—Bien… muchas gracias —dijo Jacob a través del teléfono.
— ¿Quién era? —pregunto Edward.
—Era Teresa… dijo que van a hacer unos recados y que nos buscaran mañana en la mañana… nos recomendó una posada a la cual ir y descansar —dijo Jacob
—Bien… entonces los veremos mañana.
La camioneta del grupo de Juan y el auto de Edward llego al pueblo poco después, y al llegar la camioneta tomo una ruta diferente, separándose de Edward y Jacob.
Edward y Jacob continuaron recorriendo el pueblo hasta que un semáforo rojo los detuvo.
— ¿Cómo se llama la posada donde nos hospedaremos? —pregunto Edward.
—Teresa dijo que se llamaba…—antes de que Jacob pudiera terminar su oración, un ruido le impidió continuar.
Mientras Edward y Jacob estaban hablando, sin saberlo, un grupo de hombres los había rodeado mientras estaban detenidos y habían empezado a golpear el auto.
— ¡¿Que están haciendo?! —grito Edward.
Pero los hombres no contestaron, si no que se apartaron cuando el semáforo se puso nuevamente en verde.
Cuando el semáforo se puso en verde, Edward arranco el auto rápidamente para alejarse de los hombres que se habían agrupado alrededor de ellos.
— ¿Qué fue eso? —pregunto Jacob.
—No se… ¿Algún grupo de lunáticos?
Después de este incidente Edward y Jacob, siguieron dando vueltas a baja velocidad recorriendo el pueblo mientras Jacob trataba de hablar por teléfono.
— ¡Maldición! —grito Jacob.
— ¿Qué paso? —pregunto Edward.
—Estaba hablando con Teresa hasta que se cortó la llamada.
— ¿Qué hablaste con ella? —pregunto Edward.
—Le estaba preguntando algunas cosas, pero sobre todo por lo que paso anteriormente…ella dijo que eso es normal aquí… solo son muchachos asustando a los conductores.
—Pues vaya que nos asustaron —dijo Edward.
— ¿Tienes hambre? —pregunto abruptamente Jacob.
—No —dijo Edward mientras seguía conduciendo.
Después de que Edward dijo eso, se hizo nuevamente un silencio incomodo en el auto, Edward lo sabía, ya que cuando Jacob se enojaba, se quedaba mirando la ventana del auto sin siquiera mirarlo a él una sola vez.
— ¿Qué sucede? —pregunto Edward.
—Nada —dijo Jacob fríamente.
—Otra vez estás enojado… ¿Qué hice ahora? —pregunto Edward.
—No es lo que hiciste… si no lo que no hiciste —dijo Jacob.
Este comentario lo único que hizo fue confundir más a Edward, y este se puso a pensar que había hecho mal otra vez, siguió pensando hasta que recordó que el ambiente se puso tenso, después de que Jacob le preguntara si tenía hambre mientras pasaban por un restaurante.
—Espera… ¿Será que…?
De repente Edward recordó algo que había escuchado en alguna parte, lo cual tenía que ver, que cuando las mujeres estaban con su pareja, y querían comer lo decían de forma discreta y sutil por alguna razón en vez de decir simplemente que tenían hambre y que querían comer.
—Pero Jacob es un hombre —pensó Edward.
Ya sea por cualquier razón, Edward decidió intentarlo y probar su teoría.
—Jacob… tengo hambre… ¿Qué tal si comemos? —pregunto Edward a Jacob.
Cuando Jacob escucho esto, casi de inmediato volteo a ver a Edward, y por alguna razón empezó a sonreír, pero no una sonrisa como la de esta mañana, sino una verdadera.
—Yo sabía que tenías hambre… busca un restaurante… vamos a comer —dijo Jacob quien al parecer había recuperado la alegría.
En este momento Edward, había recordado otro comentario que había escuchado en alguna parte, el cual era que a veces las mujeres creían estar enfadadas pero en realidad solo era hambre.
—Pero Jacob es hombre —pensó Edward.
