Dylan se levantó del sofá de su sala de juegos y caminó hacia la cocina. Donde Judith estaba de pie frente al fregadero lavando los platos, ya que como tuvo que salir tan rápido dejó todo desorganizado. Dylan se acercó y le tocó suavemente el hombro.—Judith, necesito hablar contigo—, solicitó con un tono de voz serio, pero apenado y Judith al oír su voz sintió que el corazón le explotaría porque su ritmo cardíaco aumentó de golpe.—Dylan de verdad no tengo ánimos para discusiones, estoy muy cansada—respondió sin verlo.—No he venido a pelear.«¿Por qué se habrá cambiado?», se preguntó Dylan, notando algo extraño porque recordó que Judith no estaba vestida de ese modo y al desviar su rostro vio en la encimera un ramo de flores rojas y una tarjeta.«Es una zorr@, de seguro ya fue a ver a un amante aprovechando mi distracción, es una inmoral», decía Dylan en su fuero interno controlándose para no sacar su reciente furia, respiraba con dificultad sin dejar de ver las flores e incluso in
Dylan sonrió forzadamente, simulando que le había parecido chistosa la propuesta de Judith y luego de estar en silencio por un buen tiempo le respondió usando un tono juguetón:—Está bien, pagaré el monto que consideres que cuesta el platillo.Judith volvió a reír y divertida dijo: —Tengo que reunir dinero para el día en que nos divorciemos, no quiero quedarme desamparada económicamente.Dylan se burló de ella en broma: —Al divorciarnos, tendrías que darme la mitad de todo ese dinero que reúnas vendiéndome tus comidas porque como tu esposo que soy, me toca la mitad de todos tus bienes —. Con este comentario buscaba ver cuál sería la reacción de Judith, pero ella se rió con naturalidad porque muy al contrario de las cosas malas que Dylan piensa, ella en realidad está creyendo en su arrepentimiento y continuaron disfrutando de la cena juntos. —Comes muy poco, mira todo lo que dejaste en el plato — resaltó Dylan cuando la ayudaba a tirar los desperdicios.«Cómo aborrezco hacer labores
Dylan no respondió con la prisa que Analía deseaba por lo que sintiendo terror, miedo y ansiedad a que él eligiera irse, ella decidió fingir estar mal para que él se quedara a cuidarla y así poder pasar la noche juntos. «Debo hacer algo, apenas Dylan está empezando con este matrimonio y siento que lo estoy perdiendo», caviló Analía al ver a Dylan a su lado sin tocarla de manera lujuriosa como es su costumbre.Por su parte, Dylan casi no durmió analizándose a sí mismo porque no sabía que le impedía estar sin limitaciones con la mujer que supone amar, y se decía que no debía de sentir culpa de ninguna índole, ya que Judith es una mujer infiel y su matrimonio no es real.—Amor, vamos a desayunar juntos, conozco una cafetería donde venden unas croquetas deliciosas— propuso Analía cuando vio a Dylan despertar, estaba vistiendo muy sensual, apenas tenía un camisón que se le transparentaba por completo dejando visibles sus pechos siliconados, su vientre y la diminuta braga que tenía puesta,
Aunque el pedido de Darían era infantil, igual los padres de Dylan no se opusieron, sino que estaban a la espera, y los veían a ambos expectantes esperando un beso entre ellos y antes de que Dylan pudiera decir algo Judith emitió una risita de nerviosismo.—Lo siento cuñada, pero las muestras de afecto en público me incomodan.Judith fingió estar apenada luego de su justificación para no besar a Dylan y Darla se lamentó internamente al ver que aún ellos siguen tan fríos como al principio; sin embargo, no insistió respetando a Judith, y su esposo e hija tampoco dijeron algo, solo continuaron almorzando y hablando de todo, desde su trabajo hasta sus planes para el futuro y en un momento que Darla estuvo a punto de preguntarle a Judith por cómo le iba en el restaurante Dylan aprovechó la distracción de Judith para unir sus labios, robándole de ese modo un beso simple, pero que hizo que Judith sintiera como la rabia le hervía la sangre. También quiso gritarle y pegarle una fuerte bofetada
