Hola, hola gracias por leer esta nueva novela. nos vemos
8- Joseph Es la mujer más hermosa que he visto nunca. He conocido mujeres bellas a lo largo de mi vida, tengo cuarenta años recién cumplidos y soy uno de los médicos cirujanos mejores cotizados de Denver así que mujeres no me faltan, pero nunca he visto a nadie como Jennifer Alderwood. —Doctor Kessler, necesito que me firme esto— me entrega una de las enfermeras del turno de la noche. —Gracias— leí rápido lo que me entregaba y firmé. Soy el dueño del hospital aun así odio estar encerrado en una oficina y trato de hacer unas cuantas rondas al día, es por eso que yo recibí a Jennifer cuando llegó inconsciente en la madrugada del martes. No debía seguir viéndola, es por eso que no pasé por su habitación los días restantes que le quedaban aquí en el hospital, era mejor así. Alejados. —Gracias a usted, doctor— me dijo la enfermera que no detalle mucho. Es normal que quieran meterse con el dueño, pero yo no lo permitía, para eso hay muchas mujeres fuera de este hospital, dentro era el r
9- Jennifer Necesité de la ayuda del doctor Kessler para salir del lugar con una muy borracha Cora riendo por el aire frío que sentía en sus piernas o porque según ella vio a Elvis caminando por la acera a esa hora, cualquier cosa le daba risa. —Gracias por ayudarme— le dije en cuanto un taxi se detuvo y logramos meter a mi amiga al auto. —A la orden— me dijo al oído, al parecer estaba muy cerca de mí, más de lo que pensaba. —¿Conoce a ese hombre que quería llevarse a Cora? —me giré y miré encima de su hombro pensando que ese tal Gus estaba de alguna manera cerca de mi amiga. —Gus es mujeriego y loco —me dijo despacio— pero es un buen hombre, jamás se hubiera llevado a tu amiga si ella no quería. —Esta borracha, deberías enseñarle que ya una mujer borracha no puede consentir ninguna relación— dije molesta cruzando los brazos bajo mi pecho. ¡Dios mío! ¿no podía encontrarme a otro hombre en este local? Quería molestarme con él, pero sabia que no era su culpa. —Créeme, Andrew ya l
10 Jennifer—Bueno… no, esto es pésima idea— me avergoncé y quité el celular de mi oído lista para colgar y morir ahogada por el oprobio que causaba la situación, pero él gritó algo— ¿qué?No había oído bien lo que había dicho.—No cuelgues, no te sientas avergonzada— tenía ganas de decirle que llegó tarde su consejo, me sentía un poco tonta que yo misma no supiera satisfacerme a mis veintitrés años.—Si, bueno… no importa— lo deseche para terminar el tema de una vez.—Importa, quiero… me gustaría. No, necesito enseñarte— respiró fuerte, pude escucharlo —¿vas a dejarte guiar por mí?—No sé hacerlo bien ¿y si me sale mal? —me preocupé.—No puede salir mal, en el sexo nada está mal— me asegura con esa voz ronca como si hubiera comido un puñado de gravilla— siempre y cuando te guste. Ahora tócate para mí.—Bien, lo haré— concedí.—¿Estás mojada? —pregunta.Asentí hasta que me di cuenta que en verdad no estaba aquí conmigo.—Sí, mucho ¡Dios! —jamás había estado así, esto es demasiado.—Me
11 SamFui a donde se estaba quedando Jennifer y no había nadie, toqué muchas veces, pero su vecina salió con el monstruo que tenía de perro y me corrió.Estacioné unos edificios antes y me quedé a esperarla dentro del carro para que no me viera, era por eso que no me gustaba que ella tuviera esa amistad con Coraline Dagger, esa pelirroja era de cuidado y nunca le caí bien, con ella a su lado recuperar a mi esposa será casi misión imposible, pero debo lograrlo.—¿Dónde estás? —pregunté en voz alta golpeando el volante desesperado por saber dónde estaba mi mujer. Su celular sonaba apagado, no sabía si lo tenía encima o no, tal vez cambio de número.Golpeé de nuevo el volante.Paulette asegura que Jennifer nos grabó infraganti con su celular y si es así necesito ese estúpido video. Con esa prueba me tiene en sus manos y podrá divorciarse de mí, así como si nada, como si nunca hubiéramos existido.Llegó cerca de las dos de la mañana en un maldito taxi con su amiga borracha, si yo fuera u
