La vuelta al trabajo fue mejor de lo que esperaba, estaba deseando volver al trabajo, dejar todo atrás, y sobre todo el dilema de Carlos y Brad fuera de mi mente.
Carlos y yo habíamos terminado, pero lejos de cómo pensé en un principio, habíamos acabado bien. Sin reproches, sin penas, sin remordimientos. Lo habíamos intentado, y habíamos fracasado, y era más que obvio cual había sido la razón: teníamos cuentas pendientes con terceras personas.
Yo aún tenía sentimientos por Brad, y él por Sofía.
Ya no trabajaba en el hotel, si lo que os preguntáis es si volví a verle en el trabajo. Recortaron la plantilla y me echaron justo después de navidad, supuestamente volverían a llamarme en verano, pero ya no tenía esperanzas ni de es
27 – volar como las gaviotas La semana siguió su curso y el sábado por la tarde, quedé con algunos ex compañeros de mi antiguo trabajo, pues aún manteníamos el contacto. Fui a recogerles a la puerta del hotel, la idea era ir a merendar a una de las cafeterías del centro comercial, y quedarnos allí hablando por horas, poniéndonos al día. Pero nunca llegué a entrar. Me detuve tan pronto como le vi, de brazos cruzados con una enorme sonrisa en su rostro, observando como su hija corría hacia la puerta del hotel, con esos andares tan peculiares suyos, rompiendo a carcajadas, tan pronto como la pequeña, empujaba la puerta con dificultad, intentando abrirla. Pero perdió la sonrisa tan pronto como se percató de que una muchacha, en el exterior, la ayudaba en su cometido, abriéndole la puerta para que la niña saliese. Miré hacia la pequeña, antes de que él se percatase de mi presencia, y la invité a salir por la puerta. La niña me observó, con s
Escribí un nuevo mensaje a mis amigos, diciéndoles que obviamente ya era tarde y no me daba tiempo a llegar, pero que me apuntaría a la próxima. Dejé el móvil sobre mi regazo, mientras miraba hacia Lilith, la cual se había quedado dormida sobre mí, al mismo tiempo que su padre me observaba. - Deberías llevarla al hotel – le dije, pues no quería que la pequeña cogiese frío – hace frío. - Gracias por ser amable con ella – agradeció, para luego asentir, ponerse en pie, sacudirse la arena y cargar a su hija en sus brazos, sin que se despertase aún. Me observó durante un minuto, antes de despedirse – adiós Lucía. - Avísame otro día – le dije, haciendo que él me mirase algo sorprendido, por mis palabras – ha sido agradable ... - pero no pude terminar, no tenía ni idea de que decir. Él son
Me gustaría deciros que seguí mi cabeza, mi instinto que me decía a toda voz que aquello era una locura, que me quedé en casa y mandé lo que sentía por Brad al fondo del océano, me gustaría poder deciros que le dejé marchar y me olvidé de él. Pero nada de eso sería cierto, y de eso se trata, ¿no?, de contaros exactamente que fue lo que pasó. Era una locura, por supuesto que lo era, pero aquella vez quería arriesgarme, necesitaba hacerlo, necesitaba apostar por aquello que sentía por él, apostar por aquella extraña relación, sentir que por una vez en mi vida las cosas empezaban a salirme bien. Así que, ese mismo día llamé al trabajo para comunicarles que me marchaba del país, y que no tenía ni idea de cuando volvería, me despedí de mamá, de mis amigos y me marché con él a Austria, a pesar de que mi mejor amiga opinase que era una pésima idea, pero en aquel momento no podía prestarle aten
