Por fin me dan el alta, no he querido contarles nada a mis padres de lo sucedido, no quería preocuparles. Y por lo visto Ed sigue enfadado porque no ha dado señales de vida y eso es bastante raro en él. He pedido que me llamasen un taxi en la recepción del hospital para poder irme a casa y me toca esperar hasta que llegue. El médico dice que estoy bien pero aún así ha insistido en que me pase la semana que viene para comprobar que los pitidos persistentes de mi respiración ya han desaparecido. Siendo sincera es agradable la preocupación que muestra por sus pacientes.
Estoy en la entrada del hospital porque fuera hace bastante frío y ya de por sí suelo ser bastante friolera. Cuando veo entrar por la puerta principal a Jerome. ¿Que hará de nuevo aquí? Me ve y se acerca hasta donde estoy.
—Buenas noches Ginevra, por lo que veo llegué justo a tiempo— dice él sonriendo.
—Buenas noches, si, justo me iba ahora— sonrio —¿Y tu que haces por aquí a estas horas?
—He quedado con Rick para tomar unas copas, tengo la noche libre y además era la excusa perfecta para pasarme por tu habitación y ver cómo seguías.
—¿Y eso porque?— pregunto confusa.
—Bueno me gusta saber como se encuentra la gente a la que salvo de la muerte— dice moviendo lentamente la cabeza y frunce los labios para después reírse —No he sido muy convincente ¿verdad?
—No— digo encogiendome de hombros y me río con él —La verdad es que tengo que irme, el taxi me está esperando fuera y necesito descansar— digo a modo de despedida y él asiente sonriendo.
—Espero que nos volvamos a ver pronto— dice y yo salgo a la calle y me subo al taxi. Antes de que Jerome pueda alcanzarme le doy la dirección al taxista y este se pone en marcha.
****
Cuando llego a casa me tiro en el sofa y pido una pizza a domicilio. Mientras llega la pizza me doy una ducha para relajarme y quitarme el olor a hospital, me pongo el pijama y las zapatillas de andar por casa y cuando suena el timbre cojo el dinero y abro la puerta.
El repartidor agradece que le dé propina y yo sonrio cogiendo la pizza y cerrando la puerta.
Me siento en el sofá a comerme la pizza mientras veo una película romántica de N*****x. ¿Porque estas cosas no me pasan a mi? Quiero un amor así, un amor de película, un amor que me haga soñar y volar.
Poco tiempo después me quedo dormida debido al agotamiento pero mi mente me juega una mala pasada y me hace soñar con él, con el hombre de los ojos más bonitos que he visto nunca, con Jerome. Sueño que estoy entre sus brazos y me hace suya como nunca antes lo había hecho nadie.
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Un par de semanas después vuelvo al hospital para dar ya por finalizado el tratamiento y las pruebas. Mi respiración ha vuelto a la normalidad y no se oye pitido ninguno. El médico se ha dado por satisfecho y no tengo que volver, me dará pena perderme mi consulta semanal con el dios de la medicina pero respecto a mi salud lo agradezco.
La nevera prácticamente está vacía y siendo sincera es culpa de este frío. He estado evitando salir de casa y he aprovechado mis vacaciones en el trabajo para cuidarme y mirarme en casita, y si, he subsistido a base de comida a domicilio pero ya no puedo retrasarlo más, tengo que ir al supermercado.
Voy a un súper que hay cerca de casa y que me pilla de camino. Así volveré rápido y podré preparar algunos de los documentos que necesito para cuando vuelva al trabajo.
Se agradece el calorcito que hace en el supermercado. Cojo una cesta y recorro cada uno de los pasillos cogiendo todo lo que necesito. Cuando ya lo tengo casi todo voy a la sección de frutas y verduras, cojo varias cosas que necesito. Busco papaya pero no la encuentro, debe de haberse agotado, suele pasar. Busco las limas pero solo queda una, justo cuando la voy a alcanzar otra mano se anima a cogerla y miro para ver de quien se trata, no me lo puedo creer, ¿que hace él aquí?
Me mira fijamente y mi cara debe de ser todo un poema por como me está mirando. Me sujeta poniendo una de sus manos en mi codo.
