Capítulo 38

Llegaron al apartamento cerca de las dos de la madrugada, habían tomado, pero muy poco, Hibrand esa noche quería tener sus cincos sentidos alertas, porque su deseo era hacerle el amor como nunca a Ivana. Esa noche se había sentido en la gloria con ella a su lado, y también el dueño del mundo cuando la mayoría de los hombres se quedaron embelesado mirándola, no los culpaba, él también lo hacía, solo que se consideraba un puto privilegiado porque ella era suya. A los demás solo le quedaba mirarla, porque solo él tenía derecho de tocarla y hacerla suya. Quien leyera sus pensamientos diría que era el hombre de las cavernas, y si, lo era, con Ivana se sentía así, no sabía lo posesivo que podía ser, hasta que la conoció y se enamoró de ella.

—Estás muy callado —infirió cuando abrió la

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