Amo ese Te amo de Ali, y aunque Zane siente lo mismo aún necesita controlar esa parte llamada Zander. Alison sintió un breve encuentro con Zander y le encantó, yo también quiero. ¿Será que al fin Zander comienza a regresar a Zane? dejenme comentarios.
Dos días después, el ambiente en la firma era un reflejo del progreso de Alison. Había logrado completar un análisis detallado del caso del casino, adelantándose incluso al calendario estipulado. Por otro lado, Zander no había dado ningún indicio de manifestarse.No obstante, Alison decidió enfocarse en lo que podía controlar, dejando ese misterio para más adelante. Esa mañana, mientras revisaba sus notas, tomó una decisión importante: hablar con Zane sobre buscar otra opinión médica.Zane había estado en su oficina revisando unos documentos cuando Alison tocó la puerta suavemente. Él levantó la mirada, su expresión relajada transformándose en interés al verla entrar.—¿Todo bien? —preguntó, dejando a un lado los papeles.Alison se acercó, jugueteando con los bordes de su chaqueta. Sus palabras salieron con firmeza, pero su mirada delataba una mezcla de preocupación y determinación.—Quiero que busques otra opinión médica, Zane. Otro especialista —declaró Alison con un tono firme, sin
El silencio en el auto era opresivo. Zane apretaba el volante con tanta fuerza que sus nudillos se tornaban blancos, su mandíbula estaba rígida y su mirada fija en la carretera. Alison, sentada en el asiento del copiloto, lo observaba de reojo. Sabía que intentar calmarlo sería inútil, pero tampoco estaba dispuesta a dejarlo solo en este estado.Sin apartar los ojos del camino, Zane extendió una mano y la colocó sobre el muslo de Alison. Era un gesto automático, casi posesivo, pero lleno de una necesidad silenciosa de contacto, de anclarse a algo que no lo dejara explotar antes de tiempo. Alison, entendiendo perfectamente el mensaje, cubrió su mano con la suya, ejerciendo una ligera presión para mostrarle que estaba ahí, con él, para lo que fuera que viniera.—Zane… —empezó a decir suavemente, pero se detuvo al notar cómo él exhalaba bruscamente, intentando contener su furia.—No puedo creer que esto esté pasando —gruñó él, sus palabras llenas de rabia contenida—. ¿Cuánto tiempo estuv
Ophelia tenía en sus manos los documentos que Zane le había arrojado apenas había cruzado el umbral de su departamento. Sus dedos temblaban mientras pasaba rápidamente las páginas, tratando de encontrar algo, cualquier cosa, que pudiera justificar lo que estaba leyendo. Sin embargo, no había escapatoria. Los reportes médicos eran claros: negligencia, dosis erradas, diagnósticos que ignoraban la gravedad de la condición de Zane.—Esto… —Ophelia levantó la mirada, intentando sonar tranquila, aunque el pánico era evidente en sus ojos—. Esto no es como parece, Zane. Hay razones médicas detrás de todo lo que hice —expuso con la respiración ligeramente acelerada.Zane, de pie frente a ella, parecía contenerse por un hilo. Sus puños estaban cerrados, su postura rígida. Alison permanecía detrás de él, observando cada detalle, lista para intervenir si era necesario.—¿Razones médicas? —Zane escupió las palabras con un tono cargado de incredulidad y enojo—. ¡No me mientas, Ophelia! ¡Todo está a
Alison cerró la puerta del pent-house detrás de ellos. El silencio del lugar contrastaba con la tormenta interna que claramente azotaba a Zane. Él caminó directo hacia las ventanas que ofrecían una vista panorámica de la ciudad. Sus manos descansaban en sus caderas, y su pecho subía y bajaba con fuerza mientras intentaba contener la ira y la decepción que lo consumían.Alison lo observó en silencio durante unos segundos. Su imponente figura parecía más vulnerable que nunca, y aunque Zane intentaba mantener la compostura, ella sabía que estaba al borde del colapso emocional. Sin pensarlo dos veces, se acercó lentamente hasta quedar frente a él.—Zane —llamó suavemente.Él no respondió, pero sus ojos finalmente se encontraron con los de ella, llenos de una mezcla de furia y dolor. Alison tomó su mano con delicadeza, entrelazando sus dedos con los de él, y con la otra mano acarició su rostro, obligándolo a mirarla de frente.—Escúchame —dijo con firmeza, pero con ternura—. Todo estará bi
