De camino a casa no me puedo quitar de la cabeza idiota que he sido, ¿como no lo he visto venir? Esta claro que mi radar de capullos lleva muchísimo tiempo estropeado, de hecho, desde que conocí a Samuel ¿será siempre así?
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Jerome ha estado llamándome desde ayer,
pero lo que menos quiero ahora es escucharle ¿Porque tenía que mentir sobre esto? ¿Porque me duele tanto si apenas nos conocemos? no me puedo creer que haya sido tan tonta como para caer en esta situación.
Al poco rato el telefonillo suena y me dirijo a abrir, imagino que será el cartero pero un par de minutos después alguien llama a la puerta ¿Quien puede ser ahora? sinceramente no espero a nadie. Coloco un poco mi pelo, pues aún hacia poco tiempo que me había levantado de la cama. Cuando abro la puerta me encuentro con el doctor Muller ¿que hace aquí? ¿cómo sabe dónde vivo? abro la puerta.
—¿Doctor Muller?
—Prefiero que me llames Rick ya que vengo de manera personal— dice él —¿Puedo pasar?— pregunta y yo asiento dejándole pasar y después cierro la puerta.
—¿Que haces aquí?— pregunto confusa.
—Jerome me pidió que viniera, él me contó todo lo que sucedió ayer y no es nada de lo que te puedas imaginar, Alexa y él solo son amigos, hace tiempo lo pasaban bien juntos y ella quería algo más, pero Jerome siempre fue sincero con ella— explica él.
—Se lo que vi... y se besaron— respondo.
—Pero fue Alexa quien beso a Jerome y no fue un beso correspondido. Mira nunca he visto a Jerome tan ilusionado con una mujer y mucho menos haciendo estas locuras de mandarme a mi a solucionarlo todo, estoy seguro de que eres muy especial para él si no, yo no estaría aquí, eso te lo aseguro— dice mirándome y sonrie —Creo que deberías escucharle y confiar en él, al menos intentalo.
—Tu eres su mejor amigo, ¿que ibas a decir si no? ¿que en realidad si esta con ella?— respondo.
—Si no me quieres creer es cosa tuya, pero por intentarlo no pierdes nada, quizás el día de mañana te arrepientas de haberlo dejado pasar.
Abre la puerta y se va sin esperar a que diga nada más, cierro la puerta y me tiro en el sofa tampandome con la manta. ¿Y si esta diciendo la verdad? No quiero meterme en otro lío amoroso, ni tener que volver a recoger los pedazos de mi corazón roto.
JEROME
No me puedo creer que mi amigo no haya sido capaz de conseguir nada, necesito hablar con ella, explicarle todo. No puedo dejar que todo termine sin ni sinquiera haber comenzado, nunca debí llamar a Alexa para ir a la cabaña. Tendría que haber sido más sincero con ella y haber dejado las cosas hace tiempo, lo único que he hecho ha sido complicar aún más toda esta situación.
Llevo cinco días metido en esta habitación y ya no aguanto más, menos mal que hoy por fin me dan el alta. Lo primero que voy a hacer es ir a hablar con Ginevra, necesito que me escuche y haré lo que haga falta para que eso sea así. De qué arregle eso también solucionare todo con Alexa.
Mientras me estoy cambiando la puerta de la habitación se abre y mi sonrisa no puede ser más grande, una preciosa rubita de ojos claros y veintiocho aparece por la puerta y viene corriendo hacia mis brazos. Yo la rodeo con los mios todo lo fuerte que puedo y le beso la cabeza cuando hunde esta en el hueco de mi cuello y comienza a sollozar.
—Pensé que te había perdido, menudo susto me has dado con esto del accidente— dice entre lágrimas.
—Tranquila, todo está bien— digo sin soltarla.
—Te quiero, te quiero mucho Jer. No te atrevas a dejarme sola nunca, nunca, ¿me oyes?— yo me río levemente y la miro.
—Yo también te quiero enana— digo y ella sonrie —No hacia falta que vinieras hasta aquí, con llamar habitación sido más que suficiente.
