin dejar atrás, los trajes más caros y únicos,
1 semana después. Una dura semana Para quienes no estaban adaptados a un país que no fuese el suyo, cada movimiento que daban era importante para Heriberto, así que debían de tener mucho cuidado si querían seguir viviendo. Si ese hombre se enterase que ellos estaban en busca de una oportunidad para quitarle su cabeza, no lo pensaría dos veces para matarlos. Sin duda eran Días muy duros para Esther, investigando tratando de que no la siguieran y así poder llamar a Carlos para pedirle varios favores, esos que necesitaría cuando todo estuviera listo. Después de haber investigado todo lo relacionado con las leyes en Italia y que negocios podrían ser más factibles, Ester y David, ya estaban preparados para una nueva reunión con sus socios, Ester ya tenía una buena forma de hacer que julia aceptara el trato, de trabajar juntas o más bien Heriberto le diera el permiso de trabajar con ella. A David no le gustaba la sola idea de que ella se metiera en tanto peligro, conocía perfectamente
—¿Cariño, crees que estoy algo gorda? —preguntó Ester viéndose al espejo. Sentía que últimamente estaba más ancha de cadera y su ropa muy ajustada. —¿Gorda? —interrogó incrédulo acercándose a ella, besó su cuello y tocó su trasero. —Buena es que estás, hermosa, preciosa, linda, —Ester sonreía a todos sus halagos, olvidó el tema de su cuerpo y se vistió. Pero muy adentro de ella sabía que algo había cambiado en su cuerpo y especulaba que podría ser el cambio de clima o tal vez la comida de ese lugar. —Vamos a desayunar. —Ester, asintió, debían tomar un desayuno y esperar a los socios de Carusso. Aún no se acostumbraba a que sus vidas estuvieran en un constante peligro, David extrañaba su empresa y poder salir tranquilo, sin temer de ser atacado, ahí cada movimiento debían hacerlo con mucho cuidado o terminaría siendo su fracaso. Ambos negocios estaban bien para ellos, pero poder satisfacer el ojo de Heriberto, quien era el más impresionante de todos, a quien querían ver fue
La astucia e inteligencia de Ester, era puesta en práctica, reunida con Julia, explicándole todo lo que tenían hacer, lo que debían invertir si ella estaba de acuerdo y lo más importante, la persona que debían usar para camuflaje, ninguna de las dos podía estar incluida, de esa manera, podrían sacar el producto mucho más rápido. —Necesitamos a alguien de confianza, que no abra la boca si se le presenta una situación dolorosa y menos que nos quiera traicionar —Explicó Ester muy detalladamente, Julia tenía una grabadora, tanta información se le podía olvidar y no sabría como explicarle a su jefe. —Me parece bien, déjame investigar un poco sobre eso y te aviso, también dialogaré el presupuesto con mi gente, —respondió Julia mostrando seguridad, que a Ester solo le daban ganas de reír, ella podía notar lo títere que era de Heriberto. En el despacho de David, Heriberto dialogaba más sobre el proyecto que tenía en mente del club, David aprovechó su interés para confesarle su único prob
A la universidad más prestigiosa de Italia, llegaba un hombre de cabellos dorados, nariz perfilada, ojos verdes y una cara angelical, las estudiantes estaban emocionadas por ver nuevamente al hombre que ayudaba con becas a muchos estudiantes. Una rubia de cabello lacio, ojos verdes más claros, sonreía al verlo, sin que nadie sospechara, su corazón latía fuerte y sus ganas de tenerlo cerca sobraban. El evento, donde el guapo hombre de 25 años daba sus palabras de motivación y fuerza, seguía, siendo visto por la madre de él a lo lejos que estaba orgullosa. —No sé cómo agradecer por su apoyo, señor Juárez —mencionó el hombre de estatura baja, gafas de aumento y un aire de interés que sobrepasaba sus ojos ocultos en esas exageradas gafas. —No tiene que agradecer nada, lo hago con mucho gusto —respondió sin dejar de ver a la rubia que se encontraba junto a ellos. —¿Puede acompañarme a la biblioteca? Mi madre quiere donar unos libros. —La señorita Mena es la indicada, sabe mucho
El silencio reinaba en el comedor de empleados, donde Ingrid observaba a su hijo, ver la pantalla de su teléfono; Estaba a punto de salir con sus jefes a conocer la mujer que sería dueña de los clubes nuevos y a quien Heriberto quería usar para quedarse con todo lo de David. usándola como escudo por si las cosas salían mal, a él no le importaba que llevara su sangre, solo la había aceptado para usarla cuando lo necesitara y justo había llegado el momento. —Vamos, ya deben estar bajando, —interrumpió Ingrid a su hijo, quien solo se guardó el teléfono y la siguió. —¿Has hablado con mi padre? —Pregunto en el camino. —Sí, planea venir disfrazado, —respondió Ingrid con una sonrisa, eso le emocionó mucho a Alfredo, necesitaba la ayuda de su padre. —Buenos días, ¿cómo amanecieron? —Les hablo Ester bajando de las escaleras. —Buenos días, señora, ¿Preparada? —Hablo Ingrid. —No sé, veamos con qué sorpresa nos sale ese hombre —respondió sin tantas ganas de escuchar a ese ser. —Sea
La noche fue algo larga para todos, Ester no dejaba de pensar en lo que había sucedido con Alfredo, la única explicación era que la hija de Heriberto tenía algo que ver, pero solo podía saberlo si él se motivaba a contarles lo que le pasaba. Ingrid lloró solo imaginar que su hijo cometiera un error y eso lo llevaría a la muerte; que se cerrará a no decir lo que le pasaba era muy peligroso, podría explotar de la peor manera. No solo ellas pasaron mala noche, Alfredo no dejaba de pensar en las noches maravillosas con Lucía, la primera vez que se le entregó en cuerpo y alma sabiendo que era peligroso, que si su padre se enteraba, la podía matar, pero su amor pudo más, lo peor para él, era que conocía muy bien a ese hombre y seguro la obligaría a que conquistará a su jefe. —Te ves cansada mi amor —le dijo observándola. —No dormí en toda la noche, algo me dice que lo que Alfredo sabe, nos puede ayudar, pero ese hombre está recio —David se acercó a ella y besó su frente. —Dejalo qu