Destinos Entrelazados
Destinos Entrelazados
Por: Dareyna Ron
Familia

Las cosas en mi vida aun tratan de ponerse en orden después de lo sucedido, después de lo que hice conmigo.

Por más que he tratado de encontrarle explicación a mi colapso a todo ese dejo de vida que fluía en ese momento por mi mente. Por alguna razón aún sigo aquí y estoy poniendo todas las ganas para tener mi vida en orden, unos rizos largos de mi cabello color castaño rojizo me caen a lado de mis mejillas mientras me siento sobre el colchón de mi habitación y enciendo la tv para reproducir Spotify al instante suena As it was - Harry Styles, enciendo el ordenador y puedo ver que son las 04:36 pm , comienzo a hacer círculos con los pulgares sobre mis cienes, he dormido tan bien que puedo admitir que la ansiedad a dejado en paz mi mente y el ardor de ruido en mis oídos.

Tocan a la puerta. -Eileen, cariño ¿todo bien? - Mamá abre ligeramente la puerta y asoma su rostro con una enorme sonrisa.

- Sí. - le contesto. - Permíteme un momento y bajo a almorzar con ustedes. - mi Mamá cierra la puerta con una posición de victoria, cierro la laptop y la hago a un lado, froto mis muñecas contra mis ojos, esto de trabajar en el turno nocturno me encanta, pero siento que me relaja de más, tomo unas prendas del closet y me retiro a tomar una ducha rápida. Una blusa color gris y un jean estilo colombiano, me enfundo en una chaqueta de cuero negra, y por último me pongo unos vans negros.

Voy bajando los escalones, y al fondo directo hacía el comedor se escucha el bullicio de las voces de mis hermanos y mi madre, al primero que logro ver es a Aker quitándole un pedazo de comida a Eros, los dos son un par de gemelos muy juguetones de 18 años, su cuerpo es tan igual, la voz, los mismos gestos pero el color de cabello de Aker es negro, ondulado el cual suele estar en su frente todo el tiempo, unas cejas oscuras espesas pero delineadas con unos ojos azules hermosos y su piel pálida, en cambio Eros tiene el cabello color miel llegando a castaño igual que sus cejas, sus ojos color azul un poco más claro que los de Aker, son tan preciosos y su piel blanquecina dorada. Los dos se levantan de la silla para llegar a mí y apretujarme, aun no puedo creer que yo siendo la mayor no sea alta mi altura es de 1.54 m y la de ellos es de 1.80 m.

También me pregunto como es que mamá pudo ponernos estos nombres, a decir verdad ya lo sé, ella cuenta que venimos de una familia muy antigua la cual tenía un acercamiento muy bueno con Dioses antiguos y que después nos fuimos esparciendo por todo el mundo así llevando nuestra línea sanguínea hasta aquí en donde residimos porque ella decidió casarse con mi papá y vivir con él hasta el fin de sus días, aunque fueron para él ya que murió cuando yo tenía 17 años.

- ¿Cómo estás? Mi valiente Merida. -suelta Eros junto con una sonrisa haciendo referencia a una princesa de Disney la cual tiene un manojo de rizos en la cabeza al igual que yo.

- Pues muy bien gracias. -Le doy una sonrisa, en ese momento Aker me toma por la espada y las piernas cargándome para sentarme en una de las sillas.

- Puedo sola Aker pero gracias. - mamá nos mira con una sonrisa de oreja a oreja. Ella viste un mono color vino junto con un saco blanco y unos tacones de aguja color negro, su cabello rojizo corto hecho en un moño, con una linda piel bronceada, si éramos algo diferentes porque mi piel es blanca aunque me gusta andar un poco bronceada. Yo siendo pequeña de estatura a la edad de 23 años, con cabello rizado que me da media espalda, y ojos color azul claro, casi llegando a un verde agua. Tomo solo un poco de jugo y un pedazo de carne.

-Bueno chicos, iré a la oficina a arreglar unos documentos y luego tendré cena de negocios, así que no me esperen, traviesos. - Mamá nos besa en la frente. - Y tú nena. - me señala mientras se abre paso hacia la puerta. - Que tengas una buena noche en el trabajo, no te estreses, si sucede cualquier cosa me llamas.

