—Hola, buenas tardes. ¿Podemos unirnos a ustedes? —pregunto Edward con Jacob a su lado.
Los hombres y las mujeres, se les quedaron viendo a ambos durante un instante hasta que uno de ellos hablo.
—Claro vengan… aquí hay cerveza para todos —contesto uno de los hombres.
—Gracias —dijo Jacob.
Después de decir esto, ambos se sentaron en unas piedras que había junto al camino cerca de las dos mujeres y mientras ellos hacían esto, uno de los hombres le pasó una cerveza a cada uno.
— ¿Qué van a hacer en Nueva York? —pregunto uno de los hombres.
— ¿Cómo sabes que vamos hacia allá? —pregunto Edward sorprendido.
—Debe ser porque esta es la ruta hacia la ciudad… ¿O será que de repente la ciudad cambio de lugares con otra? —dijo una de las mujeres sarcásticamente.
—Es… cierto… se me había olvidado.
—Estúpido —dijo Jacob
—Sigues enojado conmigo… cuando se te va a pasar.
—Bien… ¿Qué van a hacer en Nueva York? —siguió preguntando el mismo hombre.
—Tenemos una reservación en un restaurante y vamos a comer allá —contesto Edward.
—Más bien deberías decir… “teníamos” una reservación —dijo Jacob.
—Vamos. No seas así, todavía podemos llegar.
—Con este tráfico… yo no contaría con eso —dijo una de las mujeres.
—Dos hermanos van hacia Nueva York a comer… eso no se ve todos los días —dijo uno de los hombres.
—No somos hermanos —contesto Jacob —.Yo jamás seria familia de semejante ser.
— ¿Entonces son amigos? —dijo uno de los hombres.
—Somos novios. Llevamos actualmente cinco años juntos —dijo Edward abruptamente.
Después de que dijo esto, los cuatro hombres y las dos mujeres se quedaron en silencio y se miraron entre sí, aunque solo fue durante un breve instante.
—Cielos… no me digan que estas personas son de las que rechazan la homosexualidad —pensó Edward para sí mismo.
—Gracias por su tiempo. Nos vamos —dijo Jacob abruptamente levantándose para irse.
— ¿Hombre por qué te vas? —pregunto uno de los hombres del grupo.
—Creo que nuestra presencia aquí los incomoda —contesto Jacob.
—No es eso… si no que nos quedamos mudos nada mas —dijo una de las mujeres.
—Cuando vinieron pensamos que eran hermanos o amigos… el que dijeran que eran pareja, nos dejó sorprendidos —dijo uno de los hombres del grupo.
—No somos homofóbicos… estamos en pleno siglo veintiuno por Dios.
—Vamos siéntate y sigamos hablando.
—Bien… lo hare —dijo Jacob quien volvió a sentarse nuevamente.
A pesar del incidente, el grupo pronto empezó a hablar nuevamente y sin recordar el malentendido anterior, durante la conversación, Edward y Jacob aprendieron los nombres del grupo, se llamaban, Miguel, Mitchell, Juan, Arturo, Selena y Teresa y ellos no se dirijan a Nueva York, ellos eran de un pueblo algo grande que difícilmente se encontraba en los mapas, y al cual podían llegar tomando un desvió atraves del monte y la hierba, que tomaban más adelante en la carretera y ellos, se dirigían actualmente hacia ese pueblo.
—Saben pronto podremos tomar el desvió, ¿Porque no van con nosotros al pueblo y celebran su aniversario?… hay muchos lugares donde podrían celebrarlo —dijo la mujer llamada Teresa.
— ¿Segura?, no es por ofender, pero no pensaba celebrar mi aniversario en un pueblo desconocido —contesto Edward.
— ¿Hay sitios interesantes en su pueblo? —pregunto Jacob.
—Claro que los hay… nosotros estaremos con ustedes y les daremos un recorrido —dijo Selena.
—Podrá ser solo un pueblo, pero no subestimes las atracciones que puede ofrecer —dijo Mitchell.
— ¿Qué piensas? —pregunto Edward a Jacob.
—A estas alturas es ingenuo pensar que llegaremos a tiempo para nuestra reservación… de hecho, lo más probable es que lleguemos como en plena noche a Nueva York —dijo Jacob.
