Elena necesitó regresar a la casa y darme una ducha de agua tan caliente que su piel picó y se sonrojó. Maldecía internamente. Siempre sus planes se veían frustrados. Y ahora que por fin esperaba encontrar algo de libertad, simplemente su peso tenía un accidente y todo se echaba a perder. Pero a esa altura ya no podía hacer nada más. Solo espetar a que él se recuperar y se iría de allí. No era como si tuviera que hacer mucho, después de todo ellos no tenían mucha interacción.
Después de vestirse y recoger una muda de ropa salió en busca del mayordomo que ya tenía preparada una pequeña mochila con un cambio de ropa para su esposo, pues, aunque ambos estuviesen casados ella no había entrado nunca a su habitación, ni siquiera después del matrimonio. No sería esta la primera vez que lo hiciera.
Al regreso al hospital ya había anochecido y todos habían vuelto. Su esposo estaba solo, durmiendo tranquilamente sobre la cama, tan estoico y guapo como costumbre a pesar de la oscuridad de la habitación, solo opacada por la lámpara de la mesita de al lado. Así que ella dejó las cosas sobre el sofá y se dejó caer. Estaba cansada. El doctor le había comentado que su esposo estaba mejorando rápidamente y que podría irse dado que su cuerpo apenas presentaba heridas y del golpe en la cabeza y pérdida de memoria solo quedaba esperar.
Elena no se dio cuenta, pero echó la cabeza hacia atrás. Aquella era una habitación Vip de un buen monto solo por usarla un día, pero dado que la familia a la que había ingresado era bastante poderosa aquello solo era lo de menos. Poco a poco se fue quedando dormida hasta caer de lado sobre el sofá. Estaba agotada.
No supo cuánto durmió, pero el sonido del agua corriendo la despertó y abrió los ojos para restregarlos. Miró alrededor y notó la luz encendida detrás de la puerta de cristal que pertenecía al baño. La cama… estaba vacía.
-¿Dorian?- ella se sentó quitando el cabello de su rostro.
No lo había sentido levantarse, pero al lado de ella no estaba la mochila con la ropa. En eso la puerta se abrió y el hombre completamente desnudo que secaba su rostro con la toalla fue bastante impresionante.
Elena volvió a caer sobre el sofá con los ojos muy abiertos. Podía ver incluso las gotas de agua corriendo por el torso ancho y formado del hombre, por el abdomen y por…
-Vístete por favor- ella giró la cabeza hacia un lado evitando mirar mucho a aquella área las cuales ella sabía bien como se sentía y que de pequeña no tenía nada.
Dorian dejó caer la toalla alrededor de su cuello y caminó hacia la cama aun sin ponerse nada. No parecía molestarse estar desnudo delante de ella.
-Acaso no te excita mi cuerpo- parecía una réplica diciendo aquello con su rostro completamente serio.
Elena no respondió aun evitando mirarlo y apretando sus muslos. No mentiría. Aquel hombre estaba bastante bien físicamente y sabía bien como hacerla gritar al menos cuando habían tenido sexo. Si solo no fuera un bloque de hielo.
Su barbilla fue agarrada antes que ella se diera cuenta y alzada hacia arriba. No lo había oído acercarse a ella. Elena tragó en seco. Su esposo la analizaba con la mirada.
-¿Por qué aunque eres mi esposa me estás rechazando?- inquirió con algo de molestia en su voz.
-No… te estoy rechazando- Elena respondió rápido.
Su respuesta no pareció convencer al hombre que se inclinó agarrando su muñeca y tirando de ella haciendo que tuviera que levantarse. Dorian rodeó la pequeña cintura de la mujer y la pegó a su cuerpo desnudo para besar sus labios con fuerza. La mano de él se posicionó en su nuca para que no escapara.
Y Elena otra vez fue asaltada por el beso de su esposo. Algo a lo que no estaba acostumbrada por lo que estaba tensa en sus brazos. Así que, aunque Dorian lo intentó ella no abrió la boca para hacer el beso más profundo.
-Aún tienes que recuperarte- fue la excusa de ella al notar el rostro molesto del hombre. Se notaba insatisfecho- No aquí en el hospital.
Dorian no era alguien de mostrar sus sentimientos tan fácilmente, pero esta vez no se molestaba en mostrar que estaba frustrado con la reacción de ella.
-Está bien- a final él la soltó- pero ven a dormir conmigo en la cama- se giró y solo se puso el pantalón dejando su torso descubierto.
-Dormiré en el sofá. Eres un paciente- Elena retrocedió. No sabía cómo actuar con ese hombre con rostro frío pero que a la vez insistía en tener contacto con ella.
-Elena, la cama es grande y eres mi esposa. No tienes por qué estar incómoda en la cama. Acaso no dormíamos todos los días juntos- él ya se acostaba dejándole espacio a ella- Ven.
Ella negó. No quería acortar la distancia con él y menos después de perder la memoria. Solo se haría daño al final cuando recuperara sus recuerdos y la volviera a tratar fríamente. Y eso de dormir juntos. Ni siquiera después de tener sexo ella despertaba con él al lado. La cama siempre terminaba vacía.
