No era un proceso fácil asimilarlo. Ahora Dorian entendía la frustración que debía haber sentido a su esposa cuando él no la había reconocido. Había sido por una causa necesaria para estar juntos, pero dolía jodidamente y lo mostraba en su rostro. Elena había pasado otro día en el hospital antes que le dieran el alta, aunque no deseaba tener muchas visitas. Le había dado lo mismo lo que él le había dicho, como si no fuera importante que fuera su esposa y que estuviera esperando su hijo. Y eso lo había hecho sentir peor.Dio un suspiro tan grande que la mujer sentada a su lado se sobresaltó. Ya estaban en el auto de vuelta a la mansión, al menos ella no había puesto resistencia en esto. Tampoco era que tuviera muchas opciones, si había perdido la memoria no la dejaría ir a casa de su padre, que, a pesar de que Markus había sido encarcelado y estaba esperando a juicio por varias acusaciones que tenía en su contra, dejarla estar en cualquier lugar no era una opción. Prefería tenerla bajo
Extra -Bueno, aquí concluye la reunión- Dorian dio por concluida la sesión levantándose de la mesa rodeada de las personas entre ellas incluida Klaus, su hermano. Todos fueron saliendo de la habitación poco a poco que solo se quedaron los dos junto con Leo que recogía el resto de los papeles de la mesa. -Te dejo encargado del resto el resto del proyecto- le dijo Dorian revisando los últimos datos que tenía -Has estado haciendo un buen trabajo los últimos meses así que creo que te lo puedes hacer bien. -No me hables como si fueras mi jefe- Klaus hizo una mueca de desprecio- Tengo parte de las acciones de la empresa. Así que sé cuáles son mis responsabilidades- ese había sido el acuerdo entre ellos en aquella situación donde había sido falta salvar a Elena. -En ese caso no tengo que dar más detalles- había sido un comienzo difícil pero ahora se encontraban los dos allí, su relación tampoco había mejorado tanto, pero tenía que reconocer que Klaus eficiente en su trabajo ya había sido
Como mismo existía la frase de que la mirada podía enamorar, esta misma podría romper los sentimientos de una persona por otra o al menos esa había sido la conclusión a la que había llegado Elena mientras desayunaba frente al hombre al otro lado de la mesa. A ese al que debía llamarle esposo porque lo eran por papeles, aun si apenas intercambiaban más de diez líneas en el día en el caso que fuese necesario.Revolvió la comida en su plato dejando casi todo. No podía comer, ese día… seria el día que tomaría una de las decisiones más difíciles de su vida. Porque claro que era doloroso divorciarte del hombre que te gusta, aun cuando este apenas te mira.-¿No vas a comer?- la pregunta de él hasta la sorprendió, pero Elena no mostró interés. Para qué, no era como si eso le preocupara a él después de todo.-No tengo hambre- respondió con la misma indiferencia que él la había tratado en los últimos tres años en la que llevaban compartiendo la misma casa.EL hombre frente a ella asintió ligera
A pesar de que ella estaba a punto de divorciarse Elena no era una mujer de corazón frío, así que en cuanto llegó el auto ella se subió y este la llevó directo al hospital. Los segundos dentro del elevador hicieron que sus palmas se humedecieran notablemente. ¿Cómo estaría su esposo? ¿LO habían herido? Por la forma en que el secretario había hablado al parecer sí.Cerró los ojos y se dejó caer hacia atrás, la pared sirvió de soporte para no derrumbarse. Acaso algo allá arriba se estaba poniendo en su contra. Había decidido divorciarse de su esposo, pero ahora… no era como si pudiera dejarlo simplemente en una cama de hospital. Él podía haber sido frío con ella y no quererla, pero ella aún tenía sentimientos por él.Abrió los ojos al sentir que el elevador se detenía y salió corriendo al abrir la puerta, tan rápido como sus zapatos de tacón le permitieron. Buscó la habitación para encontrar la puerta abierta y una enfermera allí. Esta le cortó el paso, pero una mano detuvo la de ella.