—¿Y perder la oportunidad de verte? ni en sueños bombon— dice sonriendo.
Abrazo fuertemente a mi hermana, tengo que admitir que la adoro y que me encanta verla, aunque desde que se fue a estudiar pintura a Francia apenas nos vemos y que decir de pasar tiempo juntos...
—¿Le has contado algo a papá y a mamá?— pregunto.
—No Jer, no les he contado nada aunque si que deberías decírselo tu— responde ella.
—No creo que les importe Amanda, ya sabes que desde que te fuiste todo cambio y no para bien precisamente— digo mirándola y ella asiente.
Cuando terminamos de recoger mis cosas de la habitación del hospital Amanda se viene conmigo a casa. Va a pasar la semana conmigo y después volverá a Francia y a su vida nuevamente. En el trayecto me cuenta como conoció a su nuevo amor y lo contenta e ilusionada que está por ello. A mi me encanta verla tan feliz y daria lo que fuera por estar en su misma situación. Yo, le cuento un poco sobre Ginevra y también le digo que no creo que llegue a más. Mi hermana me da ánimos para que no me rinda e intente hablar con ella, hasta se ofrece en ir a visitarla de mi parte. Se lo agradezco aunque declino la oferta, si Rick no pudo hacer nada mi hermana aún menos. También me dice que entiende su posición, ya que es bastante incómodo lo que vio en el hospital cuando Alexa me beso y me aconseja que me aleje de ella si de verdad me importa Ginevra, yo me niego a alejarme de Alexa, ya que para mi es una buena amiga que siempre a estado a mi lado a pesar de todo y no me gustaría perder su amistad.
Por la noche salimos a cenar, la invito a un precioso restaurante italiano que han abierto hace poco en la ciudad, del cual me habían hablado maravillas varios amigos pero aún no había tenido la oportunidad de visitar. Me ayuda a acomodarme en mi silla una vez que nos han indicado nuestra mesa. El sitio debe de tener mucho éxito ya que nos ha costado bastante conseguir una mesa y he tenido que mover algunos hilos. Tener una buena posición, aunque sea gracias a mis padres, a veces es de gran ayuda. Yo hubiera elegido otro sitio pero Amanda estaba deseando de venir aquí y por mi hermana y sus caprichos hago lo que sea necesario. En ese momento se acerca una de las camareras a tomar nota, cuando levanto la cabeza la veo a ella, no puedo hacer nada más que asombrarme con su presencia, ¿que hace aquí?
—Buenas noches, esta noche yo tendré el gusto de servirles la cena, ¿van a tomar vino?— nos da una carta a cada uno y Amanda sonriendo asiente ante su pregunta, yo no digo nada, estoy perplejo.
—Si, tomaremo un Chateau Margaux, tenemos mucho que celebrar ¿verdad Jer?— yo asiento sin mirar a mi hermana, no puedo quitar la vista de Ginevra, aun con este uniforme de camarer esta preciosa.
—Muy bien, iré a buscar el vino mientras decidís que vais a pedir para cenar— se retira de la mesa en dirección a otra sala y yo la sigo con la mirada hasta que desaparece de mi vista. Tras esto vuelvo a mirar a mi hermana.
—Esa chica es muy mona ¿no cree?— pregunta ella curiosa mientras me mira.
—Si, no está nada mal— respondo.
—Jer no le quitabas los ojos de encima, casi diría que se te estaba cayendo la baba.
—¿Tu crees?— pregunto.
—Claro que lo creo, recuerda que lo he visto con mis propios ojitos.
—Ojala ella tambien— respondo.
—¿Porque dices eso?— pregunta confusa.
—Es Ginevra, ella es la chica que hace que me vuelva completamente loco.
—¡Oh! con razón no os dejabais de mirar. Estoy segura de que ella también está loquita por ti, segurisima— dice riéndose divertida.
En ese momento aparece de nuevo Ginevra con una botella de vino y tras servirnos un poco en las copas y en las otra servir agua, deposita la botella en la cubitera y mirándonos dice.
