1- Jennifer
Llevaba un mes fuera de casa, pero había ganado muchos premios con estas presentaciones, mi actuación fue espléndida y catalogada en las revistas y entrevistas como perfectas.¡Valió la pena todo el tiempo que estuve fuera de casa!—Gracias, Rony —le dije al chófer— déjame aquí.—Está bien, señora Kessler— le sonreí mientras me bajaba— que tenga buenas noches.—Igual para ti, descansa— le dije con una pequeña sonrisa— gracias por mantener el secreto y buscarme tan tarde— solté una risita y después bajé la maleta. Yo podía con la pequeña maleta, la casa tenía algunas de las luces encendidas por lo que alguien debería estar despierto, es bastante tarde, Sam debe estar esperándome para vernos el fin de semana, pero logré terminar antes y decidí venir a casa, lo extrañaba mucho. Solo quedaban fiestas para conectar con los grandes empresarios y tener más donaciones, por eso fue sencillo zafarse de ese compromiso.—Tal vez debí traerle un regalo—pensé en voz baja. Todo se dio tan rápido que tomé el primer vuelo que pude sin mirar atrás.Hemos tenido unos meses difíciles como pareja, pero sé que todo va a mejorar ahora que me tomaré un descanso de dos semanas en la compañía de baile y esto quedará como una etapa difícil y lejana en nuestro matrimonio.Subí las escaleras esperando despertarlo y darle la sorpresa de mi llegada y, tal vez seducirlo un poco. Tenemos unos meses sin intimidad, pero no le he dado mucha importancia, hay parejas así.«Solo es una etapa» me repetí como un mantra.—Ya deberías dejarla, Darling— escuché la voz de una mujer que se parecía a la de mi hermana Paulette y detuve mis pasos dudosa, no sabía si quería saber que sucedía.«¿Qué hace Paulette en mi casa a estas horas?» casi uní mis cejas confundida.—Ya sabes que aún no puedo divorciarme, amore mio —escucho la voz de la última persona que esperaba. El apelativo cariñoso revolvió mi estómago.Sam y yo nos casamos hace casi cuatro años luego de conocernos en una de las fiestas después de mi presentación, ese día pidió mi número, pero no quise dárselo. No era como las otras chicas, no me vendía a nadie, quería que mi trabajo hablara por mí y así ha sido por cinco años, sin embargo, no se dio por vencido en todo un mes y me convenció de casarnos poco después de conquistarme con sus detalles maravillosos.—Estoy cansada de esperar, Darling— la voz melosa de la mujer trataba de convencerlo— tal vez debamos quitarla del camino.—No seas ridícula, no puedo hacer eso— se queja Sam.Al doblar la esquina vi a Sam, mi esposo acostado en nuestra cama con una mujer de cabello rubio en su regazo totalmente desnuda. La visión de ellos juntos me dejaba devastada, acentuando mis naúseas.—Vamos, soy mejor que ella admítelo— insistió cuando me vio por el rabillo del ojo y luego se concentró en él.—Claro que eres mejor, Paulette— le afirma y luego se besan vorazmente— pero, no puedo divorciarme, tienes que esperar, amore mio.Sus palabras se sintieron como un puñetazo en el estómago, lágrimas calientes ya rodaban por mis mejillas, saqué mi celular en automático y les grabé sin saber el verdadero motivo del porque lo hacía, cuando tuve las pruebas lo envíe a mi correo rápido y lo guardé. Tal vez debía verlo de nuevo para cerciorarme de que esto es real.¡Esto tiene que ser un sueño!—¡Jennifer! —dice alarmada Paulette fingiendo verme apenas ahora cuando tengo minutos aquí de pie como un estatua, siendo testigo de la infidelidad de mi marido.—¿Qué haces aquí? —dijo el flamante esposo.Y yo queriendo darle una sorpresa.—Ja, ja, ja, ja, al aparecer la tonta de tu esposa quería darte una sorpresa— Paulette se burla de mi dolor aun encima de su regazo.—Y la sorprendida he sido yo— terminé por ella tratando de limpiar mis lágrimas, pero salían más— sabrá Dios con cuantas mujeres más me engañas ¡me das asco, Sam!