Como no se sentía bien debido a la resaca, Judith decidió quedarse en casa, llamó a su amiga y le pidió hacerse cargo del restaurante. Sin embargo, al pasar media hora ya no podía seguir acostada y decidió que aprovecharía el tiempo para elaborar nuevos platillos y así los agregaría a la carta del restaurante.Mientras preparaba la comida, al abrir el refrigerador para buscar algunos ingredientes se dio cuenta de que Dylan se había comido los ravioles que había guardado en el refrigerador. Enfadada, decidió que debía cobrarle de alguna manera.—Me estruja a la cara que esta es su casa, pero no es capaz de agradecerme por la comida— murmuró a medida que lavaba unos tomates.Luego se sentó porque sentía que aún estaba mareada, pero eso no impedía que siguiera protestando en voz alta sobre la forma en que Dylan la trataba. —¡No puedo creer que me llame callejera! —, se quejó al recordar las palabras hirientes que Dylan le dijo la noche anterior.—¿No se da cuenta de que salgo durante t
En cuanto Dylan llegó a la empresa lo primero que hizo su padre fue llamarlo para que fuera a su oficina, y Dylan que no quería verlo después del momento bochornoso que le hizo pasar, se irritó una vez más y cuando atravesó la puerta de la oficina de su padre le reclamó:—¡¿Cómo pudiste cambiar la propuesta así?! Me has hecho quedar en ridículo delante de mí rival Bryan Torne. ¡No puedo creer que hayas hecho esto!—Dylan, por favor, baja la voz—, respondió Carl en un tono calmado. Hay una razón para esto que necesito explicarte.Dylan respiró profundamente y trató de calmarse. —¿Qué razón? —, preguntó.—Dylan, escúchame. Tuve que cambiar la propuesta porque la empresa está pasando por un problema económico que nos puede arrastrar a la quiebra. Tu propuesta original era demasiado alta y nos habría dejado en una posición financiera aún peor. Dylan se sintió abrumado por la noticia. Había estado tan concentrado en ganar la licitación que no había considerado las implicaciones financiera
Judith dejó escapar una risita, ya que hacer los quehaceres del hogar para ella era algo bastante simple y de lo que disfrutaba muchísimo, porque a pesar de ser una chica que se crio teniendo a su servicio muchos empleados que siempre estuvieron a su disposición. Nunca se comportó como alguna chica de alta alcurnia que no son capaces de hacer sus propias labores, sino que se enfocó en aprender de ellos y los ayudaba a realizar sus trabajos a escondidas de su padre. Puesto que su padre le dedicaba mucho tiempo a la empresa y para no estar aburrida en casa, pues pasaba la mayor parte del tiempo junto a los empleados.—La próxima vez no tomes decisiones sobre mis empleados.—¿Por qué no?, mientras viva aquí soy tu esposa para la ley y para todas las personas que nos conocen, así que puedo hacerlo— expuso con una sonrisa maliciosa en los labios, aunque no quería antes exigir derechos, ya se está cansando de los desplantes de Dylan.—No quiero deberte nada, pero menos quiero que pongas tus
Mientras que Dylan, quien después de tomar un baño caliente se dejó caer en la cama sin poder concentrar el sueño, debido a que aún lo sucedido no abandonaba su mente y por más que quería dejar de pensar en la discusión que tuvo con Judith era imposible.—Por mi puede tener mil amantes, eso no debería importarme, total, la mujer que amo es Analía— rezongaba mirando el techo y de un momento a otro se sentó en la orilla de la cama, y se estrujó la cara con ambas manos.Sintiéndose ofuscado se levantó, yendo de inmediato a su sala de juego; dónde se dirigió a su licorera y se sirvió un trago y para eliminar el tedioso silencio encendió el reproductor de audio.Mientras que Judith tuvo que ir de emergencia a su negocio, pues, habían llegado unos comensales que exigían platillos preparados por la chef estrella del restaurante y como el cliente siempre tiene la razón, ella a pesar del mal momento vivido con Dylan con rapidez llegó.—Amiga, todos los clientes solo han preguntado por ti, te d
