38.

(...)

— Kate, tienes dos días así... Necesitas comer algo o tu salud va a empeorar.

Kate respondió con un quejido.

La noche que ocurrió el secuestro Kate entró en una fiebre terrible que la mantuvo durante dos días postrada en cama, apenas y probando alimento alguno, Harvey había designado a alguien para cuidarla, sin embargo, cada vez que podía lo hacía por su propia cuenta, como en ese momento en que intentaba darle de comer, sin éxito alguno, otra vez.

— ¿Acaso quieres que Hariadne te vea en ese estado cuando regrese? — Cuestiona, acercando la cuchara llena de sopa a la boca de Kate. — Solo tendremos más preocupaciones si no pones de tu parte y enfermas más.

Kate ni siquiera lo miró de regreso, se aferró a la almohada bañada en sus propias lágrimas y enterró el rostro en ella.

— Mi bebé... Se llevaron a mi bebé... — Lloró.

Harvey no pudo hacer nada, en su vida jamás se había sentido tan impotente, Kate tampoco quería que sus

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