- Siii, señora Agatha Roux. - hago un ademán de saludo militar hacía ella, junto con una sonrisa. Mi madre sale de la casa, los chicos terminan su almuerzo, Eros se dirige al jardín y Aker se enfunda en su chaqueta de cuero color negro, lo veo tomar las llaves de su motocicleta y de la casa.

- ¿Quieres ir? - me da una sonrisa tímida.

-No creo que sea el momento Aker, aún no. - ladeo una sonrisa triste y para mi sorpresa su expresión cambia a una de enojo.

- Sabes algo Eileen te he tenido paciencia, pero ya estoy hasta el carajo, no eres la misma de antes, no pareces mi hermana mayor la que me acompañaba en mis aventuras, ¡deja el puto miedo a un lado y haz el intento! - por su rostro surca enojo, tristeza y rabia.

-No puedo, lo siento. - me salió en forma de susurro y veo que el aprieta sus labios haciendo una mueca.

-Ok. -Sale y azota la puerta, se escucha que enciende la moto y como se va alejando. Ya sé que ha pasado algún tiempo desde aquella vez, pero mi ansiedad me atosiga y siempre termino arruinando las salidas con algunas de mis crisis, por eso decidí mejor quedarme en casa hasta que me sienta segura de no ser una carga para los demás.

Giro mi cabeza para echar vistazo al jardín, a lo que me encuentro a Eros recargado sobre el marco de la puerta corrediza observándome, a estos momentos lleva un traje de baño y una toalla al hombro. - Tu sola vas a saber cuando es el momento, y espero no te sientas triste por esto, solo recuerda que fue Aker quien te encontró esa noche. - la mirada de Eros se tensa, pero voltea a ver el suelo. - Solo digo que hagas ese esfuerzo, él no ha soltado ni una lagrima y no ha querido hablar con la psicóloga así que..

Sé muy bien que Aker me encontró tengo un recuerdo borroso de él llegando a mi habitación, yo soltaba una sonrisa y lágrimas en ese momento, mientras una voz ahogada que era la de Aker se escuchaba al fondo diciendo: - ¡HERMANA! Hermanita. - esos ojos azules completamente cristalizados llenos de preocupación mientras sostenía mi rostro con las manos temblorosas. -¿Qué acabas de hacer? - después para mí todo se tornó oscuro y tengo una laguna mental de dos horas, la cual me ha sido imposible recordar ya que después solo sé que desperté en el hospital con mi madre a lado y con un retroceso mental horrible, ya que había olvidado un año de mi vida completo, pero luego con ayuda psicológica he podido recuperar mucho.

Aprieto los puños y cierro los ojos tratando de contener las lágrimas, ya me he cansado de llorar, siento la mano cálida de Eros acariciar mi mejilla, limpiando una lágrima que deje escapar entonces lo abrazo y me hundo contra su pecho.

- Losi...ento mucho en serio. - es lo único que puedo decir ya que mi garganta está hecha un nudo. Eros me despega de él y me mira a los ojos.

- ¿Quieres que alcancemos a Aker? - puedo ver como se le forma sonrisa y alterna movimientos con sus cejas.

-¿Sabes a dónde fue? - esbozo una ligera sonrisa.

- Sí, me dice todo y si no lo averiguo recuerda Eileen ¡poder de gemelos! - Se da la vuelta y sube los escalones. - Dame unos minutos y ya estoy devuelta ¿sale?

Claro. - yo también subo a mi recamara por un bolso, llaves, mi cartera y mi celular, bajo de nuevo y me quedo esperando en el recibidor. Eros baja y hace que quede con la boca abierta, sé que mi hermano es Gay y se declaró desde hace un par de años, pero nunca lo vi vestirse de esta forma, lleva un top negro sin mangas que le queda un poco arriba del ombligo, junto con unas botas negras y unos jeans rotos ceñidos a la cadera con un cinturón negro que tiene varios agujeros recubiertos de acero, sus labios pintados únicamente con brillo lo cual resaltaba el tono rojizo de ellos y su cabello castaño hacia arriba solo dejando un pequeño mechón enfrente. Y en mi mente pasa el intro de Welcome to the jungle de Guns N'Roses - ¡Wow! Te ves increíble, te vistes hasta mucho mejor que yo. - frunzo el ceño, pero le doy una sonrisa. Literalmente es un Adonis, es esbelto, pero de músculos, un abdomen marcado y bíceps ligeramente firmes. Vaya sí que ha sido bendecido con el don de la belleza.

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