07 de noviembre de 1741Catherine se siente como caminando en cámara lenta hacia un pasillo de la muerte. No cree ser capaz de volver a pasar por eso otra vez, y si ese es el día que tiene que morir, solo por defender su cuerpo, lo hará, sin importar nada; pero primero, aprovechará para sacar el medallón que tantos problemas le ha traído.Los saqueadores vuelven a abrir las puertas de madera y la dejan allí. Esta vez la ventana está bien asegurada, así que no es una opción de escape. De inmediato se acerca al mueble donde vio el amuleto ese por última vez, pero ahora no está.—¡Maldición! —reniega dando un golpe al mueble con el puño cerradoComienza a abrir los cajones uno por uno, hasta que llega al último de la esquina inferior. Curiosamente, está cerrado y no hay forma de abrirlo por medios normales.—Tiene que estar aquí —susurra para sí misma. El lord no está y sospecha que se aparecerá pronto, así que debe encontrar esa maldita llave antes de eso.Revisa cajón por cajón, pero n
07 de noviembre de 1741Andrew está seguro de que no ha sido solo él quien ha sentido esa conexión con ella. Sus intensos ojos verdes lo hacen pensar en mil cosas impuras que no deberían ni ser mencionadas, de alguna forma inexplicable, se siente demasiado atraído hacia ella, pero no puede permitirse tener esos sentimientos, así que agradece cuando Catherine aparta la cara y cambia el tema.—Entonces, ¿cuándo lo haremos? —pregunta.—Esta misma noche —dice con suma seguridad.El plan es sencillo, pero a la vez, bastante complicado, y si algo sale mal, podrían incluso morir en el intento. Se supone que cuando Catherine haga explotar el centro de armería, ellos aprovecharán la confusión para escapar. Mientras esperan la hora adecuada, ella saca varios lotes de dinamita para poner en los barcos, y así evitar que escapen por mar, o los puedan seguir.Ahora que sabe que el pirata amigo de la pelirroja sigue vivo y está en la isla, es un comodín más que pueden usar, el problema es hacerle ll
26 de noviembre de 1741El fantasma del pacífico se observa a lo lejos desde el horizonte. Catherine y Heinrik lo esperan emocionados, mirando a través del telescopio. El corazón de la capitana late acelerado, ha pasado mucho tiempo desde que vio a Arden por última vez, y cuando se fue, no habían quedado en buenos términos.Muchas cosas pasaron desde que él se había ido, todavía recordaba con horror las terribles horas que pasó en la isla sin nombre con el saqueador que se hacía llamar Darrel; tiene la esperanza de que se haya muerto en esa isla, carbonizado por la lava del volcán.—Ya están cerca —anuncia Heinrik. Sale corriendo hasta el muelle para ayudarles a atracar el barco, pero la capitana se queda un momento más allí de pie. Ya ha decidido que no le contará a Arden todo lo que pasó en esa isla, porque no soportaría ver como su corazón se rompe al saber que, por culpa de su insensatez, terminó sufriendo un horrible trauma.Toma una gran bocanada de aire y la deja salir lentamen
25 de noviembre de 1741Trece largos días habían pasado desde que Andrew logró escapar con vida de la isla. De las doscientos cincuenta almas que llevaba a su cargo en la armada del rey, solo habían sobrevivido ocho personas, contándolo a él; el barco que logró escapar al parecer nunca llegó a Queen Bay, no se sabe qué pasó con ellos, aunque el comodoro cree que huyeron; desertores, cobardes; no merecen ni su consideración.La herida que tiene en el abdomen ya ha cicatrizado, todavía le duele un poco cuando quiere reírse a carcajadas, o cuando estornuda. Por suerte para él, no fue tan grave como lo parecía en ese entonces.Sin embargo, lo que le rondaba vueltas la cabeza no era eso, ni ver cómo había causado una erupción volcánica en una isla que ni siquiera llegó a nombrarse; o el hecho de que ahora el rey quería darle un rango más alto en la armada por haber derrotado al grupo insurgente que amenazaba al reino. No, nada de eso es tan importante como la mujer pelirroja que se aparece