—No digas tonterías, soy la única, querida— se jacta mientras se baja de la cama y cubre su desnudez con una de mis batas.—¡Quítate mi ropa, sucia arrastrada! —le grité fuera de sí— ¡Sam, por favor dile a tu amante que se largué porque no respondo! Somos hermanas, Paulette ¿Cómo pudiste hacerme esto? —la miré con asco.—No lo haré— respondió él, levantándose de donde hace poco era nuestro lecho de amor— no te hagas la desentendida, sabes que vamos de mal en peor— me dice de manera descarada y altanera— ella está haciendo tu trabajo y mejor de lo que tú lo has hecho.—He intentado todo para salvar este matrimonio mientras te revolcabas con otras y una de ellas es mi hermana— le reclamé— pero esto se acabó ¡quiero el divorcio!Me di media vuelta totalmente destrozada, quería sufrir en soledad, quiero ser más fuerte que esto, pero más lágrimas caían por mis mejillas, solo quería huir de este lugar.Traté de correr, pero una gran mano detuvo mi huida. Sabía que era él, no quería verlo más, sin embargo, no le importó me giró y me vio a los ojos. Sus insoldables ojos oscuros me vieron con desprecio.—Esto es tu culpa, tengo necesidades que debes atender —se excusó y me miró con desaprobación— pero la niña perseguía su sueño, te pedí muchas veces que dejaras ese trabajo, ya no te hace falta.No importa, nada justifica que se acostara con mi hermana ni con ninguna otra mujer.—¡Es mi hermana! Ten la decencia de admitir tu error de mierda— quería detener las lágrimas, pero seguían cayendo como en una cascada sin fin. Esta traición dolía demasiado.¡Es mi hermana! En mi mente solo pasaban dos cosas: mi esposo y mi hermana en la misma cama.—¿Dónde estabas cuando necesite que me atendieras? Soy un hombre joven y guapo que tiene ganas de que su mujer lo seduzca mientras ella baila para otros— sus reproches eran absurdos.—No me desnudo frente a nadie, Sam no hago nada indecente— apreté las manos en puños queriendo romperle la nariz —me conociste en mi trabajo, bailar ballet es mi vida.—¡Yo soy tu esposo, yo debería ser tu vida! —me reprende como cientos de veces. Cómo es que yo, Jennifer Alderwood no me di cuenta del monstruo con el que estaba casada. Hasta ahora.—Déjame ir —hablé despacio, su agarre se apretó y me zarandeó fuerte acercándose más a mi rostro.—De aquí no te vas —por primera vez en tres años vi el verdadero rostro de mi esposo. Vi al verdadero monstruo que habitaba en él.—Quiero el divorcio —trate de que la voz no me temblará, pero se quebró de todos modos.Todos comenzaron a salir de sus habitaciones alarmados por nuestros gritos.—Eso es lo mejor que puedes hacer —dijo Paulette.—Es lo que voy hacer, Dios los hace y el diablo los junta—le dije con toda la rabia que sentía— ¡Quiero el maldito divorcio, para que así te quedes con esa que si te merece!—¡No! —me dijo con odio en su mirada. No entendía su negativa.¿Cómo no me di cuenta antes de esto?Me culpaba por haber estado tan ciega todo este tiempo.Forcejeo con él para zafarme y cuando lo logro estaba muy cerca de las escaleras y perdí el equilibrio y salí rodando por ellas.Sentí cada golpe en todo mi cuerpo y lo único que pude hacer fue proteger mi cabeza mientras rodaba escaleras abajo.La familia entera estaba abajo y no me vieron con tristeza, sino con fastidio, giré un poco mi cabeza y vi a Sam Kessler verme desde lo alto de las escaleras sin una pizca de remordimiento en su rostro, mi hermana a su lado con una cara de burla mientras perdía la conciencia.2- JenniferMe dolía todo el cuerpo y me costó horrores moverme, parpadear de por sí ya era muy difícil ya no diré moverme.Cuando logré abrir los ojos una mujer vestida de enfermera se encontraba a mi lado revisando el monitor que pitaba a cada segundo.—Señora Kessler, no se mueva —asentí y volví a recostarme en la cama, moví mis ojos por todo el lugar y supe que estaba en una hospital.