—¿Saben lo que desean tomar o les dejo unos minutos más?
—Eres preciosa— suelta mi hermana sin más.
—Gra...gracias, tu también lo eres— dice Ginevra avergonzada.
—Soy Amanda, la hermana de Jer, encantada— dice dándole la mano y sonrie.
—Igualmente— responde estrechando la mano de mi hermana.
—Amanda creo que deberíamos pedir, Ginevra seguramente tenga más clientes que nosotros— digo contándolas y mirando la carta —Yo tomare de primero unas ostras y de segundo entrecot de cordero con salsa roquefort y champiñones, gracias.
—Yo quiero ensalada cesar de primero y lubina al horno con salsa de limón y perejil de segundo, y de postre una bomba de chocolate. ¿A que hora sales de trabajar Ginevra?— mi hermana no puede mantener la boca cerrada, joder.
—Salgo a las doce, hoy es un día tranquilo— dice sonriendo y toma nota del pedido— ¿Y usted que tomará de postre?
—Lo mismo que mi hermana estará bien— respondo.
—Ah no no, tu no tomas postre hoy a menos que hables con esta preciosa chica antes— dice mi hermana interrumpiendo y sonrie divertida.
—No hay nada de lo que tengamos que hablar Amanda— dice Ginevra dándose media vuelta y se va.
Al poco tiempo ella vuelve con nuestro primer plato e igual de fugaz que viene, lo deja y se va. Durante la cena mi hermana no deja de ser una pesada con el mismo tema, esta empeñada en que hable con Gin y no entiende que ella no quiere. Ya por no aguantarla más y tener la cena en paz he accedido a ello, más bien se lo he tenido que prometer, parece que tiene doce año y no veintiocho, es demasiado infantil.
Terminamos de cenar y Ginevra trae los postres, mi hermana tal y como había dicho me quita mi bomba de chocolate y me mira enfadada, haciéndome recordar mi promesa. Entonces me levanto como puedo de la silla puesto que un estoy dolorido y mi pierna tampoco está del todo bien, y me acerco hasta donde se encuentra Gin.
—Tenemos que hablar, ¿me acompañas?— pregunto mirandola.
—Tu y yo no tenemos nada que decirnos, sigue con tu vida y déjame a mi seguir con la mia— responde ella.
—Ginevra por favor no seas cabezota, necesito explicarte todo lo que viste, necesito contártelo todo, porque me gustas, me gustas desde la noche que te desplomaste ante mi, desde que te salve— digo mirándola y ella asiente.
—Esta bien, pero que sea rapido— responde.
—¿Desde cuando trabajas aquí?— pregunto extrañado.
—Tengo varios trabajos para no tener que depender de nadie, pero creo que no era eso de lo que querías hablar— dice ella.
—Si, tienes razón. No es algo rápido de contar, ¿que te parece si nos vemos de que salgas de trabajar? pasaré a recogerte y después iremos a donde quieras para que hablemos de todo esto, pero por ahora solo quiero que te quede claro que tu eres la única mujer que quiero tener entre mis brazos— la sujeto por la cintura con uno de mis brazos y la pego a mi, besandola suavemente, saboreando sus labios durante los segundos que ella me deja y entonces, se gira y se va, dejándome plantado como un pasmarote en mitad del pasillo del restaurante.
¿Que tiene esta mujer que tanto me gusta de ella? Nunca me había pasado nada así antes, con ninguna otra. Lo único que me molesta es el tema de la edad y se que a ella también le importará. Son demasiados años de diferencia y es algo que no se puede obviar como si nada.
