Clara ahogó un gemido al percibir los labios del lobo sobre los suyos sin ser nada amables, pero si lleno de ansias. Se movían sobre los de ella chupando el inferior hasta rasparlo con los colmillos haciendo que ella se estremecería y abriera la boca dejando salir un jadeo. Momento que aprovechó el macho para introducir su lengua en lo más profundo de su cavidad.
Las manos de Clara apretaron los hombros de él como una estabilidad y él agarró sus muñecas para hacer que sus brazos envolvieran su cuello pegándola mucho más a él. Ella simplemente se dejó casi intoxicada por el aumento de feromonas que en ese momento la envolvió y la embriagó, haciendo que su celo fuera aún más fuerte. Casi lloriqueó contra la boca de él. Mas no tenía tiempo de hacerlo.
La lengua dentro de su boca se había enredado con la de ella, moviéndola de un lado a otro, saboreándola, jugando con ella, atrayéndola a su boca para pincharla con sus colmillos. Repasaba cada zona interna y húmeda. El beso era demasiado profundo, repasando sus encías, su paladar, sus dientes, sus pequeños colmillos. Volviendo de nuevo a su lengua y chupándola ganando un estremecimiento por parte de la loba. El lobo disfrutaba de ella en todos los sentidos, como ella olía, como se sentía contra él. Definitivamente, la Diosa Luna no se había equivocado mandándole una pequeña y lujuriosa compañera, que pudiera compensar y soportar todo su lívido.
No se había cansado de comerle la boca cuando ella comenzó a sacudirse dado la falta de aire y tras una protesta él se separó no muy conforme. Le costó mucho dado que nunca había disfrutado tanto un beso.
Cuando él sacó la lengua, Clara sintió un hormigueo incómodo dentro de su boca como si faltara algo y protestó en respuesta. Eso hizo que el lobo sonriera levemente y lamiera su mejilla dejando un beso después.
-Mi loba es increíble, pidiendo más por mí- una de las manos de él se desplazó por el torso de ella pasando por encima de su seno, pero sin centrarse en este. Su objetivo estaba mucho más abajo.
Al no estar la tela desgarrada de por medio, le fue fácil desplazar sus dedos por el plano abdomen de la loba hasta llegar al centro caliente y palpitante que esperaba por él. Los ojos dorados del lobo se hicieron más intensos centrados en esta zona. Y no faltó mucho para que los dedos se empaparan con el líquido transparente que salía de la hembra. ÉL gruñó con gusto metiendo sus dedos, acariciando el botón hinchado dentro de los sensibles labios.
-Espera- ella protestó ante la intensidad de la estimulación. Nunca se había sentido así y sentía que iba a perder la cabeza completamente.
-Hueles tan bien- él no la escuchaba, estaba centrado completamente en el placer que recorría su cuerpo y en su instinto que le dictaba que hiciera a la loba suya y la marcara. Y él estaba más que dispuesto a eso.
Así que comenzaría a prepararla para lo que tenía en mente, llegar a lo más profundo de ella y hacer que llevara a sus cachorros en su vientre para que todos supieran que era su compañera.
Lentamente, se fue inclinando, dejando un mar de besos en el medio de sus senos, por el abdomen de ella que temblaba hasta llegar a esa zona donde el olor se hacía más fuerte y su boca se hizo agua. Casi no tenía control de sí mismo. Agarró una de las piernas de la loba y la puso por encima de su hombro para estabilizar sus cuerpos contra él y no esperó mucho, separando los labios íntimos, húmedos y rojos de la loba y enterrando su boca en su centro caliente. Pudo jurar que la sintió gritar.
Las manos de Clara apretaron el cabello de su compañero destinado, que ahora se encontraba de rodillas devorándola completamente. Podía sentir su lengua lamiendo su botón caliente, estimulándola más si eso era posible y ella lloriqueaba con su cuerpo en un mar de temblores eróticos. Aun así, su piel picaba por ser aún más acariciada y no lo decía, pero ella quería más.
