LUCAMe acerqué un poco más, observando a Dante con detenimiento. Su rostro, aunque golpeado y vendado, era inconfundible. No cabía duda: era él.—Tenemos que sacarlo de aquí antes de que despierte —murmuré a Alan—. Si se dan cuenta de quienes somos y quién nos mandó, los guardias no tardaran en responder.—¿Y cómo demonios planeas sacarlo? —preguntó Alan, su voz teñida de frustración—. Este lugar está más vigilado que una cárcel de máxima seguridad.—Primero, necesitamos ganar tiempo. Vamos a decirles que necesitamos preparar unas hierbas especiales para su tratamiento y que requerimos privacidad. De esa forma, podemos quedarnos aquí y buscar una manera de sacarlo sin levantar sospechas.Alan asintió, comprendiendo la lógica de mi plan. Nos dirigimos al hombre del café y al anciano, explicándoles nuestra necesidad de privacidad para preparar un tratamiento especial. Para nuestra sorpresa, no pusieron objeciones y nos dejaron solos en la habitación, aunque sabíamos que varios guardias
LUCACuando finalmente logramos alejarnos y aseguramos que nadie nos siguiera, nos dirigimos a un callejón más cercano que quedaba cerca de la tienda del anciano.—Dejémoslo por ahora aquí —propuse después de revisar la zona y comprobar que era seguro.—Sí que pesa el canijo —se quejó Alan, luego de ayudarme a depositar el cuerpo inerte en el suelo.Me decidí por un espacio donde nadie iba a fisgonear. Detrás de unos contenedores de basura, entre cartones y plásticos, lo acostamos abajo de todos esos desechos.—Cúbrelo bien, que no quede ninguna zona de su cuerpo al aire libre.—¿Quieres que muera asfixiado entre tanta porquería? —inquirió Alan, con tono sarcástico. Le lancé una mirada por encima del hombro, con una ceja levantada.—Cierto, el maldito sobrevivió a un ataque explosivo y luego recibió un balazo cerca de su jodido corazón. Y sigue respirando, el desgraciado. Como si en verdad mereciera estar en la tierra.Ninguno de nosotros podía explicar cómo había resistido tanto, per
LUCA—Primero lo sacaremos de este jodido país —dije finalmente. —Y luego trataremos de entrar a Italia.—¡¿Estás loco?! —exclamó. —Lo que te sugerí es bueno, pero irnos a meter a la boca del león, no creo que sea la mejor opción.—¿Entonces qué propones? ¿A dónde lo llevaremos si cambiamos los planes?—Llevémoslo, a Rusia, a Oymyakon.Fruncí las cejas mientras lo miraba.—¿En qué momento te golpeaste la cabeza? ¿Estás idiota o qué? Quieres que lo lleve directo a su fosa y nosotros con él. Es territorio de la Bratva, la zona más protegida por los soldados.—Eso todos lo saben —replicó mientras hacía un movimiento sin importancia con su mano.—Entonces eso quieres, ¿que nos asesinen sin dejarnos dar batalla? No me entregaré.—Nadie está diciendo que nos vamos a entregar.—Pues tu recomendación así fue como se entendió, y si no es así, explícate bien.—Tú tienes gente en Oymyakon. Hombres fieles que le sirvieron a tu padre, si les dices que vamos para allá y les pides que te ayuden a bu
Alan bufó, pero obedeció, inclinándose para retirar la manta que cubría a Dante. Su cuerpo estaba inerte, el rostro pálido y marcado por un rastro de sangre seca. La visión me provocó un nudo en el estómago; este hombre era un recuerdo constante de lo que habíamos perdido en nuestro intento de librarnos de la Bratva y encontrar algo de libertad en un mundo dominado por alianzas y traiciones.Finalmente, mi móvil vibró en algún rincón de mi túnica. Lo saqué rápidamente y vi el mensaje de Vang en la pantalla:“¿Ubicación?”Tecleé de inmediato la ubicación aproximada, evitando detalles exactos por seguridad. Vang había sido uno de los pocos en los que mi padre confiaba plenamente y sabía que en Oymyakon tenía un refugio seguro. Sin embargo, movernos hacia Rusia implicaba muchos riesgos. Aún así, el tiempo corría en nuestra contra y necesitábamos salir del país cuanto antes.—Ya contacté a Vang —le informé a Alan—. Pero el paso seguro a Rusia no estará listo hasta dentro de al menos un dí
