3- Jennifer
Pasé toda la noche pensando en lo que el doctor Joseph me quiso decir y llegué a la conclusión de que fue un piropo decente, tal vez para subirle el animo a su recién descubierta nuera que estaba a punto del divorcio por que la engañaron.
¡Fácil!
Resople cuando venía entrando Cora a la habitación y se me quedo viendo como si estuviera demente y tal vez lo estaba, tal vez la conversación de anoche no pasó.
—Buenos días, hermosa— me saluda viendo extraña— ¿qué hiciste? Tienes esa cara.
—¿Qué cara? —me hice la desentendida.
—Algo ocultas ¿Vino el idiota de Sam? —la vi asustada como si de verdad fuera a salir de alguna esquina y negué una y otra vez.
—No es eso —me mordí el labio y ella se acercó a mí sentándose en una silla poniendo una bolsa de papel en mi regazo.
—Bollos y café, pregunté si podías comer algo y me dijeron que sí —se encogió de hombros —además en un rato te traen la gelatina y esas cosas.
—El doctor que me atendió ayer —comencé a decir cuando la puerta se abrió de golpe interrumpiendo mi chisme del día.
Mi suegra estaba en la entrada con su pose de “todo me huele mal y no hay nadie mejor que yo” no sé cómo explicarlo, pero si hace esa cara.
—Déjame a solas con mi nuera— chasquear los dedos como si Cora fuera un perro.
Es una mujer bastante despreciable y para este punto no me importa decírselo en su cara.
—¿Qué quieres? —pregunte de malas maneras.
—A solas, Jennifer Alderwood —usó mi apellido de soltera y gracias a Dios por eso.
—¡Que se cree! —replica mi mejor amiga buscando pelea.
Teníamos las manos agarradas cuando se sentó a mi lado así que la volví a sentar y apreté su brazo clavando mis uñas en su suéter.
—Déjame a solas con la señora—le pedí de manera amable. Cora me vio como si quisiera ahogarme con la almohada, pero aún así me hizo caso.
—La bruja malvada querrás decir —refunfuño lo suficientemente alto para que ella la oyera.
No le dio tiempo de replicar porque ella ya estaba afuera.
Coraline 1 mi suegra 0
—Tú dirás —le señale la silla para que sentará. Se quedó viendo la silla como si tentáculos salieran de ella y decidió quedarse de pie.
Mejor para mí, la visita sería corta.
—Cuando salgas de aquí te quiero en mi despacho, lo que sucedió ayer en la madrugada no puede repetirse —me mira con el mentón levantado como si yo fuera inferior a ella.
Es verdad que no somos una familia tan poderosa como la que pensé era la de ella y resultó ser la del ex esposo. Aún así ella hacía uso de ese apellido no era una mujer que quisieras enfrentar a menos que tengas los pelotas para hacerlo.
—No pienso regresar a su casa, como muchas veces lo dijo no es mi casa —le lance a la cara lo que muchas veces me reprochó —así que lo de ayer no se va a repetir.
—Tienes que volver —asegura ella —¿Vas a perder tu matrimonio por nada?
Esta mujer debe drogarse o algo, esto no es normal.
—Que se acueste con mi hermana no parece nada, parece mucho. Señora Kessler —arrugo su nariz cuando mencioné su apellido con inquina.
—Así son los hombres queridas, que esto te sirva de ejemplo. El matrimonio no es fácil —lo dice como un consejo.
Es el peor consejo de la historia de los consejos.
—Supongo que para usted es muy difícil como ya se ha divorciado —le dije inocente con veneno en mis palabras —usted tiene bastante práctica.
—Eres una deslenguada— espeta poniéndose roja— regresaras a la mansión o te vas arrepentir.
—No voy a regresar, su hijo es una porquería de hombre —le recrimine.
—Es el que elegiste por el resto de vida, ahora tienes que aceptarlo y déjate de berrinches— estaba perdiendo la paciencia.
—No es un berrinche, señora Kessler —le dejé muy clara mi posición — su hijo me fue infiel con mi propia hermana en nuestra habitación. No voy a olvidar eso.
—Eres una estúpida —hizo un mohín con sus labios de desprecio— no vas a dejar a mi hijo, no eres quien para hacerlo.
La puerta se abrió otra vez en menos de veinte minutos. Hoy parezco famosa.
—Eliza —el doctor sexy habló.
¿Doctor sexy? Me faltaban neuronas.