Entonces Dorian pareció desistir.
-En ese caso tráeme un vaso de agua por favor- Dorian se recostó hacia atrás acomodándose en su almohada. Su cabello oscuro acarició la seda blanca con que estaba cubierta.
Elena cerró los ojos y se contuvo. Solo un mes, solo un mes. Debía ser fuerte y no caer en las tentaciones. Pero su esposo acaba a de despertar y estaba jugando duro. Solo no le decía todo de golpe porque el doctor le había dicho estrictamente que toda la información podría confundirlo y empeorar el caso.
Llenó un vaso con agua y se acercó a la cama.
-Bebe- ella se lo ofreció con la boca apretada. No estaba cómoda.
Dorian se enderezó y agarró el vaso, pero su otra mano se envolvió alrededor de la muñeca de ella y tiró. El cuerpo de Elena desprevenido cayó hacia adelante, encima de él. Su esposo ni siquiera bebió el agua dejando el vaso a un lado y sostuvo a la mujer contra si.
-Así es más cómodo dormir.
Elena intentó soltarse.
-Dorian, déjame ir- pero los brazos alrededor de su cintura estaban aferrados sin intención de dejarla ir. Y cuando ella se agotó de forcejear inútilmente cayó sobre el pecho del hombre jadeando. Juraba que podía sentir un bulto rozando su zona inferior, pero no quiso pensar mucho en ello imaginándose que fuera.
EL hombre bufó por lo bajo y viendo que ella no ponía más resistencia se las ingenió para ponerla de lado y él la abrazó por detrás. Su rostro lo enterró en su nuca abrazándola de tal forma que el pequeño cuerpo se amoldaba al suyo y no la dejaba ir enrollando sus piernas entre las de ella
-Durmamos- cuando lo dijo ya había cerrado aspirando la fragancia de su esposa.
Y Elena lo menos que podría hacer en esa situación, con un esposo que siempre la ignoraba pero que ahora hasta quería dormir con ella, era conciliar el sueño.
Quizas si las cosas entre ellos tres años atrás cuando se besaron por primera vez hubieran sido de es forma no hubiera un documento de divorcio esperando en la mansión.
Tres años antes.Elena se sentía como un fenómeno, o, mejor dicho, como un regalo envuelto en un hermoso vestido rojo que se pegaba a su cuerpo. Si fuera por ella usaría algo más recatado pero esa noche su padre había insistido en que usara esa prenda. Y ahora estaba en la asquerosa mira de aquellos hombres que buscaban carne fresca para tener a su lado. Y no era por más, ella no se consideraba una mujer despampanante, pero si podía resaltar.A sus 21 años mantenía una belleza que sobresalía de la media, con labios ligeramente gruesos, nariz aguileña, rostro ovalado y un par de ojos color piel envueltos en gruesas pestañas cobrizas oscuras. Su cabello que danzaba en ondas naturales acariciaba sus hombres hasta la mitad del brazo con dos tonos más claros que sus pestañas. Su figura era delgada sobre todo su cintura, pero con la grasa necesaria en los lugares indicados. Ella, Elena Miscler era lo que llamaban entre los ricos un buen espécimen de mujer.Apretó sus manos que se encontraba
La primera reacción de Elena ante aquel ataque fue tensarse completamente. No estaba adaptada a ese tipo de comportamientos. Más bien… aquel era su primer beso. Y este estaba siendo robado.Los labios de Dorian eran fuertes y chupaban los suyos arrastrando el labial en ellos. El sonido obsceno entre ellos la estremeció y comenzó a golpear la espalda de él con apenas fuera con sus puños cerrados. Su mente estaba divagando.Como algo que no debía ser… se estaba sintiendo tan bien.Ante sus golpes la boca del joven se separó de la de ella y pensó que la liberaría, pero solo fue para susurrarle contra sus labios.-Abre la boca y dame tu lengua- su voz grave la estremecióElena no supo si realmente le hizo caso por la impresión, pero lo próximo que supo era que la lengua de este había atravesado sus labios y se había enredado con la suya haciendo el beso mucho más profundo. Uh gemido salió de su garganta y sus uñas se enterraron en los antebrazos del hombre, aunque a este no pareció import
Elena necesitó más de 15 minutos para poder volver al interior de la sala. Su rostro había estado caliente y acalorado por demasiado tiempo y su cuerpo entero latía. No podría mentir al decir que sus labios aun podían reproducir como habían sido besados y su lengua… ya ni podía mencionar lo que le había hecho a esta.Había sido tormentoso y asombroso en partes iguales. No sabía que ser besado se sentía de esa manera. Y por no mencionar como el hombre la había mirado… como si ella fuera lo más delicioso del mundo.Acaso él tendría interés en ella.No, no podía ser. Solo se habían visto ¿qué? ¿dos veces? Y ¿Amor a primera vista? Eso solo era de novelas rosas. No la vida real. Sin embargo, no podía evitar que su corazón palpitara fuerte dentro de su pecho.De todas las personas era la única que no la había mirado como si ella fuera un trofeo por su cuerpo, belleza o por negocios, pero debía centrarse o terminaría siendo el juguete de un hombre que apenas conocía.Entró a la sala y por su
