—Oh… ¿Qué haces aquí? —pregunto una voz detrás de Edward.
Cuando Edward se volteo a ver de quien era la voz, se alegró mucho al ver esta cara familiar.
—Me alegra de verlos —dijo Edward a los dos hombres que tenía delante suyo, los cuales eran precisamente los dos mesoneros quienes atendieron a Edward y Jacob, cuando pidieron sus comidas en el restaurante.
—Muchachos… yo —dijo Edward, antes de que lo interrumpieran.
—Por favor llámanos por nuestros nombres… soy Luke y el Samuel —dijo el mesonero llamado Luke.
—De acuerdo… Luke, Samuel ¿Ustedes han visto a mi novio? se llama Jacob y está desaparecido y estoy muy preocupado —pregunto Edward apresuradamente, con la esperanza de que le dieran buenas noticias.
Luke y Samuel intercambiaron una breve mirada, antes de contestar al mismo tiempo algo que dejo con la piel de gallina a Edward.
—Lo siento pero… no lo hemos visto —dijeron Luke y Samuel al mismo tiempo, con una sonrisa que puso nervioso a Edward.
—Pero… podríamos saber dónde está… solo tienes que acompañarnos —dijo Luke sonriendo.
Edward sabía que estos dos ocultaban algo, por lo que inmediato se dio la vuelta para irse pero al hacerlo vio algo que de verdad lo espanto.
— ¿Pero qué demonios? —fue lo que balbuceo Edward antes de quedarse mudo.
Todos en la cocina ya sean los mesoneros o los cocineros, se quedaron viendo a Edward todos juntos sonriendo, lo cual hizo que Edward sintiera un escalofrió recorriendo su espalda y le hizo darse cuenta de que algo iba muy mal aquí.
—Ahora que lo pienso creo que vi a tu novio —dijo uno de los mesoneros.
—Yo también ahora que me acuerdo —dijo otro mesonero.
—Y yo también.
—También yo.
—Y yo.
De repente una mano toco el hombro de Edward, y cuando este se volteo para ver quien le había tocado el hombro, vio que era el cocinero al que le había preguntado anteriormente.
—Ahora que me acuerdo… todos vimos a tu novio… ven con nosotros… te llevaremos con el —dijo el cocinero.
Edward por instinto le dio un puñetazo en la cara al cocinero lo cual lo hizo caer al piso, después de esto Edward corrió rápidamente fuera de la cocina pero al salir vio algo que lo dejo aún más sorprendido.
— ¿Adónde se fueron todos?
El restaurante que estaba considerablemente lleno, se había vaciado y en el lugar solamente estaba la docena de hombres que Edward había visto al salir del restaurante, con el hombre del abrigo gris al frente del grupo, el cual se adelantó cuando vio a Edward.
Cuando el hombre del abrigo gris se adelantó, Edward pudo ver bien su cara, era un hombre cuya edad debía estar entre los veinte y treinta años ya que su rostro mostraba signos de juventud aunque con madurez, tenía el cabello corto de color negro y ojos castaños. Su piel era blanca, de la misma tez pálida que la de Edward, se podía notar que su altura era ligeramente mayor que la de Edward mientras se acercaba mostrando una sonrisa con una boca llena de dientes totalmente blancos.
—Mi nombre es Richard… mucho gusto —dijo el hombre vestido de gris.
— ¿Quiénes son ustedes?... ¡¿Dónde está mi novio?! —grito Edward al grupo.
—No te preocupes… Edward… Jacob está muy bien con nosotros —dijo el hombre llamado Richard.
—Tú… ¿Cómo supiste mi nombre? —pregunto Edward atónito.
—Aquí hay gente que te conoce —dijo Richard, el cual se hizo a un lado mientras dos hombres se adelantaban y se quitaban las capuchas que cubrían sus caras.
—Ustedes… ¿Qué hacen con ellos?... ¡¿Qué está pasando aquí?! —grito Edward.