—Joseph —le devolvió el saludo— ¿qué haces aquí?
—Trabajo aquí, Eliza y eso lo sabes— lo vi pararse en toda su estatura, lo simpático y buena gente se fue cuando vio a su ex esposa.
—No eres el centro del mundo, Joseph —lo desestimó como un movimiento de su mano.
—Mira que casualidad, opinamos igual, pero respecto a ti— sonrió de medio lado, pero no quieres estar frente a esa sonrisa— perturbas a mi paciente, lárgate.
—No eres quien para correrme— agarró su bolso más fuerte, decía una cosa, pero su cuerpo reaccionaba diferente, le temía al doctor Kessler.
—Estas en el Hospital Memorial Kessler, querida— le habló fríamente y ella dio un paso atrás— ahora vete, perturbas la tranquilidad de mi paciente.
—Te vas a arrepentir de esto— lo señala en una clara amenaza— y tú, piensa bien lo que vas hacer— y se fue molesta cerrando de nuevo la puerta.
—¿Estás bien? —me dijo apretando mi hombro y sentí estática en mi cuerpo y temblé.
—Preguntas mucho eso— le dije medio en broma, medio en serio.
—Es mi deber preguntarlo— dijo tranquilo volviendo a ser el doctor relajado del día anterior.
—Vino para amenazarte— recalca— ¿qué quiere?
—Que regresé a la casa grande— tomé mi teléfono y lo encendí, no resultó. Estaba muerto de batería.
—No sé por que quiere eso si siempre me quiso fuera, lo dejó claro cada día, todo los días desde hace tres años— me sentía confundida y un dolor de cabeza formándose rápidamente
—Deberías tener un buen abogado— apunta lo obvio.
—Qué abogado quiere enfrentarse a esa familia— le dije de manera honesta— no es por ofender, pero tu ex es una mujer de armas tomar y he visto a muchos caer en estos cortos tres años en los que estuve con Sam.
—El amigo de un amigo— me tiende una tarjeta dorada por completo con letras blancas— ya lo llamé solo esta esperando tu llamada si así lo deseas.
Lo miré a los ojos, sus ojos eran muy bonitos, me recuerdan a un lago de aguas verdes que vi en internet, le sonreí sin saber bien porque, y tomé la tarjeta.
—En cuanto pueda lo haré, si esta dispuesto a enfrentar a Hidra estoy a bordo— le dije sintiéndome pequeñita con su mirada. Entendió mi referencia a la serpiente mitológica y me gustó eso.
Su risa fue un bálsamo curativo a mi alma, ojalá Sam fuera un poco más como él.
—Me gusta ese nombre, hasta lo imaginé— me dijo cuando se calmó— cuídate, Jennifer Alderwood.
—Gracias— nos quedamos viendo un rato más hasta que abrieron la puerta y se separó de mí rápido.
—Hola, disculpen— dijo Cora y se veía avergonzada —pensé que esa bruja seguía aquí.
Esta vez el doctor Joseph no se rio y guardó la compostura.
—Vine a despedirme de la mejor paciente de esta ronda— revisó sus notas — si todo marcha bien para mañana te dan de alta.
—Gracias de nuevo, doctor Kessler —le dije su apellido y Cora comenzó a toser y abrió los ojos muy amplio.
Nuevamente Joseph Kessler la ignoro y salió de la habitación con un corto asentimiento en despedida.
—¡Santa M****a! ¿Kessler? —asentí — era eso lo que ibas a decirme cuando la bruja esa llegó— asentí de nuevo tapando mi rostro con mis manos y Cora comenzó a gritar como loca.
—Me salvo de Hidra— le dije sonriendo mis mejillas arder— fue muy bonito con mi anoche.
—¡Oh, por Dios te gusta! —me acusa con una enorme sonrisa.
—¡¿Qué cosas dices?! —chille escandalizada por lo que decía— ¡no! Es el padre de Sam, es mi suegro, Cora.
—¿Qué? —me vio incrédula —no sabía que tuviera un papá tan caliente— meneo las cejas y yo quería morirme— tuvo que tenerlo siendo un adolescente— opina ella.
—Yo pensé que su papá estaba muerto, siempre se rehusó a hablarme de su padre y lo respeté— le conté cuando se calmó.
—Ya vemos que esta vivito y coleando— mueve sus cejas sugestivamente.
