—Acepto… — escuchó Judit el consentimiento de su esposo y sonrió aliviada visualizando a los presentes porque le apenaba que después del largo silencio que hizo, él decidiera dejarla en una mala posición, de la cual no podría recuperarse; el bochorno de ser rechazada por su esposo públicamente, la terminaría destruyendo.Lo observó empuñar sus manos como si tratara de controlarse, y cuando firmaron el acta matrimonial, él la vio fijamente con esos ojos grises que le helaron el alma y provocando que sintiera una presión en el pecho bastante incómoda. No hubo beso, solo un apretón de manos entre ella y su esposo, quien para calmar las murmuraciones terminó posando los labios en su frente, pero sentía el repudio hasta en su manera de tocarla.Judith estaba aceptando los buenos deseos de sus amigas y madrastra cuando fue bruscamente jalada del brazo, y al girar de una manera poco vista se enredó con sus propios tacones, el velo largo amarró sus pies, y si no fuera por esos fuertes dedos
—Eso merece un brindis, no perderé a Dylan, así deba hacer arder el mundo— celebró Analía limpiando los rastros de lágrimas que tenía en su cara y para sellar ese comentario agarró el vaso con ron, lo acercó a sus labios gruesos y se tomó todo el contenido de un solo golpe.—Así se habla Analía. Te dije que no debes deprimirte por esto. Eres la mujer que Dylan ama, solo piensa en todas las cosas que él ha hecho por ti. Eres su secretaria y enfrentó a su padre por ti. Tendrás a Dylan y las comodidades que brinda ser su esposa, tenlo por seguro, solo debes presionar un poco más y abandonara a esa mujer— le aconsejaba la amiga compartiendo una sonrisa.—Tienes razón, los celos me cegaron, eso de ir a interrumpir la boda era una estupidez, Dylan estaría furioso, me conviene tenerlo calmado y llorando detrás de mí, por lo que seré un poquito ruda—. Analía dejó una distancia mínima entre su dedo índice y el pulgar. ∆∆∆Toc, Toc, Judith escuchó unos toques en la puerta de su dormitorio, y c
Judith se paró del sillón y se acercó a él, mostrando la misma ferocidad, arrugó el documento entre su mano y se lo lanzó a la cara, provocando que Dylan apretara los molares para reprimir la rabia que su actitud le hizo resurgir.—Porque resulta que mientras más leo esta ridiculez, más me doy cuenta de que eres un hombre nefasto, ¿cómo pretendes que yo cargue con la culpa de nuestro divorcio?, si eres tú quién me está obligando a firmar un divorcio a tan solo unas horas de habernos casado, bien entiendo que tú y yo no nos queremos, y créeme que no tenía planes de hacerlo, pero no voy a cargar con tu culpa— se quejó furiosa y él aborreció que ella empiece a comportarse de ese modo.—Me lo debes, tú insististe para que esté jodido matrimonio se realizara sin preguntarme si yo estaba feliz con esto, solo estás arruinando 8 meses de mi vida y algo debes pagar— espetó fúrico. Lo que menos quiere es sumarle preocupaciones a su madre y su plan es, que en el momento que pasen los ocho meses
— Alexis, sabes que este no es un matrimonio común, si me casé fue porque mi madre me lo rogó, está enferma y no quiero que nada impida su recuperación— le aclaró cortante, con el mal humor que se carga anda pesado.—Vamos, que lo sé, pero no debes pagar tu molestia conmigo, únicamente quise bromear un poco—. Alexis se sintió ofendido, y entraron al ascensor con sus equipos de protección en manos.Un denso silencio se instaló entre ambos y ya habían bajado 4 niveles del edificio en los que ninguno dijo nada, pero menos ingresaron más personas a la cabina, y Dylan no miraba a ningún lado que no fuera a la botonera.—¿Irás a la constructora? — le preguntó Dylan para romper el hielo y Alexis espetó entre dientes:—Si mi jefe y su humor de perros lo permiten, sí, eso creo.Dylan se giró hacia él.—Vamos, Alexis, muy pocas veces hemos tenido malentendidos, no te pongas de este modo—. Su amigo no dijo nada y siguió de brazos cruzados.—No me justifica, pero no la estoy llevando bien, Analía
