4 Jennifer
Fiel a la palabra del doctor al día siguiente estaba de alta, pero a él no volví a verlo. Sentía dolor al caminar, pero se sentía bien el salir de aquí, me vestí con la ropa que me trajo Cora, no me ha dejado sola en todo estos días y se lo agradezco enormemente, ya que su novio no se ha quejado por eso.
—No me has dicho ¿cómo está Conrad? —le pregunté.
—Está bien— evadió mi mirada y cuando iba a preguntar una enfermera llegó con el alta firmada por el médico y una bolsa de papel con mis medicinas.
—Gracias, enfermera— le dije antes de que se fuera— debes decirme que pasa.
Un camillero insistió en sacarme de aquí en sillas de ruedas, aunque estaba bien, los moretones en mis brazos y piernas era lo que más feo se veía.
Un taxi nos esperaba y nos fuimos a su casa, allí estaré mejor mientras compro un departamento o una pequeña casa, era lo bueno de Denver, el sol pegó en mi rostro y se sentía como un nuevo día para mí, un nuevo comienzo.
El señor del taxi con mirada amable nos esperaba con la puerta abierta del auto amarillo, a lo lejos vi una camioneta blanca y los vellos se me pusieron como escarpias.
—Cora es él, vámonos ¡Ahora! —le advertí viéndola preocupada, ella frunció el ceño, pero hizo caso.
—Desde aquí la llevo yo— le dijo al camillero quitándolo sin mucha delicadeza y empujando mi silla de ruedas a todo lo que da— le doy veinte dólares más si pierde esa camioneta blanca— casi le grita al taxista.
Asintió y vio la camioneta una sola vez, casi me lanzó dentro del auto, Cora hizo lo mismo casi me cae encima sino me hubiera acomodado rápido, la puerta se cerró con la fuerza del arranque del auto.
La camioneta intentó seguirnos por lo que o era Sam o mi suegra. No volvería a esa casa y sabía que Eliza no tiene escrúpulos, me hubiera metido en el auto forzosamente.
—¡Esa familia esta loca! —gruñe mi amiga haciendo un par de llamadas— sino los perdemos debemos ir a otro lado.
—Estoy de acuerdo— le dije asustada.
—Podemos ir a mi oficina— piensa rápido — allí no puedes entrar a menos que lo autoricemos.
—Está bien— concordé con ella.
—¿Misma dirección, señoras? —pregunta el taxista ajeno a lo que planeábamos.
—Si usted no puede perderlos le daremos una dirección nueva en donde no nos pueda alcanzar— le comunica Cora.
No puedo estar escondida toda la vida, en menos de una semana tengo que presentarme a trabajar y allí me va a encontrar. Una lágrima solitaria deja mi mejilla mientras veo pasar rápido la ciudad bajo mis ojos.
—No entiendo por que no me quiere dar el divorcio, no le importa nuestro matrimonio. Nunca le importó— le dije a Cora. Esas palabras dolían, dolía mucho admitir esto.
Sabía que el chofer escuchaba, pero para este punto no me importaba nada, la vida me había golpeado duro. No. La vida no, Sam Kessler, me había golpeado duro.
—Esa familia tiene más secretos de los que me imaginé— le conté a Coraline— a pesar de estar divorciados ella sigue usando el apellido Kessler, el doctor me contó que su apellido de soltera es otro, es Wilson.
—Miren a la arpía de primera— se cruza de brazos pensativa —debemos averiguar más.
—Ya los perdí, señoras ¿qué hacemos? —pregunta viéndonos preocupado por el retrovisor.
—Misma dirección —le informa Coraline.
—Gracias— le dije bajito a Coraline— no es mi intención hacer de tu vida un infierno.
—Todo esta bien, lo prometo— me miro con mucho cariño. Ella siempre estaba calmando mi ser.
Llegamos al apartamento, era en la planta baja, todo estaba como siempre y solo quise dormir, la enfermera me dijo que era normal por mi medicación para el dolor, gracias a Dios no me paso nada cuando rodé escaleras abajo, me muero si me quiebro un hueso y mi sueño a la basura. Un escalofríos recorrió mi cuerpo al pensar en esa posibilidad, esperaba que ya para la semana que viene mis moretones sean solo el olvido, sino deberé pensar en algo para cubrirlos y que mi jefe no los note.
—Estoy tan cansada— le dije a Coraline.
—Ve y descansa— me dice ella con amor— te arreglé el cuarto de invitados, puedes quedarte el tiempo que quieras.
—Gracias, gracias— le dije tomando sus manos.
—Deja de agradecer, hermosa mejor ve a descansar— me dice con tono cariño así que le hice caso.
Quise dormir con un tronco, aunque, las pesadillas se hicieron presentes y me levanté varias veces, comencé a tener sueño extraños en donde no solo salía Sam, Paulette y mi doctor… Joseph, como no tener sueños con ese hombre si es demasiado hermoso, más alto que su hijo, con canas en su cabello y una sonrisa para matar mujeres y esos ojos claros y algo pícaros.
¡Tengo que dejar de pensar en mi suegro de esa manera!
