Es muy consciente qué el rostro de su esposo tiene el poder de lanzarla lo más lejos de la realidad. Pero esto es un golpe seco. Lo qué se enteró acerca de su madre no tiene nada qué ver con quién es en realidad. Una cosa lo sabe Gianluca, la otra no. Y la otra parte de la historia no lo sabe porque ese nombre le produce lo mismo qué mil espinas tomadas en la mano. No le gusta hablar de eso. Y es precisamente lo qué está ocurriendo aquí. Por un instante no sabe cómo reaccionar. Si sorprendida o molestarse. ¿Cómo se enteró de esto? Observa al abogado Orlando, y Elena no es capaz de descifrar lo que trata de decir. ¿Qué sucedió para que Gianluca de enterara de esto? —¿Qué tiene eso de relevante? —Elena se cruza de brazos. No. Definitivamente nada qué tenga que ver con ese nombre saldrá de aquí. —Que tiene eso de relevante —su esposo repite. A altas horas de la mañana no lo imaginaba bebiendo luego de todo lo que sucedió porque está bajo tratamiento. Sus ojos grises están com
—¿Si comprendes qué ahora Gianluca despierto y yo fuera de Fattoria Verde estamos a nada de perderlo todo? —Norelie grita, exaltada. Camina de un lado hacia otro, con la mano en la cintura y otra en la cabeza. Se encuentra frustrada y por unos momentos, hasta pérdida. Pero la rabia incrementa. Y apenas ha pasado un día desde qué todo ocurrió—, delante de todos. ¡Delante de todos! No le importó ni mierda, ¡Nada! Ese hombre es un animal y me sacó. ¡Me despidió!Norelie acaba de llegar a Florencia luego de un largo vuelo. Fue lo único en lo qué pensó cuando salió hecha furia de Fattoria Verde en Florida. Debía hablar con el hombre qué ahora se encuentra concentrado en un rincón, hallándose sumergido en sus pensamientos, y como no es un hombre qué siempre está en silencio, Norelie le quita la copa de su mano para estrellarla al suelo.—¡Escúchame! —exige—, ¡Tenemos qué hacer algo cuánto antes! ¿¡Qué no lo entiendes?! El desgraciado no murió. ¡No murió! Vive, y ni siquiera perdió la memori
Debido a su ausencia por mucho tiempo, ponerse al día y al corriente es algo qué tendrá qué hacer en lo qué resta de la semana y antes de regresar a la oficina presidencial. Gianluca es calculador en sus cosas. Sobretodo, controlador. No le gusta qué nadie toque lo qué es suyo e incluso, qué nadie dictamine por encima de él lo qué es bueno o malo para Fattoria Verde. Ha repasado los errores qué le hicieron perder a Della Famiglia y eso no lo permitirá otra vez. Pero al enterarse lo qué sucedía en su ausencia, y que la única protagonista era su malcriada y hermosa esposa, es la primera vez qué no se encolariza de que alguien toque lo qué es suyo: ella es suya. Orlando informó el estado bimestral de las cuentas y la gestión financiera de Fattoria Verde: no hubo ningún gasto innecesario, tampoco una pérdida considerable.Su esposa caprichosa supo en menos de lo que había esperado cómo pensar con inteligencia, incluso al no haber sido sometida a tanta presión de repente. Por u
Renata no está del todo contenta. Ahora qué ya ha entrado a una etapa del embarazo donde necesita reposo, ya no puede volver a Á Las Modè en un tiempo.Todo por ésta estúpida barriga. El doctor qué chequea su estado le explicó severamente qué debe ingerir alimentos y bebidas solo recomendables para el bienestar del bebé. Ya va por la segundo vaso de vino. Éste niño, porqué sera un niño, será quien le devuelva a su padre, quien lo traerá a sus brazos. El tiempo es lo qué la está encerrando en la locura, y más cuando con un sólo pasó en falso, esa mujer lo tendrá en la palma de su mano. Se estremece con sólo pensarlo. ¿O ya lo sabe? ¿O ya lo perdió para siempre? ¿O ya tendrá oportunidad para qué él la ame? Se pone de pie, bebiéndose de golpe el vino. Debe hacer algo cuánto antes. Y ahora trabajará por su cuenta. Le interesa poco lo qué hagan Enrico o Norelie. Siempre consigue lo que quiere estando sola, y no con gente inútil. Debe buscar otros aliados, debe mover bien sus propi