La lengua en su interior se desplazó hacia atrás buscando su interior que se derramaba ampliamente y rozó su zona sensible e intentó forzarla. Clara se quejó con un leve dolor. El lobo pareció darse cuenta, pues no forzó de nuevo, en cambio, se levantó delante de ella tragando y lamiendo de sus labios los restos de líquido de ella. El rostro del lobo se notaba extasiado y mostraba las intenciones que tenía en ese momento.
Iba a tomarla y Clara sintió miedo y ansiedad al mismo momento. Deseaba tener sexo con el lobo, con la pareja que tanto había pedido, pero por el otro… algo no se sentía bien y ella tampoco estaba completamente razonable, así que… mas no pudo pensar mucho. Él le había alzado una pierna para que rodeara su cintura, dejándola completamente expuesta a él mientras sus manos ahora se encontraban aguantadas sobre su cabeza privándola de movimiento.
Sintió como algo caliente y grande rozaba contra su interior y al bajar la mirada encontró la gorda erección de él rozándose. Tragó en seco.
-No, no por favor- le rogó. Por más que quisiera hacerse uno con él, no quería que fuera así. Algo dentro de ella le decía que no era el momento indicado.
Ante la negativa el lobo gruñó insatisfecho y en vez de retroceder forzó aún más su entrada, sus labios vaginales se abrieron ante la instrucción y el dolor no faltó al momento. Aun con lo húmeda que estaba era muy complicado dado que era su primera vez. Un quejido lloroso salió de su boca y sus lágrimas se derramaron.
Cunado… el sonido de las ramas rompiéndose a su alrededor hizo que ambos se detuvieran. El rostro del lobo se trasformó en una mueca desagradable al mirar por encima de su hombro al ser interrumpido. El sonido se hizo más fuerte y Clara cerró sus ojos al escucharlo gruñir tan fuerte que sus oídos retumbaron. Acto seguido dejó de sentir la cercanía del lobo sobre ella.
Al abrir los ojos encontró que no había anda delante de ella, el lobo había desaparecido, su compañero se había esfumado y su cuerpo se encontró cayendo al suelo, jadeando y bajo el estímulo de su celo.
Su mente tan confundida que apenas se percató de dos lobos que se acercaban a ella hasta que estuvieron lo suficientemente fuerte para que el olor de ambos penetrase el del macho dominante que antes estaba con ella.
-Oh, que encontramos aquí- la risa de uno de ellos hizo que Clara sacudiera su cabeza y mirara hacia un lado.
Dos machos estaban parados al costado de ella mirándola de arriba abajo, pero retrocedieron y se cubrieron la nariz, como si hubiera un olor desagradable que los alejara.
-Ah, qué lástima, encontrarse una loba en celo y no poder hacer nada- dijo uno de ellos.
-Un maldito macho la marcó- el otro chasqueó la lengua.
Clara se mordió tanto el labio que sangró e intentó cubrirse con la ropa rasgada intentando tapar su desnudez, aunque la humedad en sus muslos era aún muy evidente.
-Oh, pero mira, pero si es Clara- al fin la reconocieron y pusieron una mueca bastante desagradable en el rostro- Ni, aunque no estuviera ese olor la hubiera tocado- las palabras del lobo fueron hirientes para ella.
-Todavía me preguntó quién fue el macho que tocó a esta hembra defectuosa- el otro se dio vuelta- Oye vámonos, creo que voy a vomitar y no sé por quién.
El otro lobo le dio una última ojeada a Clara y siguió a su compañero, dejando a la loba allí sola. Las lágrimas corrieron con más fuerza por el rostro de ella, sintiendo las palabras taladrar dentro de ella, pero por más que esperó debajo del árbol a que su compañero volviera por ella no lo hizo.