Me levanté y fui por un vaso de agua, estaba demasiado cansada y sentía la garganta seca, me serví un enorme vaso de agua, se sentía bien que refrescará mi garganta, por la esquina de mi ojo vi algo moverse y giré muy rápido para ver una sombra moverse en la ventana que me espantó y grité, dejando caer el vaso en mis manos.
Coraline salió segundos después con su cabello hecho una maraña y con un b**e en la mano.
—¿Estás bien? —preguntó.
—No lo sé— confesé, tapé mi boca con una mano y con la otra la puse en mi pecho, sentía que mi corazón se me iba a salir por la boca— había alguien allí… justo allí… u-una sombra, lo juro por Dios.
Ella vio a la ventana asombrada y se asomó, abrió la ventana y asomó medio cuerpo hacía fuera viendo a ambos lados.
—No veo a nadie más, sea quien sea se fue— me dice cerrando de nuevo la ventana y asegurándose que no puede abrirse.
—Tal vez me lo imaginé— me sentía pegada al piso, no sabía si daba un paso y las piernas no me respondieran podría caer encima del vidrio.
Respiré hondo un par de veces antes de agacharme y empezar a recoger los vidrios mas grandes, estaba por botarlos cuando me corté la palma, maldije bajito, pero ya Coraline estaba encima de mí ayudándome.
—Pero, amiga…— vio el corte y puso un paño de cocina presionando mi herida.
—Lo siento, el vidrio se movió— le dije, me siento tan torpe.
—Veamos esa herida, si es muy profunda debemos volver al hospital— me dice como advertencia.
Pero inexplicablemente me llenaba de emoción regresar al hospital.
5 Jennifer Los días pasaban lentos mientras me recuperaba de mis lesiones, no había querido ir por mis cosas a la casa de Sam y ya las daba por perdidas, tal vez si hablaba con Rony, él podría ayudarme. Cora salía todos los días al bufete de abogados donde trabajaba, era una mujer de muchos talentos, pero el principal eran las leyes. Ese día me sentí mejor y decidí cocinar una rica lasaña de verduras como cena, cuando sonó el timbre, aun era temprano, pero pensé que Cora había salido antes. —Seguro olvidó las llaves— hablé en voz alta con una sonrisa en los labios divertida. Coraline Dagger tiene muchos talentos, excepto recordar llevarse las llaves. —Amiga, en serio…— le dije abriendo la puerta con una gran sonrisa cuando vi a Sam del otro lado de la puerta con un ramo de rosas que se veían costosas. Mi sonrisa murió en cuanto lo vio y me paré en toda mi pequeña estatura lo más recta posible, estaba vestida con unos short de algodón y una camisa de tirantes, mi cabello rubio la
6 SamFue una perdida de tiempo estas estúpidas rosas, las lance a la calle molestó por perder mi tiempo, me fui antes de que el perro de la vecina alerte más a los vecinos y salga en los periódicos. Llame a mi madre mientras entraba en el carro.—No funcionó —le dije en cuanto descolgaron del otro lado— me mando a la mierda.—Parece una verdulera, debes resolver esto, Sam— me dijo de manera contundente— esa mujer te tiene agarrado del cuello— ¿no podías ser más cuidadoso? Tenemos muchos hoteles a nuestro nombre que no dejan rastros.—Lo sé— pensé en Paulette y me la puso dura— no pensé que nos atraparía, tenemos meses en esto y no se había dado cuenta, madre.—No me importa, no te puedes divorciar— dijo determinada— ¿Cuál es tu plan?—Que vuelva a la casa y poder mantenerla encerrada, es lo mejor— cavilé rápido— luego de las elecciones del abuelo podemos hacer que firme un documento y la dejamos ir— hablé calmado. Lo que mi madre no sabía era que no iba a dejarla ir.—Tráela a casa,
7- Jennifer Casi ha pasado una semana de mi caída por las escaleras y aceleré el proceso para quitarme los moretones, me di baños de agua helada y hasta hielo le puse para tratar de borrarlos más rápido. Se veían mejor que el día que paso todo, así que me daba por bien servida. Coraline me ayuda mucho a que no piense tanto en la traición de ellos, aunque la mayoría del día trabaja. Hoy llego refunfuñando y se encerró del v una vez en su cuarto con un portazo. Su jefe se la está volviendo loca —¿Quieres salir hoy? —salió luego de dos horas encerrada. Ya vestida para matar. Le di su tiempo y ahora viene a mí, ella siempre ha sido así cuando está enojada, no me molesta. Cora enojada tiende a decir cosas hirientes y sé que lo hace para defenderse así que aprendí a darle su espacio y tiempo. —¿Hoy? ¿Hoy? —repetí dos veces como una mensa— pensaba ver el diario de Noah—señalé su televisor como si fuera obvio lo que es un buen viernes por la noche. —Es viernes —me lo dice como si no supi
