A pesar de que ella estaba a punto de divorciarse Elena no era una mujer de corazón frío, así que en cuanto llegó el auto ella se subió y este la llevó directo al hospital. Los segundos dentro del elevador hicieron que sus palmas se humedecieran notablemente. ¿Cómo estaría su esposo? ¿LO habían herido? Por la forma en que el secretario había hablado al parecer sí.
Cerró los ojos y se dejó caer hacia atrás, la pared sirvió de soporte para no derrumbarse. Acaso algo allá arriba se estaba poniendo en su contra. Había decidido divorciarse de su esposo, pero ahora… no era como si pudiera dejarlo simplemente en una cama de hospital. Él podía haber sido frío con ella y no quererla, pero ella aún tenía sentimientos por él.
Abrió los ojos al sentir que el elevador se detenía y salió corriendo al abrir la puerta, tan rápido como sus zapatos de tacón le permitieron. Buscó la habitación para encontrar la puerta abierta y una enfermera allí. Esta le cortó el paso, pero una mano detuvo la de ella.
-Es su esposa.
Elena no miró a Leon, simplemente pasó por su lado en dirección a la cama. Allí lo encontró. A su esposo, con los ojos cerrados. Una mano vendada al igual que su cabeza. Dormía, aunque su rostro estaba pálido con algunas leves heridas en una de sus mejillas y barbilla.
-¿Cómo está él?- se giró hacia el doctor que se encontraba del otro lado de la cama.
Este estudio a la mujer reconociéndola y le explicó la situación.
-EL señor Pikman fue chocado en su auto. Sus heridas no son graves pero el golpe en la cabeza nos preocupa. NO ha recobrado la conciencia todavía, aunque puede hacerlo en cualquier momento. Tendremos que monitorearlo. No presenta fracturas ni heridas severas. Tuvo suerte.
Ante esto Elena sintió que sus piernas se aflojaban y sus rodillas se doblaban cuando fue agarrada por la cintura.
-Cuidado- una voz familiar sonó a su espalda. No era Leon. El olor de aquella colonia cara lo había sentido antes. Sin embargo, rápidamente ella fue tirada a un lado terminando en los brazos de Leon que se notaba tenso.
Aquello dos hombres eran mucho más grandes que ella por lo que se sintió incómoda siendo tratada como una muñeca cuando ella no tenía apenas fuerzas para protestar.
-No toques a Lady Elena. No cuando su hermano está en una cama pasando por un duro momento. No se tome atribuciones.
EL hombre frente a él chasqueó la lengua.
-Acaso no viste que casi colapsa. Ten más tacto por favor.
Elena por su parte sentía que le estaba doliendo la cabeza. Ella con sus cosas y estaba en un cuarto con el doctor personal de su esposo, su secretario, ahora su hermano, al menos la enfermera se había esfumado. Y por supuesto, su esposo postrado en la cama.
-Cállense de una vez- ella tuvo que alzar la voz y pasar la mano por su rostro- Estamos… en un hospital- dejó salir el aire dentro de ella y miró a al doctor que se mantuvo pasivo del otro lado de la cama después de dejarse caer en la esquina de esta. Sus piernas temblaban
-¿Él estará bien?- al menos necesitaba confirmar aquello.
-Si. Su lesión es leve. El impacto no fue tan grave, aunque su cabeza recibió el mayor daño. Debemos esperar a que despierte para ver que tanto lo afecto, aunque no creemos que tenga mucha repercusión.
Bueno, al menos buenas noticias. Si él no estaba en tan mal estado ella podría seguir con su plan. De seguro no la extrañaría. Iba a levantarse para volver cuando unos largos y fuertes dedos se envolvieron alrededor de su muñeca.
Elena soltó un chillido mirando hacia abajo y notando que era los dedos de su esposo los que la aprisionaban.
-Él-
-Está despertando- el doctor se inclinó hacia el hombre en la cama que lentamente abría sus ojos.
Parecía algo confundido e igual de aturdido.
-Ceo- Leon se acercó del otro lado con emoción al notar que recobraba el sentido.
Por su parte el hombre miraba de forma lenta de un lado a otro. Se notaba mareado. Hizo el ademán de sentarse siendo ayudado por su secretario y el doctor dejando la espalda de este recostado contra el espaldar. En ningún momento soltó la muñeca de Elena dejando una marca roja alrededor de esta.
La mujer tampoco protestó. Estaba esperando como él reaccionaría. El contacto físico con él era limitado. Solo cuando era requerido o cuando él iba a su cuarto a tener sexo con ella cuando estaba de humor. Así que solo esperó.
