El silencio reinaba en el comedor de empleados, donde Ingrid observaba a su hijo, ver la pantalla de su teléfono; Estaba a punto de salir con sus jefes a conocer la mujer que sería dueña de los clubes nuevos y a quien Heriberto quería usar para quedarse con todo lo de David. usándola como escudo por si las cosas salían mal, a él no le importaba que llevara su sangre, solo la había aceptado para usarla cuando lo necesitara y justo había llegado el momento. —Vamos, ya deben estar bajando, —interrumpió Ingrid a su hijo, quien solo se guardó el teléfono y la siguió. —¿Has hablado con mi padre? —Pregunto en el camino. —Sí, planea venir disfrazado, —respondió Ingrid con una sonrisa, eso le emocionó mucho a Alfredo, necesitaba la ayuda de su padre. —Buenos días, ¿cómo amanecieron? —Les hablo Ester bajando de las escaleras. —Buenos días, señora, ¿Preparada? —Hablo Ingrid. —No sé, veamos con qué sorpresa nos sale ese hombre —respondió sin tantas ganas de escuchar a ese ser. —Sea
La noche fue algo larga para todos, Ester no dejaba de pensar en lo que había sucedido con Alfredo, la única explicación era que la hija de Heriberto tenía algo que ver, pero solo podía saberlo si él se motivaba a contarles lo que le pasaba. Ingrid lloró solo imaginar que su hijo cometiera un error y eso lo llevaría a la muerte; que se cerrará a no decir lo que le pasaba era muy peligroso, podría explotar de la peor manera. No solo ellas pasaron mala noche, Alfredo no dejaba de pensar en las noches maravillosas con Lucía, la primera vez que se le entregó en cuerpo y alma sabiendo que era peligroso, que si su padre se enteraba, la podía matar, pero su amor pudo más, lo peor para él, era que conocía muy bien a ese hombre y seguro la obligaría a que conquistará a su jefe. —Te ves cansada mi amor —le dijo observándola. —No dormí en toda la noche, algo me dice que lo que Alfredo sabe, nos puede ayudar, pero ese hombre está recio —David se acercó a ella y besó su frente. —Dejalo qu
Vestidos y conjuntos por montón, sacaba Ester de su armario y no podía creer que todos le quedaban algo ajustados, más de lo normal, había reducido su alimentación para no seguir subiendo de peso, aun así e increíblemente, veía como su cuerpo seguía su rumbo. —¿Qué me pasa?, ¿Será la comida de aquí? O ¿el clima? —Se preguntaba Ester, viéndose al espejo una y otra vez, tocaba sus caderas y veía su trasero. No se le quitaba de la cabeza que su cuerpo seguía cambiando. —¡Uy!, qué vista más rica! —Habló David al verla en ropa interior diminuta y tacones. —Caruso, ¿Estoy gorda? Esta vez se sinceró, he reducido la cantidad de comida y hago más ejercicios y la ropa no me sirve —Pregunto muy seria, deteniendo el coqueteo de su esposo. —¿Gorda? No te veo nada de gordura, lo que estás es rica, me gusta como estás —La halago David, besando su frente como todo Un caballero, hasta que sus manos se fueron para otro lado, sacó uno de sus senos y lo metió en su boca. El no podía quedarse qui
Una semana después Días maravillosos para todos, no solo para David y Ester, quienes deseaban avanzar rápido en su plan y terminar con toda esa venganza, también para Heriberto, quien veía el avance de todo y estaba feliz, no dejaba de soñar con ver esos clubes a su nombre y poder hacer lo que se le viniera en gana, ya empezaba a buscar la manera de comprar mujeres y usarlas como prostitutas en esos maravillosos clubes. Sabía bien, que David no permitiría eso, él solo dejaría que mujeres que quisiera servir o bailar en esos lugares, lo hiciera consciente de lo que se encontraría en un lugar donde el alcohol y las drogas, eran los principales protagonistas. —Gómez, él es el arquitecto, encargado de las dos maravillas que tendremos abiertas al público en unas semanas. —Habló David, muy contento de lo que se estaba logrando. —Omar Lugo, un gusto —le extendió la mano el hombre, Heriberto le dio la mano con mala cara, su aspecto le pareció poco profesional, cabello y barba larga con