Dylan se levantó del sofá de su sala de juegos y caminó hacia la cocina. Donde Judith estaba de pie frente al fregadero lavando los platos, ya que como tuvo que salir tan rápido dejó todo desorganizado. Dylan se acercó y le tocó suavemente el hombro.—Judith, necesito hablar contigo—, solicitó con un tono de voz serio, pero apenado y Judith al oír su voz sintió que el corazón le explotaría porque su ritmo cardíaco aumentó de golpe.—Dylan de verdad no tengo ánimos para discusiones, estoy muy cansada—respondió sin verlo.—No he venido a pelear.«¿Por qué se habrá cambiado?», se preguntó Dylan, notando algo extraño porque recordó que Judith no estaba vestida de ese modo y al desviar su rostro vio en la encimera un ramo de flores rojas y una tarjeta.«Es una zorr@, de seguro ya fue a ver a un amante aprovechando mi distracción, es una inmoral», decía Dylan en su fuero interno controlándose para no sacar su reciente furia, respiraba con dificultad sin dejar de ver las flores e incluso in
Dylan sonrió forzadamente, simulando que le había parecido chistosa la propuesta de Judith y luego de estar en silencio por un buen tiempo le respondió usando un tono juguetón:—Está bien, pagaré el monto que consideres que cuesta el platillo.Judith volvió a reír y divertida dijo: —Tengo que reunir dinero para el día en que nos divorciemos, no quiero quedarme desamparada económicamente.Dylan se burló de ella en broma: —Al divorciarnos, tendrías que darme la mitad de todo ese dinero que reúnas vendiéndome tus comidas porque como tu esposo que soy, me toca la mitad de todos tus bienes —. Con este comentario buscaba ver cuál sería la reacción de Judith, pero ella se rió con naturalidad porque muy al contrario de las cosas malas que Dylan piensa, ella en realidad está creyendo en su arrepentimiento y continuaron disfrutando de la cena juntos. —Comes muy poco, mira todo lo que dejaste en el plato — resaltó Dylan cuando la ayudaba a tirar los desperdicios.«Cómo aborrezco hacer labores
Dylan no respondió con la prisa que Analía deseaba por lo que sintiendo terror, miedo y ansiedad a que él eligiera irse, ella decidió fingir estar mal para que él se quedara a cuidarla y así poder pasar la noche juntos. «Debo hacer algo, apenas Dylan está empezando con este matrimonio y siento que lo estoy perdiendo», caviló Analía al ver a Dylan a su lado sin tocarla de manera lujuriosa como es su costumbre.Por su parte, Dylan casi no durmió analizándose a sí mismo porque no sabía que le impedía estar sin limitaciones con la mujer que supone amar, y se decía que no debía de sentir culpa de ninguna índole, ya que Judith es una mujer infiel y su matrimonio no es real.—Amor, vamos a desayunar juntos, conozco una cafetería donde venden unas croquetas deliciosas— propuso Analía cuando vio a Dylan despertar, estaba vistiendo muy sensual, apenas tenía un camisón que se le transparentaba por completo dejando visibles sus pechos siliconados, su vientre y la diminuta braga que tenía puesta,
Aunque el pedido de Darían era infantil, igual los padres de Dylan no se opusieron, sino que estaban a la espera, y los veían a ambos expectantes esperando un beso entre ellos y antes de que Dylan pudiera decir algo Judith emitió una risita de nerviosismo.—Lo siento cuñada, pero las muestras de afecto en público me incomodan.Judith fingió estar apenada luego de su justificación para no besar a Dylan y Darla se lamentó internamente al ver que aún ellos siguen tan fríos como al principio; sin embargo, no insistió respetando a Judith, y su esposo e hija tampoco dijeron algo, solo continuaron almorzando y hablando de todo, desde su trabajo hasta sus planes para el futuro y en un momento que Darla estuvo a punto de preguntarle a Judith por cómo le iba en el restaurante Dylan aprovechó la distracción de Judith para unir sus labios, robándole de ese modo un beso simple, pero que hizo que Judith sintiera como la rabia le hervía la sangre. También quiso gritarle y pegarle una fuerte bofetada