—¿Florencia? —Elena se abraza a sí misma. Observa a Encarnación, dudando de su palabra. No esperaba qué respondiera, tampoco qué fuese de repente. Le cuesta procesar lo qué dice un par de segundos—, Encarnación-—Es todo lo qué sé —Encarnación tiene la vista en su amiga Raffaella—, tu madre se lo llevó a la tumba lo demás…Elena no tiene palabras para responderle. Y asombrada por lo qué le ha dicho, repite una y otra vez el nombre en su mente. “Florencia.” Una y otra vez. Cuando encarnación sigue en silencio, Elena entreabre los labios.—Gracias —murmura Elena—, eh, yo —su teléfono suena. No quiere contestar pero la vibración puede significar algo importante, y al contestar rápidamente expresa que en estos momentos no tiene tiempo de hablar.—Yo ya me iba, querida. No te preocupes —Encarnación cambia de expresión a una de melancolía.—Pero —Elena balbucea con el teléfono en la oreja. Encarnación se da la vuelta hacia el camino que lleva a la salida del cementerio—, no vayas sola, por
Presenta a Cristina como su mejor amiga a Simone cuando llegan a la oficina de ésta última en Innamoda. Se le ilumina el rostro cuando la abraza. —¡Estoy tan contenta de verte, linda! Ven, siéntense las dos —Simone ofrece. Y pide a su asistente qué nadie las moleste—, ¿Gustan algo en particular? —Un café —dice Cristina. —Me alegra verte, sabes qué es así, Elena. Y ahora más, porque llegas justo en el momento perfecto —Simone se acerca a una pared qué sostiene una especie de telón. Al jalar de ella, el nombre de la revista de Innamoda y una mujer posando en blanco y gris aparece. Elena se levanta. —¿Quieres qué…haga lo mismo qué esa mujer? —Elena se queda impresionada. —Exactamente. Y quiero qué lo hagas ahora mismo. No hay tiempo qué perder —Simone palmea dos veces—, tu imagen estará en cada rincón de Innamoda, querida. El mundo sabrá tu nombre. Tu reputación quedará restaurada y el pasado quedará atrás, así como te lo prometí. Elena se cubre los labios. —Oh, Simone. ¿Ha sido c
—¡No puedes hacer esto! —Elena se tambalea en el asiento. Ya han llegado al auto y su esposo también está dentro—, hay tantas cosas qué debemos hacer, y no puedo-—Sólo una cosa te pido —Gianluca enciende el motor del auto. No sabe si es bueno quedarse donde está, pero al oír la voz de Gianluca Elena deja de moverse—, deja qué me encargue de todo. —Acabas de salir de un estado de inconsciencia, no puedo permitir qué hagas un viaje tan largo, de ésta forma. No, no. No lo permitiré. —Estoy bien, no te preocupes —Gianluca coloca la mano en la pierna de Elena. La acaricia unos momentos—, quiero alejarte de todo por un instante. —Pero Gianluca-—Necesito qué confíes en mí. Además —una vez sus ojos se encuentran Elena se echa hacia atrás, carraspeando. Decide mirar hacia la calle—, sé lo mucho qué querías hacer ese viaje.—Meses después que despertarás. No ahora —responde Elena, casi sin voz—, pero eres terco. Muy terco —busca su mano. No creyó que sería capaz de hacer algo así con él, p
—¿Y si alguien nos ve…?—Ya te lo he dicho —la gravedad en el tono de Gianluca quiebra la calma en Elena, y más cuando su tono golpea con su entrada expuesta—, soy el único que te acompaña.Elena mantiene la concentración para no desvanecerse, pero aumenta las pulsaciones cuando se da cuenta qué éste hombre no tendrá marcha atrás. Y tampoco quiere qué lo haga.—¿Quieres qué te toque, Elena?Ella se muerde los labios, sumergida en el embrujo de su voz. Asiente.—Quiero qué me toques…Gianluca es piadoso al dejarle un beso en el interior de su muslo, cerca de lo que la hace suspirar. Viene como un ladrón a arrebatarle una vez más el aire, haciendo larga y tortuosa la espera. Su boca contra su piel siendo la llave a la locura. Elena no sabe cómo comportarse, un tanto retraída de estar de ésta forma con un hombre luego de años.Intenta cerrar las piernas. El apretón en su muslo le arrebata un jadeo, y ésta vez un par de manos la abren, exponiéndola obscenamente, sin dejar nada a la imagin