Una semana. Había pasado toda una semana y a Elena no le habían dado más detalles sobre su futuro prometido, y su matrimonio. Ni siquiera había salido en las noticias cuando su padre se encargaba de decirlo a los 4 vientos. Ya se imaginaba que hasta el gato de la esquina se había enterado de eso. Sin embargo, ella aun lo estaba procesando. Y así pasó todo el turno en sus clases donde solo le quedaba un proyecto final y con eso podría graduarse de una vez por todas. Aunque ella había hecho la tarea y había hecho una investigación exhaustiva de su futuro marido no había encontrado mucha información. Incluso había revisado varias revistas en el auto de regreso a la casa. Dorian Pickman era el mayor de dos hermanos. Klaus era su medio hermano de una relación fuera del matrimonio por lo que no tenía derecho a la herencia familiar. Dorian heredaría todas las empresas de la familia y todo el imperio cuando cumpliera los 30 años como estaba estipulado en el testamento de su bisabuelo, el fu
Elena se sentía casi asfixiada en aquella enorme sala, pero rodeada de tres hombres que no le prestaban atención a pesar de que ella era el centro de la conversación. Demonios, se estaba definiendo su futuro, algo muy normal para alguien de su estatus a pesar de vivir en tiempos modernos.Por un momento giró su mirada en dirección a Dorian, él estaba sentado al lado de su padre, pero este simplemente la ignoraba, apenas si la había saludado cuando habían llegado. Era como una persona completamente diferente con la que se había encontrado en el balcón.-Y bueno, esa es la intención- concluyó Ernest. Elena no había escuchado del todo la conversación. Al final sería lo mismo.-Entiendo, pues vamos a mi oficina. Nos quedan algunos asuntos por atender- Markus se levantó- Dorian, habla con tu prometida, conózcanse un poco- le dijo su padre antes de dar la vuelta y salir seguido de Ernest.-Señor Markus- Rafael, el mayordomo enfocó al joven y este chasqueó la lengua.-Está bien. Les daré int
Toda mujer sueña con casarse de blanco, en una enorme estancia llena de flores y telas, con una alfombra salpicada de pétalos de rosa, con varios invitados y un guapo novio en el altar que la recibirá al ser entregada por el padre o familiar más cercano. Sin embargo, ese no sería el caso para Elena.Si, estaba vestida de blanco y caminaba sobre una alfombra, pero no había flores alrededor, ni invitados que le estuviesen sonriendo, ni su padre era el que la llevaba. Estaba caminando junto a su futuro esposo, tomada del brazo de él y en dirección a una pequeña mesa donde se encontraba una mujer sentada con un libro delante.Vaya, eso era real. Se estaba casando, pero era el matrimonio más mustio que pudiera tener. Además, no reconocía ninguno de los rostros que estaban a su alrededor, aunque dedujo que la mayoría eran de la parte de la familia del novio. Hombres influyentes. Ella en algún momento había escuchado que no deseaban que la unión entre las dos familias fuera algo que estuvies
El viaje en el auto terminó en silencio total y al entrar al jardín de su nuevo hogar ya de noche, Elena se percató que su ahora nueva casa era incluso más lujosa que donde vivía. Era una mansión estilo antiguo, con columnas, grandes ventanales de madera con vitrales, pisos de mosaico, y la decoración interna no se quedaba atrás. Muebles victorianos, enormes jarrones con flores que inundaban las estancias con aroma suave. Pinturas decoraban las paredes y la escalera que daba a la segunda planta estaba recubierta por alfombra.Era bastante cálida debido a los colores marrones y pasteles usados en la decoración, muy diferente de cómo se sentía estar al lado de su esposo.-Es hermosa la casa- no pudo evitar decir.-Vivirás ahora a partir de aquí. Si necesitas algo de la casa de tu padre que se te haya quedado se lo pides a Rafael- señaló con la barbilla al mismo mayordomo que estaba en la casa de su padre. Un hombre mayor pero elegante, que tenía un aura extraña a su alrededor.A Elena n
Elena no sabía los sentimientos que la recorrían. Su esposo había salido de viaje, solo dejándole un número de celular para que lo contactara que nunca usó, y una tarjeta negra que no se atrevió a utilizar. Sabía que como su esposa tenía derecho a su dinero, sin embargo, ella no tenía la intención de utilizarlo.Por lo que una semana después la tarjera tenía el saldo intacto y de vuelta en el auto recibió la llamada del único contacto que no había usado en su celular.-Dime- su voz salió extremadamente cansada. No había podido dormir en los últimos días debido al proyecto final que discutiría en unos días.Hubo unos segundos de silencio.-¿Por qué no has usado la tarjeta que te dejé?Elena se restregó los ojos intentando no dormirse. Deseaba llegar a la casa lo antes posible. No escuchar las exigencias de su esposo al que no había visto en toda la semana.-No tengo por qué hacerlo. No creo que la necesite. ¿Es obligatorio usar tu dinero?- sus párpados estaban medio cerrados.Otra vez