Althea caminaba por las calles de la ciudad, con la luz de la luna iluminando su camino. Las sombras se alargaban a su alrededor, creando figuras extrañas y misteriosas. A pesar de la calma aparente, sentía una inquietud en el aire, como si algo la estuviera observando desde las sombras.
Las palabras del libro que había leído en la tienda antigua resonaban en su mente. Historias de ángeles y demonios, de batallas entre el bien y el mal, y de seres sobrenaturales que vagaban por la tierra. Aunque parecían fantasías, algo en su interior le decía que había más verdad en esas páginas de lo que estaba dispuesta a admitir.
Perdida en sus pensamientos, Althea no se dio cuenta de que había llegado a un claro en el bosque, un lugar apartado y tranquilo, donde la ciudad parecía un recuerdo lejano. Se detuvo y miró a su alrededor, disfrutando del silencio y la serenidad del lugar. De repente, un crujido la sacó de su ensueño.
"¿Quién anda ahí?" preguntó, tratando de mantener la calma. La respuesta fue el susurro del viento entre los árboles.
Justo cuando pensaba que había sido su imaginación, una figura emergió de las sombras. Un joven alto, con cabello oscuro y ojos penetrantes, la observaba desde la distancia. Althea dio un paso atrás, pero algo en él la mantenía en su lugar, como si una fuerza invisible la atrajera hacia él.
"No tengas miedo," dijo el joven con una voz suave pero firme. "No te haré daño."
Althea lo miró con cautela. "¿Quién eres?"
"Mi nombre es Lucian," respondió, dando un paso hacia adelante. "He estado esperando conocerte."
La mente de Althea se llenó de preguntas. ¿Por qué alguien la estaba esperando en este lugar? ¿Cómo sabía quién era ella? Pero antes de que pudiera formular otra pregunta, otra figura apareció en el borde del claro. Esta vez, era un joven de apariencia serena, con cabello rubio y ojos claros que irradiaban una calma sobrenatural.
"Althea, por favor, no escuches a Lucian," dijo el recién llegado. "Él no es lo que parece. Mi nombre es Gabriel, y estoy aquí para protegerte."
Althea los miró, desconcertada. Dos desconocidos que afirmaban conocerla, uno prometiendo protección y el otro algo aún más enigmático. La situación era surrealista, como si hubiera sido arrastrada a una de las historias del libro que había leído.
"¿Qué está pasando aquí?" exigió Althea, dando un paso hacia atrás. "¿Quiénes son ustedes realmente?"
Lucian y Gabriel se miraron, como si compartieran un entendimiento tácito. Fue Gabriel quien habló primero.
"Althea, hay cosas en este mundo que la mayoría de la gente no puede ver o entender," explicó con suavidad. "Lucian y yo somos dos de esos seres. Él es un demonio, y yo soy un ángel."
Althea abrió la boca para protestar, para decir que todo esto era una locura, pero las palabras se le quedaron atascadas en la garganta. Había algo en la sinceridad de sus voces, en la intensidad de sus miradas, que hacía imposible no creerles.
"Esto es ridículo," murmuró finalmente, sacudiendo la cabeza. "Demonios y ángeles no existen."
"Existen, y hemos estado entre los humanos desde el principio de los tiempos," dijo Lucian, su voz un susurro cargado de secretos oscuros. "Y tú, Althea, eres especial. Eres el punto de equilibrio en nuestra eterna batalla."
"¿Equilibrio?" preguntó Althea, confundida.
"Sí," respondió Gabriel, dando un paso hacia ella. "Tu presencia tiene el poder de inclinar la balanza entre el bien y el mal. Por eso es crucial que estés protegida."
Althea se sentó en un tronco cercano, tratando de procesar toda la información. Era demasiado para asimilar en una sola noche. Dos seres sobrenaturales, ambos afirmando que su destino estaba intrínsecamente ligado a una batalla épica.
"¿Por qué yo?" preguntó en voz baja. "¿Qué tengo yo que ver con todo esto?"
"Porque en tu linaje hay un poder antiguo," dijo Lucian, acercándose lentamente. "Uno que puede cambiar el curso de nuestra guerra. Y es un poder que tanto los ángeles como los demonios desean controlar."
El silencio se cernió sobre el claro mientras Althea reflexionaba sobre sus palabras. Era una revelación impactante, que cambiaba su comprensión de la realidad. Pero, al mismo tiempo, había algo en su interior que resonaba con esa verdad, una sensación de destino que no podía ignorar.
"Entonces, ¿qué debo hacer?" preguntó finalmente, mirando a ambos jóvenes.
"Debes decidir en quién confiar," respondió Gabriel, su voz suave pero urgente. "Pero recuerda, Althea, que las decisiones que tomes tendrán repercusiones más allá de lo que puedas imaginar."
Lucian asintió, sus ojos oscuros brillando con intensidad. "Y debes ser consciente de que ambos haremos lo que sea necesario para protegerte y guiarte. Pero solo tú puedes elegir el camino a seguir."