Elena tenía el corazón martilleando tanto en su pecho que pensó que este se le iba a salir. Ese beso la había dejado aturdida. Tantas veces que había ansiado que él la besara así, y tan pocas veces que él lo había hecho. Apenas cuando tenían sexo como parte de su escasa vida marital y que ella podía contar con los dedos.Vio el ceño de su esposo fruncirse delante de ella y sintió la mano de él apoyarse en su nuca para volver a repetir el mismo acto, pero ella retrocedió soltándose de su agarre y como si su cabeza tuviese corto circuito salió corriendo de la habitación dejando a todos con la palabra en la boca y al hombre en la cama con los brazos alzados sintiendo el vacío entre ellos. Y por supuesto una expresión para nada complacida.Elena corrió por el pasillo con la respiración agitada y las mejillas coloradas hasta doblar la esquina cerca de la escalera y dejarse caer desplazándose por la pared hasta terminar en el suelo.-¿Qué estaba pasando?¿Por qué él la había besado así? Y d
Elena necesitó regresar a la casa y darme una ducha de agua tan caliente que su piel picó y se sonrojó. Maldecía internamente. Siempre sus planes se veían frustrados. Y ahora que por fin esperaba encontrar algo de libertad, simplemente su peso tenía un accidente y todo se echaba a perder. Pero a esa altura ya no podía hacer nada más. Solo espetar a que él se recuperar y se iría de allí. No era como si tuviera que hacer mucho, después de todo ellos no tenían mucha interacción. Después de vestirse y recoger una muda de ropa salió en busca del mayordomo que ya tenía preparada una pequeña mochila con un cambio de ropa para su esposo, pues, aunque ambos estuviesen casados ella no había entrado nunca a su habitación, ni siquiera después del matrimonio. No sería esta la primera vez que lo hiciera. Al regreso al hospital ya había anochecido y todos habían vuelto. Su esposo estaba solo, durmiendo tranquilamente sobre la cama, tan estoico y guapo como costumbre a pesar de la oscuridad de la ha
Tres años antes.Elena se sentía como un fenómeno, o, mejor dicho, como un regalo envuelto en un hermoso vestido rojo que se pegaba a su cuerpo. Si fuera por ella usaría algo más recatado pero esa noche su padre había insistido en que usara esa prenda. Y ahora estaba en la asquerosa mira de aquellos hombres que buscaban carne fresca para tener a su lado. Y no era por más, ella no se consideraba una mujer despampanante, pero si podía resaltar.A sus 21 años mantenía una belleza que sobresalía de la media, con labios ligeramente gruesos, nariz aguileña, rostro ovalado y un par de ojos color piel envueltos en gruesas pestañas cobrizas oscuras. Su cabello que danzaba en ondas naturales acariciaba sus hombres hasta la mitad del brazo con dos tonos más claros que sus pestañas. Su figura era delgada sobre todo su cintura, pero con la grasa necesaria en los lugares indicados. Ella, Elena Miscler era lo que llamaban entre los ricos un buen espécimen de mujer.Apretó sus manos que se encontraba
La primera reacción de Elena ante aquel ataque fue tensarse completamente. No estaba adaptada a ese tipo de comportamientos. Más bien… aquel era su primer beso. Y este estaba siendo robado.Los labios de Dorian eran fuertes y chupaban los suyos arrastrando el labial en ellos. El sonido obsceno entre ellos la estremeció y comenzó a golpear la espalda de él con apenas fuera con sus puños cerrados. Su mente estaba divagando.Como algo que no debía ser… se estaba sintiendo tan bien.Ante sus golpes la boca del joven se separó de la de ella y pensó que la liberaría, pero solo fue para susurrarle contra sus labios.-Abre la boca y dame tu lengua- su voz grave la estremecióElena no supo si realmente le hizo caso por la impresión, pero lo próximo que supo era que la lengua de este había atravesado sus labios y se había enredado con la suya haciendo el beso mucho más profundo. Uh gemido salió de su garganta y sus uñas se enterraron en los antebrazos del hombre, aunque a este no pareció import