Judith observaba a Dylan aún perdida, no había comprendido nada, entonces preguntó:—¿Cómo…?—No hay luz en el segundo y en el tercer piso—respondió él al fin aclarando lo que trataba de informar, y ella se encogió de hombros a la vez que pensaba:«Eso no es de mi incumbencia», se mordió la lengua para no largarlo, porque cuando se reciben piedras es justamente lo que devuelves. —Llama a la empresa de electricidad— le aconsejó restándole importancia y continuó hacia la cocina.—Ya lo hice y no podrán venir, porque están fuera de horario.—Para iluminar tu espacio utilizas velas y listo— le recomendó burlona y Dylan la quería estrangular.—No haré eso. Voy a quedarme en este piso hasta que vengan a arreglarla.—Este es mi lado de la casa, si quieres quedarte aquí tendrás que pagar como si estuvieras en un hotel 5 estrellas.—¿Se te olvida que esta es mi casa?, ¡chalada!—Como no se me olvida que no puedo ir a tu lado de la casa, por lo tanto, tú no puedes venir al mío sin mi consentim
—Si le dijera que solo he venido por los vinos, ¿se ofendería?Judith le había hecho esa pregunta a Bryan de manera inteligente para hacerle entender que no debía hacerse ilusión de que aquello es una cita romántica, y si hubiera estado en otros términos con su esposo le habría dicho claramente que no puede aceptar su cortejo porque ya es una mujer casada pero la vergüenza de mencionar su desastroso matrimonio que pronto acabará le llenaba de bochorno.—No, para nada, soy un hombre muy sensato, y puedo entender que por el momento los vinos sean más importantes, aunque tu interés por ellos no anula el hecho de que has venido por mi invitación. Bryan le dio un sorbo a su copa sin dejar de verla y Judith naturalmente se sonrojó y rehuyó de su mirada, era demasiada presión para ella como ese hombre sin pronunciar palabras gritaba con cada gesto te quiero comer la boca.Bryan se sintió aliviado de que la conversación fluyera fácilmente entre ellos, pero todavía había cierta tensión en el
Desorientado, Dylan salió de casa, ya que necesitaba un respiro para no terminar cometiendo un gran error, puesto que todos sus demonios le apuntaban hacia Judith; incluso su subconsciente le jugaba una mala pasada al hacerle pensar que él tenía todo el derecho de exigirle intimidad, ya que es su esposo. Innumerables veces agarró el teléfono para llamar a Analía y acudir a ella pero se arrepentía porque no era en sí lo que le apetecía y sin encontrar qué hacer llamó a Alexis aunque era tarde le pidió que fueran a cenar, aún no había comido nada de todos modos.Minutos después Dylan y Alexis se encontraban en un restaurante, disfrutando de una cena juntos. —¿Qué te pasa?, nunca llamas a menos que necesites algo— inquirió Alexis después de haber comido su tercer bocado, ya no podía estar en silencio y más conociendo a Dylan.—¿Qué?, ¿no puedo invitar a mi amigo a cenar?— cuestionó Dylan con las cejas alzadas.Alexis observó su plato y dejó los cubiertos a un lado de manera dramática.
Analía se encontraba en su casa, abrumada porque notaba que Dylan está distante, incluso hace tres días cuando la llamó para preguntarle sobre el incidente en la degustación de vinos, espero que él le pidiera pasar la noche juntos; sin embargo, Dylan solo le puso una excusa tras otra para no verla y eso la hace sentir perdida. —Debo buscar algo para atraer a Dylan, parece que mi estrategia ya no está funcionando— musitaba pensativa con un dedo bajo el mentón.—¡Maldito Bryan!, ¿ahora a qué está jugando al contarle cosas a Dylan?, al menos antes era más discreto. No puedo permitir que Dylan suponga qué mientras él no está a mi lado yo estoy disfrutando de la vida yendo a eventos exclusivos— refunfuñaba por cada cosa que le estaba sucediendo, hasta que su teléfono timbró. Ring, ring. —Aló — contestó secamente al ver ese número desconocido.— Hola, ¿es usted la señorita Analía Rivas? —preguntó una voz desconocida.— Sí, soy yo —respondió, notando que la voz del otro lado sonaba seri