—Ya despierta de una vez… es hora de que nos vayamos —dijo un hombre, que estaba parado al lado de una cama, con otro hombre durmiendo en ella.
—Solo un momento más, festejamos mucho anoche, Jacob —dijo el hombre acostado somnoliento.
—Vamos Edward… tenemos que irnos antes que sea tarde —dijo el hombre, llamado Jacob.
—Bien —después de decir esto, el hombre llamado Edward, se levantó lentamente de la cama, mientras veía como Jacob salía de la habitación, ya vestido y preparado para el viaje.
—Vaya… ya han sido, ¿Cuánto?, ¿Cinco años? —murmuro Edward, para sí mismo. Él y el hombre llamado Jacob, habían tenido una relación que había durado años, y hoy era su aniversario y tenían planeado celebrarlo en la ciudad de Nueva York.
Edward, se levantó lentamente de la cama y fue a bañarse lentamente, y mientras lo hacía podía escuchar como Jacob, lo llamaba a gritos urgiéndole que se diera prisa.
Después de un muy largo baño y un tiempo aún más largo preparando sus ropas, Edward por fin estaba listo, pero antes de salir de su habitación fue a verse en el espejo para ver su apariencia.
Edward, era un hombre alto de un metro ochentaicinco de altura, de piel blanca, con cabello castaño y ojos verdes y además, también tenía una cara de aspecto amigable.
Al mirarse en el espejo, Edward termino de arreglarse los detalles que vio en su vestimenta, se había puesto una camisa de botones roja con mangas junto con un pantalón negro algo simple y después de asegurarse de que todo estaba bien, bajo a encontrarse con Jacob.
Cuando bajo a la planta baja de su casa, vio Jacob claramente enojado por su tardanza. Jacob era un hombre blanco aunque de una tez un poco más oscura que la de Edward y tenían aproximadamente la misma altura, su cabello y ojos eran de color negro lo cual combinada con su cara de aspecto un poco frio, hacía que las demás personas sintieran que era un hombre guapo indiferente.
Jacob, estaba vestido con una camisa de botones blanca con mangas y un pantalón negro que se veía elegante, claramente se había peinado ya que su cabello negro, como sus ojos, estaba muy bien arreglado y brilloso.
—Pensaba que habías decidido no venir —dijo Jacob, mirándolo directamente a los ojos, al ver esto Edward sabía claramente que estaba enojado.
—No te enojes, solo que quería ponerme lo más bello para ti... después de todo hoy es nuestro aniversario —dijo Edward, despreocupadamente y sin prestarle atención al enojo de Jacob.
—Olvídalo… solo pongámonos en marcha.
—Bien, pero antes muéstrame una sonrisa, si no. No voy a ir.
—Estas tentando tu suerte Edward.
—Acaso no es uno de mis muchos rasgos que te gustan.
—Cada vez te estás hundiendo más y más.
—No lo creo… vamos muéstrame esa sonrisa.
Ya sea porque estaban retrasados o porque solo quería que el asunto terminara aquí, Jacob tal como le dijo Edward, le mostro una sonrisa y una muy grande.
—Bien así está mejor…ahora vámonos.
Mientras Edward y Jacob, salían de su casa y se dirigían a su auto, Edward noto que Jacob todavía sonreía.
—Parece que estas de buen humor Jacob.
— ¿Tú crees?... yo me siento igual que cualquier otro día.
—Si tú… lo dices.
Pero cuando subieron al auto y empezaron su viaje, Edward noto que Jacob todavía sonreía, lo cual por alguna razón, puso a Edward nervioso.
— ¿Por qué sigues sonriendo? —pregunto Edward.
— ¿No me dijiste que sonriera? —pregunto Jacob.
—Sí pero… olvídalo.
Pero Jacob seguía sonriendo y Edward ya no fue capaz de soportarlo.
—Jacob, ¿Estás enojado conmigo?
— ¿Por qué preguntas eso?
—Intuición, supongo.
—Vaya, ahora de repente tienes buena intuición… dime… ¿Adónde se fue esa intuición en la casa?
— ¿Enojado por eso? Pero si no fue gran cosa.
