Sin dejar nada atrás, David decidió contarles todo, desde que lo detuvieron sin ser culpable, hasta lo sucedido con la familia de Ester, para sorpresa de ella, no le dolía tanto como meses atrás, empezaba a sanar y el causante de eso, era su esposo. David confiaba en ellos y decidieron contar el plan en marcha para acabar con el culpable, también hablaron de su matrimonio de mentira, que ya eso no era lo mismo. Todo lo contado por ellos, fue algo muy sorprende, pero lo que estaban por decir, eran aún más todavía y David sentía miedo de que algo les pasara por su culpa. —Con todo esto, te quiero pedir que abandones ese caso, gorda —Aura y Levis abrieron los ojos con sorpresa, por lo directo que fue David, pensaron que tal vez pedirían ayuda. —¿A qué te refieres? —Pregunto Aura. —No queremos involucrar más personas en este asunto y si nuestro enemigo se da cuenta de que David tiene alguna relación con ustedes, los pueden usar para llegar a nosotros, es mejor que dejes este caso y to
—¡Ya te dije que no quiero que lo dejes entrar, no tiene nada que buscar en mi empresa! —Gritaba David sumamente molesto al teléfono; Éster que bajaba se preocupó, acercándose lo más rápido posible, no lo había visto actuar de esa forma. Sus movimientos de un lado a otro, esa mano en su cintura, le parecía muy sexi, sus pensamientos eróticos se fueron cuando David gritó fuerte. —¡No es mi amigo, m*****a sea, cómo se atreve a decir eso! —Grito más fuerte, Ester lo tocó para que se diera cuenta de su presencia y se calmara un poco, cosa que logró al instante, pero no colgaba. —Sabes que, detenlo ahí, llego en 20 minutos, —habló David muy molesto colgando al instante. —Yo voy y no acepto un no por respuesta. —Ester subió las escaleras a pasos agigantados, agradece haber estado lista con su maquillaje y peinado, solo le faltaba ponerse ropa y zapatos. Cinco minutos después, bajó con su maletín, David la observó y se acercó. —Estás hermosa, como siempre —le dijo besando su frente, ell
Después del clímax se produce relajamiento físico y mental; Así se encontraban en ese momento, miradas iban y miradas venían, tomando un delicioso desayuno, con una sonrisa que mostraba lo bien que se sentían después del día anterior. Aunque no lo hablaban aún, ninguno se atrevía a decirlo, estaban casados, necesitaban amor y el sexo era algo importante para ambos, sus pensamientos eran parecidos, solo que uno era más capaz de admitirlo. —Ester... —Habló David, pero no pudo decir nada más, sus palabras no salían. —¿Qué pasa? —preguntó Ester al verlo algo nervioso. —Es que, quería decirte que no me arrepiento de nada, ni de hacerte el amor y menos de la forma que pasó, lo haría de nuevo sin decirte, pero como te respeto, no lo haré —explico lo más rápido posible, pero no obtuvo respuesta de Ester, solo su mirada fija en él por unos segundos, termino de tomar su café y se levantó, sin decir nada, David solo veía como subía las escaleras hasta la habitación, nervioso, preocupado p
Finalizando una mañana muy intensa, ya era hora de darse un baño relajante, encendiendo sus teléfonos, cuyos aparatos empezaban a sonar sin parar de todos los mensajes que tenían. Éster ya había hablado con la familia de la chica de la supuesta extorsión, también con las chicas que la acusaban. Llegando así a un acuerdo bueno, solo debía reunirse nuevamente con su cliente y avisar a Killer. —El azul —eligió David al verla ver los vestidos, indecisa por cuál usar. —Resalta tus ojos y cuerpo —afirmó David, Ester sonrió y guardo el negro. —Mañana tenemos audiencia con el juez, —le recordó Ester. —Nena, yo creo que no podré estar, tengo que ir a la ciudad vecina a revisar las farmacias que tengo allá y poner a alguien de confianza a cargo, —confesó algo apenado. —No me hablaste de eso —reclamó Ester. —Lo siento, recién me llegó esa información, no puedo faltar, —se disculpó arreglando un mechón de cabello. —Bien, pondré a Carlos que redacte unos documentos, recuerda dejar t