—Entonces… ¿Qué hacemos? —siguió preguntando Edward.
—Bien…Vamos a ir… ya hemos ido a Nueva York antes…. Supongo, que será bueno ir a otros lugares — dijo Jacob.
—Bien esta decidió… irán con nosotros… dennos sus números de teléfonos y nosotros les daremos los nuestros para que no se pierdan durante el camino —dijo Teresa.
—Bien —contesto Edward quien de inmediato saco su teléfono para intercambiar números con el grupo.
—Tengo que advertírselos… en el pueblo no hay mucha señal, por lo que es difícil hacer llamadas, por lo que será mejor que se mantengan en contacto durante el camino, ya que una vez que lleguemos cerca del pueblo es probable que la señal se corte —dijo Juan.
—No hay problema… siempre eh tenido buena orientación, no nos perderemos, si ocurre cualquier accidente los llamaremos en el camino por si acaso —dijo Edward.
—Bien. Ya verán… que les va a gustar mucho el lugar —dijo Juan.
El grupo siguió conversando un rato hasta que el tráfico volvió a moverse.
—Sera mejor que nos subamos… sígannos y no se pierdan —dijo Teresa.
—Descuida… no nos perderemos —contesto Edward.
—Vámonos —dijo Jacob.
Después de despedirse, Edward y Jacob se subieron a su auto y una vez que el tráfico empezó a moverse, ellos empezaron a seguir al auto del grupo de Juan y los demás.
—Esto no salió tan mal… ¿Verdad? Vamos a tener una aventura —dijo Edward.
—Quizás… pero no sabemos qué va a pasar al final… las personas siempre embellecen sus lugares de origen, pero la realidad se aleja mucho de la expectativa… puede que terminemos decepcionándonos —contesto Jacob.
—Hombre, si vas con semejantes pensamientos es obvio que la vas a pasar mal desde el inicio… trata de tener la mente abierta.
—Lo intentare.
Después de un rato, la camioneta del grupo de Juan, salió de la carretera en dirección hacia el monte y la hierba que había al lado del camino donde se encontraban.
Edward y Jacob, los siguieron mientras alguien del grupo de Juan les hacía señas con las manos desde su camioneta.
— ¿Me pregunto quién pondría un pueblo en un lugar como este teniendo una ciudad no tan lejos?—dijo Edward.
—Es un misterio —contesto Jacob.
—Deberíamos llamar a la banda de Scooby Do —Dijo Edward tratando de aligerar el ambiente.
— ¿Para que llamaríamos a un perro torpe?... si ya tenemos a uno aquí —contesto Jacob.
—Pero Jacob… yo nunca eh pensado que tú eres torpe.
La única respuesta de Jacob a este comentario de Edward, fue mirarlo directamente durante un rato, antes de volver a mirar por la ventana.
—Además Jacob… si eres torpe, entonces eres mi torpe —dijo Edward.
Jacob, no respondió a este comentario y el auto volvió a quedar en silencio, y así fue durante un rato hasta que por fin, vieron en la distancia, un pueblo algo lejos de su ubicación actual.
—Por fin llegamos —anuncio Edward antes de voltear la cabeza hacia Jacob, el cual estaba hablando por teléfono.
—Bien… muchas gracias —dijo Jacob a través del teléfono.— ¿Quién era? —pregunto Edward.—Era Teresa… dijo que van a hacer unos recados y que nos buscaran mañana en la mañana… nos recomendó una posada a la cual ir y descansar —dijo Jacob—Bien… entonces los veremos mañana.La camioneta del grupo de Juan y el auto de Edward llego al pueblo poco después, y al llegar la camioneta tomo una ruta diferente, separándose de Edward y Jacob.Edward y Jacob continuaron recorriendo el pueblo hasta que un semáforo rojo los detuvo.
