Inicio / Romántica / Disorder / Capítulo Siete
Capítulo Siete

AMELIA

Entré a mi auto encendiéndolo y arranqué comenzando mi trayecto hasta el instituto. El día de ayer cuando llegue a casa estuve toda la tarde esperando que Allison saliese, para al menos verla dos segundos y preguntarle cómo estaba, sin embargo no lo hizo, pero si cuando dormía, mamá me dijo minutos antes en el desayuno que le vió de madrugada comiendo.

Mis padres me preguntaron si sabía que le sucedía, pero no pude, no quería decirles algo de lo que Allison se avergonzara.

Llamé varias veces a Violet ayer hasta que a la llamada cien contestó, tuve que darle un amplio discurso para que no se sintiera mal, creía que yo estaba enojada por lo que había echo, sin embargo no podía, no había sido su culpa, al menos no conscientemente. Al final terminamos riendo y quedamos en que hoy la pasaríamos bien.

Pronto estacioné delante del instituto y bajé tomando mi bolso rosa, cerré con delicadeza la puerta pasando un mechón de cabello tras mi oreja. Las miradas viajaron a mi y saludé amablemente. Comencé mi trayecto pero cuando estaba a punto de entrar, un Jordan notablemente enojado me detuvo.

—¿¡Porqué me estás evitando!?— gritó con las cejas fruncidas. El día de ayer eso fue lo que hice, pero ahora que lo tenía en frente solo quería vomitar.

—Espera... — dije y miré a sus costados —¿Y tú novio?— alcé una ceja, él al instante cambió su expresión tornándose pálido.

—¿Qué mierdas dices?— tragó saliva.

—Si, tú novio— la última palabra la hice sonar más fuerte, noté cómo se desesperó.

—¿Me estás diciendo, gay?— gruñó, entonces solté una carcajada. Descarado.

—Esto es increíble, aparte que en realidad lo eres, lo niegas en mi cara, la misma cara de la persona que usaste para ocultar tu sexualidad.

—Estás loca— bufó —¿Usaste drogas?— rodeé los ojos.

—Escucha, Jordan Wallet— dije ladeando el rostro, él frunció las cejas —La cuestión es esta. Tú querías volver a usarme por qué de lo contrario contarías sobre la adopción de mi hermana, pero ahora yo sé que tienes una relación con, Dorian. Así que, lo más adecuado es que te olvides de lo de Allison, y yo haré como que nunca te conocí.

—¡Mía!— exclamó Violet llegando detrás de mí, volteé y le sonreí falsamente —¿Porqué estás tan enojado, Jordan?— preguntó mirando a su hermano, yo hice lo mismo, tenía el rostro completamente rojo de furia.

—¿¡Porqué me engañaste!?— gritó apretando los puños —¡Eres una perra!

Increíble, ahora teníamos todas las miradas encima. Jordan Wallet, no me sorprende, termina la farsa inculpándome de infiel delante de todo el instituto y hermana, llegaría a oídos de sus padres, quizá también de los míos. Así que esto no sería tan fácil para él, no para la persona que más merecía obtener de la desgracia.

—¡Tú también lo hiciste!— grité siguiéndole el juego —¿¡Cómo querías que no lo hiciera!? ¡La tienes pequeña!— solté lo último tapándome la boca, Jordan entré abrió los labios mirando a los lados, todos pasaron de estar neutros a reírse de él incontrolablemente.

—¡Jordan polla pequeña!— exclamó un chico en el público.

—¡Tú... Tú no sabes chuparla tampoco!— gritó Jordan trabándose, no sabía que decir, Violet me tomó del brazo, pero no volteé.

—¿Con quién te engañó, viejo?— preguntó Alex llegando, un moreno ojos cafés amigo de Jordan, compañero de equipo, incluso se conocían desde niños. Jordan tragó grueso y me miró.

—¿Quién es él bastardo?— preguntó Jordan.

Me quedé estática al ver que todos esperaban una respuesta, tragué saliva. Sentí que colapsaría hasta que mi mirada viajó a Derek llegando junto a Lonan y un chico al parecer nuevo. El rubio se veía ojeroso y portaba una camiseta negra, jeans y botines. Casi me pierdo en la vista hasta que Jordan siguió.

—¡Dímelo zorra!— soltó fingiendo, tomé aire para no abofetearlo.

—No me digas así— susurré —¡Y lo hice con alguien mucho mejor que tú, en todo!— le miré de arriba a bajo escuché risas, tosí antes de seguir.

—¡Di quién es!— gritó una voz conocida, volteé viendo a Victoria sonriendo extensamente, claramente se veía muy feliz.

—Anda, dinos— habló Alex ahora riendo, me sentí atrapada. Volví a ver al rubio a unos metros caminando despreocupado.

—De... Derek.