Una niña de no más de quince años bajaba las escaleras. Acababa de pasar una velada de lo más productiva en casa de su amiga Sara, una niña de cinco años de edad, y en ese momento, pensaba en ella.Sara era una niña muy lista para su edad, eso era debido a su madre, que era maestra y la enseñó a leer incluso antes de ir a la escuela, y a su hermano mayor, Carlos, el cual cuidaba de ella en todo momento, excepto cuando se peleaban, que solía ser en pocas ocasiones.Su padre era guardia civil, y nunca estaba en casa, cosa que agradecía bastante, pues cuando estaba era un hombre muy duro, que no dudaba en levantarle la mano a todo aquel que no acatase sus normas, la principal víctima de sus fuertes palizas era Carlos, incluso cuando no tenía culpa de ello.Aquella familia estaba veraneando en la costa de la ciudad, en un pequeño apartamento cerca del mar,
El delicado sonido de las olas del mar puede ser realmente relajante a veces, sobre todo cuando estás tumbada sobre la arena, en la playa, observando las esponjosas nubes y las extrañas formas que pueden apreciarse si miras con atención.En aquel momento sólo podía pensar en el pasado, en todo lo que había perdido para llegar hasta dónde estaba, en las repentinas muertes de mis seres queridos (mi padre, mi perro, mis abuelos, ...), en todos los amigos que ya no estaban, en lo rápido que había pasado el tiempo, en los novios que ya no estaban. Pero, no podía quedarme sólo con lo malo, aun siendo tan negativa como era, tenía que reconocer que, en todo aquel tiempo, en los últimos dieciséis años, me habían pasado muchas cosas buenas, y el claro ejemplo de ello era mi actual trabajo.Trabajaba como recepcionista en el hotel Barceló, cerca de
Capítulo 2. El visitante.Acababa de levantarme aquel día, después de haber hecho horas extras el día anterior, estaba agotadísima, así que me levanté hiper tarde, pero no había problema pues mi madre seguía de viaje.Con aún el pijama, y aquellos pelos de loca que tenía, salí al salón, con la intención de desayunar algo antes de irme a sacar al perro, pero al parecer, Lucas tenía visita.¡Por el amor de Dios! Qué susto me dio llegar al salón y encontrar allí a mi hermano, y a su novia, hablando con un muchacho que no conocía de nada.Era alto, de complexión atlética, guapo, ojos pequeños, cejas bien pobladas, labios carnosos y alargados, espalda ancha igual que el resto de su musculatura, con barba, y guapo, muy guapo.Lucía despreocupado y sonriente, escuchando las
Descansaba sobre el sofá de casa, hacía poco que había llegado, tras dormir en casa de mi mejor amigaDescansaba sobre el sofá de casa, hacía poco que había llegado, tras dormir en casa de mi mejor amiga. No tenía que entrar hasta la tarde, y mamá, que llegó la noche anterior, preparaba la comida. Miraba el Facebook, despreocupada, cuando me percaté de que tenía un mensaje privado, y por supuesto era de él. Una extraña sensación me embargó tan pronto cuando vi su foto de perfil y leí su saludo.Carlos:"Hola"Yo:"Hola"Carlos:"Esta tarde voy a ir a la playa con unos amigos, ¿te apuntas?"Yo:"¿Con unos amigos?"Carlos:"Viene tu h
En el último momento él me avisó de que también venía su amigo, y que yo podría traer a una amiga, y así no sería tan raro, nuestra salida. Lo agradecí bastante, porque estaba histérica, y no paraba de cuestionarme si era una buena idea.Así que allí estábamos, Marta y yo, en aquella fiesta, en un pub, junto a la playa, vestidas de blanco. Ella llevaba un pantalón y una blusa simple, yo un vestido largo, hasta el suelo. Aunque debajo, ambas llevábamos el bikini, por si las moscas.Nos sentamos en los pubs, mientras los chicos lo hacían, frente a nosotras. Pedimos las bebidas al camarero, Marta y yo, por supuesto, cervezas, pues no tolerábamos demasiado bien las copas.Aún no era de noche del todo, por lo que podía verse el precioso atardecer, de fondo.- He escuchado que tienen