Althea los miró a ambos, sintiendo el peso de su elección. Era una decisión que afectaría no solo su vida, sino también el equilibrio del mundo que conocía. Se levantó, tomando una respiración profunda.
"Necesito tiempo para pensar," dijo finalmente. "Esto es demasiado para asimilar en una sola noche."
Gabriel asintió, entendiendo. "Tómate el tiempo que necesites, Althea. Estaremos cerca si nos necesitas."
Lucian también asintió, pero había una sombra de preocupación en sus ojos. "Recuerda, el tiempo no siempre está de nuestro lado."
Con esas palabras, los dos jóvenes se desvanecieron en la oscuridad, dejándola sola en el claro. Althea permaneció allí durante un largo tiempo, mirando la luna y las estrellas, tratando de encontrar claridad en el caos de sus pensamientos.
Finalmente, decidió regresar a casa. Caminó de regreso por las calles desiertas, su mente todavía girando con las revelaciones de la noche. Cuando llegó a su puerta, miró hacia atrás una última vez, medio esperando ver a Gabriel o Lucian observándola desde las sombras. Pero no había nadie.
Subió a su habitación y se tumbó en la cama, mirando el techo. Su vida había cambiado irrevocablemente en una sola noche, y las decisiones que tomaría a partir de ahora definirían no solo su destino, sino también el destino de todos los que la rodeaban.
Mientras se dejaba llevar por el sueño, un pensamiento persistente se apoderó de su mente: ¿Quiénes eran realmente Gabriel y Lucian? ¿Y cómo podría estar segura de en quién confiar?
Los días siguientes transcurrieron en una extraña calma. Althea intentó llevar una vida normal, pero su mente volvía constantemente a la noche en el claro y a las revelaciones de Gabriel y Lucian. Cada vez que se encontraba sola, sus pensamientos la llevaban de regreso a esos momentos, y la sensación de que algo importante estaba a punto de suceder nunca la abandonaba.En la escuela, Althea intentaba concentrarse en sus clases, pero sus pensamientos siempre divagaban. Se preguntaba si alguno de sus compañeros de clase tenía alguna idea de lo que realmente sucedía en la ciudad, si alguna vez habían notado algo extraño. Pero no se atrevía a preguntar. Temía que la tomaran por loca.Un día, mientras caminaba por el pasillo entre clases, se encontró con una chica de su edad que parecía diferente a los demás. Tenía el cabello oscuro y los ojos penetrantes, y había algo en su aura que captó la atención de Althea. Decidió hablar con ella."Hola, soy Althea," dijo, sonriendo.La chica la miró
Los días siguientes, Althea y Lina se dedicaron a explorar la ciudad, buscando pistas sobre la historia sobrenatural del lugar. Visitaban bibliotecas antiguas, hablaban con ancianos que parecían saber más de lo que decían y exploraban lugares que eran mencionados en los viejos libros y pergaminos.Una tarde, mientras caminaban por un sendero poco transitado en el bosque, Lina se detuvo de repente. "Aquí," dijo, señalando un claro oculto por la densa vegetación. "Este lugar solía ser un sitio sagrado, según los registros antiguos. Los lugareños lo llamaban 'El Círculo de los Eternos'."Althea miró a su alrededor, sintiendo una extraña energía en el aire. "¿Qué ocurrió aquí?"Lina se agachó y apartó algunas hojas del suelo, revelando un círculo de piedras talladas con símbolos antiguos. "Se dice que este lugar fue testigo de encuentros entre fuerzas celestiales y oscuras. Las historias hablan de pactos y batallas, de alianzas y traiciones."Althea se arrodilló junto a Lina, examinando l
Esa noche, Althea y Lina se dirigieron de nuevo al claro en el bosque, llevando consigo una copia de las instrucciones del ritual y los materiales necesarios. La luna llena iluminaba el lugar, dándole un aire místico y sobrenatural."Lina, ¿estás segura de que esto funcionará?" preguntó Althea mientras colocaban las piedras en el suelo siguiendo las instrucciones del grimorio."No puedo asegurarlo, pero es nuestra mejor opción," respondió Lina con firmeza. "Solo necesitamos creer en el poder del ritual y en nuestra capacidad para llevarlo a cabo."Con las piedras en su lugar, Althea se paró en el centro del círculo mientras Lina comenzaba a recitar las palabras del antiguo ritual. El aire alrededor de ellas comenzó a vibrar, y una luz suave emergió de las piedras, envolviendo a Althea en un resplandor cálido y protector.De repente, una ráfaga de viento frío sopló a través del claro, apagando la luz momentáneamente. Althea miró a su alrededor con el corazón latiendo rápidamente, y ent