-¿Ceo, le duele algo?- Leon a su lado se notaba ansioso por saber la respuesta alentando al doctor a revisarlo, pero era algo complicado cuando el hombre esquivaba las manos del médico y enfocaba su mirada en la mujer a la que sostenía. El secretario se dio cuenta- Después del accidente, mandé a buscar a su esposa, creo que era importante que estuviese aquí en caso de cualquier decisión importante.
-Mi esposa- el hombre inclinó la cabeza murmurando para así, para después jalar con fuerza el brazo que estaba sujetando.
Elena fue tomada desprevenida y su cuerpo terminó encima del de su esposo sin poder responder cuando su rostro fue agarrado y los labios de él se depositaron sobre los suyos. Un gemido colectivo se escuchó mientras ella se estremecía sobre él.
La estaba besando… delante de todos ellos, y no era un beso suave, le había abierto la boca con la lengua y saboreaba el interior con ansias. Un tipo de beso que pocas veces él le había dado, y ella recordaba esos momentos claramente. El brazo de él la sujetó por la cintura contra él para no dejarla escapar mientras devoraba su boca.
Las mejillas de Elena estaban encendidas ante la vergüenza. Él nunca había demostrado afecto y menos de ese tipo sexual en público, por lo que cuando la soltó dejando un hilo de saliva entre ellos ella no sabía cómo reaccionar.
El hombre volvió a dejar un beso corto sobre sus labios y murmuró entre los dos.
-Acaso la esposa no debe saludar a su esposo cuando se acaba de despertar.
Y Elena no podía estar más confundida.
¿Qué demonios estaba pasando?
Elena tenía el corazón martilleando tanto en su pecho que pensó que este se le iba a salir. Ese beso la había dejado aturdida. Tantas veces que había ansiado que él la besara así, y tan pocas veces que él lo había hecho. Apenas cuando tenían sexo como parte de su escasa vida marital y que ella podía contar con los dedos.Vio el ceño de su esposo fruncirse delante de ella y sintió la mano de él apoyarse en su nuca para volver a repetir el mismo acto, pero ella retrocedió soltándose de su agarre y como si su cabeza tuviese corto circuito salió corriendo de la habitación dejando a todos con la palabra en la boca y al hombre en la cama con los brazos alzados sintiendo el vacío entre ellos. Y por supuesto una expresión para nada complacida.Elena corrió por el pasillo con la respiración agitada y las mejillas coloradas hasta doblar la esquina cerca de la escalera y dejarse caer desplazándose por la pared hasta terminar en el suelo.-¿Qué estaba pasando?¿Por qué él la había besado así? Y d
Elena necesitó regresar a la casa y darme una ducha de agua tan caliente que su piel picó y se sonrojó. Maldecía internamente. Siempre sus planes se veían frustrados. Y ahora que por fin esperaba encontrar algo de libertad, simplemente su peso tenía un accidente y todo se echaba a perder. Pero a esa altura ya no podía hacer nada más. Solo espetar a que él se recuperar y se iría de allí. No era como si tuviera que hacer mucho, después de todo ellos no tenían mucha interacción. Después de vestirse y recoger una muda de ropa salió en busca del mayordomo que ya tenía preparada una pequeña mochila con un cambio de ropa para su esposo, pues, aunque ambos estuviesen casados ella no había entrado nunca a su habitación, ni siquiera después del matrimonio. No sería esta la primera vez que lo hiciera. Al regreso al hospital ya había anochecido y todos habían vuelto. Su esposo estaba solo, durmiendo tranquilamente sobre la cama, tan estoico y guapo como costumbre a pesar de la oscuridad de la ha
Tres años antes.Elena se sentía como un fenómeno, o, mejor dicho, como un regalo envuelto en un hermoso vestido rojo que se pegaba a su cuerpo. Si fuera por ella usaría algo más recatado pero esa noche su padre había insistido en que usara esa prenda. Y ahora estaba en la asquerosa mira de aquellos hombres que buscaban carne fresca para tener a su lado. Y no era por más, ella no se consideraba una mujer despampanante, pero si podía resaltar.A sus 21 años mantenía una belleza que sobresalía de la media, con labios ligeramente gruesos, nariz aguileña, rostro ovalado y un par de ojos color piel envueltos en gruesas pestañas cobrizas oscuras. Su cabello que danzaba en ondas naturales acariciaba sus hombres hasta la mitad del brazo con dos tonos más claros que sus pestañas. Su figura era delgada sobre todo su cintura, pero con la grasa necesaria en los lugares indicados. Ella, Elena Miscler era lo que llamaban entre los ricos un buen espécimen de mujer.Apretó sus manos que se encontraba