—Ginevra ¿te encuentras bien? parece que has visto un fantasma— dice mirándome y sonrie.
—Si, si estoy bien, es solo que me he sorprendido al verte aquí Jerome— digo sonriendo levemente.
—Bueno coincidencias como estas siempre son bien recibidas ¿no crees?— dice divertido.
—Si claro, supongo que si— respondo.
—Me ha dicho Rick que ya no tienes que volver a consuta, que estás totalmente recuperada— dice sonriendo.
—¿Rick? Em si... Gracias— respondo.
—El doctor Muller, somos buenos amigos desde hace años— responde él.
—Oh, es bueno saberlo. Tengo que irme, llego tarde a un sitio, lo siento— digo mirándole.
Cojo mi cesta y camino todo lo rápido que puedo hasta una de las cajas, intentado así librarme de él. Me siento demasiado incómoda y más después de estas dos semanas soñando como me hacía suya una y otra vez.
—Te has olvidado esto— dice detrás de mi ofreciéndome la lima, la cojo sonriendo y la pongo en la cinta de la caja.
—Gracias aunque tu también la querías....
—Por eso te la voy a cambiar por algo que quiero más que una lima— dice él.
—¿El que?— digo extrañada.
—Tu número.
—¿Mi número?— mi voz suena desconcertada.
—Exacto— dice pasándome el móvil —apuntamelo.
—Esta bien, no creo que tenga otra opción— digo sonriendo.
—Quizás te llame un día de estos— responde.
—Estaré esperando esa llamada.
Tras decirle esto sonrie y se va, no me puedo creer que le haya dado mi número a alguien que apenas conozco y mucho menos que le haya soltado lo que le acabo de decir.... ¿Que es eso de que estaré esperando su llamada? que tonta que soy cuando quiero, además tengo la sensación de que me estoy metiendo en la boca del lobo yo solita.
****
Mientras preparo la cena no puedo dejar de pensar en lo ocurrido en el supermercado. Pero sobre todo no puedo dejar de pensar en él. Poco a poco se me está metiendo debajo de la piel y apenas se quién es. No se que me está pasando, no me reconozco a mi misma, pero hay algo en él que me intriga, ¿que edad tendrá? No parece mucho más mayor que yo pero cinco años más si que debe de tener, aunque la edad es lo que menos me importa. Nunca lo he tenido en cuenta.
JEROME:
No se que me está sucediendo con esta chica, desde que la salve no puedo sacármela de la cabeza. Hacia mucho tiempo que una mujer no despertaba ese deseo en mi, pero ella lo ha conseguido y se que es un error, es un error encapricharme de esa manera de Ginevra. Ella apenas tiene veinticinco años, es demasiado grande la diferencia de edad. Además, aunque ella lo niega, se que esta saliendo con el tipo aquel que la dejó tirada en mitad del incendio. Hay que ser muy capullo para hacer semejante cosa, cada vez que lo pienso me hierve la sangre.
No hace demasiado tiempo que he vuelto de hacer la compra, pero para mi desgracia tengo que volver a salir de casa con el frio que hace, hoy me toca turno de noche, y aunque suele ser el turno más tranquilo aún así hay mucho trabajo. Tengo dudas sobre si llamar a Ginevra, quizás sea demasiado pronto, pero al mismo tiempo necesito y deseo escuchar su voz, es tan dulce.... ¿Tendrá las mismas ganas que yo de que la llame?
Al final mi deseo puede más que mi cabeza y cojo el teléfono, busco su número en la agenda y pulso sobre el botón de llamar, responde al segundo toque.
—¿Hola?— escucho su bonita voz a través del teléfono.
—Ginevra soy Jerome, te llamaba para saber si tienes planes para mañana.
—Jerome... no esperaba tu llamada tan pronto. Mañana tengo todo el día liado, lo siento.
—No te preocupes, solo quería probar, pero podemos quedar otro día ¿no crees?
—Claro, nos iremos poniendo de acuerdo.
—Perfecto, te tengo que dejar. Tengo turno de noche, que descanses Ginevra.
—No trabajes mucho y gracias, gracias por llamar Jerome.
Al colgar siento una especie de decepción, es normal que ella haya pasado de mi ¿sabrá que soy bastante mayor que ella? seguramente. Ella está en la flor de la vida y yo.... ya debería haber asentado la cabeza hace tiempo.