—Son gente muy amigable —dijo Edward.—Así parece… pero… ¿Quién sabe?... podrían ser psicópatas, que pretendían llevarnos a un callejón a violarnos y nosotros pensando que son buena gente —dijo Jacob.—Dios mío ¿Por qué semejante razonamiento? —dijo Edward.—Solo estaba bromeando —dijo Jacob.—Pero cambiando de tema… ¿Por qué admitiste abiertamente que era nuestro aniversario y estábamos en una relación? —pregunto Edward.— ¿Por qué no lo haría? —pregunto Jacob. —Oh… ¿Qué haces aquí? —pregunto una voz detrás de Edward.Cuando Edward se volteo a ver de quien era la voz, se alegró mucho al ver esta cara familiar.—Me alegra de verlos —dijo Edward a los dos hombres que tenía delante suyo, los cuales eran precisamente los dos mesoneros quienes atendieron a Edward y Jacob, cuando pidieron sus comidas en el restaurante.—Muchachos… yo —dijo Edward, antes de que lo interrumpieran.—Por favor llámanos por nuestros nombres… soy Luke y el Samuel —dijo el mesonero llamado Luke.—De acuerdo… LuRichard
Edward había caminado por un pequeño rato antes de detenerse y darse cuenta de algo muy importante, este era un pueblo desconocido para él, no tenía ninguna información acerca del pueblo ni tampoco cuales eran los lugares importantes, por lo que no sabía dónde empezar a buscar a Jacob.—Me pregunto… si Teresa y Selena… ¿También estarán involucradas en todo esto?Edward, no sabía dónde empezar a buscar y no conocía a nadie de este pueblo, con la excepción de Miguel, Mitchell, Juan, Arturo, Selena y Teresa los seis que habían traído a Edward y Jacob a este pueblo, pero por el incidente anterior, Edward ya sabía que parte del grupo o incluso todo el grupo, habían conspirado en su contra por lo que no estaba seguro si hacerlo o no. Edward lleno de ira, se levantó de la cama donde estaba sentado, y fue directo a donde estaba el hombre quitándole su libro, para luego tirarlo rápidamente fuera de la celda donde estaban.—Bien… ya no podrás ignorarme ahora sin tu precioso libro —dijo Edward.Pero el hombre en vez de enojarse o gritarle a Edward, solo lo miro con desdén para luego voltearse en la cama, colocando su espalda en dirección a Edward.— ¡Tú! ¡Maldito miserable!La no reacción del hombre, pero sobretodo su mirada llena de desdén, habían irritado aún más a Edward. El cual lleno de ira, agarro la cabeza del hombre por detrás y Lucha en la celda
Edward no salió de la cárcel hasta el día siguiente, bajo la mirada renuente del policía del día anterior, y el día en que él salió, los periódicos estaban llenos con las fotos del apodado “El Nuevo Adonis Griego” que si bien, no estaba en primera plana todavía estaba bastante cerca.Edward se acercó rápidamente a la farmacia, después de entrar en ella, dio un breve vistazo para ver con quien podía hablar, solo unos momentos después, después vio la taquilla de pago de la farmacia con una joven mujer de piel blanca y cabello castaño oscuro como sus ojos, tenía una figura bien proporcionada junto con un pecho grande. Ella era la única empleada que había en el lugar y se encontraba detrás de una barra de madera que separaba a los clientes de ella y lo que había detrás de ella, Edward al verla se acercó rápidamente para hablar y contarle todo
Edward y la mujer de la farmacia, saltaron rápidamente la barra de madera que los separaba de la taquilla de pago de la farmacia, y corrieron rápidamente hacia la parte trasera de la farmacia mientras escuchaban los gritos de Luke y el resto detrás de ellos.— ¡Donde está la salida! —grito Edward.— Esta… esta por aquí —dijo la mujer que tomo la delantera y guio a Edward.Edward y la mujer de la farmacia, corrieron rápidamente hasta llegar a una puerta algo oxidada y sucia.—Aquí es —dijo la mujer de la farmacia que de inmediato fue a abrir la puerta.
—¡El que no sabe nada eres tú!... además han cometido la barbaridad de reproducirse y tener descendencia con sus genes inferiores, los cuales continuaran, después de que ustedes hayan muerto, propagando su inferioridad al resto de los seres humanos, nuestro deber sagrado es proteger a la humanidad de ustedes.—Solo dices un montón de estupideces sin sentido —dijo Edward.—No digo la verdad… nuestra noble meta está más allá de tu primitiva comprensión, todas las castas inferiores deben ser aniquiladas — dijo Luke.— ¿Todas? —pregunto.—Los de su clase no son la única casta inferior… hay otras que deben s