Al frente se habían adelantado dos hombres, los cuales eran Miguel y Arturo quienes habían invitado a Edward y Jacob al pueblo.
— ¿Por qué no estaríamos con ellos Edward?… somos sus amigos —dijo Arturo.
—Te dijimos que en este pueblo, si habían grandes atracciones —dijo Miguel.
—Ahora te las estamos mostrando —dijo Arturo.
Edward empezó a sentir escalofríos constantes recorriendo su cuerpo, y noto que se le ponía la piel de gallina mientras retrocedía por instinto, del grupo de Arturo, Miguel y Richard, pero una mano que toco su hombro lo detuvo en seco.
—No te asustes Edward… solo queremos llevarte junto con Jacob —dijo Luke, el cual estaba detrás de Edward.
—Solo queremos ayudarte —dijo Samuel, el cual estaba parado al lado de Luke.
—Maldito imbécil… todavía tienes que pagarme por el golpe que me diste —dijo el cocinero al que Edward había golpeado.
—No seas rencoroso Bellamy —dijo Luke, volteándose para ver al cocinero llamado Bellamy.
—Lo estás protegiendo —dijo Bellamy.
—No es solo que…—antes de que Luke pudiese terminar su oración, recibió un fuerte golpe que lo hizo caer al piso.
— ¡Maldición! —grito Luke.
—Atrápenlo —grito Samuel.
Edward, había golpeado fuertemente a Luke librándose de él, y justamente después, corrió rápidamente hacia una ventana y salto hacia ella rompiendo el vidrio y saliendo del restaurante.
— ¡Persíganlo ahora! —Edward mientras corría, alcanzo a oír esta última oración y distinguió casi de inmediato que el hombre que grito esto último fue Richard.
— ¡Maldición! ¿Qué le pasa a esta gente?… ¿Qué le han hecho a Jacob?
Edward, corrió durante bastante tiempo, hasta que ya no llego a ver a nadie que lo perseguía detrás de él y solo entonces, pudo sentarse a tomar un respiro y procesar todo lo que había pasado hasta ahora.
—Jacob… esos bastardos dijeron que lo tenían… tengo que encontrarlo —fue lo que se dijo Edward a si mismo antes de volver a ponerse de pie y caminar con la intención de buscar a Jacob.
Edward había caminado por un pequeño rato antes de detenerse y darse cuenta de algo muy importante, este era un pueblo desconocido para él, no tenía ninguna información acerca del pueblo ni tampoco cuales eran los lugares importantes, por lo que no sabía dónde empezar a buscar a Jacob.—Me pregunto… si Teresa y Selena… ¿También estarán involucradas en todo esto?Edward, no sabía dónde empezar a buscar y no conocía a nadie de este pueblo, con la excepción de Miguel, Mitchell, Juan, Arturo, Selena y Teresa los seis que habían traído a Edward y Jacob a este pueblo, pero por el incidente anterior, Edward ya sabía que parte del grupo o incluso todo el grupo, habían conspirado en su contra por lo que no estaba seguro si hacerlo o no. Edward lleno de ira, se levantó de la cama donde estaba sentado, y fue directo a donde estaba el hombre quitándole su libro, para luego tirarlo rápidamente fuera de la celda donde estaban.—Bien… ya no podrás ignorarme ahora sin tu precioso libro —dijo Edward.Pero el hombre en vez de enojarse o gritarle a Edward, solo lo miro con desdén para luego voltearse en la cama, colocando su espalda en dirección a Edward.— ¡Tú! ¡Maldito miserable!La no reacción del hombre, pero sobretodo su mirada llena de desdén, habían irritado aún más a Edward. El cual lleno de ira, agarro la cabeza del hombre por detrás y Lucha en la celda
Edward no salió de la cárcel hasta el día siguiente, bajo la mirada renuente del policía del día anterior, y el día en que él salió, los periódicos estaban llenos con las fotos del apodado “El Nuevo Adonis Griego” que si bien, no estaba en primera plana todavía estaba bastante cerca.Edward se acercó rápidamente a la farmacia, después de entrar en ella, dio un breve vistazo para ver con quien podía hablar, solo unos momentos después, después vio la taquilla de pago de la farmacia con una joven mujer de piel blanca y cabello castaño oscuro como sus ojos, tenía una figura bien proporcionada junto con un pecho grande. Ella era la única empleada que había en el lugar y se encontraba detrás de una barra de madera que separaba a los clientes de ella y lo que había detrás de ella, Edward al verla se acercó rápidamente para hablar y contarle todo
Edward y la mujer de la farmacia, saltaron rápidamente la barra de madera que los separaba de la taquilla de pago de la farmacia, y corrieron rápidamente hacia la parte trasera de la farmacia mientras escuchaban los gritos de Luke y el resto detrás de ellos.— ¡Donde está la salida! —grito Edward.— Esta… esta por aquí —dijo la mujer que tomo la delantera y guio a Edward.Edward y la mujer de la farmacia, corrieron rápidamente hasta llegar a una puerta algo oxidada y sucia.—Aquí es —dijo la mujer de la farmacia que de inmediato fue a abrir la puerta.
—¡El que no sabe nada eres tú!... además han cometido la barbaridad de reproducirse y tener descendencia con sus genes inferiores, los cuales continuaran, después de que ustedes hayan muerto, propagando su inferioridad al resto de los seres humanos, nuestro deber sagrado es proteger a la humanidad de ustedes.—Solo dices un montón de estupideces sin sentido —dijo Edward.—No digo la verdad… nuestra noble meta está más allá de tu primitiva comprensión, todas las castas inferiores deben ser aniquiladas — dijo Luke.— ¿Todas? —pregunto.—Los de su clase no son la única casta inferior… hay otras que deben s
En un lugar grande bajo tierra y con falta de luz, había muchas celdas con grandes barrotes negros que impedían que las personas dentro de esas celdas escaparan, y en una de esas celdas se encontraba casi media docena de personas, con una en particular que si Edward lo viera, lo reconocería de inmediato, después de todo, él era Jacob.Jacob después de que Edward hubiese salido en persecución del hombre con el abrigo gris que lo había agredido, había sido casi de inmediato atacado desde atrás por dos personas que reconoció muy bien, eran los dos mesoneros que los habían atendido a Edward y a él cuando entraron al restaurante y ordenaron su comida.Jacob había tratado de resistirse, pero los dos mesoneros le habían tapado la boca y la nariz con un pañuelo lleno
—Descuida… nos estarás aquí mucho tiempo como nosotros —dijo David.— ¿Qué? ¿Por qué lo dices? —pregunto Jacob.—Uno de los guardias nos empezó a decir con malicia… de que nuestro encierro llegaría a su fin el día de la luna llena —dijo Jazmín.—El día de la luna llena… pero eso es mañana, o debe ser hoy si es que estuve inconsciente toda la noche —dijo Jacob nervioso.—Debe ser mañana… un guardia mal intencionado constantemente nos viene a recordar… cuando tiempo nos queda —dijo María, con algo de desesperación en su voz.—
Jacob duro media hora en vestirse y arreglarse para ir a trabajar y después de ordenar todo, salió de su apartamento para ir al trabajo.—Ya mañana por fin es sábado —dijo Jacob así mismo.Después de caminar y tomar el autobús en dirección a su trabajo, Jacob por fin había llegado, él trabaja en una agencia de seguros y su trabajo era evaluar y hablar con las personas que querían ser aseguradas y decidir si debían ser aseguradas o no.—Buenas días —dijo Jacob, a sus compañeros de trabajo.—Buenos días Jacob —saludo una mujer blanca de cabello negro.