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Elena respiró de alivio cuando por fin pudo sentarse en una mesa. Había sido presentada de un lado a otro como si ella fuera un trofeo, y aunque sabía que su esposo no lo había hecho con esa intención, ella se había sentido así. Lo que más le preocupaba era que a pesar de que la mirada pesada sobre sus hombros tanto del hermano como del padre de Dorian, ellos no se habían acercado y precisamente Dorian los había ignorado.

-Tu hermano y padre están en la otra esquina. No los irás a saludar- tuvo que preguntar por la curiosidad más que nada.

-Ellos están bien donde están- Dorian le puso delante una copa de vino- No les prestes atención- parecía que él no deseaba que se reunieran.

-¿Es debido a tu hermano?- ella tomó un sorbo de su bebida pero la mirada de Dorian le dijo que no preguntara más sobre el tema.

-Estaremos aquí un rato y después nos volvemos. Ya hicimos acto de presencia y cumplimos- él tomó de la suya con el ceño fruncido- tengo cosa más entretenidas que hacer en mi casa.

El
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