—No fue gran cosa… no fue gran cosa —repitió Jacob, mirando a Edward, y este supo que había dicho algo incorrecto.
— Bueno digamos que fue algo serio… pero tan poco es necesario que te enojes… ¿Cierto?
—Así que no fue algo serio —dijo Jacob, solo que esta vez se quedó mirando el camino mientras Edward conducía.
Después de que Jacob, pronunciara esas palabras, se hizo un silencio incomodo que duro un rato.
—Este… estas muy callado Jacob.
—Tú crees —Jacob, solo dijo estas palabras, antes de volver a quedarse callado.
Nuevamente se había hecho un silencio incomodo en el auto y así siguió durante un rato, hasta que Edward se encontró con un gran tráfico, al cual no podía verle el final.
—Parece… que… llegamos en la hora pico en la carretera —dijo Edward
—Me pregunto… ¿De quién será la culpa? —dijo Jacob, sin mirar a Edward, pero este supo que quería decir con esto.
—Jacob… no fue mi intención.
—Desde luego que no…después de todo un retraso de horas, lo cual nos hizo atorarnos en el tráfico que va a terminar quien sabe cuándo, justamente en el día de nuestro aniversario no fue gran cosa, justamente cuando tenemos una reservación en un restaurante para una hora determinada, reservación que me tomo semanas poder obtener justamente en este día, y ahora cuando creía que todo iba bien… cierta persona decidió darse su tiempo y ahora, por su culpa estamos en un tráfico, que es probable que haga que perdamos nuestra reservación… pero después de todo no es gran cosa.
Cuando Edward escucho esto, por fin había entendió porque Jacob estaba tan enojado… él había metido la pata.
—Jacob perdón… no era mi intención.
—Nunca lo es.
—Estoy… estoy seguro de que este tráfico va pasar rápido…es más, seguro que llegaremos con tiempo de sobra.
—Ojala Dios te escuche.
Pero al parecer, no solo Dios no escucho a Edward, si no que pareciera que el diablo estaba haciendo de las suyas, y el tráfico a penas se había movido en horas.
—Dios me odia… ¿No es así? —pregunto Edward al aire con resentimiento.
—Difícil de saber… aunque es probable, que después de este día yo sea el que te odie.
Después de oír esto, Edward sintió un escalofrió por su espalda y justo después se hizo un silencio incomodo en el auto.
—Mira algunas personas bajaron de sus autos a tomar cervezas, ¿Por qué no nos unimos? —pregunto Edward.
Jacob, se quedó mirando a Edward durante un rato, poniéndolo nervioso, haciendo que este se preguntara que estaba pensando.
—Bien, vamos.
Después de decir esto, Edward y Jacob, bajaron del auto y fueron con el grupo de personas que estaban bebiendo al lado de la carretera. Eran cuatro hombres y dos mujeres que se habían bajado todos de la misma camioneta y estaban charlando alegremente cuando llegaron Edward y Jacob.
—Hola, buenas tardes. ¿Podemos unirnos a ustedes? —pregunto Edward con Jacob a su lado.Los hombres y las mujeres, se les quedaron viendo a ambos durante un instante hasta que uno de ellos hablo.—Claro vengan… aquí hay cerveza para todos —contesto uno de los hombres.—Gracias —dijo Jacob.Después de decir esto, ambos se sentaron en unas piedras que había junto al camino cerca de las dos mujeres y mientras ellos hacían esto, uno de los hombres le pasó una cerveza a cada uno.— ¿Qué van a hacer en Nueva York? —pregunto uno de los hombres.— ¿C&oacu
—Bien… muchas gracias —dijo Jacob a través del teléfono.— ¿Quién era? —pregunto Edward.—Era Teresa… dijo que van a hacer unos recados y que nos buscaran mañana en la mañana… nos recomendó una posada a la cual ir y descansar —dijo Jacob—Bien… entonces los veremos mañana.La camioneta del grupo de Juan y el auto de Edward llego al pueblo poco después, y al llegar la camioneta tomo una ruta diferente, separándose de Edward y Jacob.Edward y Jacob continuaron recorriendo el pueblo hasta que un semáforo rojo los detuvo.
