Judith se paró del sillón y se acercó a él, mostrando la misma ferocidad, arrugó el documento entre su mano y se lo lanzó a la cara, provocando que Dylan apretara los molares para reprimir la rabia que su actitud le hizo resurgir.
—Porque resulta que mientras más leo esta ridiculez, más me doy cuenta de que eres un hombre nefasto, ¿cómo pretendes que yo cargue con la culpa de nuestro divorcio?, si eres tú quién me está obligando a firmar un divorcio a tan solo unas horas de habernos casado, bien entiendo que tú y yo no nos queremos, y créeme que no tenía planes de hacerlo, pero no voy a cargar con tu culpa— se quejó furiosa y él aborreció que ella empiece a comportarse de ese modo.
—Me lo debes, tú insististe para que esté jodido matrimonio se realizara sin preguntarme si yo estaba feliz con esto, solo estás arruinando 8 meses de mi vida y algo debes pagar— espetó fúrico.
Lo que menos quiere es sumarle preocupaciones a su madre y su plan es, que en el momento que pasen los ocho meses le dirá a su madre que la relación no funcionó, porque, aunque lo intentó Judith nunca lo quiso como una esposa acepta a su esposo y por eso no lucho más por mantener un matrimonio que empezó mal, ya que ante sus ojos no quiere ser el hijo malo e inconsciente que no cumplió con su pedido; puesto que de ese modo cumpliría con su deseo y podría casarse con la mujer que ama.
—¡Te equivocas, yo a ti no te debo nada!, ¡¡señor, arrogancia!!
Judith cogió su cartera y llaves para irse, pero él la agarró con fuerza por el antebrazo, reteniéndola para que no se fuera y con gesto agresivo le dijo:
—No sé qué pretendes, pero tengo una prometida, su nombre es Analía y con ella es que quiero casarme, y gracias a ti ahora estoy a punto de perderla, ¡¿todavía piensas que no me lo debes?!
—No, porque no te obligue a nada, admítelo, eres un niño que finge ser adulto, porque un hombre con huevos de verdad no habría aceptado algo que no quisiera.
Esas palabras hicieron a Dylan sentirse desafiado y la jaló tan fuerte que el hombro de Judith terminó estampado en su pecho firme, logrando una cercanía entre ambos que a ella la hacía sentir que le faltaba el aire, mientras que él la veía de manera intimidante como cuando un animal salvaje está a punto de atacar a su presa.
—Si no fuera porque amo a Analía te haría ver que tan hombre soy. Judith no me provoques que si pierdo no lo haré solo, te arrastraré junto conmigo a este infierno.
La soltó de golpe provocando que ella se tambaleara y cuando recuperó el aliento se quedó con cejas fruncidas porque no sabía qué interpretar.
∆∆∆
Dylan llegó a la empresa que es la sede central, y en el transcurso del camino no hacía más que resabiar al recordar la conversación que había tenido con su esposa. En cuanto entró al lobby, cada empleado que lo veía le felicitaba por su reciente matrimonio y eso para él era como si le estuvieran ofendiendo, por lo que no respondía. Solo seguía su camino con cara de pocos amigos hasta que llegó a su oficina; se dejó caer en el cómodo y moderno sillón de cuero, y respiró profundamente antes de preguntar por su asistente personal, pero para completar su fastidio la secretaria le informó que Analía había llamado para anunciar que se tomaría el día libre.
Ofuscado se pasó una y otra vez la mano por el rostro, a la vez que se ponía de pie.
—¡Ay, Analía! ¿Qué debo hacer para que me perdones? —le habló a la nada, sin dejar de peinarse el cabello con los dedos.
Como animal enjaulado empezó a caminar de un lado a otro dentro de su oficina, a cualquier empleado que se tomará tal atribución él como jefe estricto le habría sancionado, pero Analía sabe que Dylan no es capaz de hacer nada en su contra.
Él observó el espacio cerrado, y por primera vez la oficina que era su espacio predilecto le pareció un lugar sofocante; sentía que le faltaba el aire y con agitación llevó dos dedos a su corbata para aflojarla.
—¡Este jodido matrimonio acabará con mi vida! —, farfulló furioso pateando al aire de pura cólera, ya que no podía olvidar la prepotencia que mostraba Judith y se preguntaba: ¿Cómo la aguantaré durante ocho meses?
El tiempo para Dylan nunca fue tan importante como ahora, no se preguntaba por nada parecido, ni siquiera un proyecto fracasado le parecía tiempo perdido, pero extrañamente en este instante saber que tendrá que fingir ser el esposo feliz durante este lapso, lo hace sentir como que está invirtiendo un poco de vida esencial que le hará perder juventud.
