26 de noviembre de 1741El fantasma del pacífico se observa a lo lejos desde el horizonte. Catherine y Heinrik lo esperan emocionados, mirando a través del telescopio. El corazón de la capitana late acelerado, ha pasado mucho tiempo desde que vio a Arden por última vez, y cuando se fue, no habían quedado en buenos términos.Muchas cosas pasaron desde que él se había ido, todavía recordaba con horror las terribles horas que pasó en la isla sin nombre con el saqueador que se hacía llamar Darrel; tiene la esperanza de que se haya muerto en esa isla, carbonizado por la lava del volcán.—Ya están cerca —anuncia Heinrik. Sale corriendo hasta el muelle para ayudarles a atracar el barco, pero la capitana se queda un momento más allí de pie. Ya ha decidido que no le contará a Arden todo lo que pasó en esa isla, porque no soportaría ver como su corazón se rompe al saber que, por culpa de su insensatez, terminó sufriendo un horrible trauma.Toma una gran bocanada de aire y la deja salir lentamen
25 de noviembre de 1741Trece largos días habían pasado desde que Andrew logró escapar con vida de la isla. De las doscientos cincuenta almas que llevaba a su cargo en la armada del rey, solo habían sobrevivido ocho personas, contándolo a él; el barco que logró escapar al parecer nunca llegó a Queen Bay, no se sabe qué pasó con ellos, aunque el comodoro cree que huyeron; desertores, cobardes; no merecen ni su consideración.La herida que tiene en el abdomen ya ha cicatrizado, todavía le duele un poco cuando quiere reírse a carcajadas, o cuando estornuda. Por suerte para él, no fue tan grave como lo parecía en ese entonces.Sin embargo, lo que le rondaba vueltas la cabeza no era eso, ni ver cómo había causado una erupción volcánica en una isla que ni siquiera llegó a nombrarse; o el hecho de que ahora el rey quería darle un rango más alto en la armada por haber derrotado al grupo insurgente que amenazaba al reino. No, nada de eso es tan importante como la mujer pelirroja que se aparece
26 de noviembre de 1741 Catherine se aleja de la orilla de la playa mientras el pequeño papel se deshace en el mar. Prefiere ignorar que todo eso acaba de pasar, pues no pretende aceptar la cita que le propone Andrew. Corre de vuelta a su casa y sale por la puerta principal para buscar a Berry como le había dicho Arden. No sabe hacia dónde se fue, y aunque siente un impulso por correr a buscarlo, prefiere primero ocuparse de lo de Berry. Sus marinos todavía están ocupándose del barco. Cooke le está dando mantenimiento al casco para reparar los daños del largo viaje que tuvieron. —Cooke, qué alegría verte de nuevo —saluda con una sonrisa. —Mi capitana —le hace una reverencia quitándose el sombrero—. Un placer volver a verla. —¿Cómo les fue con Arden? —Un poco diferente, en realidad, la extrañamos a usted. —Se echa a reír y continua con su trabajo en el barco. —¿Has visto a Berry? —Oh sí, está todavía en el camarote del capi… de usted —se corrige de prisa. Catherine tiene una e
28 de noviembre de 1741 La suave brisa de la isla acaricia la piel desnuda del comodoro y la pirata. Sus vellos se erizan, seguido del estremecimiento de su cuerpo. Tenerla ahí sobre él sintiendo su delicada piel al contacto lo hace sentir el hombre más dichoso del mundo. Ni en sus sueños más impuros y pecaminosos se imaginó estar así algún día con ella, pero ahora que la había probado entera, no pensaba abandonar esa sensación nunca más.Andrew la rodea con sus brazos por un buen rato, hasta que a ella parece incomodarle estar de esa manera. Siguen en silencio luego de haber hecho el amor, porque para él eso había sido, una demostración de deseo y pasión, del amor más intenso y candente que había sentido alguna vez.Catherine se levanta y se cubre el pecho con el vestido que hace poco él le había arrancado para saborear su piel. El cabello le cae en cascada sobre el rostro, ocultando un ligero rubor rosado en sus mejillas.—¿Está bien? —pregunta.—No lo sé, estoy confundida —le dice