¿Qué dije?

—¿Derek?— todos se preguntaron lo mismo hasta que vi a Lonan llegar rápidamente dejando a sus amigos atrás.

—¿Cuál es el chisme?— preguntó, una persona rápidamente se lo dijo, él se repitió "Derek" para sí mismo y me miró un segundo con el ceño fruncido, volteó llamando su amigo, sentí que mis piernas temblaban.

—¿Quién demonios es Derek?— se preguntó Jordan. Unos chicos rápidamente delataron de quien se trataba.

Ahora Derek lo desmentiría, quedaría peor aún por la culpa de Jordan. Sería la vergüenza más grande de mi vida.

—¿No harás nada?— preguntó Alex. Jordan lo miró y asintió seguidas veces, oh no.

—¡Así que fuiste tú!— gritó Jordan yendo hacía el rubio. Jordan intentó tomarlo del cuello pero fue recibido con un golpe en el pecho que lo hizo retroceder. Estaban a diez pasos de mí. De repente todo se quedó en silencio por unos segundos.

—¿Qué demonios te pasa?— atacó Derek en voz calmada, al alrededor murmuraban "Pelea".

—¡Jordan!— le grité advirtiéndole. No podía llegar tan lejos, visualicé a Dorian, llegando en su motocicleta.

—Mía, me ha dicho que me fue infiel contigo— dijo Jordan, me tambaleé, Violet me apretó con más fuerza.

—Amelia, ¿Qué es esto?— preguntó ella, no dije nada, Derek me veía fijamente con las cejas fruncidas, le miré suplicante.

"Por favor" susurré. El rubio carraspeó su garganta y miró fijamente a Jordan.

—¿Qué se siente quedar como un cuernudo?— respondió, sentí que mi mandíbula caería en cualquier momento. Jordan estaba igual, al segundo vi cómo apretó los puños.

—¡Jordan!— gritó Dorian llegando hasta él y lo tomó del hombro, Jordan lo vió unos momentos y la mirada furiosa que tenía desapareció, ¿Cómo podía hacerlo? —¿Qué ocurre?

Me pareció increíble que Dorian, él más serio, masculino, fuerte, y con un aire de bad boy, ahora parecía un bebé, suplicando que Jordan se calmase, como lo veía con una mirada cálida, honesta, como si se hubiese olvidado de su papel de maleante, de todo, o peor aún, como si su todo fuesen los ojos de Jordan, él. Justo ahí me di cuenta qué tal vez, nunca nadie me miraría de esa forma.

Vi a Derek, él veía a ambos chicos con el ceño fruncido al ver el silencio eterno, entre ellos. Jordan le miró y chasqueó los dientes rindiéndose.

—Me vale. Ya me había aburrido de ella— Bufó y se encogió de hombros siguiendo su camino junto a su... ¿Novio?. Solté una bocanada de aire, procesando el alivio.

Pero eso no duró mucho hasta que sentí unas manos en mi brazo y me jalaron, Derek me estaba conduciendo, miré a Violet y ella se quedó perpleja.

—¿Mía?— preguntó sin saber qué hacer cuando ya iba a unos pasos lejos de ella.

—¡Ahora te alcanzo!— exclamé tratando de no trabarme, mis manos temblaban con cada paso, miré de reojo a Derek, estaba serio mirando al frente o a donde sea que me llevaba. La campana sonó indicando que debíamos entrar a clases iba a hablar pero me detuvo.

—Ni lo pienses— dijo —Hoy no iremos a clases.

—¿Qué?— pregunté, llegamos al estacionamiento, me soltó, abrió la puerta de un coche negro, y dió la vuelta subiendo en el lado del piloto. Encendió el motor, me agaché para mirarlo —No puedo faltar a clases...

—Ya no te dejarán entrar— dijo y me miró, con una mano sostenía el volante, y con la otra removió su cabello, relamí mis labios inconscientemente, se veía extremadamente sexy —Sube chica loca, hay mucho de que hablar.

Tragué grueso y pasé un mechón de mi cabello tras mi oreja subiendo, cerré la puerta y arrancó, pasaron los minutos y no dijimos palabra hasta que comenzamos a adentrarnos a un lugar que sentía ya conocer. Supe dónde era cuando vi el muelle, el lugar donde hablamos por primera vez.

Él estacionó y no bajó del auto, se podía ver todo el mar cálido, hacía mucho sol, pero el auto tenía refrigeración, podía sentirme cómoda a no ser por la mirada intensa de Derek en mí, me acomodé para quedar delante de él.

—Yo...

—¿Cómo es que le fuiste infiel a un gay?— interrumpió, entreabrí los labios.

—¿Ah?— pasé un mechón de mi cabello tras mi oreja.

—Es divertido que hagas eso— señaló mi oreja —Cada vez que te sientes nerviosa.