Decido dejar de darle vueltas al tema y salgo de casa hacia la estación de bomberos en la que llevo años trabajando.
GINEVRA:
¿Porque le he dicho que tenía planes? Ni si quiera tengo porque salir de casa si no quiero, estaré todo el día tirada en el sofá tal y como he hecho estas dos últimas semanas. Hay algo en Jerome que me llama la atención, pero no se que es. Quiero quedar con él, claro que quiero ¿Quien en su sano juicio no querría quedar con semejante DIOS? Y lo digo en mayúsculas porque vaya hombre. Seguramente estará pensando que soy una cría, pero la verdad es que su no quedó con él es porque tengo el presentimiento de que no saldría bien parada. Seguramente ya se le habrán quitado las ganas de quedar conmigo, dudo que me lo vuelva a preguntar.
JEROME:
Esta noche está siendo de lo más tranquila, por el momento no hemos tenido ni un solo aviso y lo que es peor, no puedo dejar de pensar en ella, esta claro que necesito una distracción. Si, eso es, llamaré a Alexa para invitarla a pasar unos días en la casa del lago. Ella siempre está dispuesta a distraerme, y en estos momentos es algo que me vendría de perlas. Además tengo unos cuantos días libres que me deben, me los cogeré. Llamo a Alexa para decírselo y ella acepta sin pensárselo dos veces, como ya sabía que haría. No estoy seguro de si lo hace porque siente algo por mi o porque también lo pasa buen cuando nos vemos, pero no me importa lo más mínimo siendo sincero.
GINEVRA:
Desde que Jerome me llamó para invitarme a salir no he vuelto a saber nada de él, imagino que después de mi mala excusa rechazandole se habrá cansado. Aunque me hubiera gustado que se lo hubiera currado un poquito más. Aun así imagino que me toca a mi dar el paso esta vez. Cojo mi móvil y me decido a llamarle, aunque es temprano y me da miedo despertarle. Quizás volvió a tener turno de noche o quizás esta trabajando ahora. Las dudas me van comiendo poco a poco, aún así no cuelgo.
—¿Si?— se escucha una voz femenina a través del teléfono, imagino que me habré equivocado y cuelgo, lo vuelvo a intentar.
—¿Hola?— contesta la misma voz de mujer de antes, ¿esta casado? ¿tiene novia?
—Hola, ¿esta Jerome?— respondo yo.
—¿Jer? no, se está duchando, ¿Quieres que le diga algo?
—No, ni si quiera hace falta que le digas que he llamado, no tiene importancia— tras decir esto cuelgo. Claramente ha sido una pésima idea la de llamarle. Me regaño mentalmente a mi misma.
La verdad es que tenía ganas de verle antes de volver al trabajo. Necesitaba despejarme de mis vacaciones, aunque sabía que eso en el fondo era solo una excusa que había buscado para atreverme a llamarlo.
JEROME:
Pensé que pasar unos días con Alexa sería más fácil pero me equivoqué. No dejo de pensar en Ginevra y en cómo estará ¿Porque? es solo una jovencita, además ¿Porque me tengo que fijar en ella? tiene novio y yo hace tiempo que decidí casarme con mi trabajo. Cuando estoy sumido en mis pensamientos una voz me saca de ellos.
—¿Me has traído aquí para estar ausente?— pregunta ella.
—Lo siento Alexa tienes razón ¿me perdonas?— digo mirándola y ella asiente sonriente.
—A ti te lo perdonaría todo amor— dice mientras se acerca a mi y rodeando mi cuello con sus brazos me besa apasionadamente.
Yo me dejo llevar convenciendome de que esto es lo que necesito realmente y le doy a Alexa toda mi atención, la cual pongo en ella y su precioso cuerpo. De pronto un pensamiento me cruza la mente, seguramente el cuerpo de Ginevra sea mucho más bonito, dios, casi lo puedo imaginar.
