Han pasado ya tres días y Alexa tiene que volver a Londres, no han estado del todo mal estos días de desconexion aunque debo admitir que tampoco pensé que me fuera a costar tanto centrar mi atención en ella. Nunca antes había sido así.
Pensé que quizás Ginevra habría cambiado de idea y quería quedar pero me equivoqué, he estado pendiente del móvil a cada momento y no he recibido ni un mensaje ni una llamada suya, ¿debería volver a intentarlo? Mi cabeza me dice que no, que no insista más, que deje de ser pesado. Ella es demasiado joven y nunca podría salir bien, estoy seguro de que busca algo más que simplemente pasar un buen rato, pero a la vez hay algo en mi interior que me pide que lo vuelva a intentar al menos una vez más, que no me rinda tan rápido.
GINEVRA:
Imagino que quien fuera la mujer que me cogió el teléfono no le habrá dicho nada a Jerome puesto que este no ha intentado ponerse en contacto conmigo después de mi llamada, ¿debería volver a llamarle? Definitivamente no, seguramente sale con alguien o lo que es aún peor, esta casado. No soy de esas que se meten por medio de una relación, nunca me gustaron esa clase de personas.
****
Ya han pasado tres semanas desde que le llamé y me lo cogió aquella mujer. He vuelto al trabajo, y aunque siempre me encantó, últimamente no me llena y es porque no dejo de pensar en él. Lo más curioso de todo es que la imagen que me viene a la cabeza es la del incendio, cuando mi cuerpo cedió ante la situación y me desplome en sus brazos, pude escucharle decir "no dejaré que te pase nada" o eso creo, quizás mi subconsciente se lo imagino en aquel momento.
A lo largo de la mañana mi jefe Michael Hendricks, me informa sobre un viaje que tendremos que hacer la próxima semana. Nuestra sede en Milán está sufriendo varias remuneraciones y mi jefe quiere comprobar que todo está bien, ya que soy su secretaria debo acompañarle.
JEROME:
Son las doce y media del mediodía y me acabo de despertar, anoche me tocó trabajar y tendré que volver a doblar turno hoy, era mi día libre pero Mike ha tenido problemas en casa y yo me ofrecí a cubrir su turno.
Creí que Ginevra me llamaría algún día pero no ha sido así y yo tampoco la he llamado, quería hacerlo, pero se cual será su respuesta y también se que no está bien que piense en ella.
A lo largo de la mañana me armo de valor y acabo llamándola, sorprendentemente me contesta y eso alegra automáticamente mi día, no se porque pero es así.
—¿Jerome?— dice al otro lado del teléfono.
—Ginevra, ¿como estas?— digo.
—Bien y ¿tu? No puedo entretenerme mucho, estoy trabajando— dice.
—Bien, solo quería saber si te apetecía que nos vieramos— pregunto.
—Estaría bien, ¿te parece que sea esta tarde?
—Si, claro, ¿a que hora y donde?— pregunto aliviado por su respuesta positiva.
—¿En mi piso a las siete?— pregunta ella.
—Perfecto.
—Te envío un mensaje con la dirección, hasta después Jerome.
—Nos vemos Ginevra.
Aún no me puedo creer que le vaya a ver en unas horas, estaba completamente seguro de que pondría alguna excusa y en el fondo creo que yo quería que la pusiera.
GINEVRA:
Salgo de trabajar a las seis, sinceramente, el día se me ha pasado volando, estoy algo nerviosa, voy a volver a verle y cuando menos me lo esperaba. Se que no está bien ya que hay una mujer en su vida, pero a la vez me siento una niña pequeña ilusionada en Navidad. Voy a llegar justa a casa, pero al menos me dará tiempo a llegar a casa y quitarme la ropa del trabajo para ponerme algo más casual. Abro la puerta de mi piso, no es una miniatura, pero tampoco es demasiado grande. Tiene dos habitaciones, dos baños, una cocina decente y un salón acogedor. Cuando lo compre me encantó y aunque sigue siendo así, no lo veo como un lugar para el futuro. Miro el reloj, quedan veinte minutos para que Jerome llegue, tengo que darme prisa.
Después de darme una relajante pero rápida ducha me pongo unos vaqueros negros, rotos en las rodillas y un jersey fino y holgado de color beis, mi favorito. No me calzo, tengo la costumbre de caminar descalza siempre que estoy en casa. Mis padres siempre me han regañado por ello pero desde que me independice no tengo que aguantar sermones de nadie. Me seco el pelo, dejando mis ondas naturales y me hecho un poco de crema en la cara y el cuello, me encanta mimar mi piel. Cuando suena el telefonillo se que es él, pulso el botón abriendo el portal y aprovecho para abrir la puerta de casa, para que pueda entrar sin llamar, mientras tanto voy a la cocina y saco una botella de vino blanco que había metido en el congelador al llegar a casa, la pongo en una cubitera. Escucho como la puerta termina de abrirse y aparece Jerome.