GINEVRA Ver de nuevo a Jerome ha sido un golpe duro, no sabía cómo reaccionar cuando me encontré con él y con aquella chica tan guapa, por suerte para mí, era su hermana. Una chica menos de la que estar celosa, ¿pero que estoy diciendo? ¿Porque debería estar celosa? él y yo no somos nada, ni si quiera hemos tenido algo, es ridículo sentir celos cuando apenas conoces a una persona. Seguro que lo que siento solamente es rabia por lo que vi en el hospital, si, debe de ser eso.Jer me ha pedido que hablemos después de mi turno en el restaurante. Tengo mis dudas, pero muy en el fondo lo único que deseo es volver a verle y estar cerca de él. Soy idiota, lo se.Termino mi turno bastante bien, la noche ha pasado rápido debido a que el restaurante estaba lleno, pero tranquilo ya que no había tantas reservas como días atrás y eso para nosotros, los camareros, es un respiro en toda regla. No tener que correr de un lado para otro del comedor es maravilloso. Me cambio de ropa quitándome la del tr
Cuando entro en su consulta ambos nos fundimos en un gran abrazo.—Jer, ¿como estas amigo?— dice él.—Mejor, mucho mejor, Rick. Parece que las cosas empiezan a salirme bien— respondo felizmente.—¿Tu y Ginevra?— pregunta receloso.—Asi es, por fin anoche quiso escucharme y lo entendió todo, todo amigo— digo sonriendo.—No sabes como me alegro de eso, ¿porque no vamos a tomar un café y me cuentas todo con más detalle?— dice él sonriendo.Paso gran parte de la mañana con Rick puesto que él apenas tiene trabajo y le cuento todo lo que ha pasado estos días. Se alegró por todo lo que me ha sucedido y sobre todo por deshacerme de Alexa después de tanto tiempo.****Voy a comer a casa de mis padres, pero solo porque mi querida hermana Amanda me ha metido en ese lio.—Hijo que alegría que estés aquí, ¿Como te va cariño?— pregunta mi madre sonriendo.—Mamá, todo va bien, yo también tenía ganas de verte— digo abrazándola.—Tenéis que solucionar las cosas tu padre y tu, odio que os llevéis mal—
Llegamos a casa de los padres de Jerome, que digo casa, a la mansion. Tiene un jardin delantero que es una delicia, la fuente de la entrada esta decorada con luces blancas y de color plata, uno de los aparcacoches que han contratado para esa noche nos da la bienvenida y Jerome le entrega las llaves de su coche. Apuesto que esta noche hay demasiados coches de este estilo en esta casa. No me extraña que Jerome se empeñara en comprarme este vestido, parece ser que la fiesta de cumpleaños no sera una fiesta intima, si no por todo lo alto. Nada mas entrar nos encontramos con una pareja de señores, aunque no demasiado mayores pero imagino que son los padres de Jerome y de Amanda, ya que la mujer se acerca hasta nosotros con una bonita sonrisa en la cara. Es rubia, tiene los ojos claros y la tez blanca, ahora entiendo de donde sale la belleza de Amanda, es igual que su madre. —Buenas noches hijo, gracias por venir— dice ella abrazandolo sonriente. — Feliz cumpleaños mama, te presento a Gin
GINEVRA: Hoy he pasado el dia con Loren, la madre de Jerome. Es una mujer fantastica, y se la ve luchadora, me ha enseñado fotos de cuando Jer era pequeño y me ha regalado dos para que las tenga y guarde como un recuerdo de su infancia. Ha sido un buen detalle por su parte. Hemos ido por la mañana a la peluqueria y alli nos hemos puesto guapas, despues hemos ido a ver unas cuantas tiendas, pero pronto ha llegado la hora de comer y hemos aprovechado para ir a un tailandes. Todo estaba buenisimo. Loren a elegido pato a la naranja con almendras y yo tallarines con verduras salteadas y salsa de soja, me vuelven loca. Cuando hemos terminado de comer, hemos vuelto a casa de Loren, tenia que soltarla alli puesto que yo habia llevado el coche y ademas, habia quedado en recoger unas cosas que habia querido dejar alli y que ella me habia dado para Jerome. Recojo las cosas y me despido de Loren, me ha encantado pasar el dia con ella, ademas, me ha contado muchisimas cosas que no sabia de Jero