La primera reacción de Elena ante aquel ataque fue tensarse completamente. No estaba adaptada a ese tipo de comportamientos. Más bien… aquel era su primer beso. Y este estaba siendo robado.Los labios de Dorian eran fuertes y chupaban los suyos arrastrando el labial en ellos. El sonido obsceno entre ellos la estremeció y comenzó a golpear la espalda de él con apenas fuera con sus puños cerrados. Su mente estaba divagando.Como algo que no debía ser… se estaba sintiendo tan bien.Ante sus golpes la boca del joven se separó de la de ella y pensó que la liberaría, pero solo fue para susurrarle contra sus labios.-Abre la boca y dame tu lengua- su voz grave la estremecióElena no supo si realmente le hizo caso por la impresión, pero lo próximo que supo era que la lengua de este había atravesado sus labios y se había enredado con la suya haciendo el beso mucho más profundo. Uh gemido salió de su garganta y sus uñas se enterraron en los antebrazos del hombre, aunque a este no pareció import
Elena necesitó más de 15 minutos para poder volver al interior de la sala. Su rostro había estado caliente y acalorado por demasiado tiempo y su cuerpo entero latía. No podría mentir al decir que sus labios aun podían reproducir como habían sido besados y su lengua… ya ni podía mencionar lo que le había hecho a esta.Había sido tormentoso y asombroso en partes iguales. No sabía que ser besado se sentía de esa manera. Y por no mencionar como el hombre la había mirado… como si ella fuera lo más delicioso del mundo.Acaso él tendría interés en ella.No, no podía ser. Solo se habían visto ¿qué? ¿dos veces? Y ¿Amor a primera vista? Eso solo era de novelas rosas. No la vida real. Sin embargo, no podía evitar que su corazón palpitara fuerte dentro de su pecho.De todas las personas era la única que no la había mirado como si ella fuera un trofeo por su cuerpo, belleza o por negocios, pero debía centrarse o terminaría siendo el juguete de un hombre que apenas conocía.Entró a la sala y por su
Una semana. Había pasado toda una semana y a Elena no le habían dado más detalles sobre su futuro prometido, y su matrimonio. Ni siquiera había salido en las noticias cuando su padre se encargaba de decirlo a los 4 vientos. Ya se imaginaba que hasta el gato de la esquina se había enterado de eso. Sin embargo, ella aun lo estaba procesando. Y así pasó todo el turno en sus clases donde solo le quedaba un proyecto final y con eso podría graduarse de una vez por todas. Aunque ella había hecho la tarea y había hecho una investigación exhaustiva de su futuro marido no había encontrado mucha información. Incluso había revisado varias revistas en el auto de regreso a la casa. Dorian Pickman era el mayor de dos hermanos. Klaus era su medio hermano de una relación fuera del matrimonio por lo que no tenía derecho a la herencia familiar. Dorian heredaría todas las empresas de la familia y todo el imperio cuando cumpliera los 30 años como estaba estipulado en el testamento de su bisabuelo, el fu
Elena se sentía casi asfixiada en aquella enorme sala, pero rodeada de tres hombres que no le prestaban atención a pesar de que ella era el centro de la conversación. Demonios, se estaba definiendo su futuro, algo muy normal para alguien de su estatus a pesar de vivir en tiempos modernos.Por un momento giró su mirada en dirección a Dorian, él estaba sentado al lado de su padre, pero este simplemente la ignoraba, apenas si la había saludado cuando habían llegado. Era como una persona completamente diferente con la que se había encontrado en el balcón.-Y bueno, esa es la intención- concluyó Ernest. Elena no había escuchado del todo la conversación. Al final sería lo mismo.-Entiendo, pues vamos a mi oficina. Nos quedan algunos asuntos por atender- Markus se levantó- Dorian, habla con tu prometida, conózcanse un poco- le dijo su padre antes de dar la vuelta y salir seguido de Ernest.-Señor Markus- Rafael, el mayordomo enfocó al joven y este chasqueó la lengua.-Está bien. Les daré int
Toda mujer sueña con casarse de blanco, en una enorme estancia llena de flores y telas, con una alfombra salpicada de pétalos de rosa, con varios invitados y un guapo novio en el altar que la recibirá al ser entregada por el padre o familiar más cercano. Sin embargo, ese no sería el caso para Elena.Si, estaba vestida de blanco y caminaba sobre una alfombra, pero no había flores alrededor, ni invitados que le estuviesen sonriendo, ni su padre era el que la llevaba. Estaba caminando junto a su futuro esposo, tomada del brazo de él y en dirección a una pequeña mesa donde se encontraba una mujer sentada con un libro delante.Vaya, eso era real. Se estaba casando, pero era el matrimonio más mustio que pudiera tener. Además, no reconocía ninguno de los rostros que estaban a su alrededor, aunque dedujo que la mayoría eran de la parte de la familia del novio. Hombres influyentes. Ella en algún momento había escuchado que no deseaban que la unión entre las dos familias fuera algo que estuvies