—Cancela todas mis reuniones, hoy iré a la constructora — le indicó a su secretaria por el fijo.
—De acuerdo jefe— respondió la mujer ocultando el enfado que le provoca tener que realizar el trabajo de Analía que siempre hace lo que quiere por ser la amante de Dylan. Para nadie en la empresa era un secreto que Dylan tenía una relación con su asistente; relación que aún es un chisme entre los empleados, porque no logran entender cómo fue que, teniendo un romance con su asistente, Dylan contrajo matrimonio con otra mujer, y la ausencia de Analía los hace suponer que está dolida porque Dylan la traicionó.
—¡Eh, Dylan!, pensé que estarías de luna de miel—. Lo detuvo su mejor amigo Alexis cuando Dylan iba a subir al ascensor.
—¡No le veo la gracia a tu comentario! —rezongó virando los ojos.
— Alexis, sabes que este no es un matrimonio común, si me casé fue porque mi madre me lo rogó, está enferma y no quiero que nada impida su recuperación— le aclaró cortante, con el mal humor que se carga anda pesado.—Vamos, que lo sé, pero no debes pagar tu molestia conmigo, únicamente quise bromear un poco—. Alexis se sintió ofendido, y entraron al ascensor con sus equipos de protección en manos.Un denso silencio se instaló entre ambos y ya habían bajado 4 niveles del edificio en los que ninguno dijo nada, pero menos ingresaron más personas a la cabina, y Dylan no miraba a ningún lado que no fuera a la botonera.—¿Irás a la constructora? — le preguntó Dylan para romper el hielo y Alexis espetó entre dientes:—Si mi jefe y su humor de perros lo permiten, sí, eso creo.Dylan se giró hacia él.—Vamos, Alexis, muy pocas veces hemos tenido malentendidos, no te pongas de este modo—. Su amigo no dijo nada y siguió de brazos cruzados.—No me justifica, pero no la estoy llevando bien, Analía
Dylan estaba ardido debido a que Judith lo dejó hablando prácticamente solo y se fue a dormir, y ahora sentía que por su culpa no podía conciliar el sueño. Daba vueltas y vueltas sobre la cama, por momentos se sentaba en la orilla de esta y volvía a recostarse para pelear con su propio cuerpo, pero nada sucedía, de modo que se levantó, y bajó al primer nivel.—Judith abre— le exigió golpeando la puerta y cuando despertó abruptamente por el alboroto provocado por Dylan, Judith con fastidio expulsó todo el aire que guardaban sus pulmones. Estaba tan agotada que se sentó adormilada sobre la cama y se talló los ojos, soltando uno que otro bostezo a medida que escuchaba como los golpes que Dylan dejaba sobre la puerta eran tan fuertes que creyó que la iba a derrumbar.—¡Qué fastidio! — murmuró a la vez que soltaba un bostezo.—¿Qué quieres? — preguntó cuando abrió de golpe, con los ojos a medio abrir.—Te hice una oferta, solo acéptala, necesito escuchar que podré librarme de ti—, le aseve
Darla estaba regando las hortalizas en el huerto que tiene en la parte trasera de su glamurosa mansión. Las mujeres de su círculo social la criticaban por no tener un jardín como cualquier dama normal, sino que tenía un invernadero donde se pasaba la mayor parte del tiempo, regando sus flores, y hortalizas.—Nos odian porque somos demasiados originales, más que odio, creo que nos envidian—. Observando la lluvia creada por el agua que caía sobre las plantas recordó las palabras que siempre le decía su mejor amiga (la madre de Judith) —Amiga, nuestros hijos ya están casados como querías, y procuraré que sean felices— prometió, hablando a la nada antes de que una notificación sonara en su teléfono. Desvío la mirada hacia la pequeña mesa de color blanco donde está el teléfono y luego de cerrar la válvula de agua fue a revisar.“Dylan, ¿me amas?” — escuchaba la voz de Analía en un video donde veía a Dylan con los ojos cerrados y con el torso desnudo.“Si amor, sabes que no podría vivir s
Judith escuchaba a su mejor amiga dialogar con los cocineros sobre lo genial que la pasaron la noche anterior y se lamentó mucho por haber rechazado la invitación, ya que al menos de ese modo se habría ahorrado la incomodidad de tener que discutir con Dylan.«Siempre he escuchado que las parejas casadas tienen problemas y malentendidos, pero no me imaginé que los de Dylan y mío serían tantos», pensó cómica de su propia situación, por el hecho de que lamentarse no resolvería nada.—¿Me dirás qué te sucedió porque pareces un panda? — la interrogó Maya al mismo tiempo que le pasaba un plato con tallarines verdes para que ella le diera su último toque culinario.—Maya no es el momento ni el lugar para tu interrogatorio— dijo para evadir a su insistente amiga que no la dejaría en paz hasta sacarle la verdad, pero para su asombro Maya no estaba dispuesta a rendirse hoy, porque la sujetó por el antebrazo y la arrastró hacia la oficina.—Soy tu mejor amiga desde hace muchos años, te conozco;
