Capítulo 25

LENIN

He dejado de escuchar lo que dice el vicepresidente, mi mente viaja al momento vivido en el sanitario para caballeros, salivo con la propuesta de Anelys, mi mente no ha dejado de viajar en las mil ideas que pueda tener para mí, jamás había deseado tanto a una mujer, estaba empecinado con ella porque me rechazó, nadie lo había hecho nunca, y ella no sería la excepción.

Su situación económica era decadente, Albert me había comentado todo acerca de la cláusula que hay en el testamento de su padre, y eso me hacía hincharme de orgullo, porque yo no solo la deseaba como mi asistente personal por sus habilidades, no, sino, porque moría por meter mi verga en su coño. Era una mujer hermosa, y virgen, yo anhelaba ser el primero

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