Con la luz del amanecer filtrándose a través de los árboles, Althea sintió una mezcla de anticipación y determinación. Mientras caminaban de regreso a la ciudad, la atmósfera era más tranquila, aunque todos sabían que la paz sería temporal. Lina caminaba al lado de Althea, ofreciéndole un apoyo silencioso, mientras Gabriel y Lucian permanecían cerca, vigilantes.De vuelta en la casa de Althea, se despidieron en la puerta, prometiendo reunirse más tarde para planificar sus próximos pasos. Althea entró silenciosamente, tratando de no despertar a su madre. Subió a su habitación y se dejó caer en la cama, agotada pero llena de una nueva sensación de propósito.Los días siguientes estuvieron llenos de investigación y preparación. Lina y Althea pasaban horas en la biblioteca, descifrando los antiguos textos y símbolos, mientras Gabriel y Lucian patrullaban la ciudad, asegurándose de que ninguna fuerza oscura se acercara demasiado.Una tarde, mientras Althea estaba sola en la biblioteca, Gab
Con el amuleto en sus manos y la promesa de sus amigos, Althea se sintió más segura. Sabía que el viaje sería difícil, pero estaba decidida a enfrentarlo. Los días siguientes fueron una mezcla de entrenamiento intensivo, investigación y preparación para la batalla que se avecinaba.Una mañana, mientras entrenaban en un claro alejado de la ciudad, Gabriel se acercó a Althea con una expresión de preocupación. "Tenemos que hablar," dijo, guiándola a un lugar apartado."¿Qué sucede?" preguntó Althea, sintiendo un nudo en el estómago."He estado investigando más sobre el amuleto y sus poderes," comenzó Gabriel. "Y he descubierto algo inquietante. El amuleto no solo amplifica tus poderes, también tiene la capacidad de atraer a seres poderosos, tanto del cielo como del infierno.""¿Qué significa eso?" Althea sintió un escalofrío recorrer su espalda."Significa que al usarlo, podríamos estar llamando la atención de fuerzas mucho más grandes y peligrosas de lo que imaginamos," explicó Gabriel.
Pasaron varios días desde la batalla en el claro, y aunque todos estaban aliviados por la victoria, había una tensión palpable entre ellos. Sabian que algo mas se avecinaba. Lucian se recuperaba lentamente de sus heridas, pero Althea no podía quitarse de la mente la imagen de él sacrificándose por ella. Se sentía abrumada por la culpa y la preocupación.Una noche, mientras se dirigía a la casa de Lina para una reunión, Althea encontró a Gabriel esperando en su puerta. "Necesitamos hablar," dijo con seriedad."Claro, Gabriel. ¿Qué pasa?" respondió Althea, sintiendo una inquietud creciente."Desde la batalla, he estado sintiendo algo extraño," comenzó Gabriel, sus ojos reflejando una mezcla de preocupación y algo más que Althea no pudo identificar. "El amuleto. Cada vez que lo usas, se siente como si estuviera drenando algo de ti."Althea frunció el ceño. "¿Drenándome? ¿A qué te refieres?""No estoy seguro, pero tengo la sensación de que hay un costo por usar su poder," explicó Gabriel.
Pasaron varias semanas desde el ritual, y Althea, Gabriel y Lucian comenzaron a notar los efectos del vínculo que habían compartido. Había una nueva sensación de entendimiento mutuo y una conexión más profunda que les permitió trabajar juntos con mayor armonía. Lina también jugaba un papel crucial, asegurándose de que el grupo se mantuviera enfocado y unido.Una tarde, mientras entrenaban en el claro, Althea notó que Gabriel y Lucian parecían más cercanos a ella, más protectores. Había momentos en los que Gabriel le lanzaba miradas que duraban un poco más de lo habitual, y Lucian, aunque seguía siendo el mismo chico duro y sarcástico, mostraba una suavidad en sus acciones cuando se trataba de ella.Durante un descanso, Gabriel se acercó a Althea con una sonrisa cálida. "Te ves más fuerte cada día," comentó, entregándole una botella de agua.Althea sonrió de vuelta, sintiendo su corazón latir un poco más rápido. "Gracias, Gabriel. Me siento más fuerte. Creo que el ritual realmente nos h
Mientras se preparaban para la confrontación , Althea sentía una mezcla de miedo y esperanza. Sabía que el camino sería difícil, pero con Gabriel y Lucian a su lado, y la fuerza de su vínculo, creía que podían superar cualquier obstáculo. La batalla que se avecinaba no solo decidiría el destino del mundo, sino también el destino de sus corazones entrelazados.El día de la confrontación llegó con un amanecer sombrío, el cielo cubierto de nubes oscuras. El grupo se reunió en el claro, listos para enfrentar al ser oscuro. Althea sentía el peso del amuleto en su cuello y la carga de la responsabilidad en sus hombros. Gabriel y Lucian estaban a su lado, sus rostros reflejando la misma determinación."Esto es todo," dijo Gabriel, su voz firme. "Debemos estar listos para cualquier cosa.""Lo estamos," afirmó Lucian, mirando a Althea. "Juntos."Comenzaron a avanzar hacia el lugar donde Seraphin había predicho que el ser oscuro aparecería. El bosque estaba inquietantemente silencioso, como si i