8- Joseph Es la mujer más hermosa que he visto nunca. He conocido mujeres bellas a lo largo de mi vida, tengo cuarenta años recién cumplidos y soy uno de los médicos cirujanos mejores cotizados de Denver así que mujeres no me faltan, pero nunca he visto a nadie como Jennifer Alderwood. —Doctor Kessler, necesito que me firme esto— me entrega una de las enfermeras del turno de la noche. —Gracias— leí rápido lo que me entregaba y firmé. Soy el dueño del hospital aun así odio estar encerrado en una oficina y trato de hacer unas cuantas rondas al día, es por eso que yo recibí a Jennifer cuando llegó inconsciente en la madrugada del martes. No debía seguir viéndola, es por eso que no pasé por su habitación los días restantes que le quedaban aquí en el hospital, era mejor así. Alejados. —Gracias a usted, doctor— me dijo la enfermera que no detalle mucho. Es normal que quieran meterse con el dueño, pero yo no lo permitía, para eso hay muchas mujeres fuera de este hospital, dentro era el r
9- Jennifer Necesité de la ayuda del doctor Kessler para salir del lugar con una muy borracha Cora riendo por el aire frío que sentía en sus piernas o porque según ella vio a Elvis caminando por la acera a esa hora, cualquier cosa le daba risa. —Gracias por ayudarme— le dije en cuanto un taxi se detuvo y logramos meter a mi amiga al auto. —A la orden— me dijo al oído, al parecer estaba muy cerca de mí, más de lo que pensaba. —¿Conoce a ese hombre que quería llevarse a Cora? —me giré y miré encima de su hombro pensando que ese tal Gus estaba de alguna manera cerca de mi amiga. —Gus es mujeriego y loco —me dijo despacio— pero es un buen hombre, jamás se hubiera llevado a tu amiga si ella no quería. —Esta borracha, deberías enseñarle que ya una mujer borracha no puede consentir ninguna relación— dije molesta cruzando los brazos bajo mi pecho. ¡Dios mío! ¿no podía encontrarme a otro hombre en este local? Quería molestarme con él, pero sabia que no era su culpa. —Créeme, Andrew ya l
10 Jennifer—Bueno… no, esto es pésima idea— me avergoncé y quité el celular de mi oído lista para colgar y morir ahogada por el oprobio que causaba la situación, pero él gritó algo— ¿qué?No había oído bien lo que había dicho.—No cuelgues, no te sientas avergonzada— tenía ganas de decirle que llegó tarde su consejo, me sentía un poco tonta que yo misma no supiera satisfacerme a mis veintitrés años.—Si, bueno… no importa— lo deseche para terminar el tema de una vez.—Importa, quiero… me gustaría. No, necesito enseñarte— respiró fuerte, pude escucharlo —¿vas a dejarte guiar por mí?—No sé hacerlo bien ¿y si me sale mal? —me preocupé.—No puede salir mal, en el sexo nada está mal— me asegura con esa voz ronca como si hubiera comido un puñado de gravilla— siempre y cuando te guste. Ahora tócate para mí.—Bien, lo haré— concedí.—¿Estás mojada? —pregunta.Asentí hasta que me di cuenta que en verdad no estaba aquí conmigo.—Sí, mucho ¡Dios! —jamás había estado así, esto es demasiado.—Me
11 SamFui a donde se estaba quedando Jennifer y no había nadie, toqué muchas veces, pero su vecina salió con el monstruo que tenía de perro y me corrió.Estacioné unos edificios antes y me quedé a esperarla dentro del carro para que no me viera, era por eso que no me gustaba que ella tuviera esa amistad con Coraline Dagger, esa pelirroja era de cuidado y nunca le caí bien, con ella a su lado recuperar a mi esposa será casi misión imposible, pero debo lograrlo.—¿Dónde estás? —pregunté en voz alta golpeando el volante desesperado por saber dónde estaba mi mujer. Su celular sonaba apagado, no sabía si lo tenía encima o no, tal vez cambio de número.Golpeé de nuevo el volante.Paulette asegura que Jennifer nos grabó infraganti con su celular y si es así necesito ese estúpido video. Con esa prueba me tiene en sus manos y podrá divorciarse de mí, así como si nada, como si nunca hubiéramos existido.Llegó cerca de las dos de la mañana en un maldito taxi con su amiga borracha, si yo fuera u
12 Jennifer Las cosas siempre pasan por algo, es lo que las personas a tu alrededor aseguran, soy de las que creen que lo que te pasa es porque lo decidiste desde mucho antes, si llegas temprano a tu trabajo es porque hiciste que eso sucediera, la vida no es un juego al azar, es acción y reacción. Vamos atados a algo. Es por eso que no debí decirle a Cora absolutamente nada de lo que pasó con Joseph, pero ya era tarde. No dejó de hablar de eso en todo el rato. Sin importar que ya no quisiera hablar del tema ella seguía con lo mismo, a la una y media comencé arreglarme para ir al café que queda cerca del hospital Memorial Kessler. —Ponte algo más putón— me aconseja mi amiga. —No, así estoy bien —me vi en el espejo mientras aplique solo protector solar de color en mi cara y poco de máscara de pestañas— él ya sabe cómo soy, no creo que le importe. —Quiere meterse en tus pantalones, al menos dale mejor acceso —recomienda. Le lance una almohada y para sacarla del cuarto. —¡Basta! N