Ivana se acababa de despertar con una compañera inusual en su cama, la noche anterior después de cenar, bailar tomarse una botella de vino que encontraron y hacer el ridículo se fueron a la cama. El lugar donde debía estar Hibrand había sido ocupado por Malenka, que ahora estaba roncando, intentó levantarse sin hacer ruido. Malenka tenía mucho sueño atrasado, de hecho, todas las que se dedicaban a trabajar detrás de un vitral lo tenía, el trabajo de la noche no era fácil, pero a todo se acostumbra una.
Mientras estaba en el baño lavándose los dientes no dejó de pensar en Hibrand, era la primera noche después que ella vivia en ese apartamento que no dormía con ella, pero tampoco había prometido hacerlo siempre. Algunas veces tendrá que acostumbrarse a dormir sola, ella aceptó estar con é
La cena era a las nueve, Hibrand, había ido a la casa a cambiarse de ropa y no se encontró con Heleen, desde anoche que se fue a la cama medio borracho no la había visto, pero Drika lo mantenía informado, le había dicho que estaba bien, animada y que había vuelto a salir.Esa noche serán seis para cenar, porque Licelot irá con su pareja, Jelle, pero él lo tenía claro, en cuanto se terminará su reunión de negocio le dará a Ivana el mejor resto de la noche.Salió de casa vestido muy elegante, con uno de sus trajes hecho a la medida, quería estar a la altura, de sobra sabía que Ivana estará preciosa, toda ella lo era. Esa noche quería darle seguridad, que viera que para él era más que un orgullo presentarla, lo demás, como la sociedad, el qué dirán y toda esa mie
Llegaron al apartamento cerca de las dos de la madrugada, habían tomado, pero muy poco, Hibrand esa noche quería tener sus cincos sentidos alertas, porque su deseo era hacerle el amor como nunca a Ivana. Esa noche se había sentido en la gloria con ella a su lado, y también el dueño del mundo cuando la mayoría de los hombres se quedaron embelesado mirándola, no los culpaba, él también lo hacía, solo que se consideraba un puto privilegiado porque ella era suya. A los demás solo le quedaba mirarla, porque solo él tenía derecho de tocarla y hacerla suya. Quien leyera sus pensamientos diría que era el hombre de las cavernas, y si, lo era, con Ivana se sentía así, no sabía lo posesivo que podía ser, hasta que la conoció y se enamoró de ella.—Estás muy callado —infirió cuando abrió la
Heleen, se había levantado temprano, después de haber visto con detalle toda la información suministrada por el detective, se pasó toda la noche planificando su próxima jugada, sabía que a esa hora ya Hibrand estaba en la oficina. Le dijo a Drika que llamara para saber si había llegado y le había dicho que sí, así que estaba preparada para enfrentarse a la puta que se buscaba la vida detrás de un vitral de una cabina del barrio rojo, esa que quería quitarle a su marido. Después de leer todo, no pudo dar crédito, una chica que lo único que tenía era juventud, nada más, y de eso se encargará ella, de hacerle ver que al lado de Hibrand no hacía nada.—Señora, estás muy guapa, ¿Piensa salir? —preguntó Drika confundida, casi nunca la había visto tan arreglada, Heleen era una mujer hermosa, solo que por vivir tan amargada y resentida con la vida casi no se le notaba.—Voy a dar un paseo, por favor llámame un taxi —pidió ella ignorando parte de la conversación de Drika.Cuando el taxi llegó
Hibrand estaba preocupado, Ivana no le respondía los mensajes, ni contestaba las llamadas, y eran casi las tres de las tarde, así que dormida no podía estar. Los rusos se acababan de ir al aeropuerto. Él estaba dando los toques finales al contrato con Licelot para mandarlo al bufete de abogados que se encargaba de llevarle los asuntos.—Hibrand, ¿Qué te pasa? no te estás enterando de nada— reclamó Licelot.—Lo siento Liz, llevas razón, pero es que le he puesto un montón de mensajes y llamadas a Ivana, pero no contesta, tiene el teléfono apagado.—No seas tan dramático, eso es que se ha quedado sin batería. —intentó ella calmarlo.—No lo creo, así que terminemos esto que voy al apartamento, me parece extraño.—De acuerdo, cansino, pero recuerda que Ivana, aunque sea tu pareja, también tiene una vida.—Eso intento, pero no lo puedo evitar, es más fuerte que yo.—Eso es que estás enamorado, pero creo que te estás pasando un poquito, Ivana no se va a ir y te va a dejar.—Lo sé, pero esa