El aroma a hierbas frescas y especias llenaba el acogedor departamento de Alison. La cocina, pequeña pero funcional, estaba iluminada cálidamente, mientras ella movía con cuidado una cuchara en una olla. Había pasado días preparando mentalmente cómo abordaría la conversación con Zane, una semana con exactitud, pero el simple hecho de imaginarlo la llenaba de ansiedad.Desde que había descubierto su embarazo, no había dejado de pensar en cómo él reaccionaría. Después de todo, Zane ya enfrentaba suficiente estrés. La traición de Ophelia había dejado cicatrices emocionales, pero también le había abierto la puerta a un nuevo tratamiento que parecía estar funcionando.En la última semana, Alison había notado mejoras significativas en él. Sus episodios de ansiedad eran menos frecuentes, y por primera vez en meses, parecía estar más presente, más tranquilo. La sombra de su otra personalidad no había vuelto a aparecer, y aunque aún era demasiado pronto para cantar victoria, era evidente que a
—¡Le digo que este es mi asiento! —gruñó un hombre, apretando los puños sobre las rodillas mientras se inclinaba hacia una mujer. —¿Su asiento? ¡Es un autobús público! —respondió la señora, con voz aguda, cruzando los brazos frente a su pecho—. Me cambié porque había más espacio aquí. ¡Ni siquiera está numerado! —agregó ella lo suficientemente fuerte para sacar a Alison de sus pensamientos. Alison soltó un suspiro rodando los ojos por el absurdo intercambio y apretó el dobladillo de su falda con nerviosismo, mientras observaba la gran avenida desde su asiento en el autobús. El hombre resopló, claramente molesto, y murmuró algo entre dientes, lo suficientemente bajo para que no se entendiera, pero lo suficientemente claro para que se sintiera su frustración. Alison decidió ignorarlos. Ese día no era un día cualquiera, finalizaba su primera semana laborando para “Blackford & Associates” la mejor firma de abogados en el país, y ya había sido asignada a su primer caso importante. Mie
Alison se movió con cuidado, disimulando el nerviosismo que le recorría el cuerpo al escuchar las palabras de Zander. Presionó sus dientes canalizando así las ganas que tenía de responderle de la misma forma grosera que él había utilizado.Zander la observó desde la altura, sus ojos la recorrieron con lentitud, y luego una sonrisa irónica se dibujó en sus labios. Como si estuviera seguro de que la joven frente a él no era lo suficientemente competente.—Seré claro, señorita Hale —declaró Zander, con una voz que destilaba arrogancia ante el mutismo de la abogada—. No tengo tiempo para charlas inútiles, así que sea breve. Quiero saber cómo piensa sacarme de este maldito problema —soltó mientras se alejaba un poco del ventanal y daba unos pasos hacía el escritorio. Quedando sin de pie, Pero más cerca. La crueldad en sus palabras hizo a Alison tensarse pero no dejó que sus emociones la dominaran. Estaba acostumbrada a lidiar con esa clase de comportamientos, con personas que pretendían m
La mano izquierda de Alison se apretó en un puño mientras sus ojos apuntaban a Zander como dos dagas afiladas, estaba molesta, las ganas de levantarse de esa silla y abandonar el lugar, no sin antes gritarle todo lo que pensaba de él, la inundaban.Sin embargo, tenía que ser profesional, ella era consciente de que no encontraría otro empleo en una firma tan prestigiosa como lo era “Blackford & Associates” y no se podía dar el lujo de renunciar, no sin siquiera haberlo intentado.—Puede pensar lo que quiera de mí —replicó, controlando su tono de voz, mejor de lo que ella misma esperaba—, pero estoy aquí para salvar su maldito casino, le guste o no. Y para hacerlo, necesito que coopere —declaró presionando los dientes, sin retirar su mirada de la suya, sintiendo como el ambiente se volvía más denso.Zander la miró, y sus ojos brillaron con una mezcla de diversión y perversidad. Dio un paso adelante, acercándose lo suficiente para que Alison pudiera percibir el aroma de su loción, un toq