CUARTA PARTE19 de marzo de 1742La excitación de Catherine acelera su corazón hasta el límite. Ver a Andrew en todo su esplendor frente a ella le trajo a la superficie todo eso que él siempre le provoca y trata de ocultar; es imposible resistirse a la tentación de su virilidad, la belleza de cada músculo torneado de su cuerpo y esos ojos miel cubiertos por aquellas pestañas frondosas, que esconden más de un secreto.Andrew se mete en el agua y se estremece al sentir la temperatura fría, sin embargo, su excitación no disminuye, sobre todo al contemplar los senos redondos y erectos de Catherine.No pronuncian palabras porque no hace falta. Con sus miradas y la atracción que producen sus cuerpos es más que suficiente. Andrew se sienta en la tina y coloca a Catherine sobre su regazo, acaricia su labio, haciendo hincapié en la zona donde está lastimado. Ella cierra los ojos y permite que él haga con su cuerpo lo que quiera. Deja escapar un jadeo cuando siente su erección pulsante entre su
19 de marzo de 1742Como si un agujero negro le succionara el alma. Así se sintió Arden cuando esa perla negra cayó en la palma de Berry. Después de eso, todo fue muy extraño. Aparecieron en medio de una playa paradisiaca con aguas turquesas y arenas tan blancas como la harina.Estaba tan aturdido que no pudo orientarse en más de una hora. Le costó trabajo asimilar donde estaban realmente, pero cuando se dio cuenta de eso, no podía dejar de renegar en contra del desgraciado comodoro.En ese lugar no hay noción del tiempo, sin embargo, sabe que debe ser ya el día siguiente, porque los había sacado en plena noche.No tienen nada más que hacer que pasar el tiempo, así que los piratas se dispersan para intentar encontrar algo de comer en ese lugar.Arden se sienta en la arena y juguetea a lanzar algunas rocas contra el agua.—¿De verdad crees que estamos en la dimensión de la bruja? —pregunta Berry acercándose a él.—El tramposo ese dijo que había hecho un trato con ella. Y una perla mági
19 de marzo de 1742Catherine se observa una vez más en el pomposo vestido azul claro que lleva puesto. Se ve tan diferente que no puede reconocerse. Su cabello ya no es rojizo, ahora es de un castaño oscuro; el color le endurece un poco las facciones, pero no ha dejado de verse hermosa.Andrew le consiguió unos guantes de seda blancos para cubrir sus tatuajes, si no, podrían reconocerla de todas formas.Se siente un poco ridícula y fuera de lugar. Si sus hombres la vieran así, se reirían de ella.—Andrew, ¿de verdad esto es necesario?—Quería llevarte a un lugar especial acá. No creo que tengamos otra oportunidad como esta.—¿No me reconocerán?La pregunta se la responde ella misma en su mente: no.—Ni siquiera yo puedo reconocerte —bromea con una carcajada—, ¿vamos, mi lady?Catherine se echa a reír y le toma el brazo. Todo eso se le hace muy surreal. Salen a las calles y al principio mantiene la cabeza gacha y el corazón le late a toda velocidad, temiendo que la reconozcan los ofic
20 de marzo 1742La situación de Berry es cada vez más crítica. El sorbo de poción que le quedaba le ha servido para mantenerse en pie unas pocas horas. El sol en ese lugar sigue alto en el cielo y quemando sus cabezas con ahínco.Arden, Cooke, Selwyn y todos los demás marinos llevan esas mismas horas debatiendo si hacer esa fusión es una buena idea.—A ver, creo que al final la decisión es mía —interviene Berry con el ceño fruncido.—Ajá ¿y dónde encontrarás a alguien dispuesto a aceptar eso? No sabemos qué va a pasar con la otra persona —señala Selwyn.Cooke ha estado en silencio todo ese tiempo, no ha dicho nada respecto al tema desde que Arden lo comentó; sin embargo, el pirata no deja de mirarlo, pensó que se ofrecería, pero tal vez sí interpretó mal las cosas.—La bruja dijo que sería temporal, ¿no es así, Arden? —pregunta Berry.—Así es, pero no sé realmente cómo es. Nunca había escuchado de algo así.—Si no lo hago, moriré, y pueden despedirse del tesoro.Los murmullos de quej