12 Jennifer Las cosas siempre pasan por algo, es lo que las personas a tu alrededor aseguran, soy de las que creen que lo que te pasa es porque lo decidiste desde mucho antes, si llegas temprano a tu trabajo es porque hiciste que eso sucediera, la vida no es un juego al azar, es acción y reacción. Vamos atados a algo. Es por eso que no debí decirle a Cora absolutamente nada de lo que pasó con Joseph, pero ya era tarde. No dejó de hablar de eso en todo el rato. Sin importar que ya no quisiera hablar del tema ella seguía con lo mismo, a la una y media comencé arreglarme para ir al café que queda cerca del hospital Memorial Kessler. —Ponte algo más putón— me aconseja mi amiga. —No, así estoy bien —me vi en el espejo mientras aplique solo protector solar de color en mi cara y poco de máscara de pestañas— él ya sabe cómo soy, no creo que le importe. —Quiere meterse en tus pantalones, al menos dale mejor acceso —recomienda. Le lance una almohada y para sacarla del cuarto. —¡Basta! N
13 JosephSe encendió la rabia e indignación cuando vi la manera en la que Sam trataba a Jennifer, no entendía que tenía en la cabeza ese muchacho.¿Qué coño le enseñó Eliza mientras crecía?Me lamentaba más que nunca no haber podido estar a su lado, normalmente no me creen, ser mal padre es normal, querer ser un padre presente no es tan común, pero llegó un momento que deje de insistir, fue más o menos cuando Sam cumplió los diez años y tenía planeado todo un día para él. Quería hacer un viaje, conectar con él.Él ya estaba grande para decidir venir conmigo y aceptó, su madre montó en cólera, no sé qué hizo exactamente, pero Sam me llamó para cancelar nuestro viaje el mismo día que debía buscarlo a la mansión.Eliza es una maldita víbora, aún no entiendo cómo Jennifer estuvo todos estos años dentro de esa casa. Casa a la que aún no volvía después de mi divorcio con Eliza Wilson.—Quería hablar contigo— comencé diciendo cuando ya habíamos terminado la comida.Luego del té, Jennifer qu
14 Jennifer Estaba pendiente en el camino de que Sam no estuviera siguiéndome, no me creía del todo eso de que iba pasando por allí, no me sentía segura con ese hecho. Al llegar a casa de Cora esta me esperaba lista para el chisme. Como siempre. —Cuéntame todo— me dijo en cuanto me vio— aunque, no traes el cabello mojado, así que no fueron a un hotel— se desinflo como un globo. —¿En serio, Cora? —pregunté inclinando la cabeza a la derecha viéndola como si estuviera loca— no sabes lo que me pasó— suspiré cansada mentalmente. —Pues no, hija no sé así que empieza a abrir esa boquita y cantar como los pájaros, pero con el chisme— me pide sentándose en forma indio en el sofá de manera muy graciosa. Me senté junto a ella viendo el sofá y ella también lo vio y se hecho a reír como foca epiléptica. —A veces te odio— me quejé cruzándome de brazos— pero no puedo odiarte mucho tiempo. —¡Mentirosa! —me acusó señalándome— me adoras y habla. —Me encontré con Sam en la entrada del café— le co
15 Jennifer Me gustaba vivir con Coraline, pero ella era madrugadora, y la única manera en la que yo madrugara es porque fuera a viajar con la compañía de baile o… no eso es todo. Odiaba madrugar. Y es por eso que refunfuñaba en la cocina mientras Cora se veía tan fresca que la envidiaba solo un poco por eso. —Bebe tu café— me pide poniendo este frente a mí, estaba como me gustaba, muy suave con un toque de leche y sin azúcar. —Gracias —murmuré, tenía un chongo en mi cabeza mal arreglado y despeinado, sentía que los ojos se me cerraban solos— no puedo creer que te veas así a las nueve de la mañana de un domingo. —Ya hice ejercicio, Sali a comprar el desayuno, porque es lo más que puedo hacer por ti y ya regresé para montar la cafetera porque sé lo gruñona que eres al despertar— me presume. —Te odio. Justo ahora— gruñí. —Mentirosa— me recalca. Le saqué la lengua, nos reímos después de eso y ella me dejó volver a la tierra de los vivos con el café y el suculento desayuno que me c