—¿Ginevra?
—Aquí en la cocina— digo cogiendo un par de copas.
Cuando le veo aparecer no puedo evitar morderme el labio, esta tan guapo. Lleva unos vaqueros que le caen en la cintura y un jersey negro, su pelo está despeinado, con mechones para allá y para acá, pero esta perfecto así, es el mismo dios griego que recordaba.
—¿Una copa de vino?— pregunto.
—No debería, pero si, tomare una— responde él.
Sirvo el vino en las copas y le entrego una, le hago una seña para sentarnos en el sofá del salón. Me siento enfrente suya y me doy cuenta de lo nerviosa que estoy cuando soy consciente de que estoy enrollando un mechón de pelo en mis dedos.
—¿Porque has tardado tanto en aceptar que nos viéramos?— dice Jerome.
—¿Porque dices eso? El día que me llamaste no podia— respondo.
—Pero podías haber llamado y no lo hiciste tampoco— responde.
—Si lo hice— digo.
—No, no lo hiciste.
—Me lo cogió tu novia— respondo.
—¿Mi novia?— pregunta extrañado.
—Si, tu novia.
—Yo no tengo novia— dice él.
—Pues te puedo asegurar que me lo cogió una mujer.
—Creo que ya se a quien te refieres, es solo una amiga.
—Sinceramente me da igual— respondo, aunque siendo sincera no me da igual y no entiendo porque estoy celosa —Bueno, ¿y que tal en el trabajo? ¿Has salvado muchas vidas?
—Como la tuya ninguna— responde sonriendo.
—Seguro que soy la única tonta que estando vacío un local y ardiendo no sabe salir de él.
—No eres tonta, simplemente el humo te asfixiaba y no te dejaba ver— dice él.
—Pero no es una excusa, todo el mundo pudo salir menos yo.
—Ya y si a ti no te hubieran dejado tirada habrías salido con los demás. Si te hubiera pasado algo... no me lo perdonaría, menos mal que pude entrar a tiempo— responde.
—Y te lo agradezco, mucho, Jerome— digo.
—Llamame Jer mejor y no tienes que agradecerme nada, lo haría mil veces más y las que hiciera falta— sonrie.
En ese momento la puerta del piso se abre, Jerome me mira confundido al ver a la persona que entra y yo no se donde meterme, ¿porque le daría esa llave?
—¿Que hace este aquí?— pregunta Ed malhumorado.
—La pregunta correcta sería que haces tu y porque abre sin llamar primero— le espeto cabreada.
—Asique esto... — señala las copas de vino y la cubitera donde se encuentra la botella— es una cita imagino.
—No empieces— digo levantándome del sofá —Vete por favor.
—No me pienso ir a ningún sitio Gin, tu me perteneces— Suelta Ed.
—Yo no soy nada tuyo, que nos hayamos acostado alguna vez no te da ningún derecho sobre mi— digo furiosa.
En ese momento Jerome se levanta y se pone delante mía, interponiendose entre Ed y yo.
—Será mejor que te vayas, ella te lo está pidiendo— dice.
—¿Y si no lo hago que pasa?— dice Ed riéndose.
—Tendré que sacarte como la basura que eres— responde.
—¿Tu y cuantos más?
En ese momento Jerome coge a Ed de la camiseta y lo empuja hasta el rellano, le quita las llaves de la mano y haciéndole un gesto con la cabeza le cierra la puerta en las narices, se gira hacia mi y me entrega el juego de llaves que le quito a Ed segundos antes.
—Deberías elegir mejor a quien le das una llave de tu casa— dice —Pensé que era tu novio.
—Creo recordar que en el hospital te dije que no.
—Touche, pero no te creí.
—¿Y ahora si?— pregunto.
—Si, además, a mi me interesa que no lo sea.
Veo como Jerome se acerca a mi y se que si sigue haciéndolo las barreras que estos días he intentado crear, se acabaran derrumbando. Cuando esta a tan solo unos centímetros de mí, pone sus manos en mis mejillas, acerca sus labios a los míos y los roza suavemente, después recorre mis labios con su lengua y acaba basándome lentamente pero haciendo la presión adecuada. Tenia toda la razón cuando dije que Jer estaba a punto de derribar mis muros. Paso mis brazos por su cuello, rodeandolo y me dejo llevar. En ese momento suena un telefono, no es el mío, m****a es el de Jer, se separa de mi y sacándolo del bolsillo de su pantalón dice:
—Mierda tengo que cogerlo.
—Tranquilo— respondo.
Se aleja varios pasos y habla por el móvil, suena preocupado, la llamada es de su trabajo. Miro la hora, son las diez y media de la noche, joder, el tiempo ha pasado volando. M****a, él tenía que entrar a trabajar a las diez, va a llegar tarde por mi culpa.