21 de marzo de 1742Dicen que el dolor de la separación es tan fuerte como perder a alguien querido. Catherine había experimentado bien esa pena cuando Heinrik murió, sin embargo, tener que mentirle a Andrew y verlo alejarse con la mayor decepción en sus ojos, fue por lejos, mucho más amargo para ella.Andrew no ha vuelto a la casa donde se está escondiendo de los oficiales de Queen Bay y eso la destroza por dentro. Es ridículo; pues se encargó de alejarlo de todas las formas posibles en las que podía destrozarlo, y, aun así, lo que quiere ahora mismo es que él vaya a buscarla.Hoy es el día en que se supone que la bruja les devolverá a sus hombres para retornar a Birronto. Trata de poner toda su concentración y esfuerzo en eso, en lugar de pensar en Andrew o en Arden, a quien ansía ver; pero al mismo tiempo; no. Algo dentro de ella le dice que ver a Arden de nuevo también le traerá más dolor del que puede soportar.Catherine se mira por última vez en el espejo y se cubre con la capuc
21 de marzo de 1742“Tenemos que hablar”, las palabras que ninguna pareja quiere escuchar. Catherine suspira con fuerza y se sienta en la silla frente al escritorio, e invita a Arden a tomar asiento frente a ella.—Prefiero quedarme de pie —dice con seriedad.La capitana traga en seco, esa no puede ser una buena señal.—Bien, ¿qué tienes que decirme?—Primero que todo, pasó algo con Berry.Recién cuando lo menciona se da cuenta de que no lo ha visto por ningún lado. Su cabeza ha estado tan despistada pensando en el comodoro y en sus líos amorosos, que se ha comportado como una pésima capitana.—¡Es cierto! ¿Dónde está Berry?En automático mira el saco con los libros que recuperó y tiene un ligero mal presentimiento.—Trataré de explicarte esto de la forma más resumida y entendible que se pueda. Berry se quedó sin la poción azul que lo mantenía vivo…Su corazón se detiene por un instante.—¡¿Qué?! —Ahora sí que se siente la peor capitana del mundo entero.Ha sido tan egoísta que ni siq
24 de marzo de 1742—¡Capitana! —La voz de Cooke la despierta de un salto.Llevan cuatro días navegando a toda la velocidad que da el barco para poder llegar lo más pronto posible a la isla. Catherine se pone de pie de un salto y sale corriendo a la cubierta ante la llamada del marino; el paisaje que la recibe afuera no es ni una ínfima parte de lo que se imaginó que encontraría.Una humareda inmensa se levanta casi veinte metros sobre la isla. Ni siquiera necesita el telescopio para mirar que hay varias zonas en incendio. Siente que va a vomitar, que el corazón se le va a escapar del pecho y nadará hacia la isla; su isla.—Él está aquí —dice para sí misma, pero los marinos que están a su alrededor la escuchan.Arden sale desde las galeras y observa el paisaje con la misma cara de sorpresa y enojo que ella. Desde que le terminó hace cuatro días, la ha evitado todo lo que un barco de treinta metros de largo puede proveer de espacio.Ella se había limitado a quedarse en su camarote todo
24 de marzo de 1742De pronto Catherine se siente como en una especie de sueño surrealista. Está viendo a la persona que tiene en frente, pero no es capaz de procesarlo. Esa mujer es muy parecida a ella, pero se nota que la inclemencia de los años le ha cobrado facturas con creces. Su padre la mira y en sus ojos puede notar el desconsuelo que le causa ver a su hija en esa posición.Ni siquiera por la apuesta más osada del mundo se habría arriesgado a suponer que la bruja de Roger Sparrow iba a ser nada más y nada menos que su propia madre.Hay demasiadas preguntas y muy pocas respuestas ante todas las dudas que se empiezan a formar en su cabeza.—Te he dicho que ese ya no es mi nombre —corrige la mujer al pirata—. Mi nombre es Cassia.—¿Qué es lo que está pasando aquí? ¿Cómo puede ser esa mujer la madre de Catherine? —cuestiona Arden.Sparrow sigue con la espada en el cuello del capitán Morgan y mira a Catherine directo a los ojos.—Dame los libros, o… —no termina de formular la amena