El miedo que sentía era tanto que trataba de hacer el esfuerzo sobrehumano para que Julen no se diera cuenta de que mis manos temblaban sin parar y que las lágrimas estaban al borde de mis ojos. Mi corazón latía muy fuerte y trataba de no pensar en lo que sucedería quizá en un par de horas, donde ya no tendría ninguna excusa de escapar ni nada me salvaría de mi maldito destino.Aceptarlo no era tan sencillo como parecía, después de todo, no deseaba nada de él, ni siquiera quería estar en ese lugar, en manos de un loco que aun no terminaba de conocer cuáles eran sus límites. Pero no debía conocerlos para saber que haría cualquier cosa para tenerme, si bastaba con el hecho de secuestrarme para saber que no era alguien en quien pudiera confiar por más que se mostrara dulce y amable.Esa era su máscara, pero por más que supiera usarla, la realidad no me permitiría caer en esos encantos que no eran más que falsedad.Sentía el estómago revuelto ante su mirada intensa e imponente, pero me ob
Un hermoso lugar sí era, pero jamás podría disfrutar de semejante obra de la naturaleza estando secuestrada, lejos de mi familia y de alguna otra persona que pudiese ayudarme. Es que, a donde fuese que mirara, no había más que agua a mi alrededor. No se veía ninguna otra isla cercana, lo que tenía a mi corazón latiendo como un loco, entrando en un estado de pánico que de seguro se reflejaba en mi mirada.¿Cómo escaparía de ese lugar? No solo debía despistar a Julen y todo su equipo de seguridad, sino también sortear los peligros de una densa selva y no morir ahogada en el intento de escapar de mi verdugo.Antes tenía una pizca de esperanza, pero al verme plantada en un insignificante punto en medio de tanta inmensidad, esa esperanza se desvaneció en el aire en cuestión de segundos.Este sería mi fin. Debía resignarme y aceptar el destino que me había deparado la vida, aun así, la fuerza en mi interior me aseguraba que encontraría la forma de escapar, que no entrara en desesperación ni
Tres meses después…He vivido todo un infierno en ese lugar, un infierno tortuoso que en muchas ocasiones me ha hecho cuestionar si podré, algún día, escapar de las garras de ese hombre.He querido luchar contra él y conmigo misma, he querido ser fuerte y no dejarme vencer tan fácilmente, pero de nada ha valido entregarle todo lo que ha querido si he seguido encerrada en una isla hermosa, pero alejada de la sociedad.Tenía la libertad de pasearme por donde quisiera, incluso de estar todo el día en la playa si se me diera la gana, de hacer uso de todo lo que había en la casa, pero por más que hiciera una cosa u otra me sentía como un ratón de laboratorio encerrada en una inmensa caja lujosa y extraordinaria.Mi mente era un completo caos, era mi enemigo a muerte. Me hacía pensar en escenarios que no tenían nada que ver conmigo, que este sería mi fin, que incluso si llegaba a escapar moriría sin más, ya fuera en manos de ese psicópata o por alguno de los hombres que me custodiaba día y
Los siguientes días hice todo lo posible para acercarme a aquel guardaespaldas sin levantar las sospechas del resto del personal, sobre todo de Selina, que no me perdía de vista ni un instante cuando estaba deambulando por la casa.Pero el hombre se hacía el desentendido y no me prestaba ni un poco de atención cuando trataba de entablar alguna conversación cuando nadie estaba cerca o íbamos a la playa. No me miraba y se mantenía en completo mutismo, como si se tratara de una estatua y no de una persona.Necesitaba un aliado, alguien que me ayudara a escapar, que al menos me diera una falsa esperanza, pero no podía darme el lujo en caer en la desesperación o todo podría salir mal.Esa mañana mientras trotaba por la playa con el guardaespaldas siguiendo mis pasos, empecé a darme por vencida. Por más que quise saber algo referente a sus salidas o si visitaba a su familia en alguna fecha especial, lo único que me dedicó fue un denso silencio que me hizo callar y replantear mi estrategia.