Han pasado ya tres días y Alexa tiene que volver a Londres, no han estado del todo mal estos días de desconexion aunque debo admitir que tampoco pensé que me fuera a costar tanto centrar mi atención en ella. Nunca antes había sido así.Pensé que quizás Ginevra habría cambiado de idea y quería quedar pero me equivoqué, he estado pendiente del móvil a cada momento y no he recibido ni un mensaje ni una llamada suya, ¿debería volver a intentarlo? Mi cabeza me dice que no, que no insista más, que deje de ser pesado. Ella es demasiado joven y nunca podría salir bien, estoy seguro de que busca algo más que simplemente pasar un buen rato, pero a la vez hay algo en mi interior que me pide que lo vuelva a intentar al menos una vez más, que no me rinda tan rápido.GINEVRA:Imagino que quien fuera la mujer que me cogió el teléfono no le habrá dicho nada a Jerome puesto que este no ha intentado ponerse en contacto conmigo después de mi llamada, ¿debería volver a llamarle? Definitivamente no, segur
GINEVRA:Estoy intentando no quedarme dormida y eso que mañana tengo que madrugar y me caigo de sueño, pero quiero escuchar su voz, antes de irse me ha prometido que me llamaría y ya han pasado más de tres horas, no quiero llamarlo yo por si esta ocupado, no quiero molestarlo.Al final el sueño acaba venciendome y me dejo llevar por morfeo, cuando me despierto porque la alarma del teléfono está sonando me doy cuenta de que he pasado la noche en el sofá, hacía tiempo que no dormía ahí. De hecho, desde que le pedí a Samuel que saliera de mi vida. Samuel es mi ex novio, era un egocéntrico y demasiado celoso. Con él pase dos de los peores años de mi vida. Nos conocimos en la universidad y cuando empezamos a salir todo era maravilloso, me trataba genial, como a una princesa, decidimos mudarnos y empezar a vivir juntos, pero entonces todo cambio. Empezó a decirme que ropa debía ponerme y que no, con quien podía hablar, me revisaba el móvil cada día y no se despegaba de mi más de lo necesari
GINEVRA:De camino a casa no me puedo quitar de la cabeza idiota que he sido, ¿como no lo he visto venir? Esta claro que mi radar de capullos lleva muchísimo tiempo estropeado, de hecho, desde que conocí a Samuel ¿será siempre así?****Jerome ha estado llamándome desde ayer,pero lo que menos quiero ahora es escucharle ¿Porque tenía que mentir sobre esto? ¿Porque me duele tanto si apenas nos conocemos? no me puedo creer que haya sido tan tonta como para caer en esta situación.Al poco rato el telefonillo suena y me dirijo a abrir, imagino que será el cartero pero un par de minutos después alguien llama a la puerta ¿Quien puede ser ahora? sinceramente no espero a nadie. Coloco un poco mi pelo, pues aún hacia poco tiempo que me había levantado de la cama. Cuando abro la puerta me encuentro con el doctor Muller ¿que hace aquí? ¿cómo sabe dónde vivo? abro la puerta.—¿Doctor Muller?—Prefiero que me llames Rick ya que vengo de manera personal— dice él —¿Puedo pasar?— pregunta y yo asien
GINEVRA Ver de nuevo a Jerome ha sido un golpe duro, no sabía cómo reaccionar cuando me encontré con él y con aquella chica tan guapa, por suerte para mí, era su hermana. Una chica menos de la que estar celosa, ¿pero que estoy diciendo? ¿Porque debería estar celosa? él y yo no somos nada, ni si quiera hemos tenido algo, es ridículo sentir celos cuando apenas conoces a una persona. Seguro que lo que siento solamente es rabia por lo que vi en el hospital, si, debe de ser eso.Jer me ha pedido que hablemos después de mi turno en el restaurante. Tengo mis dudas, pero muy en el fondo lo único que deseo es volver a verle y estar cerca de él. Soy idiota, lo se.Termino mi turno bastante bien, la noche ha pasado rápido debido a que el restaurante estaba lleno, pero tranquilo ya que no había tantas reservas como días atrás y eso para nosotros, los camareros, es un respiro en toda regla. No tener que correr de un lado para otro del comedor es maravilloso. Me cambio de ropa quitándome la del tr