¡Dios mío! ¿Tuve un accidente?—¿Puede decirme que me pasó? —me sentía desorientada, todo me daba vueltas.—Cayó por las escaleras cuando llegaba a su casa y la trajeron a emergencias —me informa acariciando mi mano en solidaridad.—¿Quién me trajo? —pregunte luego de unos segundos, pensando en cuando Rony me dejó en la entrada y luego todo está en blanco.—Una mujer que se identificó como Ysabel y Rony un señor algo mayor— revisa y anota más cosas sobre mi estado y me mira compasiva —déjame llamar al médico para que le informe mejor de todo aquello que necesitas.¿Dónde está Sam?—Gracias —solo pude
3- JenniferPasé toda la noche pensando en lo que el doctor Joseph me quiso decir y llegué a la conclusión de que fue un piropo decente, tal vez para subirle el animo a su recién descubierta nuera que estaba a punto del divorcio por que la engañaron.¡Fácil!Resople cuando venía entrando Cora a la habitación y se me quedo viendo como si estuviera demente y tal vez lo estaba, tal vez la conversación de anoche no pasó.—Buenos días, hermosa— me saluda viendo extraña— ¿qué hiciste? Tienes esa cara.—¿Qué cara? —me hice la desentendida.—Algo ocultas ¿Vino el idiota de Sam? —la vi asustada como si de verdad fuera a salir de alguna esquina y negué una y otra vez.—No es eso —me mordí el labio y ella se acercó a mí sentándose en una silla poniendo una bolsa de papel en mi regazo.—Bollos y café, pregunté si podías comer algo y me dijeron que sí —se encogió de hombros —además en un rato te traen la gelatina y esas cosas.—El doctor que me atendió ayer —comencé a decir cuando la puerta se abr
4 JenniferFiel a la palabra del doctor al día siguiente estaba de alta, pero a él no volví a verlo. Sentía dolor al caminar, pero se sentía bien el salir de aquí, me vestí con la ropa que me trajo Cora, no me ha dejado sola en todo estos días y se lo agradezco enormemente, ya que su novio no se ha quejado por eso.—No me has dicho ¿cómo está Conrad? —le pregunté.—Está bien— evadió mi mirada y cuando iba a preguntar una enfermera llegó con el alta firmada por el médico y una bolsa de papel con mis medicinas.—Gracias, enfermera— le dije antes de que se fuera— debes decirme que pasa.Un camillero insistió en sacarme de aquí en sillas de ruedas, aunque estaba bien, los moretones en mis brazos y piernas era lo que más feo se veía.Un taxi nos esperaba y nos fuimos a su casa, allí estaré mejor mientras compro un departamento o una pequeña casa, era lo bueno de Denver, el sol pegó en mi rostro y se sentía como un nuevo día para mí, un nuevo comienzo.El señor del taxi con mirada amable n
5 Jennifer Los días pasaban lentos mientras me recuperaba de mis lesiones, no había querido ir por mis cosas a la casa de Sam y ya las daba por perdidas, tal vez si hablaba con Rony, él podría ayudarme. Cora salía todos los días al bufete de abogados donde trabajaba, era una mujer de muchos talentos, pero el principal eran las leyes. Ese día me sentí mejor y decidí cocinar una rica lasaña de verduras como cena, cuando sonó el timbre, aun era temprano, pero pensé que Cora había salido antes. —Seguro olvidó las llaves— hablé en voz alta con una sonrisa en los labios divertida. Coraline Dagger tiene muchos talentos, excepto recordar llevarse las llaves. —Amiga, en serio…— le dije abriendo la puerta con una gran sonrisa cuando vi a Sam del otro lado de la puerta con un ramo de rosas que se veían costosas. Mi sonrisa murió en cuanto lo vio y me paré en toda mi pequeña estatura lo más recta posible, estaba vestida con unos short de algodón y una camisa de tirantes, mi cabello rubio la
