Toda mujer sueña con casarse de blanco, en una enorme estancia llena de flores y telas, con una alfombra salpicada de pétalos de rosa, con varios invitados y un guapo novio en el altar que la recibirá al ser entregada por el padre o familiar más cercano. Sin embargo, ese no sería el caso para Elena.Si, estaba vestida de blanco y caminaba sobre una alfombra, pero no había flores alrededor, ni invitados que le estuviesen sonriendo, ni su padre era el que la llevaba. Estaba caminando junto a su futuro esposo, tomada del brazo de él y en dirección a una pequeña mesa donde se encontraba una mujer sentada con un libro delante.Vaya, eso era real. Se estaba casando, pero era el matrimonio más mustio que pudiera tener. Además, no reconocía ninguno de los rostros que estaban a su alrededor, aunque dedujo que la mayoría eran de la parte de la familia del novio. Hombres influyentes. Ella en algún momento había escuchado que no deseaban que la unión entre las dos familias fuera algo que estuvies
El viaje en el auto terminó en silencio total y al entrar al jardín de su nuevo hogar ya de noche, Elena se percató que su ahora nueva casa era incluso más lujosa que donde vivía. Era una mansión estilo antiguo, con columnas, grandes ventanales de madera con vitrales, pisos de mosaico, y la decoración interna no se quedaba atrás. Muebles victorianos, enormes jarrones con flores que inundaban las estancias con aroma suave. Pinturas decoraban las paredes y la escalera que daba a la segunda planta estaba recubierta por alfombra.Era bastante cálida debido a los colores marrones y pasteles usados en la decoración, muy diferente de cómo se sentía estar al lado de su esposo.-Es hermosa la casa- no pudo evitar decir.-Vivirás ahora a partir de aquí. Si necesitas algo de la casa de tu padre que se te haya quedado se lo pides a Rafael- señaló con la barbilla al mismo mayordomo que estaba en la casa de su padre. Un hombre mayor pero elegante, que tenía un aura extraña a su alrededor.A Elena n
Elena no sabía los sentimientos que la recorrían. Su esposo había salido de viaje, solo dejándole un número de celular para que lo contactara que nunca usó, y una tarjeta negra que no se atrevió a utilizar. Sabía que como su esposa tenía derecho a su dinero, sin embargo, ella no tenía la intención de utilizarlo.Por lo que una semana después la tarjera tenía el saldo intacto y de vuelta en el auto recibió la llamada del único contacto que no había usado en su celular.-Dime- su voz salió extremadamente cansada. No había podido dormir en los últimos días debido al proyecto final que discutiría en unos días.Hubo unos segundos de silencio.-¿Por qué no has usado la tarjeta que te dejé?Elena se restregó los ojos intentando no dormirse. Deseaba llegar a la casa lo antes posible. No escuchar las exigencias de su esposo al que no había visto en toda la semana.-No tengo por qué hacerlo. No creo que la necesite. ¿Es obligatorio usar tu dinero?- sus párpados estaban medio cerrados.Otra vez
Dorian se puso delante de ella y la recorrió de arriba abajo, la ropa abrazaba el cuerpo de ella y se marcaba el valle de sus pechos junto a sus pezones, y el volumen de sus muslos casi desnudos. Su mirada casi se la comió, pero ella estaba tan nerviosa que apenas se dio cuenta.-Acuéstate- le dijo él separándose y caminando hacia la mesa agarrando dos cosas sobre esta.Elena temblaba un poco tanto de los nervios como de la incertidumbre. Iba a tener sexo. No era estúpida. Sabía que se hacía, aunque no tenía experiencia. Se corrió hacia atrás manteniendo sus piernas flexionadas pero cerradas hasta la mitad de la cama y vio lo que él había agarrado cuando lo lanzó a su lado. Era… una pequeña botella de lubricante y… un condón.-Debes relajante- Dorian se subió a la cama y se arrastró arrodillado hasta ponerse frente a ella. Una de sus manos tocó la rodilla de la mujer notando lo tensa que estaba. Su ceño se frunció- Sino te relajas va a dolerte mucho.-Eso intento- ella temblaba ligera