Dylan estaba ardido debido a que Judith lo dejó hablando prácticamente solo y se fue a dormir, y ahora sentía que por su culpa no podía conciliar el sueño. Daba vueltas y vueltas sobre la cama, por momentos se sentaba en la orilla de esta y volvía a recostarse para pelear con su propio cuerpo, pero nada sucedía, de modo que se levantó, y bajó al primer nivel.—Judith abre— le exigió golpeando la puerta y cuando despertó abruptamente por el alboroto provocado por Dylan, Judith con fastidio expulsó todo el aire que guardaban sus pulmones. Estaba tan agotada que se sentó adormilada sobre la cama y se talló los ojos, soltando uno que otro bostezo a medida que escuchaba como los golpes que Dylan dejaba sobre la puerta eran tan fuertes que creyó que la iba a derrumbar.—¡Qué fastidio! — murmuró a la vez que soltaba un bostezo.—¿Qué quieres? — preguntó cuando abrió de golpe, con los ojos a medio abrir.—Te hice una oferta, solo acéptala, necesito escuchar que podré librarme de ti—, le aseve
Darla estaba regando las hortalizas en el huerto que tiene en la parte trasera de su glamurosa mansión. Las mujeres de su círculo social la criticaban por no tener un jardín como cualquier dama normal, sino que tenía un invernadero donde se pasaba la mayor parte del tiempo, regando sus flores, y hortalizas.—Nos odian porque somos demasiados originales, más que odio, creo que nos envidian—. Observando la lluvia creada por el agua que caía sobre las plantas recordó las palabras que siempre le decía su mejor amiga (la madre de Judith) —Amiga, nuestros hijos ya están casados como querías, y procuraré que sean felices— prometió, hablando a la nada antes de que una notificación sonara en su teléfono. Desvío la mirada hacia la pequeña mesa de color blanco donde está el teléfono y luego de cerrar la válvula de agua fue a revisar.“Dylan, ¿me amas?” — escuchaba la voz de Analía en un video donde veía a Dylan con los ojos cerrados y con el torso desnudo.“Si amor, sabes que no podría vivir s
Judith escuchaba a su mejor amiga dialogar con los cocineros sobre lo genial que la pasaron la noche anterior y se lamentó mucho por haber rechazado la invitación, ya que al menos de ese modo se habría ahorrado la incomodidad de tener que discutir con Dylan.«Siempre he escuchado que las parejas casadas tienen problemas y malentendidos, pero no me imaginé que los de Dylan y mío serían tantos», pensó cómica de su propia situación, por el hecho de que lamentarse no resolvería nada.—¿Me dirás qué te sucedió porque pareces un panda? — la interrogó Maya al mismo tiempo que le pasaba un plato con tallarines verdes para que ella le diera su último toque culinario.—Maya no es el momento ni el lugar para tu interrogatorio— dijo para evadir a su insistente amiga que no la dejaría en paz hasta sacarle la verdad, pero para su asombro Maya no estaba dispuesta a rendirse hoy, porque la sujetó por el antebrazo y la arrastró hacia la oficina.—Soy tu mejor amiga desde hace muchos años, te conozco;
Después de haber perdido la licitación contra su rival en los negocios Dylan se sentía sofocado y como todo un fracasado. Porque no podía soportar la idea de haber fallado y sentir que su carrera como el mejor ingeniero estaba en declive. Así que, para calmar un poco su ansiedad, buscar algo de apoyo y consuelo decidió llamar a su novia Analía. Tomó su teléfono y marcó el número.—¿Hola, amor? — dijo Analía con tono muy cursi al contestar el teléfono. —Hola, Analía. ¿Puedo hablar contigo un momento?— Claro, ¿Qué pasa, amor? —, preguntó Analía con preocupación.—Tengo una mala noticia—. Analía al otro lado de la línea se tensó esperando que Dylan le dijera que debían terminar su relación por causa del video que ella le había enviado a Darla; sin embargo, su corazón volvió a su ritmo normal cuando Dylan con prontitud agregó con voz temblorosa: —Perdí la licitación—, expuso Dylan con un suspiro. —Mi rival comercial ganó y ahora no sé qué hacer.Analía se mordió el labio inferior, s