Había pasado una semana desde que Ivana dejó a Hibrand, una semana en donde pasó por diferentes etapas, primero fue la negación, pero por más que intentó negar todo lo que le había pasado no ha podido, estaba ahí doliendo en su alma cada día, luego vino la ira, un estado que no solo le afectó a él, también a las personas que estaban a su alrededor, estaba en la etapa de la negociación, aunque ella le había dejado claro que no lo amaba, eso no quería decir que no pudiera verla aunque sea de lejos, él era un cliente y según tenía entendido seguía trabajando como puta en uno de los vitrales del barrio rojo, además le dio a entender que eso era lo que le gustaba y que no lo dejará ni por él, ni por nadie. Era pensarlo y desistir, sabía que tenía que olvidarla, que no tenía sentido buscarla, aunque fuera como cliente, pero era algo más fuerte que él.—Te prometo que vengo en son de paz, no vayas a tirar nada por favor. —Pidió Licelot sentándose en la silla frente a él.— Gracias por so
Hibrand pasó muy mala noche, desde que Ivana lo dejó las noche eran una mierda La noche anterior cuando entró a su vitral y la folló cuando salió de la cabina se sintió peor que una mierda. Entrar y tener sexo con ella fue una mala decisión producto de la desesperación, de la añoranza que sentía al no tenerla, de los celos por imaginar lo que hacía en ese vitral, de saber que no tenía ningún derecho de exigirle nada, de darse cuenta de que era uno más de los tantos que habían pasado por su vida, bueno… por su cabina.Liz, ¡buenos días! ¿Puedes traerme un café? necesito uno con urgencia —pidió a Licelot por el teléfono interno. Había llegado hacía más de dos horas, no podía dormir, así que se levantó y se fue directo a la oficina, ya tenía un montón de trabajo adelantado, Licelot acababa de llegar —. Cuando me lo traigas, trae también la carpeta de los rusos, en dos semanas debemos tener los contenedores cargados de tulipanes en el puerto marítimo de Rotterdam.—Marchando café y carp
Había pasado una semana desde que Ivana desapareció, en un principio las chicas no le dieron importancia porque pensaron que había decidido arreglar las cosas con Hibrand y se había ido con él, pero cuando vieron que no llamaba para avisar donde estaba, como lo hacía siempre que se iba, empezaron a llamarla ellas, pero nunca les cogió la llamada, de hecho, el teléfono siempre estaba apagado y eso le parecía muy extraño.—Edurne, nada de lo que está pasando es normal, Ivana no es así —dijo Malenka con cara de preocupación.—Lo sé, pero ¿Qué podemos hacer? no tenemos dónde buscarla ni a quien hablarle.—Está Hibrand, podemos intentarlo con él, quizás sepa más que nosotras.— ¿Tú sabes dónde encontrarlo? porque yo no. —Tampoco, pero está san google y él tiene una empresa que se dedica a la exportación de tulipanes, podemos empezar por ahí.—De acuerdo, conéctate y busca los datos, recuerda que no podemos ir con la policía, Ivana no tiene documentación y en vez de un bien, podemos hacerl
Heleen estaba preocupada, no había logrado solucionar las cosas con Hibrand cada día estaba más alejado de ella, casi no lo veía, pensó que, al alejar esa mujer de su vida, las cosas serían diferentes, pero se equivocó, ya no sabía qué hacer, ni cómo actuar para tenerlo a su lado. Estaba segura de que no había vuelto con la puta, ella tenía sus fuentes, además dormía todas las noches en su habitación, donde se echaba la llave por dentro para que ella no pasase. Había intentado darle su espacio, darle tiempo con la esperanza de que se sintiera solo y regresara a ella, pero en vez de eso se había volcado en su jodida empresa, sentía que todo el sacrificio no había valido la pena, que todo lo que había hecho por recuperarlo había sido en vano.— ¡Hola Heleen!— ¡Hibrand! No te sentí llegar…—Eso ha sido porque he dejado el coche en la calle, tenía muchas ganas de verte.—Yo también Hibrand, de verdad, me alegra que recapacites…—Pero ardo en deseos de verte para preguntarte ¿Por qué cojo