174.

El transcurso hasta el hospital fue bastante lento. De verdad hubiese preferido que las cosas avanzaran mucho más rápido, pero no podía acelerarlas. Antes de aterrizar, el helicóptero tuvo que pedir varias veces un permiso para poder acceder al helipuerto del hospital, y durante todo ese tiempo yo sentía que mi alma comenzaba a desgastarse. Podía ver con horror cómo el pulso de Nicolás se hacía cada vez más lento, a pesar de que la hemorragia se había detenido.

Tal vez el hombre que lo atendió se había equivocado. Tal vez sí había logrado golpear un órgano interno la bala. Aquello me asustó. Yo no podía perderlo. No podía perder a Nicolás, porque si lo perdía no me quedaría nada más que mis trillizos. Y aunque había estado sola con ellos durante muchos años, ellos necesitaban a su padre. Y yo necesitaba al hombre que amaba. Lo necesitaba. No podía perderlo. Apenas lo había recuperado. Apenas había logrado cumplir mi sueño de que me amara de vuelta, así como lo había anhelado durante t
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