Después de haber perdido la licitación contra su rival en los negocios Dylan se sentía sofocado y como todo un fracasado. Porque no podía soportar la idea de haber fallado y sentir que su carrera como el mejor ingeniero estaba en declive. Así que, para calmar un poco su ansiedad, buscar algo de apoyo y consuelo decidió llamar a su novia Analía. Tomó su teléfono y marcó el número.—¿Hola, amor? — dijo Analía con tono muy cursi al contestar el teléfono. —Hola, Analía. ¿Puedo hablar contigo un momento?— Claro, ¿Qué pasa, amor? —, preguntó Analía con preocupación.—Tengo una mala noticia—. Analía al otro lado de la línea se tensó esperando que Dylan le dijera que debían terminar su relación por causa del video que ella le había enviado a Darla; sin embargo, su corazón volvió a su ritmo normal cuando Dylan con prontitud agregó con voz temblorosa: —Perdí la licitación—, expuso Dylan con un suspiro. —Mi rival comercial ganó y ahora no sé qué hacer.Analía se mordió el labio inferior, s
Bryan esperaba encontrarse con un hombre, pero en su lugar, había una hermosa mujer. La belleza y elegancia de la chef llamaron la atención de Bryan de inmediato, su corazón se aceleró. La atracción que sentía hacia la chef era innegable; se sentía atraído por su confianza y habilidad.—¡Oh! Disculpe, pensé que el chef era un hombre. — No puedo creer que alguien tan hermosa pueda ser una chef tan talentosa— comentó impresionado, se le notaba aún la incredulidad y Judith sonrió, pero no con mucha emoción porque a pesar de que él la estaba halagando igual pensar que por ser mujer no podría ser un chef la hacía sentir denigrada, sin embargo, Bryan no detuvo sus palabras, sino que continuó diciendo:— De verdad, me sorprende ver a una mujer tan hermosa y talentosa en la cocina. Debe ser una de las mejores chefs que he conocido.—Muchas gracias por sus amables palabras, me alegra que haya disfrutado su comida. Pero permítame decirle que el género no tiene nada que ver con la habilidad cu
Al día siguiente: Judith despertó con un fuerte dolor de cabeza y se palmeó varias veces la frente, creyendo que así aliviaría el intenso dolor. — Me va a explotar la cabeza, ¿por qué bebí tanto? , ¡ay!, ¡¿quién me manda a confiar en Maya y sus chupitos?! — se lamentó a medida que creaba pequeños círculos con los dedos sobre su sien. Aún estaba con los ojos cerrados y los abrió de golpe cuando recordó la discusión que había tenido con Dylan y se sentó en la cama. —¡Ahh! — gritó sintiéndose frustrada. » ¡No debí dejarme provocar por ese idiot@ arrogante, prometí que lo soportaría!, ¡Dylan es un m@ldito! Hizo un mohín de desagrado recordando que había incumplido con una promesa que le había hecho a su suegra y se sintió mal por ello, dado que no le gusta faltar a sus palabras. Flashback.Después de los halagos de aquel extraño cliente ella siguió trabajando cuando recibió un mensaje de texto de Darla, invitándole a visitarla. A pesar de estar ocupada, Judith decidió aceptar la inv
Como no se sentía bien debido a la resaca, Judith decidió quedarse en casa, llamó a su amiga y le pidió hacerse cargo del restaurante. Sin embargo, al pasar media hora ya no podía seguir acostada y decidió que aprovecharía el tiempo para elaborar nuevos platillos y así los agregaría a la carta del restaurante.Mientras preparaba la comida, al abrir el refrigerador para buscar algunos ingredientes se dio cuenta de que Dylan se había comido los ravioles que había guardado en el refrigerador. Enfadada, decidió que debía cobrarle de alguna manera.—Me estruja a la cara que esta es su casa, pero no es capaz de agradecerme por la comida— murmuró a medida que lavaba unos tomates.Luego se sentó porque sentía que aún estaba mareada, pero eso no impedía que siguiera protestando en voz alta sobre la forma en que Dylan la trataba. —¡No puedo creer que me llame callejera! —, se quejó al recordar las palabras hirientes que Dylan le dijo la noche anterior.—¿No se da cuenta de que salgo durante t