Deambularon por un rato hasta que Jacob, después de mucho intentar llamo nuevamente al grupo de Teresa para poder pedirles información.
— ¿Lograste hablar con ellos? —pregunto Edward.
—Un poco… pero más de la mitad de la conversación fue entrecortada, Arturo me atendió esta vez en lugar de Teresa y me dio una dirección de un restaurante más o menos grande, al menos así es un pueblo como este.
— ¿Dónde está? ¿La comida es buena? —pregunto Edward.
—Según Arturo, en ese lugar sirven la mejor comida en todo el pueblo, por lo que es más o menos concurrido, además tiene un gran letrero brillante en las afueras del restaurante por lo que es fácil de encontrar.
—Bien vamos para allá entonces… ya es muy tarde y me quiero dormir, ha sido un largo día —dijo Edward.
Después de conducir durante un rato siguiendo la dirección que les indico Arturo, Encontraron un restaurante más o menos grande similar a una estación de servicio con una gasolinera. Ambos bajaron del auto y entraron al restaurante donde se sentaron y ordenaron su comida, y después empezaron a esperar a que se la trajeran.
— ¿Qué crees que nos muestren mañana el grupo de Teresa? —pregunto Edward.
—No lo sé… no vi muchas atracciones mientras recorríamos el lugar —contesto Jacob.
— ¿Quizás es que no vimos todo el pueblo?… es más grande de lo que creí cuando lo vimos de lejos —dijo Edward.
—O quizás no hay nada memorable en el lugar… cuando lo vimos a lo lejos no note nada memorable… solo vi un simple pueblo y nada más —dijo Jacob.
—Estoy seguro, que hay más atracciones de las que se muestran en la superficie… cuando Teresa y los demás nos las muestren, ya las veras —dijo Edward.
—Solo estás diciendo eso porque te aferras a la esperanza de que este viaje resulte placentero, y te salve de lo que hiciste esta mañana —dijo Jacob, el cual se quedó mirando fijamente a Edward al decir esto.
—Eso… no… es cierto —Dijo Edward vacilantemente.
—No es cierto… ¿Entonces el hecho de que has estado diciendo que el viaje a este pueblo será memorable y divertido, desde que decidimos irnos con el grupo de Teresa, solo ha sido debido a tú intuición y nada más? —pregunto Jacob mirando fijamente a Edward.
—Pues… obviamente… que así es —contesto Edward tratando de parecer lo más seguro posible.
—Pues esperemos que tu instinto no se equivoque… si no… las vas a pagar cuando volvamos a casa —dijo Jacob con su voz cargada de amenaza.
—Ya verás… que disfrutaremos este viaje, y cuando eso pase te lo restregare en la cara —replico Edward.
—No creo que te atrevas —dijo Jacob.
—Pues… mira ya llego la comida —dijo Edward tratando de cambiar de tema
Poco después de que Edward dijera esto, dos mesoneros llegaron llevando la comida que ambos habían pedido. Edward había pedido dos filetes en salsa con ensalada y aderezos junto con algunas guarniciones, mientras que Jacob, había pedido dos hamburguesas de tres carnes cada una con papas y salsa de varios tipos, la comida estaba acompañada de dos grandes refrescos para ambos.
—Gracias —dijo Jacob a los mesoneros.
—No necesita darnos las gracias —contesto educadamente uno de los mesoneros.
— ¿Me podrían decir antes de irse qué tipo de atracciones turísticas tiene este pueblo? —pregunto Edward a los mesoneros.
— ¿Vas a seguir con eso? —pregunto Jacob a Edward.
—Es que tengo curiosidad, y no me puedo esperar hasta mañana —contesto Edward.
— ¿Están de turismo aquí? —pregunto uno de los mesoneros.
—No muchas personas llegan a este pueblo y los que vienen, la mayoría son porque están perdidos o de paso —contesto el otro mesonero.
—Además de que tampoco ayuda al turismo local, el hecho de que el pueblo no aparezca o resalte mucho en los mapas y las señales sean malas aquí.