El interior del avión era austero, era diseñado para llevar solo carga, no pasajeros, así que no tenía nada de lujoso. No me costó nada acomodarme en el, estaba acostumbrado a este tipo de espacios. Nos ubicamos en la parte trasera, con Dante aún cubierto por la lona; su cuerpo se mantenía inerte.Alan se dejó caer en el suelo justo a lado mío, soltando un suspiro pesado. Pasó una mano por su rostro, limpiando las huellas del sudor acumulado durante la frenética salida.—¿Y ahora qué? —preguntó, su tono agotado pero teñido de curiosidad.Miré por la pequeña ventana, observando cómo el desierto se alejaba poco a poco, transformándose en un horizonte amplio y vacío. Era la primera vez en horas que podía respirar sin sentir el peso constante del peligro, pero sabía que eso no iba a durar mucho tiempo.—Ahora seguimos el plan que ambos acordamos —respondí, con una calma que no sentía realmente—. Llegaremos a Oymyakon. Desde allí, podremos reagruparnos y decidir qué hacer. Vang tiene conta
Bienvenidos a esta historia de deseo y amor prohibido.Deseo Prohibido es el primer libro de la saga "Dominio Ruso" podría decir que es una historia independiente y no es necesario leerla o leerla en orden con la trilogía "Infierno" sin embargo, para entender algunas cosas si lo es. Y es necesario leerla toda hasta el final porque algunas cosas saldrán en la saga "Legado De Sangre" más en el segundo.Recuerden que el contenido que escribo es ficticio, solo inventado por mí, algunas son sacadas de mi imaginación y unas que otras investigadas, pero nada de lo escrito aquí es real. La historia tiene contenido adulto y lenguaje ofensivo, también algunas escenas fuertes.***ANYAHabía cumplido dieciocho años cuando mis padres me vendieron a un hombre mayor, obligándome a casarme con él y ser su mujer.Para mí la vida terminó desde ese día, ya nada sería igual. Desde que pusieron a ese hombre en mi vida comencé a conocer el verdadero infierno, y no es que no lo hubiese conocido antes, pe
ANYA5 años antes.—¡Anya!—grita Narkissa, al entrar a mi dormitorio, me di cuenta de que estaba molesta —¡¿Cómo demonios es que dejaste que te vendieran con ese monstruo?!Nadie comprendía que era algo que yo no podía evitar, tenía que aceptarlo y ya. Jamás me dieron la opción de elegir y la verdad no sé si la quería o no. Salirme de este encierro y entrar a otra cárcel venía siendo lo mismo, solo que con un hombre a lado mío, uno que es un desconocido para mí. —Sabes que no tengo voz ni voto en esto —digo en un tono triste y pesado. Estaba haciendo mi último equipaje, la mala noticia ya me la habían dado y solo me quedaba hacer esto, para marcharme para siempre de esta jaula de oro y entrar a otra.—En que siglo creen que vivíamos. Mis tíos no pueden hacerte esto, me rehusó a que te vayas con ese monstruo. —Para ellos así será, ellos son los quedan las órdenes. Narkissa se acerca y me arrebata las prendas de ropa que tenía entre mis manos. —¡Por Dios no seas estúpida! -me quede
ANYA.Actualidad.A mis veintitrés años ya tenía la vida acabada, de hecho desde antes. Desde que mi padre me vendió al despiadado ruso Sergei Vasiliev, mi vida se había terminado.Ser su esposa era un infierno, uno que no le desearía a nadie. Por culpa de él es que había dejado de ser la Anya dulce y feliz del pasado, ahora no había nada, solo un vacío enorme y frío.Sergei Vasiliev, me había arrebatado mi vida y mi inocencia, pero lo peor de todo fue porque mi familia me entrego al mejor postor como si fuera un objeto.Quisiera odiarlos, pero no podía, con el único que lo hacía era con ese maldito abusador que se decía ser mi esposo. No justificaré lo que mis padres me hicieron, eso nunca, ¿por qué quién en su sano juicio vende a su hija? Absolutamente, nadie que la amaría, y ahí es cuando me di cuenta de que ellos amaban más sus propiedades, su reputación y hasta sus vidas, que la mía. Eso sí dolía y hasta me rompía por completo, aunque el maltrato de ese hombre también dolía, lo