Inglaterra Vicente Carusso, estaba ansioso por esperar su salida, no veía la hora de enfrentar a Heriberto, en su corazón solo estaba el deseo de que todo saliera bien, que su hijo viviera una vida tranquila y sin peligro. Formará esa familia que tanto él deseaba Y que ahora tenía la oportunidad estando ya casado con una hermosa e inteligente mujer. El sueño que también anhelaba su esposa la madre de David, que no solo perdió a su hija sino que también había perdido años con su hijo. —Quiero ver a mi hijo, me duele haber perdido tantos años sin él y moriría si algo le pasa —Vicente sintió culpa por las palabras de su esposa. —No te sientas mal, todo es mi culpa y sé que él logrará salir de eso y veremos nacer a nuestros nietos —le prometió Vicente acariciando su mano. —Esa mujer es muy hermosa —habló Sara, con una sonrisa. recordando a su bella hija así de imponente y segura. —Y fuerte, de temer, peligrosa, pero muy amorosa con nuestro hijo, Pedro me dice que se llevan muy
Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz. Todo aquello que tratas de ocultar por una u otra razón, siempre saldrá a la luz, dando un gran giro a tu vida, unas veces para bien, pero otras para mal. El pasado de Esther se estaba acercando a la persona menos indicada eso sería muy grave. Heriberto Gómez revisaba cada movimiento de los negocios que tenía, tanto la de él como los que estaban en su lista de obtener. Su sonrisa se ensanchaba de solo imaginar tener esos clubes en sus manos y esa nueva manera de traficar su droga. —Señor, hay algo muy importante que debo mostrarle —anunció la mano derecha de Heriberto, sacándolo de su burbuja. —Habla ya, que tengo mucho que hacer —el hombre se aclaró la garganta, acercándose con una tablet. —Busque información de esa mujer y hay algo muy importante que debe saber —Heriberto veía la foto de Ester y Junior Leal en un restaurante sonrientes. —¿Qué relación tenían? —Pregunto si
Tres días después Las cosas estaban bien, Heriberto no había hecho nada, pero seguía investigando, los proyectos estaban muy bien, los clubes y Té, estaban bien avanzados, eso era más importante para Gómez en ese momento. Los pensamientos de todos estaban a flote, un miedo terrible sentían de solo pensar que ese hombre atacaría sin previo aviso, sacándolos del camino sin pensar. Ingrid y Pedro tenían todo preparado por si en cualquier momento Gómez daba el primer paso, David deseaba marcharse con su esposa, su corazón dolía, solo imaginar que le pasara algo. —No quiero que salgas sola ni al jardín, por favor —Le pidió David, escondiendo su cara en el cuello de ella. —Está bien, seré una mujer muy obediente, —respondió ella acariciando su cabello, no deseaba preocuparlo y también temía por su vida. La mañana no hubo noticias de Heriberto, solo de Julia y Lucía, que en esa misma tarde, irían de visita a ver unas cosas del presupuesto que necesitaban y otras cosas más, por esa
Un mes después La celebración llegó, ya habían logrado terminar lo del club y el lote de Té, un gran motivo para celebrarlo, en la misma inauguración de los clubes. La seducción de Lucía había quedado atrás, su regreso a la universidad era necesaria para seguir desapercibida, eso daba ventaja de que tuviera encuentros con Alfredo como siempre lo hacían, en algún rincón de la biblioteca o cualquier otro lugar de la universidad, dejando sus corazones acelerados. Éster y David estaban full, cada movimiento de ellos debía ser cuidadoso, sus vidas y carreras podrían estar en peligro, no era nada fácil acabar con Heriberto, sin llevarse a Carusso por delante, una negociación muy cuidadosa, que no podría ser por mucho tiempo, pero que se podía intentar. —¿Crees que mi padre salga ileso? —preguntó David a su esposa. —No lo creo, estoy segura de que perderá mucho, amor —respondió con sinceridad. —Yo solo quiero que no vaya a la cárcel, prefiero que siga como antes, mi madre sufriría