—Sí, de eso último me di cuenta —dijo Jacob.
—No estábamos planeando ir aquí…si no a otro lugar… pero en el camino tuvimos ciertos accidentes —dijo Edward.
—Si… un accidente con nombre —dijo Jacob.
—En el camino nos encontramos con algunos residentes de este pueblo, y nos invitaron a venir diciendo que la pasaríamos bien…y aquí estamos —continuo diciendo Edward, sin hacer caso a la indirecta de Jacob.
— ¿Y cuál fue el motivo de su viaje? —pregunto uno de los mesoneros.
—Placer —contesto Edward.
—Estamos de aniversario —dijo Jacob.
—Así que son… pareja.
—Eso, no lo vi venir.
Después de que Jacob dijera esto, Edward se le quedo mirando fijamente sorprendido por el hecho de admitir tan fácilmente y fortuitamente su relación, ya que debido al incidente anterior con el grupo de Teresa, Edward sintió que sería mejor ocultarlo.
— ¿Algún problema? —pregunto Jacob.
—Ninguno… pero nos tomó por sorpresa —dijo uno de los mesoneros.
—Si están de aniversario… entonces hay lugares a donde pueden ir a divertirse y pasarla bien —dijo otro de los mesoneros.
—Después de todo, si en el pueblo no hubiese nada que divirtiese y entretuviera a la gente, hace tiempo que todos se hubieran ido.
—A fin de cuentas un pueblo que no resalte en el mapa, en medio de la nada y parcialmente sin señal o internet… sería muy difícil que la gente se quedara en el.
— ¡Ves te lo dije! —dijo Edward a Jacob casi gritando, este último se quedó mirándolo fijamente con algo de vergüenza por hacer tanto escándalo de repente
—Para ir a los lugares buenos en este pueblo, necesitaran un guía ya que si no, solo deambularan sin rumbo todo el día —dijo uno de los mesoneros.
—Si quieren… podemos darles un tour… hoy salimos temprano.
—Gracias por el ofrecimiento, pero estamos cansados y ya tenemos unos guías que nos llevaran mañana a dar un recorrido —dijo Jacob.
—Aunque gracias de todas formas —dijo Edward.
—No hay problema… si ya tienen un guía, entonces espero que la pasen bien —dijo uno de los mesoneros.
—Ya tenemos que irnos —dijo el otro mesonero.
—Oh… es cierto… todavía hay más clientes y ya estuvimos mucho tiempo hablando… adiós.
—Estoy seguro de que la pasaran muy bien ustedes dos —dijo el otro mesonero antes de irse con su compañero.
—Son gente muy amigable —dijo Edward.—Así parece… pero… ¿Quién sabe?... podrían ser psicópatas, que pretendían llevarnos a un callejón a violarnos y nosotros pensando que son buena gente —dijo Jacob.—Dios mío ¿Por qué semejante razonamiento? —dijo Edward.—Solo estaba bromeando —dijo Jacob.—Pero cambiando de tema… ¿Por qué admitiste abiertamente que era nuestro aniversario y estábamos en una relación? —pregunto Edward.— ¿Por qué no lo haría? —pregunto Jacob. —Oh… ¿Qué haces aquí? —pregunto una voz detrás de Edward.Cuando Edward se volteo a ver de quien era la voz, se alegró mucho al ver esta cara familiar.—Me alegra de verlos —dijo Edward a los dos hombres que tenía delante suyo, los cuales eran precisamente los dos mesoneros quienes atendieron a Edward y Jacob, cuando pidieron sus comidas en el restaurante.—Muchachos… yo —dijo Edward, antes de que lo interrumpieran.—Por favor llámanos por nuestros nombres… soy Luke y el Samuel —dijo el mesonero llamado Luke.—De acuerdo… LuRichard