—Lo único que me parece divertido— me aclaré la garganta poniéndome derecha —Es que pienses que mi ex, es gay.

—No lo pienso— pasó sus brazos sobre su cabeza marcando sus músculos, mordí mi labio —Se que es así— dio una sonrisa ladeada —Escucha, tengo un tipo de poder que adquirí de una desgracia, y es que puedo descifrar rápidamente a las personas, así que, así digas mil veces lo contrario, no lo creeré.

—Estás equivocado— mentí.

—Entonces, ¿Cómo es que le "mentiste"...— hizo comillas —Conmigo? —Miré al mar buscando una respuesta creíble.

—Bueno, él me mintió y no podía quedar mal delante de tanta gente— dije, él se acomodó en su asiento.

—Ya— asintió seguidas veces, no muy convencido —Está bien.

—¿Si?— pregunté.

—Si— bajó la ventanilla y sacó de su bolsillo una cajetilla de cigarrillos, tomó uno y buscó un encendedor, vi cada uno de sus movimientos atentamente, lo posó en sus labios y dió una calada, soltando el aire segundos después —No me mires así— pidió mirándome con diversión, sentí mis mejillas calentarse, bajé el rostro —Por qué de lo contrario, pensaré que en serio quieres que sea tu amante.

—Eso nunca— fruncí las cejas ofendida.

—Nunca digas nunca— rió soltando el humo nuevamente por la ventanilla. Tenía razón, si quería, pero es su culpa, por ser tan sexy.

Mi teléfono vibró y lo saqué mirando el mensaje.

"Violet:

Modo lluvia"

Modo lluvia: estar a punto de llorar.

"Violet:

En tu casa al salir de clases. Ya sé que te fuiste con tu supuesto amante, pero pasó algo peor que eso, nos vemos."

Tragué saliva, así que los problemas aún no terminaban.

—¿Qué ocurre?— preguntó Derek con curiosidad.

—Nada— mentí, tomé aire.

—Bien, entonces va a tener que ocurrir— rió, fruncí el ceño, salió del auto apagando al cigarrillo y tirándolo —Vamos, sal— dude, pero terminé saliendo del auto.

—¿Qué tratas de hacer?— pregunté cuando vi su mirada llena de diversión.

Se acercó a mí de imprevisto y tomó mi mano haciéndome correr detrás de él, a un lado del muelle había una bodega al parecer abandonada, ahí nos dirigíamos.

—¡Derek!— exclamé por lo rápido que corríamos, pronto bajamos una cuesta sin nada de cuidado y llegamos a la bodega. Bajamos el ritmo y bajé la mirada hacía nuestras manos, teníamos un agarre amistoso, pero sentía que mi corazón salía de mi pecho, y no era simplemente por correr.

—No hables— dijo divertido —Primero hay que ver qué no haya nadie —Me soltó haciendo que mi mano se sintiera sola, y camino hasta la puerta oxidada del lugar, mismo que tenía ventanas rotas y mucho césped alto al rededor, él dio una fuerte patada en la puerta y grité del susto.

—¡Estás loco!— grité.

Por suerte no había nadie, parecía no haber nadie desde hace años. De igual forma el muelle abandonado por aguas contaminadas, y poca frecuencia de botes era un obstáculo a cualquier persona. Bueno, no a nosotros, adolescentes sin oficio.

Luego de varias patadas que me hacían erizar por el contacto de su bota contra la puerta de latas, aún no lograba abrir, el sonido estruendoso me hacía mal, siempre he odiado los sonidos altos, prefiero la calma, una música lenta mientras leo un libro o pinto, sin embargo, Derek gritaba rock, caos, y todo lo que se le rodee, un tsunami de intranquilidad. Lo había notado ya, parecía no poder quedarse quieto ni dos segundos, o mueve su pierna, o mueve sus dedos, o hace cualquier cosa, como si no pudiese estar tranquilo.

—¿Puedes detenerte?— pedí tapándome los oídos, él lo hizo segundos después y subió un poco su camisa para limpiar las gotas de sudor por el esfuerzo de su rostro, me giré disimuladamente para no verle, no quería volver a quedar como una loca.

—Qué desgracia— bufó alejándose para inspeccionar el lugar a los alrededores, me senté en una piedra grande, él volvió muy serio, parecía tomarse muy en serio el abrir el lugar, tarareó varias opciones para hacerlo —No podré ejecutar— susurró para sí mismo —Pero ellos si— se cruzó de brazos y segundos después me miró.

—¿Y bien?— pregunté.

—¿Mañana estás libre?— preguntó, ladee el rostro.

—¿Para qué?

—¿Estás libre, o no?

—Si, supongo— me encogí de hombros.

—Bien, tendremos nuestra primera cita de amantes— soltó una risa.


Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo