— Como que salvar nuestras vidas Lyall — indicó Emma atónita ante tal afirmación — acaso no ves que estamos entre la espada y la pared, estamos en un lugar en el cual incluso no hay salida, es que no lo ves. Emma no lo entendía, eso era algo notable, al igual que Lina que al lado suyo junto a Silea para aquel momento se encontraban, las tres estaban confundidas ya que sus expresiones las delataban, por lo que era fácil de deducir que para nada comprendían cómo era que estando entre aquellas cuatro paredes lograriamos salir bien librados de toda aquella situación, cosa de la cual los demás si éramos conscientes, así que Lyall con una sonrisa llena de victoria le increpó. — No Emma, la que no lo ves eres tú — insistió aquel contra aquella chica al ser la única que eventualmente le interrogó. Así fue que instantáneamente dicho aquello, aquel se acercó hasta la pared que da justo al frente de la escalera próximo al rincón y volteando hacia su flanco izquierdo al lado de un viejo libr
Ahora bien, una vez aquí caminando por este lugar como es evidentemente un tanto tenebroso y claustrofóbico para ser sincero, pensándolo bien se me hace difícil no recordar un día en específico en cual y sí, termine dentro de las galerías a causa de mi desobediencia historia la cual puedo narrar a plenitud. Había transcurrido quizás una semana desde que mis padres a orillas de una de las entradas de las galerías una vez nos alejamos del centro del bosque en el cual nos ocultábamos, tras hacer estos un pedido especial a su fiel sirviente, fui entregado a las manos de Lyall para seguir siendo educado, esta vez dentro de la sociedad luego de la tragedia. Para aquel entonces Lyall y yo acordamos establecernos a las afueras de Belcier, en una primera instancia queriendo no levantar sospechas en tanto guardar por sobre todo las apariencias por tanto a fin de cuentas ambos nos alojamos en una pequeña casa próxima a la entrada que da rumbo al mirador y la cual al igual que la residencia L
Para aquel momento eran alrededor de las tres de la tarde hora que marcaba con fervor el reloj, al tiempo que el sol disponía con énfasis su posición la cual se encontraba fija sobre nosotros algo inclinado por el pasar de las horas marcando con fervor la humedad que por su acción se sentía en el aire. — Tú y yo tenemos una conversación pendiente querida, pues esto finalmente se tendrá que aclarar. En el rostro de Emma tras yo sujetarla de aquella manera se dibujó el miedo y la confusión, aquella chica no podía creer lo que estaba sucediendo aún peor la dirección que estaba tomando todo aquel asunto. — De qué hablas Dominieck, suéltame me estas lastimando. — No hasta que me digas lo que quiero escuchar — Te has vuelto loco acaso ¿Qué es lo que te sucede? — indico aquella despavorida y desconcertada; Emma no muy bien la sujete empezó a asustarse tras sentir como se ahogaba por la falta de aire mientras su respiración comenzaba a perderse, por tanto, ante la desesperación tal
Este día ha sido más que atroz, la sobrecarga emocional que ha descargado este sobre mí debido a cada uno de estos eventos no tienen precedentes ya que han sido muy consecutivos, tanto ha sido el caso que no se me ha dado siquiera el tiempo de digerirlos completamente cada uno de manera individual y así entenderlos debidamente. Todo ha sido un completo caos, la odisea misma de una historia sin fin. La vida misma de por sí es muy complicada y difícil de lidiar con todas sus altas y bajas que a veces nos frenan de golpe mientras que sumado a esto se presentan tropiezos sorpresivos que en tanto de la nada conforman un cúmulo de incongruencias que detienen nuestro camino y sin dudas esto no tiene mucha diferencia. En tanto mientras me encuentro aun allí acomodada sobre las raíces de aquel árbol con las rodillas levemente recogidas intentando analizar cada uno de los acontecimientos y así entender porque todo ha ocurrido de golpe sin darme un respiro y lo peor sin poder dar marcha a
(Dominieck y Emma Avanzan) Caminar por aquel lugar parece tan sencillo de ver y en parte lo es, pero como el bosque es una fracción de la frontera imaginaria que divide a ambas ciudades por igual, la tranquilidad no comporta ante todo un hecho estrictamente perceptible allí. Los estallidos de violencia entre manadas contrarias a veces suelen ser bien desastrosos, de modo que pueden escucharse los gritos de dolor incluso a cientos de kilómetros a la redonda tras acabar las brutales peleas que aquí se forman, por tanto, el caos suele pesar más allá de la incidencia que la misma luz proporciona ante el bien. Así que es más que tangible entender, que el bosque tiene mil y una manera de demostrarte cuando no eres bienvenido en sus límites y es eso un hecho que indudablemente yo conozco, no solo porque soy parte del mismo, sino porque también soy una omega por tanto en estas tierras no es precisamente que sea bien recibida. Las omegas aquí son consideradas como seres antinaturales as
— Esto tiene que ser una broma, dime Emma que lo es — replicó aquel dando a mostrar un tanto el sentimiento de perturbación que experimentaba — esto no puede ser posible, no lo entiendo y tampoco recuerdo haberle visto, nada de esto. — Es entonces posible que mientras estabas aquí aún no había pasado nada de lo que haya provocado la aparición de la misma por lo cual estimo que por ello no tienes memoria respecto a esto. Ahora bien, yo también no soy la mejor indicada para hablarte de ello pues cuando llegue ya se encontraba así — indique aquello inmediatamente ante aquel — ahora bien, Dominieck disculpa que te pregunte, pero hace cuanto no vienes aquí. — Desde hace alrededor de treinta años, la última vez que estuve aquí precisamente fue el mismo día que fui entregado a Lyall. Dominieck proclamó aquello mientras su voz se sentía algo quebrada e indudablemente me hizo sentir intranquila e incómoda por haber realizado tal pregunta, así que por la incidencia del mismo sentimien
Así como ingresamos en paz por un momento a aquel sitio tal sentimiento de la misma manera nos envolvió, la serenidad que allí se sentía no tenía precedentes lo que la hacía extremadamente incierta. — ¡Y ahora que Emma! — cuestionó aquel al encontrarse un tanto abrumado por la tranquilidad que se podía sentir, lo que le infundía una enorme desconfianza. — No lo sé, por lo general una vez entras a la niebla esta te empuja gradualmente hasta el camino que según ella es adecuado para ti, o se abre sin más permitiéndote contemplar la cabaña y por ende ingresar a aquel estrecho en el cual tal casa se encuentra, pero nunca en los años que tengo ingresando en el bosque había ocurrido esto ante mí. — Entonces esto es tan nuevo para ti como para mí. — Si, lo has dicho bien. Dominieck y yo allí quietos permanecimos mirando hacia todos lados buscando quizás un halo de luz el cual seguir para intentar salir de aquel lugar, cosa que no entendíamos a sinceridad como lo íbamos a lograr pues nu
El rostro de Dominieck podía notarse como se volvía cada vez más sombrío a medida que seguía contemplando tal hombre a aquella imagen que ante mi desconcierto parecía infundir en su persona una gran tristeza. Aquel se había quedado tan quieto para aquel momento que de no ver como su cuerpo vibraba por la emoción que aquel se encontraba conteniendo, que fácilmente de no conocerle le hubiera confundido a sinceridad con cual estatua viviente. — ¿Dominieck, sucede algo? — cuestione mientras yo aun me mantenía en la entrada mirando a aquel, y en vista de no recibir respuesta alguna de su parte grite en espera de obtener probablemente a alguna procedente del interior que diera respuesta a mis preguntas. — Abuelo, abuela, ya estoy en casa — repliqué con un evidente entusiasmo pensando que podía ser que aquellos se encontraran quizás allí escondidos de mi vista, pero nada se escuchaba, ante ello cuestioné, volví a gritar por nueva vez, pero todo seguía exactamente igual. Por alguna