Me negué a responderle eso, él solo quería ser amable conmigo. Era la nuera engañada que no conocía. Solo eso. Tiene que ser eso. No puede ser nada más.
4 JenniferFiel a la palabra del doctor al día siguiente estaba de alta, pero a él no volví a verlo. Sentía dolor al caminar, pero se sentía bien el salir de aquí, me vestí con la ropa que me trajo Cora, no me ha dejado sola en todo estos días y se lo agradezco enormemente, ya que su novio no se ha quejado por eso.—No me has dicho ¿cómo está Conrad? —le pregunté.—Está bien— evadió mi mirada y cuando iba a preguntar una enfermera llegó con el alta firmada por el médico y una bolsa de papel con mis medicinas.—Gracias, enfermera— le dije antes de que se fuera— debes decirme que pasa.Un camillero insistió en sacarme de aquí en sillas de ruedas, aunque estaba bien, los moretones en mis brazos y piernas era lo que más feo se veía.Un taxi nos esperaba y nos fuimos a su casa, allí estaré mejor mientras compro un departamento o una pequeña casa, era lo bueno de Denver, el sol pegó en mi rostro y se sentía como un nuevo día para mí, un nuevo comienzo.El señor del taxi con mirada amable n
5 Jennifer Los días pasaban lentos mientras me recuperaba de mis lesiones, no había querido ir por mis cosas a la casa de Sam y ya las daba por perdidas, tal vez si hablaba con Rony, él podría ayudarme. Cora salía todos los días al bufete de abogados donde trabajaba, era una mujer de muchos talentos, pero el principal eran las leyes. Ese día me sentí mejor y decidí cocinar una rica lasaña de verduras como cena, cuando sonó el timbre, aun era temprano, pero pensé que Cora había salido antes. —Seguro olvidó las llaves— hablé en voz alta con una sonrisa en los labios divertida. Coraline Dagger tiene muchos talentos, excepto recordar llevarse las llaves. —Amiga, en serio…— le dije abriendo la puerta con una gran sonrisa cuando vi a Sam del otro lado de la puerta con un ramo de rosas que se veían costosas. Mi sonrisa murió en cuanto lo vio y me paré en toda mi pequeña estatura lo más recta posible, estaba vestida con unos short de algodón y una camisa de tirantes, mi cabello rubio la
6 SamFue una perdida de tiempo estas estúpidas rosas, las lance a la calle molestó por perder mi tiempo, me fui antes de que el perro de la vecina alerte más a los vecinos y salga en los periódicos. Llame a mi madre mientras entraba en el carro.—No funcionó —le dije en cuanto descolgaron del otro lado— me mando a la mierda.—Parece una verdulera, debes resolver esto, Sam— me dijo de manera contundente— esa mujer te tiene agarrado del cuello— ¿no podías ser más cuidadoso? Tenemos muchos hoteles a nuestro nombre que no dejan rastros.—Lo sé— pensé en Paulette y me la puso dura— no pensé que nos atraparía, tenemos meses en esto y no se había dado cuenta, madre.—No me importa, no te puedes divorciar— dijo determinada— ¿Cuál es tu plan?—Que vuelva a la casa y poder mantenerla encerrada, es lo mejor— cavilé rápido— luego de las elecciones del abuelo podemos hacer que firme un documento y la dejamos ir— hablé calmado. Lo que mi madre no sabía era que no iba a dejarla ir.—Tráela a casa,
7- Jennifer Casi ha pasado una semana de mi caída por las escaleras y aceleré el proceso para quitarme los moretones, me di baños de agua helada y hasta hielo le puse para tratar de borrarlos más rápido. Se veían mejor que el día que paso todo, así que me daba por bien servida. Coraline me ayuda mucho a que no piense tanto en la traición de ellos, aunque la mayoría del día trabaja. Hoy llego refunfuñando y se encerró del v una vez en su cuarto con un portazo. Su jefe se la está volviendo loca —¿Quieres salir hoy? —salió luego de dos horas encerrada. Ya vestida para matar. Le di su tiempo y ahora viene a mí, ella siempre ha sido así cuando está enojada, no me molesta. Cora enojada tiende a decir cosas hirientes y sé que lo hace para defenderse así que aprendí a darle su espacio y tiempo. —¿Hoy? ¿Hoy? —repetí dos veces como una mensa— pensaba ver el diario de Noah—señalé su televisor como si fuera obvio lo que es un buen viernes por la noche. —Es viernes —me lo dice como si no supi