Clara se quedó más de una hora sentada en el lugar hasta que las feromonas del lobo se esfumaron por completo, quedándose sumida en la oscuridad del bosque y percatándose que cada vez se hacía más tarde, debía volver a la manada, pero en su estado actual sería un serio problema. Primero porque su cuerpo no se había calmado del todo y segundo, su cuerpo olía a fluidos por todas partes. Así que primero al menos debía limpiarse.Ayudándose del árbol se incorporó temblorosa, donde sus piernas se negaban a soportar su peso y casi cae de nuevo. Necesitó usar toda su fuerza para avanzar hacia el estanque donde antes casi se quitaba la vida y poder sumergirse hasta la mitad del torso. El agua helada ayudó un poco a pasar el calor ardiente dentro de ella. Aun así, su piel hormigueaba tanto que era incómodo y se abrazó a sí misma. Sus senos picaron ante el roce y gimió levemente. Su interior aun palpitaba y a pesar del miedo que había sentido antes, deseaba que al menos su compañero estuviera a
El corazón palpitó dentro del pecho de Clara. Si su padre se enteraba del estado en el que la habían visto ayer y con el otro de un macho encima de seguro pensaría que ella había tenido sexo con él, y sin ser pareja era una total desgracia para una loba. Después de todo, los machos preferían que sus parejas no hubieran sido marcadas de ninguna forma. Comenzó a sudar frío y se decidió caminar hacia él para impedir que hablara cuando la voz de un lobo interrumpió del desagradable momento.-Atención a todos por favor- era Will, el beta de la manada y el que había lidiado con todo desde que el alfa había caído en cama. Era el que había mantenido a flote todo aquello. Era un lobo adulto con un cabello plateado que siempre llevaba trenzado y que caía largo hasta la cadera. Alto, fuerte y con un carácter amable y calmado, había hecho que todos hubieran confiado fácilmente en él. Aun así, su rostro mostraba la carga sobre sus hombros, haciendo que tuviera algunos rasgos y líneas de expresión
Clara se encontraba en una burbuja de emociones tan fuertes que se estaba mareando, aunque no sabía si era realmente por eso o por la posición en la que se encontraba, sobre el hombro duro del lobo que dolía contra sus costillas y muy plano abdomen, al estar baja de peso. Sentía emoción por estar por fin con su mete, porque este la había reclamado delante de todos, que este fuera el alfa, por lo que de seguro se acabarían los miles de maltratos contra ella, pero de igual forma tenía algo de miedo. No le había gustado como la había mirado tanto. Como si le tuviera... ¿asco?Esperaba que no fuera el caso. Ella ansiaba estar junto a su pareja. Si no la había rechazado… era una buena señal. Ella alzó levemente la cabeza antes de alejarse de los miembros de la manada y de su padre, notando las diversas expresiones de todos de manera difusa, entre asombro, indignación, envidia. Como se imaginó, no había ninguna sonrisa en dirección a ella, ninguna de felicidad. Pero a Clara no le importó m
Clara respondió al momento a la estimulación de las feromonas del alfa con su celo, olvidando así el miedo a él. Sus piernas flaquearon y cayó al suelo con un sonido sordo haciendo que la toalla alrededor de su cuerpo se aflorara mostrándole a él sus piernas completamente desnudas, así como sus níveos muslos. No pudo notar como los ojos de él se oscurecieron, pero si como su olor se hizo más intenso.Escuchó un gruñido proveniente por parte de él y ella solo respondió con un gemido lastimero tanto de deseo como de vergüenza. Bajó la cabeza en sumisión y esperó, mas el lobo no se movió en absolutoSu corazón comenzó a palpitar duro en su pecho de la ansiedad. Acaso él quería que ella comenzara. Clara tragó en seco nerviosa y se levantó lentamente del suelo, y se acercó al lobo casi por inercia deseando querer tocarlo. Sus manos temblaban cuando las alzó en torso al pecho fuerte y muy marcado delante de ella.Aun vacilante lo tocó sintiendo la textura de la piel caliente sobre su piel y