—Cuídate mucho, no salgas sola —Le repetía David a Ester, antes de salir a la ciudad, donde debía ir urgentemente. —Ya lo sé, me lo dijiste toda la noche —replicó molesta ya, David la acercó, abrazándola por la cintura, besando sus labios repetidamente. —Te extrañaré —le susurró en su oído. —¿Acaso no volverás hoy? —Reclamó. —No te aseguro nada, nena. —Ester se cruzó de brazos, levantó una ceja y esperó que dijera otra cosa más, David se acercó y besó su frente. —Prometo que haré lo posible e imposible para llegar hoy —prometió David, sabiendo que era difícil eso. —Mejor no te vuelvas loco, vuelve cuando termines —lo tranquilizo Ester, David sonrió y beso sus labios. Éster lo vio subir en la camioneta donde iría con su chófer, de esa manera descansaba y repasaba con su secretaria lo que debía hacer. Mientras que Ester, ya se dirigía al juzgado, pero antes de llegar fue interceptada, sus guardaespaldas rápido llegaron a ella, cubriéndola de peligro, apuntando a quien se
Dos días después 📩 Sigo resolviendo unos problemas, preciosa, en cuando termine regreso. Espero estés bien. Era el mensaje que recibió Ester al día siguiente del viaje de David. 📩 Nena, aún estoy terminando otros asuntos, por favor cuídate y no salgas sola. Un segundo mensaje leía Ester, estresada de todo el trabajo que tenía y lo mucho que extrañaba a David. —Que pasa, no sueltes ese teléfono para nada —se burló Carlos de Ester. —Dos días y no llega, no sé qué tanto tiene que hacer, allá, se quejó Ester. —Sabes bien que ese hombre tiene muchos negocios un poco más pequeños, pero que ayudan a generar empleos, —le recordó Carlos. —Lo sé, es por eso que he decidido olvidar la venganza, pienso que es injusto acabar con su vida llena de paz y tranquilidad —Carlos abrió los ojos muy grandes, pero le dio mucha alegría. —Esa es una gran noticia —Celebró Carlos, Ester sonrió y pensó en lo que opinaba David de eso. Deseaba verlo llegar y darle esa noticia que seguro amaría
¿Es fácil odiar?, como terminas odiando tanto, a tal punto de no sentir miedo de morir en un intento de pagar con la misma moneda o peor, solo para buscar paz que igual sabes no sucederá haciendo tal cosa. Desear la destrucción del prójimo ocurre con una facilidad incomprensible considerando sus implicaciones; para David Carusso, era más que comprensible querer destruir a la persona que hizo y sigue haciendo daño a su familia sin remordimiento alguno. Acabando con la paz, el amor y la felicidad que estaba construyendo con su esposa. Aunque para él, matarlo le parece la mejor y más rápida solución, para su esposa no, en sus planes estaba algo mejor, una situación que lo dejara sin opción a nada, solo querer su muerte por sí mismo. —¡Nena, si lo metes a prisión se escapará! —Aseguró David, no de acuerdo con la idea de su esposa. —Cariño, haremos las cosas bien, —acarició Ester las mejillas de David, dejando un beso en sus labios. —Ester, aunque me muera por vengarme, también
—Muchacho, mucho lo siento —expresó Heriberto con lágrimas en sus ojos, David no deseaba abrazar a ese hombre y mucho menos soltar la mano de su amada. Pero él no le dio tiempo de nada y solo seguía hablando estupideces que David no quería escuchar. —Estoy contigo para lo que necesites, empezando por buscar al culpable, —le hablo muy seguro de sus palabras. —Es muy fuerte, quiero ver qué hicieron con su cuerpo, en estos momentos no sé qué hacer. —Habló David, acercándose a Ester. Era muy difícil aguantar las ganas de decirle unas cuantas cosas o matarlo y acabar de una vez con todo. —Te entiendo hijo, estaré en mi mansión, avísame cualquier cosa, ¿Ella es tu esposa? —Pregunto para cambiar, ya, el tema. —Sí, señor, Ester Gavidia de Carusso. —Respondió Ester, extendiendo su mano con toda la arrogancia que podía transmitir ella. Su mirada fija en la de él demostrando que podía ser mucho más peligrosa que él. —Creo que te conozco de algún lado, —le dijo Heriberto al soltar su