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e quedé ahí, prácticamente paralizada, mientras Kevin sostenía su celular al otro lado. Nicolás le habló, a pesar de que Kevin hizo todo lo posible para que yo no escuchara. Oí claramente lo que le decía:

— ¿Estás ocupado esta mañana? — le preguntó.

Kevin negó con la voz.

— Perfecto. Necesito que vengas a la empresa lo antes posible. La mujer de la que te hablé ya llegó al país. Tuve mi primera cita hoy con ella, pero no la noto muy segura. Tú sabes muy bien que necesitamos, con urgencia, que las cosas con ella funcionen.

— Entiendo — dijo Kevin, sonriendo de medio lado — . Entonces, ¿me involucrarás un poco más en esa área de la empresa? Todos estos años solamente me he dedicado a los asuntos legales.

Nicolás se quedó en silencio un momento. Al otro lado del teléfono, yo apreté con fuerza los puños ante la expectativa de lo que estaba a punto de suceder.

— Sí, has trabajado fielmente para mí durante estos diez años y me has demostrado confianza, lealtad y discreción. No con
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