Para muchos el infierno está luego de la muerte, ese lugar donde pagarás por todo lo malo que hiciste sobre la tierra. Para otros, el infierno es alguna enfermedad terminal, alguna adicción donde ya han perdido sus almas, algún acontecimiento que te ha marcado de por vida y no te permite avanzar, perder a tus padres, un hijo, algún hermano…El infierno incluso puede ser una relación “amorosa” dentro de lo tóxico y abusivo.Pero, realmente, ¿qué es el infierno?Me he preguntado cada vez que un día se termina, pero no podría decir a ciencia cierta lo que es cuando todos lo vivimos de diferentes circunstancias y maneras.Lo que jamás imaginé era que llegaría a conocer el mío en vida, siendo cautiva en todo el sentido de la palabra y muriendo de angustia de saber cuándo conseguiré ser libre.Pero tampoco podría engañarme a mí misma. Sabía de sobra que Julen Black no me dejaría libre, lo podía ver en su mirada y en todo lo que sus palabras me daban a entender, en esa enfermiza sonrisa que
Julen me bajó al suelo con suavidad, pero no me dejó ir ni mucho menos se apartó de mí. Todo lo contrario, su boca volvió a la mía a la vez que sus manos recorrían mi cuerpo.Acarició mi cintura, apretó mis caderas, masajeó mis nalgas mientras su lengua saqueaba mi boca y se enredaba con la mía.Llevó sus manos bajo mi blusa y apretó mis pechos con certeza, haciéndome sentir el calor que la palma de sus manos emitían y dándose cuenta que no traía sostén puesto.Sus dedos trazaron la forma de mis pezones y los retorció a su antojo, haciendo que de lo más profundo de mi garganta saliera un lastimero gemido que se ahogó en su boca.Se entretuvo lo suficiente en mis pechos, masajeando con suavidad, pellizcando y tirando de mis pezones, todo sin dejar de besarme y de frotarse contra mí.Una de sus manos descendió por mi vientre hacia mi pantalón y no fui consciente de nada al separar mis piernas y darle cabida a sus dedos, que expertos y deseos, no tardaron en acariciar mi punto más sensib
El miedo que sentía era tanto que trataba de hacer el esfuerzo sobrehumano para que Julen no se diera cuenta de que mis manos temblaban sin parar y que las lágrimas estaban al borde de mis ojos. Mi corazón latía muy fuerte y trataba de no pensar en lo que sucedería quizá en un par de horas, donde ya no tendría ninguna excusa de escapar ni nada me salvaría de mi maldito destino.Aceptarlo no era tan sencillo como parecía, después de todo, no deseaba nada de él, ni siquiera quería estar en ese lugar, en manos de un loco que aun no terminaba de conocer cuáles eran sus límites. Pero no debía conocerlos para saber que haría cualquier cosa para tenerme, si bastaba con el hecho de secuestrarme para saber que no era alguien en quien pudiera confiar por más que se mostrara dulce y amable.Esa era su máscara, pero por más que supiera usarla, la realidad no me permitiría caer en esos encantos que no eran más que falsedad.Sentía el estómago revuelto ante su mirada intensa e imponente, pero me ob
Un hermoso lugar sí era, pero jamás podría disfrutar de semejante obra de la naturaleza estando secuestrada, lejos de mi familia y de alguna otra persona que pudiese ayudarme. Es que, a donde fuese que mirara, no había más que agua a mi alrededor. No se veía ninguna otra isla cercana, lo que tenía a mi corazón latiendo como un loco, entrando en un estado de pánico que de seguro se reflejaba en mi mirada.¿Cómo escaparía de ese lugar? No solo debía despistar a Julen y todo su equipo de seguridad, sino también sortear los peligros de una densa selva y no morir ahogada en el intento de escapar de mi verdugo.Antes tenía una pizca de esperanza, pero al verme plantada en un insignificante punto en medio de tanta inmensidad, esa esperanza se desvaneció en el aire en cuestión de segundos.Este sería mi fin. Debía resignarme y aceptar el destino que me había deparado la vida, aun así, la fuerza en mi interior me aseguraba que encontraría la forma de escapar, que no entrara en desesperación ni