Edward había caminado por un pequeño rato antes de detenerse y darse cuenta de algo muy importante, este era un pueblo desconocido para él, no tenía ninguna información acerca del pueblo ni tampoco cuales eran los lugares importantes, por lo que no sabía dónde empezar a buscar a Jacob.—Me pregunto… si Teresa y Selena… ¿También estarán involucradas en todo esto?Edward, no sabía dónde empezar a buscar y no conocía a nadie de este pueblo, con la excepción de Miguel, Mitchell, Juan, Arturo, Selena y Teresa los seis que habían traído a Edward y Jacob a este pueblo, pero por el incidente anterior, Edward ya sabía que parte del grupo o incluso todo el grupo, habían conspirado en su contra por lo que no estaba seguro si hacerlo o no. Edward lleno de ira, se levantó de la cama donde estaba sentado, y fue directo a donde estaba el hombre quitándole su libro, para luego tirarlo rápidamente fuera de la celda donde estaban.—Bien… ya no podrás ignorarme ahora sin tu precioso libro —dijo Edward.Pero el hombre en vez de enojarse o gritarle a Edward, solo lo miro con desdén para luego voltearse en la cama, colocando su espalda en dirección a Edward.— ¡Tú! ¡Maldito miserable!La no reacción del hombre, pero sobretodo su mirada llena de desdén, habían irritado aún más a Edward. El cual lleno de ira, agarro la cabeza del hombre por detrás y Lucha en la celda
Edward no salió de la cárcel hasta el día siguiente, bajo la mirada renuente del policía del día anterior, y el día en que él salió, los periódicos estaban llenos con las fotos del apodado “El Nuevo Adonis Griego” que si bien, no estaba en primera plana todavía estaba bastante cerca.Edward se acercó rápidamente a la farmacia, después de entrar en ella, dio un breve vistazo para ver con quien podía hablar, solo unos momentos después, después vio la taquilla de pago de la farmacia con una joven mujer de piel blanca y cabello castaño oscuro como sus ojos, tenía una figura bien proporcionada junto con un pecho grande. Ella era la única empleada que había en el lugar y se encontraba detrás de una barra de madera que separaba a los clientes de ella y lo que había detrás de ella, Edward al verla se acercó rápidamente para hablar y contarle todo
Edward y la mujer de la farmacia, saltaron rápidamente la barra de madera que los separaba de la taquilla de pago de la farmacia, y corrieron rápidamente hacia la parte trasera de la farmacia mientras escuchaban los gritos de Luke y el resto detrás de ellos.— ¡Donde está la salida! —grito Edward.— Esta… esta por aquí —dijo la mujer que tomo la delantera y guio a Edward.Edward y la mujer de la farmacia, corrieron rápidamente hasta llegar a una puerta algo oxidada y sucia.—Aquí es —dijo la mujer de la farmacia que de inmediato fue a abrir la puerta.
—¡El que no sabe nada eres tú!... además han cometido la barbaridad de reproducirse y tener descendencia con sus genes inferiores, los cuales continuaran, después de que ustedes hayan muerto, propagando su inferioridad al resto de los seres humanos, nuestro deber sagrado es proteger a la humanidad de ustedes.—Solo dices un montón de estupideces sin sentido —dijo Edward.—No digo la verdad… nuestra noble meta está más allá de tu primitiva comprensión, todas las castas inferiores deben ser aniquiladas — dijo Luke.— ¿Todas? —pregunto.—Los de su clase no son la única casta inferior… hay otras que deben s
En un lugar grande bajo tierra y con falta de luz, había muchas celdas con grandes barrotes negros que impedían que las personas dentro de esas celdas escaparan, y en una de esas celdas se encontraba casi media docena de personas, con una en particular que si Edward lo viera, lo reconocería de inmediato, después de todo, él era Jacob.Jacob después de que Edward hubiese salido en persecución del hombre con el abrigo gris que lo había agredido, había sido casi de inmediato atacado desde atrás por dos personas que reconoció muy bien, eran los dos mesoneros que los habían atendido a Edward y a él cuando entraron al restaurante y ordenaron su comida.Jacob había tratado de resistirse, pero los dos mesoneros le habían tapado la boca y la nariz con un pañuelo lleno