6 SamFue una perdida de tiempo estas estúpidas rosas, las lance a la calle molestó por perder mi tiempo, me fui antes de que el perro de la vecina alerte más a los vecinos y salga en los periódicos. Llame a mi madre mientras entraba en el carro.—No funcionó —le dije en cuanto descolgaron del otro lado— me mando a la mierda.—Parece una verdulera, debes resolver esto, Sam— me dijo de manera contundente— esa mujer te tiene agarrado del cuello— ¿no podías ser más cuidadoso? Tenemos muchos hoteles a nuestro nombre que no dejan rastros.—Lo sé— pensé en Paulette y me la puso dura— no pensé que nos atraparía, tenemos meses en esto y no se había dado cuenta, madre.—No me importa, no te puedes divorciar— dijo determinada— ¿Cuál es tu plan?—Que vuelva a la casa y poder mantenerla encerrada, es lo mejor— cavilé rápido— luego de las elecciones del abuelo podemos hacer que firme un documento y la dejamos ir— hablé calmado. Lo que mi madre no sabía era que no iba a dejarla ir.—Tráela a casa,
7- Jennifer Casi ha pasado una semana de mi caída por las escaleras y aceleré el proceso para quitarme los moretones, me di baños de agua helada y hasta hielo le puse para tratar de borrarlos más rápido. Se veían mejor que el día que paso todo, así que me daba por bien servida. Coraline me ayuda mucho a que no piense tanto en la traición de ellos, aunque la mayoría del día trabaja. Hoy llego refunfuñando y se encerró del v una vez en su cuarto con un portazo. Su jefe se la está volviendo loca —¿Quieres salir hoy? —salió luego de dos horas encerrada. Ya vestida para matar. Le di su tiempo y ahora viene a mí, ella siempre ha sido así cuando está enojada, no me molesta. Cora enojada tiende a decir cosas hirientes y sé que lo hace para defenderse así que aprendí a darle su espacio y tiempo. —¿Hoy? ¿Hoy? —repetí dos veces como una mensa— pensaba ver el diario de Noah—señalé su televisor como si fuera obvio lo que es un buen viernes por la noche. —Es viernes —me lo dice como si no supi
8- Joseph Es la mujer más hermosa que he visto nunca. He conocido mujeres bellas a lo largo de mi vida, tengo cuarenta años recién cumplidos y soy uno de los médicos cirujanos mejores cotizados de Denver así que mujeres no me faltan, pero nunca he visto a nadie como Jennifer Alderwood. —Doctor Kessler, necesito que me firme esto— me entrega una de las enfermeras del turno de la noche. —Gracias— leí rápido lo que me entregaba y firmé. Soy el dueño del hospital aun así odio estar encerrado en una oficina y trato de hacer unas cuantas rondas al día, es por eso que yo recibí a Jennifer cuando llegó inconsciente en la madrugada del martes. No debía seguir viéndola, es por eso que no pasé por su habitación los días restantes que le quedaban aquí en el hospital, era mejor así. Alejados. —Gracias a usted, doctor— me dijo la enfermera que no detalle mucho. Es normal que quieran meterse con el dueño, pero yo no lo permitía, para eso hay muchas mujeres fuera de este hospital, dentro era el r
9- Jennifer Necesité de la ayuda del doctor Kessler para salir del lugar con una muy borracha Cora riendo por el aire frío que sentía en sus piernas o porque según ella vio a Elvis caminando por la acera a esa hora, cualquier cosa le daba risa. —Gracias por ayudarme— le dije en cuanto un taxi se detuvo y logramos meter a mi amiga al auto. —A la orden— me dijo al oído, al parecer estaba muy cerca de mí, más de lo que pensaba. —¿Conoce a ese hombre que quería llevarse a Cora? —me giré y miré encima de su hombro pensando que ese tal Gus estaba de alguna manera cerca de mi amiga. —Gus es mujeriego y loco —me dijo despacio— pero es un buen hombre, jamás se hubiera llevado a tu amiga si ella no quería. —Esta borracha, deberías enseñarle que ya una mujer borracha no puede consentir ninguna relación— dije molesta cruzando los brazos bajo mi pecho. ¡Dios mío! ¿no podía encontrarme a otro hombre en este local? Quería molestarme con él, pero sabia que no era su culpa. —Créeme, Andrew ya l