8- Joseph Es la mujer más hermosa que he visto nunca. He conocido mujeres bellas a lo largo de mi vida, tengo cuarenta años recién cumplidos y soy uno de los médicos cirujanos mejores cotizados de Denver así que mujeres no me faltan, pero nunca he visto a nadie como Jennifer Alderwood. —Doctor Kessler, necesito que me firme esto— me entrega una de las enfermeras del turno de la noche. —Gracias— leí rápido lo que me entregaba y firmé. Soy el dueño del hospital aun así odio estar encerrado en una oficina y trato de hacer unas cuantas rondas al día, es por eso que yo recibí a Jennifer cuando llegó inconsciente en la madrugada del martes. No debía seguir viéndola, es por eso que no pasé por su habitación los días restantes que le quedaban aquí en el hospital, era mejor así. Alejados. —Gracias a usted, doctor— me dijo la enfermera que no detalle mucho. Es normal que quieran meterse con el dueño, pero yo no lo permitía, para eso hay muchas mujeres fuera de este hospital, dentro era el r
9- Jennifer Necesité de la ayuda del doctor Kessler para salir del lugar con una muy borracha Cora riendo por el aire frío que sentía en sus piernas o porque según ella vio a Elvis caminando por la acera a esa hora, cualquier cosa le daba risa. —Gracias por ayudarme— le dije en cuanto un taxi se detuvo y logramos meter a mi amiga al auto. —A la orden— me dijo al oído, al parecer estaba muy cerca de mí, más de lo que pensaba. —¿Conoce a ese hombre que quería llevarse a Cora? —me giré y miré encima de su hombro pensando que ese tal Gus estaba de alguna manera cerca de mi amiga. —Gus es mujeriego y loco —me dijo despacio— pero es un buen hombre, jamás se hubiera llevado a tu amiga si ella no quería. —Esta borracha, deberías enseñarle que ya una mujer borracha no puede consentir ninguna relación— dije molesta cruzando los brazos bajo mi pecho. ¡Dios mío! ¿no podía encontrarme a otro hombre en este local? Quería molestarme con él, pero sabia que no era su culpa. —Créeme, Andrew ya l
10 Jennifer—Bueno… no, esto es pésima idea— me avergoncé y quité el celular de mi oído lista para colgar y morir ahogada por el oprobio que causaba la situación, pero él gritó algo— ¿qué?No había oído bien lo que había dicho.—No cuelgues, no te sientas avergonzada— tenía ganas de decirle que llegó tarde su consejo, me sentía un poco tonta que yo misma no supiera satisfacerme a mis veintitrés años.—Si, bueno… no importa— lo deseche para terminar el tema de una vez.—Importa, quiero… me gustaría. No, necesito enseñarte— respiró fuerte, pude escucharlo —¿vas a dejarte guiar por mí?—No sé hacerlo bien ¿y si me sale mal? —me preocupé.—No puede salir mal, en el sexo nada está mal— me asegura con esa voz ronca como si hubiera comido un puñado de gravilla— siempre y cuando te guste. Ahora tócate para mí.—Bien, lo haré— concedí.—¿Estás mojada? —pregunta.Asentí hasta que me di cuenta que en verdad no estaba aquí conmigo.—Sí, mucho ¡Dios! —jamás había estado así, esto es demasiado.—Me
11 SamFui a donde se estaba quedando Jennifer y no había nadie, toqué muchas veces, pero su vecina salió con el monstruo que tenía de perro y me corrió.Estacioné unos edificios antes y me quedé a esperarla dentro del carro para que no me viera, era por eso que no me gustaba que ella tuviera esa amistad con Coraline Dagger, esa pelirroja era de cuidado y nunca le caí bien, con ella a su lado recuperar a mi esposa será casi misión imposible, pero debo lograrlo.—¿Dónde estás? —pregunté en voz alta golpeando el volante desesperado por saber dónde estaba mi mujer. Su celular sonaba apagado, no sabía si lo tenía encima o no, tal vez cambio de número.Golpeé de nuevo el volante.Paulette asegura que Jennifer nos grabó infraganti con su celular y si es así necesito ese estúpido video. Con esa prueba me tiene en sus manos y podrá divorciarse de mí, así como si nada, como si nunca hubiéramos existido.Llegó cerca de las dos de la mañana en un maldito taxi con su amiga borracha, si yo fuera u