Tres meses después…He vivido todo un infierno en ese lugar, un infierno tortuoso que en muchas ocasiones me ha hecho cuestionar si podré, algún día, escapar de las garras de ese hombre.He querido luchar contra él y conmigo misma, he querido ser fuerte y no dejarme vencer tan fácilmente, pero de nada ha valido entregarle todo lo que ha querido si he seguido encerrada en una isla hermosa, pero alejada de la sociedad.Tenía la libertad de pasearme por donde quisiera, incluso de estar todo el día en la playa si se me diera la gana, de hacer uso de todo lo que había en la casa, pero por más que hiciera una cosa u otra me sentía como un ratón de laboratorio encerrada en una inmensa caja lujosa y extraordinaria.Mi mente era un completo caos, era mi enemigo a muerte. Me hacía pensar en escenarios que no tenían nada que ver conmigo, que este sería mi fin, que incluso si llegaba a escapar moriría sin más, ya fuera en manos de ese psicópata o por alguno de los hombres que me custodiaba día y
Los siguientes días hice todo lo posible para acercarme a aquel guardaespaldas sin levantar las sospechas del resto del personal, sobre todo de Selina, que no me perdía de vista ni un instante cuando estaba deambulando por la casa.Pero el hombre se hacía el desentendido y no me prestaba ni un poco de atención cuando trataba de entablar alguna conversación cuando nadie estaba cerca o íbamos a la playa. No me miraba y se mantenía en completo mutismo, como si se tratara de una estatua y no de una persona.Necesitaba un aliado, alguien que me ayudara a escapar, que al menos me diera una falsa esperanza, pero no podía darme el lujo en caer en la desesperación o todo podría salir mal.Esa mañana mientras trotaba por la playa con el guardaespaldas siguiendo mis pasos, empecé a darme por vencida. Por más que quise saber algo referente a sus salidas o si visitaba a su familia en alguna fecha especial, lo único que me dedicó fue un denso silencio que me hizo callar y replantear mi estrategia.
No era Melbourne el lugar al que quería ir, pero no iba a negar ni mucho menos a mentir al decirme que estaba feliz de estar fuera de esa isla desolada y rodeada de solo agua. Al menos desde aquella ciudad tenía una oportunidad, podría conseguir ayuda aunque sabía que debía irme con mucho cuidado, escapar de las garras de un lobo disfrazado de oveja, contactar a mis padres o saber algo de mi esposo. Esa esperanza de que Will estuviese sano y a salvo aun latía en pecho y no dejaba de rezar a un Dios que parecía haberme recordado porque él estuviera con bien.No volví a hablarle al guardaespaldas, quizá por las advertencias que me había dejado bien claras o porque ya no me era tan necesario para salir de esa isla, pero algo me decía que aun podía ganármelo para escapar una vez estuviéramos en Melbourne, pese a que sabía lo difícil que sería. Allí Julen estaría todo el tiempo encima de mí y no sería cosa sencilla escaparme.Los días antes de salir de la isla se me hicieron eternos. No ve
Me vestí con mi mejor máscara y brindé una falsa sonrisa a todas las personas que estaban reunidas en el enorme salón tan pronto llegamos. Unos se acercaban a Julen y lo saludaban y él no perdía el tiempo en presentarme como su mujer, otros nos miraban desde la distancia y se murmuraban entre ellos, haciéndome sentir incomodidad, otros tantos solo movían su cabeza o su mano como señal de saludo y seguían en lo suyo, sin prestar demasiada atención a nuestra presencia.Para la mayoría de las mujeres, sin importar su estado civil, era demasiado evidente que mi presencia les desagradaba. Se comían con la vista a Julen y me daban miradas despectivas en cuanto podían. Muy pocas me daban alguna sonrisa sincera, me daban el saludo e intercambiaban un par de palabras conmigo.Poco me importaba si les había caído mal mi presencia, puesto que no estaba para complacer a nadie. Es más, deseaba con todas las fuerzas de mi corazón largarme de ese lugar y muy lejos de Julen, pero solo era una rehén p