Una de las manos de Elena apretaba la almohada mientras la otra cubría su boca conteniendo los vergonzosos gemidos que salían. Ligeras lágrimas rodaban por el borde de sus ojos sintiendo como la boca de su esposo devoraba sus pechos sin mesura. Era su primera vez siendo tocada de esa forma por lo que no estaba acostumbrada y se sentía realmente abrumada. Había una sensación caliente en su vientre que amenazaba con descender y la estaba volviendo loca.Sintió la mano de Dorian bajar por su vientre raspando con sus cortas uñas su piel hasta llegar al borde de la ropa interior. Elena quiso cerrar las piernas por reflejo sabiendo a donde se dirigía, pero por el cuerpo de él en el medio fue imposible, por lo que no pudo evitar cuando los dedos de él rozaron su sexo por encima de la tela ya húmeda.Esta vez no contuvo su gemido. Ella nunca se había tocado allí a menos que fuera estrictamente necesario. No era una santa y sabía sobre sexo, pero nunca le había prestado tanto interés. Hasta qu
Elena podía estar agotada, pero escuchó como su esposo desamarraba la bata y la corría de su cuerpo hasta esta caer en la cama. Los ojos de ella se abrieron ante la imagen. No solo por el cuerpo fibroso de Dorian, que tenía unos hombros anchos, brazos amplios y duros, así como una estrecha cintura y abdomen trabajado, se notaba que solía hacer ejercicios con regularidad, el problema no radicaba en ese físico despampanante que poseía sino en lo que tenía entre sus muslos.Y si solo fuera el tamaño.Elena tuvo que tragar en seco y alzarse sobre sus codos temblorosos para verlo mejor y darse cuenta que no estaba soñando.-¿Es en serio?- no puso evitar preguntar con su mirada puesta sobre el miembro de su esposo.Dorian inclinó la cabeza a un lado.-No veo que tenga algo fuera de lo común- alzó los hombros con algo de despreocupación.Elena tuvo el impulso de cerrar las piernas y escapar, porque eso no era normal.-Acaso… eso son cuentas.Dorian asintió llevando el paquete del condón a lo
Elena apretó sus labios cuando la invasión de aquel miembro que parecía imposible que cupiera dentro de ella comenzó a abrirse paso dentro de su agujero de forma lento y tortuosa. Ella comenzó a temblar ante la nueva sensación ligada con dolor dado que sus paredes se iban abriendo a algo tan grande. Incluso las cuentas no se sentían para nada placenteras, era como si la estuviesen raspando.Aun así y ante los leves gemidos de dolor que ella soltaba contra la almohada donde tenía enterrado su rostro, Dorian no se detuvo manteniendo su avance y su agarre sobre la estrecha cintura de ella. Sus dedos se enterraban tanto en la piel que dejarían marcas de seguro.Solo a mitad de camino y cuando sintió una barrera contra la cabeza de su glande fue que se detuvo y la dejó tomar aire. Ese era el himen de su virgen esposa, ese que no dejaba que pudiera enterrarse por completo dentro de ella. Eso cambiaría muy pronto.-Relájate, esto puede doler.-¿Qué?- Elena preguntó entre jadeos ante las pala
Dorian siguió moviéndose dentro de ella a pesar de que Elena había llegado al orgasmo. El cuerpo de ella estaba sobre la cama sin poder moverse, solo gimiendo en voz baja mientras él buscaba su satisfacción.-Estás tan húmeda- lamió la nuca desprovista, raspándola después con sus dientes- hueles tan rico.Su cadera se estrellaba contra los glúteos sonrojados por la constante actividad. Lamió la oreja de ella chupando su lóbulo ganándose un gemido de respuesta de ella. No estaba dormida, solo cansada. Y no pasó mucho tiempo antes que la cadera de ella comenzara a responder a los movimientos constantes de él que rozaban cada zona erógena en su interior con insistencia.A esa altura, ella no sabía si le dolía, o estaba demasiado excitada, pero incluso sus pezones que rozaban la tela del pullover que aún tenía puesto era insoportable. Y estaba perdiendo la cabeza.Sentía la humedad entre los dos. Entre sus muslos, en su sexo, sobre la ingle y también muslos de su esposo y a este no parecí