26 de noviembre de 1741 Catherine se aleja de la orilla de la playa mientras el pequeño papel se deshace en el mar. Prefiere ignorar que todo eso acaba de pasar, pues no pretende aceptar la cita que le propone Andrew. Corre de vuelta a su casa y sale por la puerta principal para buscar a Berry como le había dicho Arden. No sabe hacia dónde se fue, y aunque siente un impulso por correr a buscarlo, prefiere primero ocuparse de lo de Berry. Sus marinos todavía están ocupándose del barco. Cooke le está dando mantenimiento al casco para reparar los daños del largo viaje que tuvieron. —Cooke, qué alegría verte de nuevo —saluda con una sonrisa. —Mi capitana —le hace una reverencia quitándose el sombrero—. Un placer volver a verla. —¿Cómo les fue con Arden? —Un poco diferente, en realidad, la extrañamos a usted. —Se echa a reír y continua con su trabajo en el barco. —¿Has visto a Berry? —Oh sí, está todavía en el camarote del capi… de usted —se corrige de prisa. Catherine tiene una e
28 de noviembre de 1741 La suave brisa de la isla acaricia la piel desnuda del comodoro y la pirata. Sus vellos se erizan, seguido del estremecimiento de su cuerpo. Tenerla ahí sobre él sintiendo su delicada piel al contacto lo hace sentir el hombre más dichoso del mundo. Ni en sus sueños más impuros y pecaminosos se imaginó estar así algún día con ella, pero ahora que la había probado entera, no pensaba abandonar esa sensación nunca más.Andrew la rodea con sus brazos por un buen rato, hasta que a ella parece incomodarle estar de esa manera. Siguen en silencio luego de haber hecho el amor, porque para él eso había sido, una demostración de deseo y pasión, del amor más intenso y candente que había sentido alguna vez.Catherine se levanta y se cubre el pecho con el vestido que hace poco él le había arrancado para saborear su piel. El cabello le cae en cascada sobre el rostro, ocultando un ligero rubor rosado en sus mejillas.—¿Está bien? —pregunta.—No lo sé, estoy confundida —le dice
30 de noviembre de 1741Uno de los sentimientos más agobiantes que aqueja al ser humano es la culpa, y no hay peor verdugo que tu misma mente, socavando hasta lo más recóndito de tu ser en un intento por obligarte a admitir todo eso que llevas por dentro. La capitana lo sabe mejor que nadie; cuando tuvo que desembarcar del lado opuesto de la isla, cuando tuvo que esconder el pequeño barco a vela, porque no sería capaz de confesarle nunca a Arden dónde había estado, ni mucho menos con quién. Y ni qué hablar de lo que hacía con él.¿Realmente ama a Arden?Sus debates morales sobre el amor no la dejan en paz. Piensa en Arden y siente una calidez, una sensación de familiaridad y calma. Él es su primer amor de verdad. Luego piensa en el comodoro y el cuerpo se le eriza. Andrew Sallow es todo lo prohibido, lo que no puede tener, pero aun así lo quiere. Andrew es pasión, es riesgo e incertidumbre.Corre hasta su casa tratando de que nadie se percate de su presencia. Cosa que es un poco difíc
30 de noviembre de 1741—¡Berry! —grita la capitana.El pirata está empapado en su propia sangre y no abre los ojos. Catherine lo mira horrorizada y llena de pánico. No entiende qué es lo que pasó, solo puede pensar que alguien debe salvarle la vida ya mismo.Arden la mira con los ojos desconcertados mientras sujeta al cartógrafo entre sus brazos. Sus manos irremediablemente se llenan de sangre, entretanto, Catherine sale corriendo para buscar a Flint Penney, es el único que se le ocurre en ese momento.Se siente desorientada mientras corre, casi desconectada de todo lo que está pasando. Si pierde a Berry, pierden la oportunidad de encontrar y leer el resto del mapa, pero es lo único que le preocupa; Berry ha sido un gran amigo y compañero desde hace muchos años, y sentir que no puede hacer nada; solo ver como su vida se escapa, sin poder ayudarlo; le produce una ira y frustración terrible.Flint ya se había adecuado a la tripulación, le gustaba la vida del mar, más de lo que quería a