Edward y su grupo, esperaron un breve tiempo hasta que el grupo del guardia había terminado de matar a los dos desafortunados hombres, que se encontraron en medio de ellos, las personas enmascaradas cuando terminaron de matarlos, se empezaron a alejar junto con él guardia mientras sus armas estaban manchadas de sangre.
— ¡Apurémonos!... Anna quiere que todos estos seres inferiores estén muertos para el amanecer —dijo el guardia a las personas enmascaradas.
—De acuerdo —dijeron las personas enmascaradas al mismo tiempo.
El guardia y las personas enmascaradas, empezaron a correr en dirección al altar de mármol que se encontraba ubicado en el centro de la base, una vez que se fueron,
—Sabía que no podrías hacerlo —dijo Abraham con voz bromista.—Oye estuvimos a punto de hacerlo —dijo Edward, mientras se sacaba el cuchillo de carnicero de su pierna izquierda.— ¿Qué hacemos con ellos? —pregunto Jacob.—Pues… nosotros… —fue lo que murmuro Abraham mientras miraba a Edward.—Los matamos obviamente —dijo Edward.Jacob después de oír este último comentario de Edward, se quedó callado sin decir nada mientras miraba a Edward fijamente. —En esta situación… la única opción es pelear —dijo Jacob.—Es cierto… solo podemos ser positivos y esperar lo mejor —dijo Edward.—Abraham… dame la espada —dijo Jacob.—No.— ¡No! ¡¿Por qué no?! —pregunto Jacob con duda.— ¿Qué estás diciendo Abraham?—Escúchenme… ustedes váyanse… yo me quedare y los retendré —dijo Abraham después de quedarse callado un breve momento. —Lo es… Edward tenemos que irnos de aquí de algún modo… tenemos que… —Antes de que Jacob, pudiera terminar de hablar, un ruido lo interrumpió.Abruptamente un ruido de motor empezó a sonar, y Edward y Jacob, vieron como un automóvil se acercaba a ellos.—Podrá ser —pensó Edward.El automóvil se detuvo justo frente a Edward y Jacob y dentro de él… se encontraban David y María conduciéndolo.—Los estábamos esperando —dijo María, en el asiento de conductor del vehículo.—Ustedes… ¿Dónde estaban? Porque no estaban exactamente aqAbraham
Un viaje no tan gratificante
— ¡Abran paso! —sonó la voz de un hombre, el cual llevaba una gran taza llena de dulces.—Déjalas en la mesa Max —dijo Jacob, al ver a Max venir.—No —dijo Max.Edward y Jacob, junto con sus amigos Max, Sarah y otros dos amigos de Edward, estaban sentados en la sala de estar de la casa de Edward y Jacob… estaban charlando alegremente cuando Max llego con una gran taza llena de dulces.— ¿Qué película vamos a ver hoy? —pregunto Max mientras se sentaba al lado de Edward y Jacob.—Espero que sea una película buena esta vez —dij
En la antigua prisión donde ambos habían estado anteriormente, en estos momentos se encontraban esparcidos miles de cadáveres por todo el lugar junto con grandes cantidades de sangre en todas partes.En medio de esta escena, se encontraba una mujer de piel blanca con cabello castaño y un cuerpo curvilíneo sentada en medio de los cadáveres con los ojos cerrados lo cual la hacía parecer que se encontraba meditando profundamente.Lentamente una mujer uniformada de negro se acercó lentamente en dirección a la mujer sentada, cuando llego cerca de ella, parecía dudar si la despertaba o no mostrando al parecer un miedo hacia esa mujer de cabello castaño oscuro.— ¿Qué sucede? —pregunto la
—Ya despierta de una vez… es hora de que nos vayamos —dijo un hombre, que estaba parado al lado de una cama, con otro hombre durmiendo en ella.—Solo un momento más, festejamos mucho anoche, Jacob —dijo el hombre acostado somnoliento.—Vamos Edward… tenemos que irnos antes que sea tarde —dijo el hombre, llamado Jacob.—Bien —después de decir esto, el hombre llamado Edward, se levantó lentamente de la cama, mientras veía como Jacob salía de la habitación, ya vestido y preparado para el viaje.—Vaya… ya han sido, ¿Cuánto?, ¿Cinco años? —murmuro Edward, para sí mismo. Él y el hombre llamado Jacob, ha
—Hola, buenas tardes. ¿Podemos unirnos a ustedes? —pregunto Edward con Jacob a su lado.Los hombres y las mujeres, se les quedaron viendo a ambos durante un instante hasta que uno de ellos hablo.—Claro vengan… aquí hay cerveza para todos —contesto uno de los hombres.—Gracias —dijo Jacob.Después de decir esto, ambos se sentaron en unas piedras que había junto al camino cerca de las dos mujeres y mientras ellos hacían esto, uno de los hombres le pasó una cerveza a cada uno.— ¿Qué van a hacer en Nueva York? —pregunto uno de los hombres.— ¿C&oacu
—Bien… muchas gracias —dijo Jacob a través del teléfono.— ¿Quién era? —pregunto Edward.—Era Teresa… dijo que van a hacer unos recados y que nos buscaran mañana en la mañana… nos recomendó una posada a la cual ir y descansar —dijo Jacob—Bien… entonces los veremos mañana.La camioneta del grupo de Juan y el auto de Edward llego al pueblo poco después, y al llegar la camioneta tomo una ruta diferente, separándose de Edward y Jacob.Edward y Jacob continuaron recorriendo el pueblo hasta que un semáforo rojo los detuvo.