Cuelga el teléfono y se acerca a mi sacándome de mis pensamientos.
—Tengo que irme, después te llamo, te lo prometo— dice y tan pronto como asiento se acerca a la puerta y se va. Yo caigo en el sofá ¿de verdad nos hemos besado? dios que labios, y como besa.... creo que esta noche no podre dejar de pensar en él.
JEROME:
Voy conduciendo de camino al trabajo, voy más rápido de lo que debería pero me siento tan culpable, nunca en los catorce años que llevo trabajando de bombero había llegado tarde, ni si quiera dos minutos y esta vez lo voy a hacer una hora, y lo que es peor, por una chica. No puedo borrar el recuerdo de sus labios acariciando los mios, hacia tiempo que no sentía nada parecido con un simple beso....
En ese momento un coche que viene en dirección contraria me saca de mis pensamientos, pero no me da tiempo a reaccionar y apartarme, lo último que siento es dolor... mucho dolor.
GINEVRA:Estoy intentando no quedarme dormida y eso que mañana tengo que madrugar y me caigo de sueño, pero quiero escuchar su voz, antes de irse me ha prometido que me llamaría y ya han pasado más de tres horas, no quiero llamarlo yo por si esta ocupado, no quiero molestarlo.Al final el sueño acaba venciendome y me dejo llevar por morfeo, cuando me despierto porque la alarma del teléfono está sonando me doy cuenta de que he pasado la noche en el sofá, hacía tiempo que no dormía ahí. De hecho, desde que le pedí a Samuel que saliera de mi vida. Samuel es mi ex novio, era un egocéntrico y demasiado celoso. Con él pase dos de los peores años de mi vida. Nos conocimos en la universidad y cuando empezamos a salir todo era maravilloso, me trataba genial, como a una princesa, decidimos mudarnos y empezar a vivir juntos, pero entonces todo cambio. Empezó a decirme que ropa debía ponerme y que no, con quien podía hablar, me revisaba el móvil cada día y no se despegaba de mi más de lo necesari
GINEVRA:De camino a casa no me puedo quitar de la cabeza idiota que he sido, ¿como no lo he visto venir? Esta claro que mi radar de capullos lleva muchísimo tiempo estropeado, de hecho, desde que conocí a Samuel ¿será siempre así?****Jerome ha estado llamándome desde ayer,pero lo que menos quiero ahora es escucharle ¿Porque tenía que mentir sobre esto? ¿Porque me duele tanto si apenas nos conocemos? no me puedo creer que haya sido tan tonta como para caer en esta situación.Al poco rato el telefonillo suena y me dirijo a abrir, imagino que será el cartero pero un par de minutos después alguien llama a la puerta ¿Quien puede ser ahora? sinceramente no espero a nadie. Coloco un poco mi pelo, pues aún hacia poco tiempo que me había levantado de la cama. Cuando abro la puerta me encuentro con el doctor Muller ¿que hace aquí? ¿cómo sabe dónde vivo? abro la puerta.—¿Doctor Muller?—Prefiero que me llames Rick ya que vengo de manera personal— dice él —¿Puedo pasar?— pregunta y yo asien
GINEVRA Ver de nuevo a Jerome ha sido un golpe duro, no sabía cómo reaccionar cuando me encontré con él y con aquella chica tan guapa, por suerte para mí, era su hermana. Una chica menos de la que estar celosa, ¿pero que estoy diciendo? ¿Porque debería estar celosa? él y yo no somos nada, ni si quiera hemos tenido algo, es ridículo sentir celos cuando apenas conoces a una persona. Seguro que lo que siento solamente es rabia por lo que vi en el hospital, si, debe de ser eso.Jer me ha pedido que hablemos después de mi turno en el restaurante. Tengo mis dudas, pero muy en el fondo lo único que deseo es volver a verle y estar cerca de él. Soy idiota, lo se.Termino mi turno bastante bien, la noche ha pasado rápido debido a que el restaurante estaba lleno, pero tranquilo ya que no había tantas reservas como días atrás y eso para nosotros, los camareros, es un respiro en toda regla. No tener que correr de un lado para otro del comedor es maravilloso. Me cambio de ropa quitándome la del tr
Cuando entro en su consulta ambos nos fundimos en un gran abrazo.—Jer, ¿como estas amigo?— dice él.—Mejor, mucho mejor, Rick. Parece que las cosas empiezan a salirme bien— respondo felizmente.—¿Tu y Ginevra?— pregunta receloso.—Asi es, por fin anoche quiso escucharme y lo entendió todo, todo amigo— digo sonriendo.—No sabes como me alegro de eso, ¿porque no vamos a tomar un café y me cuentas todo con más detalle?— dice él sonriendo.Paso gran parte de la mañana con Rick puesto que él apenas tiene trabajo y le cuento todo lo que ha pasado estos días. Se alegró por todo lo que me ha sucedido y sobre todo por deshacerme de Alexa después de tanto tiempo.****Voy a comer a casa de mis padres, pero solo porque mi querida hermana Amanda me ha metido en ese lio.—Hijo que alegría que estés aquí, ¿Como te va cariño?— pregunta mi madre sonriendo.—Mamá, todo va bien, yo también tenía ganas de verte— digo abrazándola.—Tenéis que solucionar las cosas tu padre y tu, odio que os llevéis mal—
