Desde que Ivana estaba viviendo en el apartamento de Plantage, Hibrand solo pasaba por su casa a ver cómo estaba Heleen, que para variar estaba peor que antes, tanto que Drika amenazaba con largarse. Hibrand intentaba detenerla siempre que se lo decía, pero sabía que el día menos pensado se iría y lo más probable es que se quedara sin nadie que la cuidara, porque ninguna durará. Cuando pasaba por la casa aprovechaba para ducharse y cambiarse de ropa, había llevado algunas cosas al apartamento, pero tenía casi todo en casa, muy dentro de él le daba pena todo, un cambio es lo que tenía, aunque en esa casa no era feliz, era su casa desde hacía muchos años, la cual compró con ilusión, con ganas de verla llena de críos, pero eso solo fueron ilusiones, porque la realidad era otra bien distinta.
Quería crear momentos nuevos, y se estaba d
Samara (Rusia)— ¡Petrov, cuanto hacía que no te veías! gracias por el obsequio, pero no era necesario hombre —Yaroslav Jakov era el asistente de la oficina de migración de la federación migratoria rusa. Petrov habría querido ver directamente al ministro, pero fue imposible, por lo que tuvo que hacerle la pelota al asistente para que le diera la información que necesitaba.—No es nada hombre, sabes que siempre estoy a la orden —dijo refiriéndose al carísimo reloj que le mandó por envío exprés hacía un par semanas —. Y no me ves, porque llevas mucho tiempo sin visitar a mis chicas, sabes que ellas estarán muy contenta de complacerte.—Lo sé, estar en uno de tus negocios siempre es un lujo, cualquier noche me dejo caer por allí, ¿Ahora dime que s
Había sido un fin de semana único e irrepetible, Hibrand no quería que terminara y en vez de regresar el domingo como siempre hacía cada vez que se quedaba en la finca, lo hicieron el lunes. Iban de camino, pensaba dejarla en el apartamento, pasar por su casa, y cambiarse de ropa. Ese era el día que vendrían los inversores rusos y tendrá una semana muy complicada, pero estaba seguro de que no será ningún impedimento para sacar tiempo y estar con su chica.—Hibrand… ¡gracias! ha sido el mejor fin de semana de mi vida, me ha encantado estar allí contigo y las plantaciones, son únicas.— ¡Gracias a ti mi vida! y ya sabes podemos repetir cuando queramos, de hecho, podemos pasar todos los fines de semanas allí, siempre lo hago, es donde mejor me siento y ahora contigo es muy parecido al cielo.—Ya… p
Ivana y Malenka terminaron de hacer sus compras y se fueron al apartamento de plantage, Malenka le echó una mano ayudando a colocar algunas cosas de las que compraron.—Samaritana, creo que me voy antes que tu novio me encuentre aquí.— ¿Y qué más da? además, Hibrand y yo no hemos quedado en nada, quédate y pedimos algo para la cena—pidió Ivana animándola.—No sé, no estoy segura samaritana, mira que como llegue tu Hibrand y quiera tema… —respondió llevando unos cuadros a la habitación.— ¡Loca! el tema ese al que te refieres puede esperar, y esos cuadros déjalos encima de la cama, luego los coloco yo, ahora ven siéntate, vamos a hablar de lo que quieras, incluido ese azucarrr tuyo.—El azucarrr no es mío alma cándida, es de una cantante de mi país,
Ivana se acababa de despertar con una compañera inusual en su cama, la noche anterior después de cenar, bailar tomarse una botella de vino que encontraron y hacer el ridículo se fueron a la cama. El lugar donde debía estar Hibrand había sido ocupado por Malenka, que ahora estaba roncando, intentó levantarse sin hacer ruido. Malenka tenía mucho sueño atrasado, de hecho, todas las que se dedicaban a trabajar detrás de un vitral lo tenía, el trabajo de la noche no era fácil, pero a todo se acostumbra una.Mientras estaba en el baño lavándose los dientes no dejó de pensar en Hibrand, era la primera noche después que ella vivia en ese apartamento que no dormía con ella, pero tampoco había prometido hacerlo siempre. Algunas veces tendrá que acostumbrarse a dormir sola, ella aceptó estar con é