—Son gente muy amigable —dijo Edward.—Así parece… pero… ¿Quién sabe?... podrían ser psicópatas, que pretendían llevarnos a un callejón a violarnos y nosotros pensando que son buena gente —dijo Jacob.—Dios mío ¿Por qué semejante razonamiento? —dijo Edward.—Solo estaba bromeando —dijo Jacob.—Pero cambiando de tema… ¿Por qué admitiste abiertamente que era nuestro aniversario y estábamos en una relación? —pregunto Edward.— ¿Por qué no lo haría? —pregunto Jacob. —Oh… ¿Qué haces aquí? —pregunto una voz detrás de Edward.Cuando Edward se volteo a ver de quien era la voz, se alegró mucho al ver esta cara familiar.—Me alegra de verlos —dijo Edward a los dos hombres que tenía delante suyo, los cuales eran precisamente los dos mesoneros quienes atendieron a Edward y Jacob, cuando pidieron sus comidas en el restaurante.—Muchachos… yo —dijo Edward, antes de que lo interrumpieran.—Por favor llámanos por nuestros nombres… soy Luke y el Samuel —dijo el mesonero llamado Luke.—De acuerdo… LuRichard
Edward había caminado por un pequeño rato antes de detenerse y darse cuenta de algo muy importante, este era un pueblo desconocido para él, no tenía ninguna información acerca del pueblo ni tampoco cuales eran los lugares importantes, por lo que no sabía dónde empezar a buscar a Jacob.—Me pregunto… si Teresa y Selena… ¿También estarán involucradas en todo esto?Edward, no sabía dónde empezar a buscar y no conocía a nadie de este pueblo, con la excepción de Miguel, Mitchell, Juan, Arturo, Selena y Teresa los seis que habían traído a Edward y Jacob a este pueblo, pero por el incidente anterior, Edward ya sabía que parte del grupo o incluso todo el grupo, habían conspirado en su contra por lo que no estaba seguro si hacerlo o no. Edward lleno de ira, se levantó de la cama donde estaba sentado, y fue directo a donde estaba el hombre quitándole su libro, para luego tirarlo rápidamente fuera de la celda donde estaban.—Bien… ya no podrás ignorarme ahora sin tu precioso libro —dijo Edward.Pero el hombre en vez de enojarse o gritarle a Edward, solo lo miro con desdén para luego voltearse en la cama, colocando su espalda en dirección a Edward.— ¡Tú! ¡Maldito miserable!La no reacción del hombre, pero sobretodo su mirada llena de desdén, habían irritado aún más a Edward. El cual lleno de ira, agarro la cabeza del hombre por detrás y Lucha en la celda
Edward no salió de la cárcel hasta el día siguiente, bajo la mirada renuente del policía del día anterior, y el día en que él salió, los periódicos estaban llenos con las fotos del apodado “El Nuevo Adonis Griego” que si bien, no estaba en primera plana todavía estaba bastante cerca.Edward se acercó rápidamente a la farmacia, después de entrar en ella, dio un breve vistazo para ver con quien podía hablar, solo unos momentos después, después vio la taquilla de pago de la farmacia con una joven mujer de piel blanca y cabello castaño oscuro como sus ojos, tenía una figura bien proporcionada junto con un pecho grande. Ella era la única empleada que había en el lugar y se encontraba detrás de una barra de madera que separaba a los clientes de ella y lo que había detrás de ella, Edward al verla se acercó rápidamente para hablar y contarle todo
Edward y la mujer de la farmacia, saltaron rápidamente la barra de madera que los separaba de la taquilla de pago de la farmacia, y corrieron rápidamente hacia la parte trasera de la farmacia mientras escuchaban los gritos de Luke y el resto detrás de ellos.— ¡Donde está la salida! —grito Edward.— Esta… esta por aquí —dijo la mujer que tomo la delantera y guio a Edward.Edward y la mujer de la farmacia, corrieron rápidamente hasta llegar a una puerta algo oxidada y sucia.—Aquí es —dijo la mujer de la farmacia que de inmediato fue a abrir la puerta.