Llegamos a casa de los padres de Jerome, que digo casa, a la mansion. Tiene un jardin delantero que es una delicia, la fuente de la entrada esta decorada con luces blancas y de color plata, uno de los aparcacoches que han contratado para esa noche nos da la bienvenida y Jerome le entrega las llaves de su coche. Apuesto que esta noche hay demasiados coches de este estilo en esta casa. No me extraña que Jerome se empeñara en comprarme este vestido, parece ser que la fiesta de cumpleaños no sera una fiesta intima, si no por todo lo alto. Nada mas entrar nos encontramos con una pareja de señores, aunque no demasiado mayores pero imagino que son los padres de Jerome y de Amanda, ya que la mujer se acerca hasta nosotros con una bonita sonrisa en la cara. Es rubia, tiene los ojos claros y la tez blanca, ahora entiendo de donde sale la belleza de Amanda, es igual que su madre. —Buenas noches hijo, gracias por venir— dice ella abrazandolo sonriente. — Feliz cumpleaños mama, te presento a Gin
GINEVRA: Hoy he pasado el dia con Loren, la madre de Jerome. Es una mujer fantastica, y se la ve luchadora, me ha enseñado fotos de cuando Jer era pequeño y me ha regalado dos para que las tenga y guarde como un recuerdo de su infancia. Ha sido un buen detalle por su parte. Hemos ido por la mañana a la peluqueria y alli nos hemos puesto guapas, despues hemos ido a ver unas cuantas tiendas, pero pronto ha llegado la hora de comer y hemos aprovechado para ir a un tailandes. Todo estaba buenisimo. Loren a elegido pato a la naranja con almendras y yo tallarines con verduras salteadas y salsa de soja, me vuelven loca. Cuando hemos terminado de comer, hemos vuelto a casa de Loren, tenia que soltarla alli puesto que yo habia llevado el coche y ademas, habia quedado en recoger unas cosas que habia querido dejar alli y que ella me habia dado para Jerome. Recojo las cosas y me despido de Loren, me ha encantado pasar el dia con ella, ademas, me ha contado muchisimas cosas que no sabia de Jero
—Me alegro de que te guste, te mereces esto y mucho mas— respondo sonriendo.—Queria decirte algo...—Dime— respondo un poco confuso.—Lo he estado pensando y...—¿Es por la edad?— pregunto imaginandome lo peor.—No cariño, no es por la edad, ese tema esta mas que zanjado para mi, ya te he dicho que no me importa que seas once años mayor que yo, te quiero igual. Es.... quiero que... bueno creo que si e conveniente que conozcas a mis padres.. quiero decir, yo ya he conocido a los tuyos y quiero, bueno creo conveniente por ti, que tu conozcas a los mios— responde ella mirandome y se siente un poco avergonzada.—¿De verdad?— sonrio de felicidad y ella lo hace levemente.—Claro que es verdad, creo que es el momento— dice.—Me parece perfecto, ¿cuando iremos?— pregunto intentando ocultar mi entusiasmo.—¿Podemos hacerlo la semana que viene? Elegiremos un dia que ambos estemos libres— responde y yo asiento.—Si, me parece perfecto. Gracias cariño, muchas gracias por esto— respondo cogiendo
JEROMEPor fin ha llegado el dia de conocer a mis suegros, debo admitir que estoy nervioso, quiero causarles buena impresion y tengo la sensacion de que mi edad puede ser un problema. Seguramente si tuviera una hija no querria que estuviera con alguien varios años mayor que ella. Once años son suficientes como para hacer notable la diferencia. Solo espero que todo salga bien.—Amor si no te das prisa llegaremos tarde— por increible que parezca Ginevra se ha preparado mucho antes que yo, y ahora me mete prisa.—Ya estoy casi, dame un minuto— nada mas terminar de decir eso ella entra en la habitacion y me mira sonriendo—Cariño, ¿de verdad crees que por ir vestido con un traje azul klein de armani vas a caerle mejor a mis padres?— pregunta ella mientras me mira y yo me encojo de hombros.—Puede que eso ayude, ¿no?— digo y ambos nos reimos.—Pues no cariño, porque tu estarias perfecto con cualquier cosa que te pusieras, venga vamos— dice instandome a que me de prisa.Termino de prepararm