La cena era a las nueve, Hibrand, había ido a la casa a cambiarse de ropa y no se encontró con Heleen, desde anoche que se fue a la cama medio borracho no la había visto, pero Drika lo mantenía informado, le había dicho que estaba bien, animada y que había vuelto a salir.Esa noche serán seis para cenar, porque Licelot irá con su pareja, Jelle, pero él lo tenía claro, en cuanto se terminará su reunión de negocio le dará a Ivana el mejor resto de la noche.Salió de casa vestido muy elegante, con uno de sus trajes hecho a la medida, quería estar a la altura, de sobra sabía que Ivana estará preciosa, toda ella lo era. Esa noche quería darle seguridad, que viera que para él era más que un orgullo presentarla, lo demás, como la sociedad, el qué dirán y toda esa mie
Llegaron al apartamento cerca de las dos de la madrugada, habían tomado, pero muy poco, Hibrand esa noche quería tener sus cincos sentidos alertas, porque su deseo era hacerle el amor como nunca a Ivana. Esa noche se había sentido en la gloria con ella a su lado, y también el dueño del mundo cuando la mayoría de los hombres se quedaron embelesado mirándola, no los culpaba, él también lo hacía, solo que se consideraba un puto privilegiado porque ella era suya. A los demás solo le quedaba mirarla, porque solo él tenía derecho de tocarla y hacerla suya. Quien leyera sus pensamientos diría que era el hombre de las cavernas, y si, lo era, con Ivana se sentía así, no sabía lo posesivo que podía ser, hasta que la conoció y se enamoró de ella.—Estás muy callado —infirió cuando abrió la
Heleen, se había levantado temprano, después de haber visto con detalle toda la información suministrada por el detective, se pasó toda la noche planificando su próxima jugada, sabía que a esa hora ya Hibrand estaba en la oficina. Le dijo a Drika que llamara para saber si había llegado y le había dicho que sí, así que estaba preparada para enfrentarse a la puta que se buscaba la vida detrás de un vitral de una cabina del barrio rojo, esa que quería quitarle a su marido. Después de leer todo, no pudo dar crédito, una chica que lo único que tenía era juventud, nada más, y de eso se encargará ella, de hacerle ver que al lado de Hibrand no hacía nada.—Señora, estás muy guapa, ¿Piensa salir? —preguntó Drika confundida, casi nunca la había visto tan arreglada, Heleen era una mujer hermosa, solo que por vivir tan amargada y resentida con la vida casi no se le notaba.—Voy a dar un paseo, por favor llámame un taxi —pidió ella ignorando parte de la conversación de Drika.Cuando el taxi llegó
Hibrand estaba preocupado, Ivana no le respondía los mensajes, ni contestaba las llamadas, y eran casi las tres de las tarde, así que dormida no podía estar. Los rusos se acababan de ir al aeropuerto. Él estaba dando los toques finales al contrato con Licelot para mandarlo al bufete de abogados que se encargaba de llevarle los asuntos.—Hibrand, ¿Qué te pasa? no te estás enterando de nada— reclamó Licelot.—Lo siento Liz, llevas razón, pero es que le he puesto un montón de mensajes y llamadas a Ivana, pero no contesta, tiene el teléfono apagado.—No seas tan dramático, eso es que se ha quedado sin batería. —intentó ella calmarlo.—No lo creo, así que terminemos esto que voy al apartamento, me parece extraño.—De acuerdo, cansino, pero recuerda que Ivana, aunque sea tu pareja, también tiene una vida.—Eso intento, pero no lo puedo evitar, es más fuerte que yo.—Eso es que estás enamorado, pero creo que te estás pasando un poquito, Ivana no se va a ir y te va a dejar.—Lo sé, pero esa