No era Melbourne el lugar al que quería ir, pero no iba a negar ni mucho menos a mentir al decirme que estaba feliz de estar fuera de esa isla desolada y rodeada de solo agua. Al menos desde aquella ciudad tenía una oportunidad, podría conseguir ayuda aunque sabía que debía irme con mucho cuidado, escapar de las garras de un lobo disfrazado de oveja, contactar a mis padres o saber algo de mi esposo. Esa esperanza de que Will estuviese sano y a salvo aun latía en pecho y no dejaba de rezar a un Dios que parecía haberme recordado porque él estuviera con bien.No volví a hablarle al guardaespaldas, quizá por las advertencias que me había dejado bien claras o porque ya no me era tan necesario para salir de esa isla, pero algo me decía que aun podía ganármelo para escapar una vez estuviéramos en Melbourne, pese a que sabía lo difícil que sería. Allí Julen estaría todo el tiempo encima de mí y no sería cosa sencilla escaparme.Los días antes de salir de la isla se me hicieron eternos. No ve
Me vestí con mi mejor máscara y brindé una falsa sonrisa a todas las personas que estaban reunidas en el enorme salón tan pronto llegamos. Unos se acercaban a Julen y lo saludaban y él no perdía el tiempo en presentarme como su mujer, otros nos miraban desde la distancia y se murmuraban entre ellos, haciéndome sentir incomodidad, otros tantos solo movían su cabeza o su mano como señal de saludo y seguían en lo suyo, sin prestar demasiada atención a nuestra presencia.Para la mayoría de las mujeres, sin importar su estado civil, era demasiado evidente que mi presencia les desagradaba. Se comían con la vista a Julen y me daban miradas despectivas en cuanto podían. Muy pocas me daban alguna sonrisa sincera, me daban el saludo e intercambiaban un par de palabras conmigo.Poco me importaba si les había caído mal mi presencia, puesto que no estaba para complacer a nadie. Es más, deseaba con todas las fuerzas de mi corazón largarme de ese lugar y muy lejos de Julen, pero solo era una rehén p
JULEN•Necesitaba calmarme o no estaba seguro de lo que sería capaz de hacer, así que una vez llegué a casa y dejé a Amanda en el medio del salón, bebí un largo trago de whisky directamente de la botella, aumentando el calor en mi cuerpo y la furia en mi ser. Verla llorar de esa manera no me ayudaba en lo absoluto a mermar la ira que en ese momento me corroía.Lejos de sentirme en calma, la ira bullía en mi ser, como un sentimiento maligno que estaba deseoso de destrozar todo a su paso.Me preguntaba qué había hecho de mal como para que ella siguiera pensando en el hijo de perra de su exmarido, lo siguiera llorando con tanto dolor y, por más que no quería pensar, no dudaba en que lo siguiera amando, algo que en definitiva terminaba por cegarme.Me encargué muy bien de él, de alejarlo para siempre de su lado para que no estropeara mis planeas, pero incluso estando muerto era una maldita sombra en la vida que estábamos empezando juntos.¿Qué más debía hacer para que ella se fijara en mí
Lo único que se escuchaba en medio de la habitación era el golpe de nuestros cuerpos al chocar, mis gemidos y sus llantos y gritos que alimentaban al animal hambriento que había despertado de su letargo y ahora estaba sediento de ella y todo lo que me brindaba.Me sujetaba de su cabello con mucha fuerza y las palmas de mis manos estaban marcadas en sus nalgas mientras me perdía en la estrechez de su culo. Apenas si la había tomado, llevándome la gran sorpresa de ser el primero en profanarlo, y ya me recibía de una manera tan exquisita que no podía dejar de ir más profundo y rápido, sacando en ella gritos roncos que me volvían loco y me aseguraban lo mucho que estaba disfrutando.Las horas habían pasado y la había hecho mía en todos los sentidos habidos y por haber, pero aún no me sentía satisfecho por completo. Cada que terminaba, verla así de bien cogida y llorosa me despertaba al instante y terminaba por fundirme una vez más en sus ricos y apretados adentros. No solo era su boca lo