Clara negaba una y otra vez con su rostro bañado en lágrimas. Por más que él alfa la acusara, sus palabras no correspondían ni de lejos con la realidad. -¿Marcada? –su voz temblaba completamente quebrada- Solo pude ser marcada por un lobo- sus palabras indicaban que lobo- He pasado toda mi vida sola, siempre me han intimidado, se han reído de mí. Y fue aun peor cuando, después de cumplir mis 18 años aun no apareció mi mate. Y los años que vinieron después no cambiaron eso. ¿Cómo estaría con alguien más? Nadie aquí me desea y además solo puedo responder y entrar en celo a mi mate- hablaba tan rápido que apenas se podía entender.Pero eso a Dixon lo descontroló aún más.-Mentirosa- le expetó mostrando más sus colmillos- Tienes el oro de otro macho encima y osas decir que soy yo el que te marcó. Clara asintió con la cabeza. Ella no podía ver muy bien, sin embargo, no debía haberse equivocado tanto ¿verdad?-Nos encontramos anoche- ella intentaba buscar una respuesta e intentar aclarar
Definitivamente algo estaba pasando y Dixon no sabía bien que era. Y era de esos lobos que no le gustaba estar en la incertidumbre. Se arrodilló delante de la loba y la agarró del hombro.-¿Qué sabes tú de esto?Ella negó con la cabeza y no se atrevió a hablar de nuevo. Temía que cualquiera de sus palabras pudiera descontrolarlo de nuevo y ella aún estaba procesando que él hacía unos segundos estaba a punto de… rechazarla. De solo pensarlo su pecho se apretaba tanto que dolía infinitamente. Incluso su mate la estaba rechazando. Ella no estaba mintiendo, no tenía idea de quien estaban hablando ellos dos. Dixon cerró los ojos y buscó paciencia. No recibiría respuesta de parte de ella, eso era seguro. Tendría que atender este problema personalmente y saber quién demonios era ese lobo que había osado tocar y marcar a su mate. Le arrancaría los dientes a como diera lugar. Eso era un hecho. Se levantó y miró al beta aun en la puerta.-Tráeme una soga- espetó molesto.-¿Soga?- la voz del be
La atmósfera era demasiado tensa, que obligó a los demás presentes a retroceder, alejándose de los dos lobos macos que estaban exudando tantas feromonas que era asfixiante. Will, detrás de Dixon tragaba en seco, secando el sudor de su frente, ante la presión existente. -Alfa- lo llamó, pero los dos lobos parecían tener un conflicto de gruñidos, potentes y amenazantes. Sobre todo, el recién llegado, que, para ese momento, no le quedaba nada de sonrisa en su rostro y fulminaba con la mirada al actual alfa. -Vete de mí manada- Dixon gruñó con los dientes apretados. Ethan por su parte, soltó un bufido grave. -Y dejarte con todo. Ni en tus mejores sueños. Además, ahora hay algo más que está en este lugar y me interesa recuperarlo. Y Dixon supo de qué estaba hablando. Si antes estaba molesto, para ese momento ya había perdido la mayor parte de su paciencia. Sus garras se desenfundaron por completo, y solo no le saltó encima a desgarrar la garganta de aquel que osaba buscar tanto el mand
Los casi 20 minutos que transcurrieron después fueron casi una prueba de supervivencia para los presentes dentro de la sala. A cada segundo el olor dentro de la habitación se hacía más fuerte dado que los dos lobos tanto se fulminaban con la mirada como exudaban sus feromonas. Dixon no lo mostraba, pero deseaba que esto acabara pronto. No estaba nervioso por el resultado del ritual, era seguro que saldría como hijo del alfa, tanto su físico como poder era similar a su padre. Pero tenía cosas que entender, como a su mate que estaba a pocas puertas de ellos. Mate que tenía el olor del lobo frente a él y que de alguna forma también la estaba reclamando.¿Cómo se atrevía?Ella era de él. Y no, no la rechazaría, le haría entender el lugar de ella. A él no le arrebatarían nada otra vez. Tendría que hacer un trabajo fuerte con la loba, sin embargo, ella comprendería que debía cerrar las piernas a otros lobos y solo abrírselas a él.Por otro lado, Ethan solo estaba recostado contra la pared,