30 de noviembre de 1741Uno de los sentimientos más agobiantes que aqueja al ser humano es la culpa, y no hay peor verdugo que tu misma mente, socavando hasta lo más recóndito de tu ser en un intento por obligarte a admitir todo eso que llevas por dentro. La capitana lo sabe mejor que nadie; cuando tuvo que desembarcar del lado opuesto de la isla, cuando tuvo que esconder el pequeño barco a vela, porque no sería capaz de confesarle nunca a Arden dónde había estado, ni mucho menos con quién. Y ni qué hablar de lo que hacía con él.¿Realmente ama a Arden?Sus debates morales sobre el amor no la dejan en paz. Piensa en Arden y siente una calidez, una sensación de familiaridad y calma. Él es su primer amor de verdad. Luego piensa en el comodoro y el cuerpo se le eriza. Andrew Sallow es todo lo prohibido, lo que no puede tener, pero aun así lo quiere. Andrew es pasión, es riesgo e incertidumbre.Corre hasta su casa tratando de que nadie se percate de su presencia. Cosa que es un poco difíc
30 de noviembre de 1741—¡Berry! —grita la capitana.El pirata está empapado en su propia sangre y no abre los ojos. Catherine lo mira horrorizada y llena de pánico. No entiende qué es lo que pasó, solo puede pensar que alguien debe salvarle la vida ya mismo.Arden la mira con los ojos desconcertados mientras sujeta al cartógrafo entre sus brazos. Sus manos irremediablemente se llenan de sangre, entretanto, Catherine sale corriendo para buscar a Flint Penney, es el único que se le ocurre en ese momento.Se siente desorientada mientras corre, casi desconectada de todo lo que está pasando. Si pierde a Berry, pierden la oportunidad de encontrar y leer el resto del mapa, pero es lo único que le preocupa; Berry ha sido un gran amigo y compañero desde hace muchos años, y sentir que no puede hacer nada; solo ver como su vida se escapa, sin poder ayudarlo; le produce una ira y frustración terrible.Flint ya se había adecuado a la tripulación, le gustaba la vida del mar, más de lo que quería a
03 de noviembre de 1741La carrera por llegar a Queen Bay en el menor tiempo posible, puso a los marineros a navegar sin descanso durante tres días y medio. Los cañones nuevos ayudaron indirectamente a eso, pues ahora el fantasma del pacífico era mucho más rápido que antes, y Catherine estaba extasiada con eso.Dejaron el barco donde la última vez que estuvieron allí, dentro de la cueva que ocultaba el barco a simple vista, y de nuevo ocuparon los trajes para camuflarse entre la gente, aunque esta vez, la capitana siente que eso no será suficiente, por eso, opta por colocarse una capa negra que al menos cubra su cabello y un poco su rostro.Todos los guardias del reino la están buscando. Al parecer, nadie sabe que ella aportó a la derrota de los saqueadores; por supuesto, Andrew no les diría eso, ni tampoco sus otros oficiales, así que simplemente lo omitió del relato.Su mente divaga, sintiéndose un poco enojada por ello.«Eso era obvio, Catherine, ¿qué esperabas? ¿Qué solo por eso t
03 de noviembre de 1741Hay muy pocas cosas en la vida a las que Arden Tydes le tiene miedo. Por supuesto, él no diría que ese es el sentimiento que le produce Xuan Xinyue. Desde la primera vez que la vio para conseguir la ubicación de Birronto, se había visto envuelto en demasiadas cosas sobrenaturales para su gusto.A diferencia de Catherine, él sí que se considera un verdadero creyente de la magia, y es que la ha presenciado toda su vida. Desde que era un pequeño niño en la isla de Fevedra, al este de los mares; Arden había conocido todo tipo de artefactos, mitos y criaturas mágicas. Todo esto gracias a su padre, que además de ser un pirata, también se había dedicado fervientemente a la búsqueda de los tesoros míticos más grandes del mundo. Por eso, le tiene un gran respeto a la vieja bruja de ojos rasgados y poderes misteriosos.Le intriga el hecho de que ella esté confinada en esa extraña tienda, es cuanto menos raro que no haya buscado salir por sí misma a conseguir el famoso te