Cuando entro en su consulta ambos nos fundimos en un gran abrazo.—Jer, ¿como estas amigo?— dice él.—Mejor, mucho mejor, Rick. Parece que las cosas empiezan a salirme bien— respondo felizmente.—¿Tu y Ginevra?— pregunta receloso.—Asi es, por fin anoche quiso escucharme y lo entendió todo, todo amigo— digo sonriendo.—No sabes como me alegro de eso, ¿porque no vamos a tomar un café y me cuentas todo con más detalle?— dice él sonriendo.Paso gran parte de la mañana con Rick puesto que él apenas tiene trabajo y le cuento todo lo que ha pasado estos días. Se alegró por todo lo que me ha sucedido y sobre todo por deshacerme de Alexa después de tanto tiempo.****Voy a comer a casa de mis padres, pero solo porque mi querida hermana Amanda me ha metido en ese lio.—Hijo que alegría que estés aquí, ¿Como te va cariño?— pregunta mi madre sonriendo.—Mamá, todo va bien, yo también tenía ganas de verte— digo abrazándola.—Tenéis que solucionar las cosas tu padre y tu, odio que os llevéis mal—
Llegamos a casa de los padres de Jerome, que digo casa, a la mansion. Tiene un jardin delantero que es una delicia, la fuente de la entrada esta decorada con luces blancas y de color plata, uno de los aparcacoches que han contratado para esa noche nos da la bienvenida y Jerome le entrega las llaves de su coche. Apuesto que esta noche hay demasiados coches de este estilo en esta casa. No me extraña que Jerome se empeñara en comprarme este vestido, parece ser que la fiesta de cumpleaños no sera una fiesta intima, si no por todo lo alto. Nada mas entrar nos encontramos con una pareja de señores, aunque no demasiado mayores pero imagino que son los padres de Jerome y de Amanda, ya que la mujer se acerca hasta nosotros con una bonita sonrisa en la cara. Es rubia, tiene los ojos claros y la tez blanca, ahora entiendo de donde sale la belleza de Amanda, es igual que su madre. —Buenas noches hijo, gracias por venir— dice ella abrazandolo sonriente. — Feliz cumpleaños mama, te presento a Gin
GINEVRA: Hoy he pasado el dia con Loren, la madre de Jerome. Es una mujer fantastica, y se la ve luchadora, me ha enseñado fotos de cuando Jer era pequeño y me ha regalado dos para que las tenga y guarde como un recuerdo de su infancia. Ha sido un buen detalle por su parte. Hemos ido por la mañana a la peluqueria y alli nos hemos puesto guapas, despues hemos ido a ver unas cuantas tiendas, pero pronto ha llegado la hora de comer y hemos aprovechado para ir a un tailandes. Todo estaba buenisimo. Loren a elegido pato a la naranja con almendras y yo tallarines con verduras salteadas y salsa de soja, me vuelven loca. Cuando hemos terminado de comer, hemos vuelto a casa de Loren, tenia que soltarla alli puesto que yo habia llevado el coche y ademas, habia quedado en recoger unas cosas que habia querido dejar alli y que ella me habia dado para Jerome. Recojo las cosas y me despido de Loren, me ha encantado pasar el dia con ella, ademas, me ha contado muchisimas cosas que no sabia de Jero
—Me alegro de que te guste, te mereces esto y mucho mas— respondo sonriendo.—Queria decirte algo...—Dime— respondo un poco confuso.—Lo he estado pensando y...—¿Es por la edad?— pregunto imaginandome lo peor.—No cariño, no es por la edad, ese tema esta mas que zanjado para mi, ya te he dicho que no me importa que seas once años mayor que yo, te quiero igual. Es.... quiero que... bueno creo que si e conveniente que conozcas a mis padres.. quiero decir, yo ya he conocido a los tuyos y quiero, bueno creo conveniente por ti, que tu conozcas a los mios— responde ella mirandome y se siente un poco avergonzada.—¿De verdad?— sonrio de felicidad y ella lo hace levemente.—Claro que es verdad, creo que es el momento— dice.—Me parece perfecto, ¿cuando iremos?— pregunto intentando ocultar mi entusiasmo.—¿Podemos hacerlo la semana que viene? Elegiremos un dia que ambos estemos libres— responde y yo asiento.—Si, me parece perfecto. Gracias cariño, muchas gracias por esto— respondo cogiendo