—Me alegro de que te guste, te mereces esto y mucho mas— respondo sonriendo.—Queria decirte algo...—Dime— respondo un poco confuso.—Lo he estado pensando y...—¿Es por la edad?— pregunto imaginandome lo peor.—No cariño, no es por la edad, ese tema esta mas que zanjado para mi, ya te he dicho que no me importa que seas once años mayor que yo, te quiero igual. Es.... quiero que... bueno creo que si e conveniente que conozcas a mis padres.. quiero decir, yo ya he conocido a los tuyos y quiero, bueno creo conveniente por ti, que tu conozcas a los mios— responde ella mirandome y se siente un poco avergonzada.—¿De verdad?— sonrio de felicidad y ella lo hace levemente.—Claro que es verdad, creo que es el momento— dice.—Me parece perfecto, ¿cuando iremos?— pregunto intentando ocultar mi entusiasmo.—¿Podemos hacerlo la semana que viene? Elegiremos un dia que ambos estemos libres— responde y yo asiento.—Si, me parece perfecto. Gracias cariño, muchas gracias por esto— respondo cogiendo
JEROMEPor fin ha llegado el dia de conocer a mis suegros, debo admitir que estoy nervioso, quiero causarles buena impresion y tengo la sensacion de que mi edad puede ser un problema. Seguramente si tuviera una hija no querria que estuviera con alguien varios años mayor que ella. Once años son suficientes como para hacer notable la diferencia. Solo espero que todo salga bien.—Amor si no te das prisa llegaremos tarde— por increible que parezca Ginevra se ha preparado mucho antes que yo, y ahora me mete prisa.—Ya estoy casi, dame un minuto— nada mas terminar de decir eso ella entra en la habitacion y me mira sonriendo—Cariño, ¿de verdad crees que por ir vestido con un traje azul klein de armani vas a caerle mejor a mis padres?— pregunta ella mientras me mira y yo me encojo de hombros.—Puede que eso ayude, ¿no?— digo y ambos nos reimos.—Pues no cariño, porque tu estarias perfecto con cualquier cosa que te pusieras, venga vamos— dice instandome a que me de prisa.Termino de prepararm
Como cualquier otro sábado había salido con Edmund, bueno todos le llamamos Ed. Y aunque no tenemos nada serio se podría decir que lo pasamos bien juntos.Habíamos decidí ir a Phyros, un garito rockero que esta en el centro de la ciudad y que a ambos nos encanta. todos los fines de semana había música en directo y eso para mi era la cosa más placentera del universo, pero nosotros nos conformabamos con ir una vez al mes más o menos, era cuando nos solíamos juntar todo el grupo.Estábamos esperando a unos amigos con los que habíamos quedado allí, pero como de costumbre en ellos, llegaban tarde asique optamos por acercarnos a la barra y pedir un par de cervezas para hacer tiempo hasta que llegasen.—Rebeca acaba de mandarme un mensaje, están en mitad de un atasco— dice Ed tras dar un trago a su cerveza.—No entiendo como se las apañan para llegar siempre tarde— digo mirándole y suspiro.Doy un trago a mi cerveza y cogiendo a Ed de la mano me lo llevo al servicio de chicos ya que esta sie
Por fin me dan el alta, no he querido contarles nada a mis padres de lo sucedido, no quería preocuparles. Y por lo visto Ed sigue enfadado porque no ha dado señales de vida y eso es bastante raro en él. He pedido que me llamasen un taxi en la recepción del hospital para poder irme a casa y me toca esperar hasta que llegue. El médico dice que estoy bien pero aún así ha insistido en que me pase la semana que viene para comprobar que los pitidos persistentes de mi respiración ya han desaparecido. Siendo sincera es agradable la preocupación que muestra por sus pacientes.Estoy en la entrada del hospital porque fuera hace bastante frío y ya de por sí suelo ser bastante friolera. Cuando veo entrar por la puerta principal a Jerome. ¿Que hará de nuevo aquí? Me ve y se acerca hasta donde estoy.—Buenas noches Ginevra, por lo que veo llegué justo a tiempo— dice él sonriendo.—Buenas noches, si, justo me iba ahora— sonrio —¿Y tu que haces por aquí a estas horas?—He quedado con Rick para tomar u